Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 22 de noviembre de 2016

TABLET EN EL AULA ¿APORTE PEDAGÓGICO?



-       Los avances tecnológicos suponen una oportunidad de renovación y actualización interesante. Diversos países han implementado políticas destinadas a introducir la tecnología en el aula. El resultado en los estudiantes deja más dudas que beneficios.


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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 

Los niños son auténticos expertos en el manejo de tablets y teléfonos móviles. De una forma intuitiva, aprenden a navegar, activar y utilizar aplicaciones de todo tipo. Como padres, nos sorprende la facilidad en el manejo de los equipos, sobre todo por las dificultades que, aún, tenemos para dominarlos.

La sociedad se digitaliza rápidamente. El acceso al mercado laboral reclama ya competencias digitales como requisito para el crecimiento profesional. Casi cualquier trabajo exige el dominio de la computadora y unas nociones, al menos básicas, de programación y manejo de programas informáticos o aplicaciones.
Las computadoras, tablets y otros dispositivos digitales que llegan a las aulas suponen un gran reto para los centros educativos y para los maestros. Se argumenta que la capacidad de almacenamiento de los equipos digitales sustituye los abundantes, y pesados, libros de texto de los estudiantes. Además, hace más agradable el contenido de los textos de estudio.

Diversos colegios se han esforzado por incluir, o exigir, las tablets a sus estudiantes. En España, México, Brasil o Chile se ha identificado esta práctica cuyo objetivo es fortalecer el estatus del colegio (normalmente particulares). Se priorizó el criterio de exclusividad en la educación antes que la lógica de uso pedagógico adecuado que responda a un proyecto educativo novedoso.




La ausencia de un parámetro didáctico para introducir las tablets en el aula supone un riesgo educativo. Las tabletas se implantaron en distintos países del norte de Europa hace más de diez años y ahora se presentan los primeros análisis sobre el rendimiento y beneficios de su uso en el aula.

Desde hace un par de años, Andreas Schleicher, director de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reclama en todos los foros en los que participa que “la experiencia del uso de las tabletas en las aulas ha sido muy negativa: los alumnos se distraen, supone pérdidas de tiempo innecesarias y no aporta motivación a largo plazo”.

Corea del Sur presenta también datos significativos. Dentro de sus políticas educativas permitía a los colegios elegir entre introducir o no elementos digitales en su metodología docente. Los resultados han sido demoledores. Los estudiantes que no cuentan con dispositivos digitales en el aula obtienen mejores resultados que aquellos quienes utilizan habitualmente las tablets como recurso escolar.
En el contexto latinoamericano se puede evidenciar el caso colombiano. Las autoridades educativas impulsaron el programa “Computadoras para Educar” como una estrategia de fortalecimiento de la calidad educativa. Al concluir la etapa de promoción política del plan, surgieron diversos problemas de logística que pusieron en jaque el programa. 

NO TODO RELUCE CON EL WIFI




La experiencia de Colombia reveló las deficiencias en la infraestructura
 de los colegios. La gran mayoría han sido construidos para trabajar 
bajo un modelo educativo tradicional. El diseño de los centros no es 
amigable para el entorno digital. 

La implementación de redes y conexiones de conectividad requieren un presupuesto a parte, costo que no había sido contemplado en el programa. Estas debilidades se replican en la mayoría de los colegios que deciden dar el salto digital.

Más allá de contar con una señal de wifi potente y un internet estable, el siguiente dilema requiere un plan de resolución más complejo. ¿Están los docentes capacitados para adaptar el método de la clase, el ritmo de enseñanza a la nueva realidad?

Internet facilita el acceso a todo tipo de información. El gran reto educativo no se basa en acceder a la información. Tal y como pregonaban los filósofos de la antigua Grecia, el aprendizaje requiere un proceso de interiorización de la información para acumularla y comprenderla. Luego, transformar ese conocimiento en competencias, a través de la interpretación y la lectura del entorno real. La posibilidad de contar con una información más rápida y diversa no es, en sí misma, una ventaja educativa.



Por este motivo hay que recalcar que los instrumentos tecnológicos no pueden ser un fin en sí mismos. Si no se utilizan en el aula con criterio y objetivos claros y definidos solo alimentarán un cúmulo de perjuicios innecesarios.

El acceso a computadoras y dispositivos móviles en el aula debe direccionarse hacia la adquisición de nuevos conocimientos que se producen en la cultura digital que se desarrolla. Los programas académicos deberán asimilar un aprendizaje en programación, robótica, entornos web, diseño de aplicaciones informáticas, presentaciones eficaces, hojas de cálculo, etc. En definitiva, capacitar al estudiante para ser parte competente en un mundo laboralmente digital.

Desde la experiencia rescatada, y con respaldo en las investigaciones realizadas, la incursión de las tablets en el aula debe atender la generación de un contenido propio. Disponer aulas digitales como forma de acceder de manera diferente a un contenido tradicional solo ha mostrado efectos contraproducentes.
Se trata de un esfuerzo que no debería abordarse sin reflexionar previamente sobre las ventajas, inconvenientes y consecuencias de esta novedad y sin entender cómo aprovechar estos instrumentos y qué perjuicios puede ocasionar su mal uso.


LA ESCRITURA Y LA VIEJA ESCUELA


Los cambios educativos provocan situaciones traumáticas. La innovación en el marco educativo siempre ha removido la esencia misma de la enseñanza.

La incursión de la escritura en los procesos de enseñanza orales supuso la primera revolución educativa, y quizá la más importante, de la historia. La tradicional escuela griega, aquella ágora repleta de barbones filósofos, se sustentaba en un sistema de enseñanza oral. El aprendizaje se basaba en la memoria, la capacidad de recordar las lecciones del maestro. 

La relación entre profesor y aprendiz era estrecha. Un pequeño círculo de seguidores generaba la comunidad educativa. Los diálogos, las exposiciones y los discursos se constituían en el “material de aula”. La rapidez intelectual del estudiante permitía captar las enseñanzas.

La escritura facilitó el aprendizaje. El texto escrito permitía acercarse al conocimiento en otro momento. El saber quedaba registrado y al alcance de los nuevos aprendices. Más allá del texto escrito, el énfasis de los filósofos radicaba en la capacidad de comprender los textos.

Platón, el gran filósofo ateniense, vivió ese momento histórico en primera persona y tuvo que tomar una postura al respecto. No rechazó terminantemente la escritura (de hecho él escribió sus diálogos mientras que Sócrates, su maestro, que todavía pertenecía a una cultura oral, no lo hizo), pero quiso advertir a sus seguidores que el texto escrito permitiría la consulta en cualquier momento, pero no suponía precisamente “saber”.
Para “saber”, el conocimiento tiene que penetrar en el alma del sujeto y fecundarla, produciendo un cambio interior que se denomina crecimiento y maduración, reclamaban los sabios griegos.


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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 



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