Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 29 de noviembre de 2016

Bases y métodos para educar el talento artístico



Queremos que nuestros hijos se conviertan en personas con un talento artístico especial. Desde pequeños, los inscribimos en cursos y talleres de capacitación. Una de los métodos más exitosos en el desarrollo de talentos es el método Suzuki.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 


El debate sobre si el talento nace o se hace ha dado mucho qué hablar. A mediados del siglo XX, el maestro de violín Shinichi Suzuki propuso un método de enseñanza para alentar el aprendizaje temprano. Casi 70 años más tarde, muchas de sus experiencias han sido aplicadas en otros escenarios de educación más allá de la música.

Shinichi Suzuki (Nagoya,1898-Matsumoto,1998) fue un violinista, pedagogo, filósofo y humanitario japonés que revolucionó el mundo pedagógico con su método de enseñanza. La base que sustenta su sistema de enseñanza considera que la habilidad no es algo innato y que, por tanto, el talento puede ser fabricado. 

Cualquier niño es capaz de desarrollar habilidades superiores si se utilizan los métodos correctos en su entrenamiento, “de hecho, todos los niños del mundo crecen con un método educativo perfecto: su lengua materna. ¿Por qué no aplicar este método para enseñar otras facultades?”. Desde esta forma de ver las cosas, Suzuki analiza las dinámicas de aprendizaje que permite a los niños hablar una lengua a temprana edad. Si se logra aplicar las mismas técnicas a la enseñanza de un instrumento musical, el resultado ¡podría ser similar!
  

La base pedagogía del método Suzuki explora la capacidad cognitiva de 
los niños. Al igual que el aprendizaje de una lengua materna, pueden 
desarrollar las bases de un talento musical (y artístico) a tempranas edades.

La dedicación continua y sistemática sostienen los pilares del método.
La naturalidad con la cual los niños aprenden un idioma se traslada a la enseñanza de los lenguajes artísticos. La escucha, la imitación y la repetición son los ejercicios que permite adquirir el talento de manera natural.

La psicóloga Anna Garí Campos destaca los ritmos de aprendizaje que el método Suzuki dispone. El sistema diseñado por el maestro Shinichi Suzuki propone dos tipos de lecciones: las individuales y las grupales. En la lección individual se trabajan elementos específicos para hacerlos lo más fáciles posible. Por ejemplo, se trabaja la postura del cuerpo, el movimiento del arco (en los instrumentos de cuerda, como el violín o el violonchelo), la colocación de las manos (sobre el piano, sobre el violín), el trazo en las artes plásticas.

El complemente al trabajo individual se logra a partir de las clases de grupo. En estas sesiones el niño puede compartir la música con los otros niños, reforzando todo aquello que ha aprendido en la clase individual. Aprende a tocar junto con otras personas, actividad que le obliga a desarrollar estrategias diferentes a las utilizadas en la clase individual, por ejemplo, escuchar qué hacen los otros, seguir el ritmo de los demás, tocar más fuerte o más flojo según lo hace el grupo, etc..
A parte de esto, los beneficios sociales de las clases en grupo (pasárselo bien con sus compañeros, recibir la valoración de los otros) son un gran estímulo para practicar más en casa. La participación de la familia respalda el trabajo realizado y motiva al estudiante a superarse cada día más.




El método Suzuki concede una gran importancia al papel de los padres 
en el aprendizaje de su hijo. De hecho, se pide que cuando el niño 
es muy pequeño, uno de los padres acompañe en clase a su hijo y el 
profesor, formando de esta manera el llamado “Triángulo Suzuki“. 

En esta triple interacción se generan las condiciones adecuadas para formar el talento. En el manual pedagógico elaborado por la Federación del Método Suzuki se resalta que “el destino de los niños yace en manos de sus padres”. Y hace un llamado explícito: “Padres, debemos motivar constantemente a nuestros hijos”.

La mayor influencia que un niño puede tener proviene del entorno de los padres cuya responsabilidad mayor en la consecución de cualquier objetivo es la de infundir seguridad a sus hijos. Esta seguridad se traduce en alimento, abrigo, educación y en una inmensa ternura. En la familia, el padre o la madre y el niño ya tienen una relación establecida y desde antes de empezar a tener clases formales, le dan la entrada en su relación al profesor formando un equipo para que les guíe con el aprendizaje del instrumento y les ayude a crecer a muchos niveles”. (Formación de Profesores método Suzuki)

Shinichi Suzuki era hijo de un fabricante japonés de instrumentos musicales. A pesar del interés de su padre para que aprendiera a fabricar violines y continuar con el emprendimiento familiar, el joven Shinichi experimentó la magia del violín. Todo apunta a una pieza musical como la clave de la inspiración. El “Ave María” compuesto por Frans Schubert e interpretado por Mischa Elman despertó el impulso musical del maestro Suzuki.


Su formación musical se inició en el conservatorio de música de Tokio para completarse en Berlin. Tras su retorno a Japón inauguró un instituto de enseñanza musical que pronto se convertiría en el Centro de Investigación de la Educación del Talento, centro que en apenas 10 años logró en reconocimiento internacional.
Su impulso por dotar de oportunidades a los niños le permitió aliarse con la actriz Liza Minnelli y el premio Nobel de la Paz, Linus Pailing, para promover el Instituto para el Logro del Potencial Humano una organización sin ánimo de lucro que pretende mejorar el desarrollo neurológico de niños que han sufrido una lesión cerebral.

El método Suzuki desarrolla un plan de trabajo metódico. Primero se escucha la pieza que se debe interpretar. De esta manera el estudiante ya tiene una idea previa de cómo tiene que sonar la pieza antes de tocarla. Escuchar la pieza de manera reiterada, mientras sus padres le llevan en coche o cantando por la casa la canción que él está estudiando en aquel momento. El siguiente paso consiste en repetir e imitar la interpretación para adquirir los diversos matices que cada obra propone.

Las canciones y obras que los niños aprenden con el método Suzuki son muy atractivas, de forma que motivan al niño a aprender otras nuevas y así avanzar hacia obras más difíciles.


UN DECÁLOGO DE TALENTO


La Educación de Talentos, sintetiza la psicóloga Anna Garí Campos, prepara las condiciones necesarias para el desarrollo pedagógico:

·             El ser humano es un producto de su medio ambiente.

·             Cuanto más temprano, mejor. No sólo en la música, sino en todas las ramas del aprendizaje.

·             La repetición de las experiencias es importante para el aprendizaje.
·             Los maestros y padres (el ambiente adulto humano) debe estar al nivel más alto y continuar su crecimiento para proveer una mejor enseñanza para el niño.

·             El sistema o método debe incluir ilustraciones para el niño, basadas en el entendimiento del maestro del cuándo, qué y cómo. 

El decálogo del método Suzuki requiere un trabajo de confianza, entusiasmo, amor y respeto para lograr un aprendizaje exitoso: 

1. Todos los niños tienen talento.
2. Paciencia, cariño y aliento
3. Comienzo temprano (3-4 años)
4. El corazón del método es la familia
5. Nunca obligar, siempre disfrutar
6. Poco a poco y sin prisa
7. Escuchar
8. Repetir
9. Practicar y escuchar todos los días
10. Educación global


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 



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