Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 22 de septiembre de 2016

La escuela debe producir emprendedores desde la primaria



Decía Oscar Wilde que la sociedad perdona a veces a un criminal pero nunca perdona a un soñador. Las mismas capacidades y destrezas que son necesarias a la hora de emprender un negocio serán de mucha utilidad a lo largo de la vida


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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas

Según Hayek, no podemos censurar a nuestros jóvenes porque prefieran una posición asalariada segura frente al riesgo de la empresa, cuando desde su primera juventud han visto la primera como una ocupación superior que dota de estabilidad y proyección social. La generación más joven de hoy ha crecido en un mundo, donde en la escuela, se ha representado el espíritu de la empresa comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene por honorable el mandar a otras tantas.

Las mismas capacidades y destrezas que son necesarias a la hora de emprender un negocio serán de mucha utilidad a lo largo de la vida
Juan Esteban Rodríguez opina que hay pocas personas conscientes de la importancia de educar a los niños para que sean emprendedores, mientras los colegios se enfocan en enseñarles a buscar un empleo, a volverse abogados o economistas. Se están pasando por alto todas las habilidades relacionadas con los negocios que también les pueden llevar a ser personas exitosas para un mejor futuro.



Emprender “no se trata de que los niños jueguen con el dinero, sino de fomentar en ellos la proactividad con proyectos que busquen cambiar su entorno” defiende Carmen Pellicer, directora de la Fundación Trilema y responsable pedagógica del programa “Aprender a emprender”.

Cameron Herold cuenta cómo su padre detectó rápidamente que la escuela no era para él y empezó a educarle para ser un emprendedor. En su niñez aprendió conceptos como: comprar al por mayor y vender a mejor precio, tener empleados e incentivarlos, encontrar oportunidades, diferenciar un buen servicio de uno malo, etc.

Resalta que en los estudiantes se pueden destacar habilidades que reflejan si tienen madera de emprendedores. Así como un niño tiene habilidades para las matemáticas y se puede preparar desde el colegio para ser físico; también un niño con habilidad para negociar puede ser preparado para ser emprendedor.
Cameron también es enfático en que las instituciones educativas deben reforzar e incentivar a los más jóvenes para aprender otras cosas, sin querer decir que está mal que les enseñen a ser arquitectos o ingenieros, pero sí manifestando su deseo de darle al emprendimiento la importancia y el lugar que se merece. Así que menciona las siguientes habilidades como áreas importantes en la educación para que los estudiantes se preparen para un futuro laboral múltiple.



Carmen Pellicer reflexiona sobre la importancia de la enseñanza de este talento dentro del sistema educativo. En poco tiempo, añade,  las escuelas serán centros de emprendimiento y prepararán a los estudiantes para los nuevos desafíos laborales. El desafío, rescata la experta, consiste en “cómo los maestros que no somos emprendedores vamos a educar al emprendedor”. 

La capacidad de emprender, considerada como competencia, puede ejercitarse en el aula. Por la trascendencia social y profesional que proyecta la competencia del emprendimiento, Cameron Herold sugiere trabajarla como una trasversal a través de la enseñanza de ciertas cualidades clave:

·             Creatividad: Es de gran importancia crear un espacio en el que se potencie el crecimiento y desarrollo de la creatividad, y en el que se valoren las ideas del estudiante, apoyándole y motivándole en cada momento.

·             Iniciativa: Otro de los pilares básicos de la competencia emprendedora, la capacidad de iniciativa es vital para que los más pequeños se atrevan a creer en sus proyectos y sacarlos adelante. Para ello, es muy importante realizar siempre críticas constructivas, que no les hagan sentirse inseguros y pierdan la confianza en sus ideas.

·             Responsabilidad: Se trata de un valor imprescindible para el desarrollo de una madurez plena en la edad adulta. Ya desde pequeños, es importante enseñarles que sus acciones tienen consecuencias, y que deben responsabilizarse de ellas. Además, concienciarles de que deben cumplir aquello a lo que se comprometan, o de su responsabilidad social con respecto al mundo que les rodea, serán puntos también a tener en cuenta.

·             Organización: Enseñar a pensar, planificar y materializar diferentes proyectos en las aulas es básico para que más adelante aprendan a estructurar y aprovechar su tiempo, a la vez que optimizan sus recursos.

      
     Cooperación: Es una realidad que, a lo largo de nuestra vida, pocos proyectos podremos sacarlos adelante en solitario. Es básico, además de aportar múltiples ventajas, enseñar a nuestros estudiantes a trabajar en equipo y aprender a tolerar la opinión de los demás.

·             Confianza: La hemos dejado para el final, pero por tratarse de la más importante. Afianzar la autoestima y la confianza en sí mismos es básico para ser capaces de enfrentarse a multitud de situaciones diarias, y a grandes retos. Es importante que los más pequeños pierdan el miedo a enfrentarse a lo desconocido y a los nuevos desafíos, para lo que cual deben saber gestionar la frustración que les puedan producir las derrotas vividas.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas