Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

lunes, 21 de marzo de 2016

La formulación de políticas de educación en un mundo complejo




El modelo educativo tradicional propiciaba una relación de continuidad entre la formación académica y el empleo. En los últimos años se ha profundizado la ruptura de esta relación, sobre todo a partir de la crisis de 2008. La intensificación de la globalización económica ha provocado un aumento del desempleo juvenil y una mayor precariedad del empleo formal.


La escasez creciente de empleos adecuados provoca un sentimiento de frustración en los jóvenes. La educación formal ha construido un ideario común de movilidad ascendente en la sociedad. Una mejor formación conllevaba un trabajo mejor remunerado y, en consecuencia, una mejor posición en la escala social. La crisis actual ha frenado el acceso a puestos laborales y conlleva, en esencia, un criterio de decepción ante el esfuerzo académico y económico.

La permanente innovación tecnológica dificulta la previsión de las nuevas profesiones. Las escuelas, y sobre todo las universidades, deben enfocar su formación en habilidades profesionales más diversificadas y flexibles. De esta manera permiten al estudiante adaptarse plenamente a un mercado laboral cambiante. Una formación que priorice “las competencias transferibles’, ‘competencias del siglo XXI’ y ‘competencias no cognoscitivas’, que son la comunicación, la alfabetización digital, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y el espíritu de empresa”.

¿Cómo reforzar el vínculo entre formación y empleo? Se pregunta el informe de la UNESCO Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial? La educación no puede resolver por sí sola el problema del empleo. “Es preciso reconsiderar el modelo actual de desarrollo y aprovechar para replantear el vínculo que une la educación y el mundo del trabajo”, sugiere el mencionado informe.



La movilidad de trabajadores y estudiantes resalta como un factor de análisis necesario. En los últimos años ha sido llamativo el flujo de migración de personas con formación académica en busca de espacios laborales en países externos. Los llamados países del sur son los principales receptores de esta movilidad. Paralelamente, también se detecta un incremento de estudiantes que viajan a otros países para complementar y perfeccionar su formación académica, siempre con vistas a conseguir una mejor retribución laboral.

Y ante este panorama, las políticas educativas de gran parte de los países se basan en mejorar los indicadores internacionales de calidad educativa, como el informe PISA. Unos indicadores que son ajenos a la realidad que se vive en los contextos formativos y laborales.


Urge el reconocimiento y la validación de los sistemas educativos abiertos y flexibles. Una educación capaz de enfrentar “los nuevos modelos de empleo y alcanzar los niveles y tipos de competencias que los individuos y las sociedades necesitan”.
La UNESCO ha hecho énfasis en la consolidación de políticas nacionales, regionales e internacionales que ayuden a reglamentar la movilidad estudiantil y la validez académica de los estudios superiores.

Las recomendaciones planteadas por el organismo internacional abogan por una educación que propicie las oportunidades para todos, sin diferencias por género o procedencia. Anima también para hacer un uso más efectivo de los escasos recursos que los diversos gobiernos destinan al área de la educación, así como alentar un sistema que atraiga capitales privados (normalmente procedentes de la ayuda internacional) para reforzar el presupuesto educativo.


La participación de sociedad civil en la creación de las políticas educativas es un logro social importante. Los actores políticos están llamados a abrir el debate a la sociedad y escuchar a profesores y padres de familia antes de disponer los lineamientos educativos.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas 


























¿LA EDUCACIÓN COMO BIEN COMÚN?
El nuevo contexto mundial y la consideración de la educación como bien público obligan a repensar la finalidad de la educación dentro de esta sociedad en transformación. El informe de la UNESCO Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial? esclarece el panorama.
El acceso al conocimiento y la consolidación de los procesos democráticos han permitido empoderar a la sociedad. Ahora prestan más atención a los procesos políticos y los asuntos sociales, son más activos. En materia educativa es frecuente encontrarse debates que involucren a los sectores públicos y privados en torno a una inclusión del conocimiento.
En las últimas décadas se ha incrementado la participación privada en la educación, sobre todo en los niveles primarios. “Si bien la participación del sector privado en la educación no es ninguna novedad, lo que tienen de nuevo estas manifestaciones es su escala, alcance y penetración en todos los aspectos de la educación”, señala I. MacPherson.
La privatización de la educación aporta un mayor número de oportunidades para la formación. A su vez, existe un riesgo ante la privatización descontrolada. Sin buenos mecanismos de fiscalización, es factible que la calidad educativa de estos colegios privados no sea la requerida. Además, y bajo su condición de privada, imponen un sistema de cobranza propio que perjudica directamente a las clases empodrecidas e impidiendo el acceso a una educación de calidad. Se produce un falso indicador de escolaridad. La escolaridad es un indicador de validez del derecho. Pero la educación de calidad reclama otros medidores necesarios.
El Estado es garante y administrador del derecho a la educación. Está llamado a proponer un marco de trabajo responsable tanto en la educación pública como privada, a fin de dotar a todos los estudiantes de una formación de calidad y al alcance de todos. La escolaridad obligatoria a nivel primario ha impulsado un crecimiento de la educación secundaria y universitaria. El Estado también debe atender estos procesos de formación que no son estrictamente considerados como educación obligatoria.
El fortalecimiento de la formación privada, con la introducción de capitales de ayuda, está produciendo una alteración de la esencia educativa. Cada vez más, la educación se está convirtiendo en un bien de consumo.
S. Deneulin considera “el bien común como constituido por bienes que los seres humanos comparten intrínsecamente en común y que se comunican entre sí, como los valores, las virtudes cívicas y el sentido de la justicia”. Es un concepto que sobrepasa el de bien público. La educación, defiende el informe de la UNESCO, debe estar en el plano de bien común, puesto que está orientada por los principios del tipo de sociedad que se anhela.
En defensa de la educación y el conocimiento como bien común es importante involucrar a la sociedad civil en el rol rector de la educación. La responsabilidad por velar una educación inclusiva y de calidad no sólo recae en el gobierno de turno, sino que es una obligación de la sociedad en su conjunto. Incluso es viable abrir la puerta a empresas privadas para que invierta en educación. Algunas experiencias en países como La India han resultado interesantes.
En este marco de integración colectiva, el Estado asume dos obligaciones prioritarias:
1.    “Reformar la educación pública y profesionalizarla, incluso luchando contra la corrupción en el sector, por medio de procedimientos claros, para que se rindan cuentas ante la sociedad en general.
2.    Supervisar y regular la participación del sector privado en la educación. La supervisión no debería ser en modo alguno administrativa y burocrática, ni tener carácter policial. Esa función supervisora del estado debería garantizar la aplicación de normas aprobadas por profesionales de la educación, tanto del sector público como del privado, así como de marcos normativos internacionales”.
El acceso a una educación de calidad es el gran objetivo que debe movilizar a todos los actores sociales. Una educación que priorice los valores de inclusión y equidad. Sólo con una verdadera educación se podrá combatir la pobreza que afecta a muchas familias.

viernes, 18 de marzo de 2016

La UNESCO rodobla su apuesta por la educación y le asigna otra tarea: ¿hacia un bien común mundial?


La UNESCO ha impulsado una ambiciosa reflexión sobre el futuro de la educación. Frente a un mundo cambiante, es necesario entender de otra manera la educación. Con anterioridad, la UNESCO ya ha propuesto dos revisiones mundiales que han generado tendencia educativa: Aprender a ser: la educación del futuro (Informe Faure, 1972) y La educación encierra un tesoro (Informe Delors, 1996).


Los procesos de cambio a nivel mundial han traído situaciones complejas y contradictorias. Ante este panorama, la educación este en tensión, debe adecuarse a las nuevas pautas de convivencia. El punto de partida que inspira esta reflexión parte de la visión global de la nueva realidad mundial. La concepción humanista que se impone en las políticas sociales también debe definir las acciones educativas. Esta visión humanista se refleja “en el respeto a la vida y a la dignidad humana, la igualdad de derechos, la justicia social, la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la responsabilidad compartida de un futuro sostenible” afirma el documento en su prólogo. Una completa declaración de intenciones que traza los ejes trasversales de la convivencia social y educativa.

Los anteriores documentos de reflexión sobre educación (informe Faure e informe Delors) pusieron el énfasis en la educación permanente “a lo largo de toda la vida”, una educación que prepara a la población ante los retos que se avecinaban.
En contexto mundial ha experimentado transformaciones profundas que nos introducen en una “nueva coyuntura histórica, con nuevas oportunidades de aprendizaje y desarrollo humano”. La sociedad actual se sustenta en relaciones de interconexión e interdependencia más firmes.

La intensificación de un mundo globalizado ha provocado una brecha en el acceso a las oportunidades: educación de calidad, derechos básicos, pobreza marginal, acceso a trabajos dignos y estables. Otros aspectos como el terrorismo, la intolerancia religiosa, la violencia vinculada a las drogas y el tráfico de personas han tejido peligrosas redes a nivel mundial, redes que superar ampliamente las políticas de defensa y seguridad que deben proteger a los ciudadanos.

Las tecnologías y el internet también han aportado notoriamente para profundizar la intervención de la población en asuntos de la gestión pública (tanto a nivel local como nacional). También se percibe una mayor movilidad humana dentro de márgenes de solidaridad y receptividad más abiertos.

La educación está llamada a adaptarse a este contexto social renovado. No sólo con la propuesta de nuevas prácticas educativas, sino con “nuevos puntos de vista que reconsideren la finalidad de la educación y la organización del aprendizaje”.

EL DESARROLLO SOSTENIBLE: UNA PREOCUPACIÓN ESENCIAL


¿Para qué sirve la educación? Nos hemos acostumbrado tanto a los procesos educativos regulares que hoy se sienten como parte de un proceso natural, una etapa del crecimiento humano. Es necesario recordar cuál es la función social de la educación.

“La finalidad de la educación está en relación con un desarrollo humano y social sostenible” afirma el trabajo de la UNESCO. Reclama una educación integrada con el cotidiano vivir de estudiantes y familias.

La permanente innovación tecnológica ha tejido un mundo interconectado e interdependiente. Paralelamente a esta conectividad mundial, se detectan diversas tensiones sociales que no acompañan este sentido globalizador. El contexto actual muestra una brecha abierta entre “lo mundial y lo local, lo universal y lo particular; la tradición y la modernidad; lo espiritual y lo material; las consideraciones a largo y a corto plazo; la necesidad de competir y el ideal de la igualdad de oportunidades; y la expansión del conocimiento y nuestra capacidad para asimilarlo”. Siete tensiones que nutren la dinámica de transformaciones sociales.

Desarrollo y crecimiento no son necesariamente sinónimos. Si bien la concepción más economicista trata de justificar el desarrollo a través de los indicadores de rentabilidad económicos, es importante resaltar el factor humano y social que envuelve el desarrollo sostenible. Las complejidades del mundo moderno reflejan cuatro ejes de tensión prioritarios: una desigualdad económica en aumento, un estrés ecológico, el incremento de la intolerancia y la violencia; y el estancamiento en materia de derechos humanos.


De manera alarmante, el informe Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial? considera que la “extensión de los estilos de vida y modelos de consumo y producción de la clase media, tienen un efecto negativo en el medio ambiente y en el cambio climático, y agravan el riesgo de catástrofes naturales en el mundo entero”.

Otros “males” se gestan en este mundo de la transformación. La población aumenta exponencialmente y requiere mayor cantidad de alimentos y recursos para mantener su nivel de vida; las áreas poblacionales urbanas pronto supondrán el 50% de la población mundial: y ésta será una población envejecida; la fragmentación social se establecerá en torno al trabajo asalariado y el trabajo precario sin garantías sociales. “Las desigualdades extremas son fuente de tensiones sociales y un catalizador potencial de la inestabilidad política y los conflictos violentos” vaticina el informe de la UNESCO.

En los últimos años, las políticas de integración mundial han puesto en énfasis en el acceso a la tecnología. La creciente interconexión que permiten las tecnologías se acompaña de un acceso a un mayor volumen de información y conocimiento. Se piensa, con bastante razón, que esta interdependencia permitirá un desarrollo más sostenible y solidario entre los pueblos. En paralelo, también es real el incremento de actitudes violentas y racistas que se manifiesta a través de estas redes.
Finalmente, se analiza el papel social de la mujer. Los riesgos que padecen las mujeres en los contextos actuales son numerosos. Todavía queda mucho por lograr para conseguir la ansiada equidad de género. En la actualidad, sólo el 20% de la representación política a nivel mundial está en manos de las mujeres. Este desequilibrio se extiende a otros campos como el sector laboral y educativo.

NUEVOS HORIZONTES DEL CONOCIMIENTO


“La conectividad digital puede aportar muchos beneficios en materia de salud, educación, comunicación, ocio y bienestar”. El acceso creciente a internet es notorio. Actualmente, más de un 40% de la población mantiene una conectividad digital permanente. Además, destaca el informe, el 70% de las conexiones telefónicas móviles a internet se registra en los países del sur. El acceso masivo permite una puerta abierta para fortalecer la participación en igualdad de condiciones, tanto en los procesos educativos como en aquellos de índole político-participativa.
Un dato relevante es expuesto por el secretario general para la juventud, Chernor Bah, para quien “los más de mil millones de jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años que hay hoy en el mundo son la generación más informada, activa, conectada y móvil que ha existido nunca”.

A raíz de esta incidencia de la juventud en el acceso al mundo digital, la UNESCO recomienda a los educadores que “en este nuevo mundo cibernético, están obligados a preparar mejor a las nuevas generaciones de ‘nativos digitales’40, para que puedan hacer frente las dimensiones éticas y sociales no sólo de las tecnologías digitales existentes, sino de las que están aún por inventar”.

Junto al fortalecimiento de una conectividad digital útil, también se propone el desarrollo de actitudes que alienten al diálogo respetuoso ante la diversidad cultural que nos rodea. “El futuro de la educación y el desarrollo en el mundo de hoy necesita que prospere el diálogo entre cosmovisiones distintas con el objetivo de integrar sistemas de conocimiento originados en realidades diferentes y crear nuestro patrimonio común”, afirma.

El propósito central de una educación enfocada en el desarrollo sostenible se enmarca en la educación inclusiva, que ayude a superar las desigualdades y limitar las tensiones sociales. En palabras de C. Power, “la educación se convierte en el motor del desarrollo sostenible y la clave de un mundo mejor”.

REAFIRMAR UNA VISIÓN HUMANISTA


Se ha escrito mucho sobre el paradigma humanista que debe alumbrar los procesos educativos. Tras superar el conductismo, el constructivismo se ha visto reformulado y mejorado con este paradigma nuevo. Ahora, hablamos de una formación más humana e integral. Al referirnos a este nuevo paradigma educativo planteamos “aumentar la dignidad, la capacidad y el bienestar de la persona humana en relación con los demás y la naturaleza”.

La visión humanista reafirma los principios éticos universales que sustentan la convivencia social y, por tanto, la organización educativa. Se habla de paradigma desde el momento en que involucra directamente procesos de aprendizaje. De este modo, se supera la función utilitaria de la escuela en favor de procesos que alienten la inclusión y el desarrollo sostenible para todos.

El informe de la UNESCO ”Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial? considera que “la educación no conlleva únicamente la adquisición de aptitudes, sino también la de los valores de respeto a la vida y a la dignidad humana necesarios para que reine la armonía social en un mundo caracterizado por la diversidad”.

La educación aliada a la formación de valores involucra la idea del aprendizaje a lo largo de la vida, un aprendizaje que integra las dimensiones sociales, culturales y económicas. Este planteamiento de educación humanista integral ya ha sido propuesto anteriormente por Martin Buber y Paulo Freire. Se reactiva en esta coyuntura ante la necesidad de recuperar los valores y principios humanos. La sociedad del consumo había fortificado un modelo individualista de desarrollo, un modelo que priorizaba los réditos económicos y dividía a la sociedad.

Es hora, reclama el informe de la UNESCO de recuperar los valores que construyen sociedad: “el respeto a la vida y a la dignidad humana, la igualdad de derechos y la justicia social, la diversidad cultural y social, y el sentido sentimiento de la solidaridad humana y la responsabilidad compartida de nuestro futuro común”. Concreta una educación transformadora orientada a consolidar un futuro sostenible para todos.

Con anterioridad, en el informe Delors (La educación encierra un tesoro, 1996) se mencionaban los 4 pilares de la educación humanista.

·            Aprender a conocer: un conocimiento general amplio con posibilidad de profundizar en un pequeño número de materias.

·            Aprender a hacer: no limitarse a la adquisición de aptitudes para el trabajo, sino también de la competencia necesaria para afrontar numerosas situaciones y trabajar en equipo.

·            Aprender a ser: desarrollar la propia personalidad y ser capaz de actuar cada vez con más autonomía, juicio y responsabilidad personal.

·            Aprender a vivir juntos: desarrollando la comprensión del otro y el aprecio de la interdependencia.

Estos pilares han servido de guía para las políticas educativas y planes de estudio elaborados en muchos países. No se descarta, plantea el informe de la UNESCO, una revisión propositiva de estos pilares desde una perspectiva centrada en la sostenibilidad.

El aprendizaje de estos pilares de sustenta en el dominio de las competencias. Frente al sistema tradicional que valida las aptitudes, el sistema educativo con visión humanista plantea la competencia como meta alcanzable.

Se entiende que una competencia permite utilizar el conocimiento y dota de empoderamiento a la persona. Adquiere la capacidad de adecuarse y resolver situaciones de la vida en diversos contextos y ante diferentes circunstancias. La competencia conlleva responsabilidad y creatividad “para encontrar soluciones y establecer nuevos vínculos con los demás”. Se trata de acceder a la información y procesarla de modo crítico.


NIVELES DE COMPETENCIAS

El Informe de seguimiento de la EPT en el mundo 2012 propone un enfoque útil de los distintos tipos de competencias en relación con el mundo del trabajo. Determina los tres tipos principales de capacidades que necesitan los jóvenes – fundamentales, transferibles, y técnicas y profesionales – y los contextos en los que se pueden adquirir:

·            Competencias fundamentales: En su nivel más elemental, son la alfabetización y los conocimientos numéricos básicos necesarios para conseguir un trabajo con un salario suficiente para atender las necesidades cotidianas. Estos fundamentos son también un requisito previo para proseguir la educación y la formación, y adquirir competencias transferibles y competencias técnicas y profesionales.

·            Competencias transferibles: Para encontrar y conservar un trabajo hacen falta diversas competencias que se puedan transferir y adaptar a distintas necesidades y entornos laborales. Las competencias transferibles comprenden analizar problemas y dar con las soluciones adecuadas, comunicar eficazmente ideas e información, ser creativo, mostrar dotes de mando y atención, y demostrar capacidad de emprender.

Hasta cierto punto, estas competencias se adquieren fuera del entorno escolar, pero la educación y la formación pueden contribuir a seguir desarrollándolas.

·            Competencias técnicas y profesionales: Muchos trabajos requieren conocimientos técnicos específicos, ya sea para cultivar hortalizas, utilizar una máquina de coser, poner ladrillos o vigas, o trabajar en un ordenador en una oficina. Estas competencias pueden adquirirse por medio de programas de colocación conectados con la enseñanza secundaria y la enseñanza técnica y profesional, o bien mediante la formación en el empleo, sin olvidar los tradicionales periodos de aprendizaje ni las cooperativas agrícolas.

Fuente: UNESCO. 2012. Juventud y habilidades: Poner la educación a trabajar. Informe de seguimiento de la EPT en el mundo 2012. París, UNESCO.


EDUCACIÓN INCLUSIVA

La ampliación del derecho a la educación básica se había establecido como uno de los objetivos del milenio. Desde el año 2000 en adelante, se han conseguido interesantes logros en este campo. Aun así, actualmente son “250 millones de niños no saben leer, escribir o contar como es debido”. El alcance de la educación sigue manifestando algunas desigualdades entre países y, dentro de cada país, entre el área rural y urbana.

Es notable el logro alcanzado en la inclusión educativa de las mujeres. En los niveles primarios, salvo algunas zonas de oriente medio y el áfrica subsahariana, el índice de inclusión es parejo. El acceso a la formación universitaria también se ha identificado como un logro de la inclusión educativa que muchos países han impulsado.

La transformación de la educación ha ido más allá de los indicadores de acceso. Se han profundizado los métodos, contenidos y espacios de aprendizaje.

El sistema educativo postindustrial se centró en la formación de recursos humanos capacitados de forma masificada, una capacitación pensada para atender las necesidades de producción. La incorporación de las tecnologías digitales y la posibilidad de acceder a diversas fuentes de conocimiento a través de los dispositivos móviles auspicia un panorama nuevo. La escuela se mantiene como el primer espacio de aprendizaje y socialización, fundamento de los pilares aprender a ser y aprender a vivir.

La expansión digital fomenta las redes de aprendizaje. La escuela se complementa con otros espacios de aprendizaje válidos para la educación formal, no formal e informal.

“Al establecer sinergias entre la educación formal y las instituciones de capacitación y otras experiencias al respecto, el contexto actual de transformación del panorama de la educación brinda la oportunidad de reconciliar todos los espacios de aprendizaje, así como también nuevas oportunidades de experimentación e innovación” recalca el informe de la UNESCO.

La aparición de estas tecnologías móviles ha alterado notoriamente la naturaleza de los procesos educativos. El aprendizaje es más personal, informal y ubicuo. Gracias a los esfuerzos por reducir los costos de los soportes móviles, resultan más accesibles estos dispositivos. “Son la clave para una educación equitativa y de calidad para todos” resalta el estudio. Ciertamente, una vez garantizado el acceso a los dispositivos móviles de aprendizaje se logra superar circunstancias endémicas que limitaban la educación para todos: se llega a áreas remotas con el mismo nivel de calidad que a los centros urbanos, facilita la alfabetización útil, no requiere inversiones económicas exageradas.

La extensión de este sistema de formación permanente ha integrado también la educación universitaria. A través de los Cursos En línea Masivos y Abiertos (MOOC por sus siglas en inglés) las universidades ofertan cursos variados al alcance de todos.
El docente se adecua a este panorama de oportunidades. Su papel fundamental consiste en guiar al estudiante por el laberinto del conocimiento, es un acompañante en el aprendizaje.

En referencia al trabajo de los docentes, el informe describe la compleja situación que los envuelve. La capacitación docente no siempre es equivalente a la responsabilidad que asumen, la remuneración que reciben dista mucho de ser digna y adolecen de una autonomía necesaria para su función.

El reto que se propone para los docentes parte de un trabajo inclusivo con la comunidad educativa (padres y estudiantes) y con el entorno social (tolerancia cultural y respeto al medioambiente). “La misión y la carrera de los profesores deben remodelarse y reconsiderarse continuamente a la luz de las nuevas exigencias y los nuevos desafíos de la educación en un mundo globalizado”.


EL EXPERIMENTO DEL ‘AGUJERO EN LA PARED’

El Dr. Sugata Mitra, Científico Jefe de la NIIT, es el inventor del experimento del ‘agujero en la pared’. Ya en 1982 planteaba la idea de un aprendizaje sin supervisión y con ordenadores. Finalmente, en 1999, el equipo del Dr. Mitra practicó un ‘agujero en la pared’ que separaba los locales de la NIIT de la barriada pobre de Kalkaji (Nueva Delhi). Por ese agujero se tenía acceso al uso gratuito de un ordenador.

El ordenador tuvo un éxito fulminante entre los moradores de la barriada, sobre todo los niños, que, sin tener la menor experiencia previa, aprendieron a utilizarlo solos. Surgió así esta hipótesis: cualquier grupo de niños puede adquirir habilidades informáticas básicas por medio del aprendizaje fortuito, siempre que tengan acceso a un servicio informático adecuado, con un contenido ameno y motivador, y alguna mínima orientación (humana).
Alentados por el éxito del experimento de Kalkaji, se instalaron ordenadores de acceso gratuito en Shivpuri (una ciudad de Madhya Pradesh) y Madantusi (un pueblo de Uttar Pradesh). Se dio a estos experimentos el nombre del ‘agujero en la pared’. Los resultados obtenidos en Shivpuri y Madantusi confirmaron los de los experimentos de Kalkaji. En ambos lugares se observó que los niños adquirían por sí solos habilidades informáticas. Esta nueva forma de aprendizaje se conoce como ‘Educación Mínimamente Invasora’.

Desde que comenzó en 1999, el experimento del agujero en la pared ha pasado de contar con un solo ordenador en Kalkaji, Nueva Delhi, a más de un centenar distribuidos por distintos lugares, incluso algunos sumamente remotos e inaccesibles, de la India y el extranjero, concretamente Bhután, Camboya y la República Centroafricana.

Nota: NIIT Limited es una empresa india con sede en Gurgaon (India), que gestiona varias instituciones con fines de lucro de la educación superior.
Fuente: Adaptado de: www.hole-in-the-wall.com [Consultado en febrero de 2015]



Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas