Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

miércoles, 18 de mayo de 2016

La computadora y el cuaderno compiten en el aula: gana el aprendizaje



Un estudio impulsado por la Universidad de los Andes, Colombia, recoge los beneficios que la tecnología digital ofrece para el fortalecimiento de la lecto-escritura. Cada vez son más los programas y aplicaciones que facilitan la labor del maestro.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas

La educación tradicional ha manifestado en múltiples ocasiones su reticencia a la tecnología en el aula. Para “los viejos profesores”, la computadora empuja a los estudiantes a un entorno de facilismo y flojera que limita el potencial de aprendizaje. El investigador colombiano en didáctica, Octavio Henao Álvarez, ha recopilado información que desacredita esta creencia. La tecnología ayuda al docente para mejorar los indicadores de lecto-escritura en los estudiantes y, por consiguiente, mejorar el rendimiento académico.

“La informática se ha convertido en un aporte sustancial para la construcción de la nueva didáctica” matiza Henao. Reconoce el valor de la computadora para hacer la escritura más estimulante, atractiva y eficiente. 

De acuerdo a su recopilación de experiencias, desde hace más de treinta años se han aplicado programas informáticos como apoyo a las dinámicas de lecto-escritura. Muchas de estas experiencias han sido altamente satisfactorias para fortalecer el aprendizaje del abecedario, la ortografía, la composición y comprensión de textos. Incluso, en los últimos años, gracias a las modernas tarjetas de sonido, la computadora apoya al pronunciamiento adecuado con sus programas especiales.



Las observaciones presentadas por Henao consideran que los niños aprenden interactuando con los objetos, fenómenos, y otras realidades de su mundo circundante. “Los métodos de enseñanza no deben enfatizar la lectura y escritura de palabras o frases aisladas, sino de textos completos”, reitera. Entre sus apreciaciones resalta que aprender a leer centrando la atención en las palabras sueltas limita la comprensión del texto en su totalidad. La desviación más común de esta práctica se identifica como el juntaletras, aquella persona que pronuncia las sílabas graficadas pero no es capaz de sintetizar el mensaje completo.

El sistema de educación más tradicional ha implementado una dinámica de enseñanza escalonada. El estudiante aprende primero las letras. Como segundo escalón se centra en las sílabas y así va escalando con palabras, oraciones sencillas y textos. ¿Quién no recuerda haber escrito en su cuaderno la frase “mi mamá me mima”? Bajo esta visión educativa, la caligrafía adquiere una importancia prioritaria en las primeras etapas, relegando la capacidad de entendimiento a los ciclos superiores.



Desarrollar la capacidad de comprensión debe ser el objetivo primordial de toda propuesta didáctica, remarca el estudio avalado por la Universidad de los Andes. “Las teorías modernas sostienen que la comprensión debe ser un logro buscado en todas las etapas del proceso de enseñanza. Aún el trabajo de decodificación puede contribuir al conocimiento de las relaciones semánticas que articulan un texto”, sentencia el informe.

La utilización de computadoras como apoyo a los procesos de aprendizaje en la lecto-escritura presenta diversos factores de beneficio. Desde la perspectiva de los estudiantes se señala que la lectura en la pantalla de la computadora centra la atención de la lectura al presentar una menor cantidad de texto. También consideran que es más fácil seguir el ritmo de la lectura sin perderse en los cambios de línea. Para la escritura se destaca la facilidad de escribir mediante un teclado. Es fácil, destacan y ofrece un resultado final más ordenado y limpio. Los estudiantes valoran positivamente el acceso a la computadora para este tipo de dinámicas. Incluso resaltan que tienen un control mayor en el aprendizaje, puesto que pueden tomar sus propias decisiones durante la actividad.




La universidad de Antioquia, también en Colombia, desarrolló una prueba entre sus estudiantes. Durante un extenso taller de lenguaje realizó 20 composiciones escritas; 10 fueron manuscritas y las restantes 10 elaboradas mediante una computadora. La evaluación y el análisis de los textos que produjeron los alumnos mediante la computadora revelaron una mejor calidad literaria, una mayor longitud, un mejor nivel de adjetivación, y una mayor diversidad léxica que los textos elaborados manualmente. 

Los resultados, más allá de sorprendentes, reflejaron una actitud muy pocas veces considerada. Los estudiantes, al verse liberados de las exigencias psicomotrices implícitas en la escritura manual, centraban su atención en el contenido. La computadora permitía un ejercicio de la escritura menos restrictivo y más propicio para la creatividad; la facilidad de revisión que ofrece el procesador de textos los motivó a no resignarse con el primer borrador, buscando formas alternativas de expresar sus ideas.



Como docentes, al proponer una composición manuscrita condicionamos el trabajo con un listado de formalismos que desvía la atención de los estudiantes hacia estos aspectos. La buena caligrafía, el cuidado de los márgenes o el mismo temor a equivocarse y tener que rehacer el texto coartan la capacidad creativa. El estudiante se centra en cumplir los requerimientos antes que en recrearse con la expresión.


SUPUESTOS BÁSICOS PARA UNA DIDÁCTICA DE LA LECTO-ESCRITURA

 
1. La lecto-escritura no puede abordarse didácticamente como si se tratara de un repertorio de habilidades independientes, aunque ciertas teorías del aprendizaje sostienen que una habilidad intelectual compleja puede descomponerse en una serie de subdestrezas específicas que deben enseñarse hasta que el sujeto las domine plenamente. 

2. Desarrollar la capacidad de comprensión debe ser el objetivo primordial de toda propuesta didáctica. Según concepciones equivocadas sobre la lecto-escritura, pero muy arraigadas en la práctica pedagógica de nuestros maestros, la habilidad para comprender un texto es el resultado de un largo proceso de ejercitación de subdestrezas específicas. Las teorías modernas sostienen que la comprensión debe ser un logro buscado en todas las etapas del proceso de enseñanza. Aún el trabajo de decodificación puede contribuir al conocimiento de las relaciones semánticas que articulan un texto. 

3. Los métodos de enseñanza no deben enfatizar la lectura y escritura de palabras o frases aisladas, sino de textos completos. Aprender a leer como si se tratara de secuencias de palabras mengua la posibilidad de utilizar la estructura misma del texto como un facilitador de su comprensión. 

4. Los procedimientos didácticos son más eficaces cuando se ajustan a los intereses individuales, estilo y ritmo de aprendizaje del estudiante. Reconocer las expectativas e inquietudes del alumno en el proceso de instrucción estimula su motivación y compromiso. Las personas trabajan con más entusiasmo y cuidado cuando perciben una clara relación entre la actividad que realizan y sus propósitos personales. 

5. Los niños aprenden interactuando con los objetos, fenómenos, y otras realidades de su mundo circundante. Estas experiencias de exploración de su medio ambiente constituyen la materia prima con la cual construyen sus hipótesis, teorías, modelos, interpretaciones, y explicaciones sobre el mundo material y social. Una propuesta didáctica adecuada incorpora estrategias para que los alumnos analicen y confronten los contenidos e ideas que expresa un texto a la luz de sus esquemas cognitivos e información previa.




Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Cómo andamos de diálogo entre docente y estudiante?



La relación entre los estudiantes y el docente ha evolucionado. Las nuevas tecnologías, los hábitos de la sociedad moderna proponen una nueva forma de interacción. El diálogo se vuelve importante como vínculo.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas

Mariano Martín Gordillo, profesor de educación secundaria desde hace casi 25 años, recuerda que en su infancia, ”los pupitres estaban clavados en el suelo y formaban filas de a dos, mirando siempre a la pizarra, donde estaba el profesor. Él hablaba siempre, nosotros pocas veces. Él preguntaba y nosotros debíamos responder. Eso era lo que se esperaba de nosotros: el silencio, las respuestas y, si se daba el caso, alguna pregunta pertinente. Aquello no me gustaba”

Revive el origen de la educación. Las primeras reflexiones de la educación están en Platón. El espacio público que era el ágora, el espacio de encuentro en las polis griegas, donde se intercambiaban y se compartían razones. En ese origen, el diálogo era la base del proceso de formación.

Desde su actual lugar de trabajo, promueve una relación de diálogo permanente con los estudiantes. Las aulas actuales se han con vertido en espacios contemplativos. El profesor hablar mientras los estudiantes se limitan a escuchar.
El nuevo contexto educativo vincula a un adulto junto a los estudiantes. El aporte del adulto se centra en el contacto que tiene con un conocimiento adquirido. El aula se transforma en una oportunidad para el contacto intergeneracional, contacto que difícil mente se logrará en otros escenarios sociales.




Para Cristóbal Cobo, director del centro de estudios fundación CEIBAL, “la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula aseguran una participación cada vez más integral del estudiante en clase”. 

Ambos investigadores coinciden en que el diálogo y el intercambio es el principal método de enseñanza. El aula, insisten, debe recuperar la dimensión dialógica que siempre debió tener.

Las tecnologías proponen paradigmas distintos a los modelos que se habían impuesto en siglos anteriores bajo otros instrumentos. La apertura de nuestra mente sería el principal componente del cambio. La disposición ante las herramientas tecnológicas reclama flexibilidad y apertura. Las TIC´s enriquecen el espacio de aula facilitando el encuentro y la participación.




El análisis de Martín Gordillo refleja los cambios que se han producido en el contexto escolar y pedagógico provocados por la inclusión de tecnologías innovadoras. Observa, al mismo tiempo que “la educación no ha mutado de la misma forma que lo ha hecho el mundo en general” para asimilar las nuevas formas de relacionamiento y diálogo.

Las TIC son entendidas como herramientas para explotar la curiosidad y la experimentación, juegan un papel fundamental. El problema es que las tecnologías pueden ser utilizadas para llevar a cabo pedagogías profundamente conservadoras y lineales. Para los niños la tecnología no es algo innovador, no es algo disruptivo, porque han nacido con ello. Para los estudiantes es natural apelar a las tecnologías como forma cotidiana de relación. Para los docentes, la adecuación tecnológica sigue siendo aún una cosa extraña.

La alfabetización actual supera la capacidad de aprender a leer y escribir, explica el profesor Cobo. El nuevo alfabetizado domina las tecnologías de información y comunicación como una extensión más de los espacios de relacionamiento. Desarrolla nuevas capacidades de comprensión e interacción y, por tanto, nuevas formas de descubrir y aprender.

La escuela se mantiene en un sistema tradicional de preguntas y respuestas repetidas. Los programas curriculares son un conjunto de respuestas estructuradas y sistematizadas. El currículum debería ser un punto de partida que hace preguntas provocadoras y que no te da las respuestas. Lo que incentiva la curiosidad, la experimentación, es buscar la respuesta a preguntas abiertas. Esto sería más inteligente y seductor para plantear desde la escuela.




Cristóbal Cobo insiste con la necesidad de cambiar la escuela para recuperar el verdadero sentido del diálogo. “Hablamos de la educación enciclopédica y cuando salimos al mundo laboral vemos que los contenidos se convierten en algo reemplazable. Las habilidades técnicas deben ser enriquecidas y amplificadas por habilidades de orden emocional”.

Aunque el acceso a computadoras debe responder a un plan de trabajo educativo predeterminado. Mariano Martín Gordillo reclama que muchas veces se proyecta la inserción de computadoras en el aula como la solución a las deficiencias educativas. Dotar de computadoras a los estudiantes permite abrir una puerta al acceso. No por ello, insiste Martín Gordillo, se debe excluir la presencia del maestro como guía del aprendizaje.

En el fortalecimiento del diálogo como sustento de la educación, Martín Gordillo sugiere un nuevo rol del maestro. Para el experimentado profesor, se debe considerar al maestro como “un artesano del diálogo. Tendrá que generar el contexto y hacer posible un espacio donde se pueda intercambiar, crecer y aprender intercambiando. Más que preocuparse por qué conocimientos debe llevar al aula -eso es una cuestión superada-, deberá preocuparse por cómo crear dispositivos y situaciones de organización que favorezcan el acceso al conocimiento y su discusión”, manifiesta de manera firme. Además, reclama que las aulas actuales siguen siendo espacios de transmisión de conocimientos, sin permitir los cuestionamientos o intereses. Esta estructura ahora el diálogo y frena el entusiasmo y dinamismo de los estudiantes.




“Nuestra aula no era dialógica, de modo que tenemos que crear escenarios de relación que no tenemos en nuestra memoria” coincide Cristóbal Cobo. La tradición educativa que arrastramos se convierte en un obstáculo para recuperar el diálogo dentro del aula. Añada que el docente está llamado para “crear otros escenarios de participación. Si no lo haces, no te das cuenta de cómo se puede hacer. No es una cuestión teórica”. El aula, al igual que el ágora griega, es el espacio democrático por esencia. El debate, el diálogo más enriquecedor es aquel que nace y se fortalece entre los propios estudiantes. La diversidad de competencias e intereses, explica Martín Gordillo, propone un encuentro muy fértil si se sabe aprovechar educativamente. La autoridad del docente se alimenta con los aportes que incorpora al escenario mental de los estudiantes. “La voz del maestro se respeta por lo que dice, no por quién lo dice” recalca el profesor. Resume su labor como la de provocar espacios de interacción y cooperación entre los estudiantes.




La clase debe convertirse en un escenario donde los estudiantes puedan aprender a tomar decisiones Sigue siendo importante diferenciar entre enseñar y educar. La educación para los nuevos entornos trata de instalar un nuevo contrato educativo en el que sea posible entender que, para muchas de las competencias que los nativos digitales necesitan, siguen siendo funcionales las aulas presenciales. El diálogo en el ágora, la participación cooperativa en el aula y la interacción en las redes sociales forman un continuo históricamente coherente.  Así lo expresa Cobo al considerar que “la ruta que nos queda por consolidar desde la educación formal consiste en construir más puentes y caminos para dar espacio a esas oportunidades no planeadas de aprendizaje”.

Considera además que “hay algunos aprendizajes que nos permiten desarrollar estructuras para construir conocimientos después”, validando de esta manera la interconexión que se plantea entre la educación de aula y el aprendizaje en los contextos dialógicos.


Sería muy interesante, concuerdan los expertos, que la educación fuera más flexible y personalizable en este sentido. El entorno actual facilita la posibilidad de construir conocimiento con personas de todo el mundo. “Tenemos al alcance de la mano una comunidad de aprendizaje sin límite”, sentencian.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas