Un estudio impulsado por la Universidad de los Andes, Colombia, recoge los beneficios que la tecnología digital ofrece para el fortalecimiento de la lecto-escritura. Cada vez son más los programas y aplicaciones que facilitan la labor del maestro.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
La
educación tradicional ha manifestado en múltiples ocasiones su reticencia a la
tecnología en el aula. Para “los viejos profesores”, la computadora empuja a
los estudiantes a un entorno de facilismo y flojera que limita el potencial de
aprendizaje. El investigador colombiano en didáctica, Octavio Henao Álvarez, ha
recopilado información que desacredita esta creencia. La tecnología ayuda al
docente para mejorar los indicadores de lecto-escritura en los estudiantes y,
por consiguiente, mejorar el rendimiento académico.
“La
informática se ha convertido en un aporte sustancial para la construcción de la
nueva didáctica” matiza Henao. Reconoce el valor de la computadora para hacer
la escritura más estimulante, atractiva y eficiente.
De
acuerdo a su recopilación de experiencias, desde hace más de treinta años se
han aplicado programas informáticos como apoyo a las dinámicas de
lecto-escritura. Muchas de estas experiencias han sido altamente satisfactorias
para fortalecer el aprendizaje del abecedario, la ortografía, la composición y
comprensión de textos. Incluso, en los últimos años, gracias a las modernas
tarjetas de sonido, la computadora apoya al pronunciamiento adecuado con sus
programas especiales.
Las
observaciones presentadas por Henao consideran que los niños aprenden
interactuando con los objetos, fenómenos, y otras realidades de su mundo
circundante. “Los métodos de enseñanza no deben enfatizar la lectura y
escritura de palabras o frases aisladas, sino de textos completos”, reitera. Entre
sus apreciaciones resalta que aprender a leer centrando la atención en las palabras
sueltas limita la comprensión del texto en su totalidad. La desviación más
común de esta práctica se identifica como el juntaletras, aquella persona que
pronuncia las sílabas graficadas pero no es capaz de sintetizar el mensaje
completo.
El
sistema de educación más tradicional ha implementado una dinámica de enseñanza
escalonada. El estudiante aprende primero las letras. Como segundo escalón se
centra en las sílabas y así va escalando con palabras, oraciones sencillas y
textos. ¿Quién no recuerda haber escrito en su cuaderno la frase “mi mamá me
mima”? Bajo esta visión educativa, la caligrafía adquiere una importancia prioritaria
en las primeras etapas, relegando la capacidad de entendimiento a los ciclos
superiores.
Desarrollar
la capacidad de comprensión debe ser el objetivo primordial de toda propuesta
didáctica, remarca el estudio avalado por la Universidad de los Andes. “Las teorías modernas sostienen que la
comprensión debe ser un logro buscado en todas las etapas del proceso de
enseñanza. Aún el trabajo de decodificación puede contribuir al conocimiento de
las relaciones semánticas que articulan un texto”, sentencia el informe.
La utilización de computadoras como apoyo a los
procesos de aprendizaje en la lecto-escritura presenta diversos factores de
beneficio. Desde la perspectiva de los estudiantes se señala que la lectura en
la pantalla de la computadora centra la atención de la lectura al presentar una
menor cantidad de texto. También consideran que es más fácil seguir el ritmo de
la lectura sin perderse en los cambios de línea. Para la escritura se destaca
la facilidad de escribir mediante un teclado. Es fácil, destacan y ofrece un
resultado final más ordenado y limpio. Los estudiantes valoran positivamente el
acceso a la computadora para este tipo de dinámicas. Incluso resaltan que
tienen un control mayor en el aprendizaje, puesto que pueden tomar sus propias
decisiones durante la actividad.
La universidad de Antioquia, también en Colombia,
desarrolló una prueba entre sus estudiantes. Durante un extenso taller de
lenguaje realizó 20 composiciones escritas; 10 fueron manuscritas y las
restantes 10 elaboradas mediante una computadora. La evaluación y el
análisis de los textos que produjeron los alumnos mediante la computadora
revelaron una mejor calidad literaria, una mayor longitud, un mejor nivel de
adjetivación, y una mayor diversidad léxica que los textos elaborados
manualmente.
Los
resultados, más allá de sorprendentes, reflejaron una actitud muy pocas veces
considerada. Los estudiantes, al verse liberados de las exigencias
psicomotrices implícitas en la escritura manual, centraban su atención en el
contenido. La computadora permitía un ejercicio de la escritura menos
restrictivo y más propicio para la creatividad; la facilidad de revisión que
ofrece el procesador de textos los motivó a no resignarse con el primer
borrador, buscando formas alternativas de expresar sus ideas.
Como
docentes, al proponer una composición manuscrita condicionamos el trabajo con
un listado de formalismos que desvía la atención de los estudiantes hacia estos
aspectos. La buena caligrafía, el cuidado de los márgenes o el mismo temor a
equivocarse y tener que rehacer el texto coartan la capacidad creativa. El
estudiante se centra en cumplir los requerimientos antes que en recrearse con
la expresión.
SUPUESTOS
BÁSICOS PARA UNA DIDÁCTICA DE LA LECTO-ESCRITURA
1. La lecto-escritura no puede abordarse didácticamente como si se
tratara de un repertorio de habilidades independientes, aunque ciertas
teorías del aprendizaje sostienen que una habilidad intelectual compleja
puede descomponerse en una serie de subdestrezas específicas que deben
enseñarse hasta que el sujeto las domine plenamente.
2. Desarrollar la capacidad de comprensión debe ser el objetivo
primordial de toda propuesta didáctica. Según concepciones equivocadas sobre
la lecto-escritura, pero muy arraigadas en la práctica pedagógica de nuestros
maestros, la habilidad para comprender un texto es el resultado de un largo
proceso de ejercitación de subdestrezas específicas. Las teorías modernas
sostienen que la comprensión debe ser un logro buscado en todas las etapas
del proceso de enseñanza. Aún el trabajo de decodificación puede contribuir
al conocimiento de las relaciones semánticas que articulan un texto.
3. Los métodos de enseñanza no deben enfatizar la lectura y escritura
de palabras o frases aisladas, sino de textos completos. Aprender a leer como
si se tratara de secuencias de palabras mengua la posibilidad de utilizar la
estructura misma del texto como un facilitador de su comprensión.
4. Los procedimientos didácticos son más eficaces cuando se ajustan a
los intereses individuales, estilo y ritmo de aprendizaje del estudiante.
Reconocer las expectativas e inquietudes del alumno en el proceso de
instrucción estimula su motivación y compromiso. Las personas trabajan con
más entusiasmo y cuidado cuando perciben una clara relación entre la
actividad que realizan y sus propósitos personales.
5.
Los niños aprenden interactuando con
los objetos, fenómenos, y otras realidades de su mundo circundante. Estas
experiencias de exploración de su medio ambiente constituyen la materia prima
con la cual construyen sus hipótesis, teorías, modelos, interpretaciones, y
explicaciones sobre el mundo material y social. Una propuesta didáctica
adecuada incorpora estrategias para que los alumnos analicen y confronten los
contenidos e ideas que expresa un texto a la luz de sus esquemas cognitivos e
información previa.
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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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