Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 7 de julio de 2016

El arte de jugar con las palabras para despertar la imaginación



Diversos juegos populares nos ayudan a mejorar nuestro vocabulario. Impulsan una mejor ortografía en los estudiantes. El aula permite organizar concursos para motivar a los estudiantes.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas


“Veo veo”, grita jocoso el padre mientras maneja el auto. Al unísono, desde la parte trasera, dos vocecitas responden: “¿qué ves? Es el inicio de un divertido viaje en busca de palabras. “Una cosita”, alienta el padre. “¿Y qué cosita es?”, indagan impacientes los niños. El padre suelta la pista final: “Empieza por la S y acaba con la O”. Un breve silencio transcurre mientras los niños miran frenéticos a todos los lados de la calle. Y empieza la histeria de las palabras. Van pronunciando palabras, algunas cumplen las normas (somo, sombrero), otras ni se acercan (acera, coche). 

Con paciencia, la madre trata de corregir a los pequeños infractores. De repente suena la palabra asignada “semáforo”. El sí del padre cede el turno al grito del campeón. “Ahora me toca a mí” emocionado, el niño da inicio a otra ronda de adivinanza.



Una escena similar a esta podemos recrear en el aula. La sabiduría popular nos permite aplicar diversos juegos didácticos dentro del aula para fortalecer el vocabulario. “Veo veo”, el deletreo de palabras, el juego del ahorcado son algunas posibilidades. Los pedagogos recomiendan estos juegos durante los primeros años de aprendizaje. Facilitan la integración y la ambientación al aula. También resultan interesantes para animar las clases de idiomas.

Al aplicar dinámicas lúdicas en el aula distendemos el método de aprendizaje y nos divertimos con los estudiantes. Son recursos válidos para introducirse ante ciertos contextos o vincularlos a contenidos de trabajo programados.




A través de estos juegos se promueve la alfabetización y la ortografía en los niños. La búsqueda de palabras nuevas enriquece el vocabulario. Cada prueba es una oportunidad para conocer un nuevo término, descubrir su significado y aplicarla en un contexto comunicativo. Estos juegos son muy útiles para adquirir vocabulario en idiomas nuevos.

El lenguaje ha de ser entendido como motor e impulsor de la formación al estar estrechamente relacionado con el aprendizaje y la autonomía personal. Los juegos de vocabulario para niños de primero de primaria son una herramienta didáctica de gran valor para llegar a comprender e interpretar la realidad, apropiándose del significado y de los usos sociales del lenguaje.

El juego ayuda a mostrar los resultados del trabajo, evidencia el aprendizaje alcanzado. La rotación entre todos los estudiantes para proponer la plabra o adivinar en su debido momento es otra forma de desarrollar las habilidades de intervención en público. Mientras los niños vean la dinámica como una actividad de divertimento querrán participar abiertamente. En el momento que el docente quiera aplicar una calificación puede silenciar la actuación de los más tímidos.
El estudiante adquiere una competencia lingüística entendida como la capacidad de hablar, escuchar, leer y escribir. Dicha competencia facilita el proceso de aprendizaje continuo durante toda la vida. El fortalecimiento de su capacidad expresiva incide en la formación de una opinión crítico-constructiva a partir de las experiencias o vivencias en torno al acto comunicativo.




Cabe destacar que los juegos de vocabulario y palabras tienen un enfoque lúdico, que permite la motivación y la inmersión de los niños en el proceso de aprendizaje, apropiándose de los contenidos expuestos, que atienden a su vez a un enfoque interdisciplinar y globalizado.

Actualmente, muchos de estos juegos se encuentran en aplicaciones de teléfono. Tanto docentes como padres pueden alentar a los estudiantes para mejorar y perfeccionar su lenguaje a través de estas aplicaciones,


VEO VEO

El juego consiste en adivinar una palabra de la cual sólo nos refieren su letra de inicio y su letra final. Al inicio, se recrea un diálogo dinámico que reta al compañero para que busque la palabra entre los objetos que están a la vista. Es decir, trabaja el sentido de la observación.
-       Veo veo
-       ¿Qué ves?
-       Una cosita
-       ¿Y qué cosita es?
-       Empieza por la letra A y termina con la letra E

Una vez se adivina la palabra seleccionada, el ganador repite el juego eligiendo él la palabra deseada.
El docente puede armar grupos para la competencia y asignar puntos de acuerdo a quienes adivinen las palabras.


EL DELETREO

El juego del deletreo es uno de los más clásicos en las aulas. En varias películas, e incluso la seria animada de Los Simpsons, han presentado algún episodio referido al deletreo. 

La dinámica del juego consiste en pronunciar una palabra y exponer su significado. A partir de ahí, el estudiante debe deletrearla en voz alta y aplicar la palabra seleccionada dentro de un contexto de significado pleno. La selección de las palabras es responsabilidad del docente. Éstas serán elegidas de acuerdo al nivel y grado de avance de los estudiantes.
En Estados Unidos se organizan concursos a nivel nacional. Cada año, el presidente recibe a los finalistas, un incentivo para alentar esta dinámica.


EL AHORCADO

El nombre deriva del dibujo que sirve para implementar el juego. Una horca vacía es el escenario para pasar un rato divertido. Consiste en descubrir una palabra oculta adivinando las letras que lo componen. Cada vez que se falla en la letra sugerida, se va completando la figura humana que cuelga de la horca. 

La pista inicial consiste en asignar un espacio vacío a cada letra. El contrincante irá diciendo letras del abecedario para descubrir si estas están o no incluidas en la palabra. Cuando acierte, se colocarán en su lugar correcto. Si por el contrario falla, se procederá a dibujar la figura en 6 etapas (cabeza, tronco, 2 brazos y 2 piernas). 

¿Quién gana? El juego consiste en adivinar la palabra, sin equivocarse pues también sumará un trazo al dibujo. En caso de que la figura se complete antes que la palabra sea adivinada, el contrincante pierde.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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martes, 5 de julio de 2016

Resiliencia, el valor de la superación: cómo incentivarlo en el aula




Se ha convertido en el término de moda. La resilencia ha pasado de considerarse como algo negativo a convertirse en la clave para la superación personal y social. Profesores de la Universidad Juárez (México) analizan esta transformación.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas

Años atrás, los médicos pronunciaban la palabra resilencia en voz baja en los pasillos de los hospitales y psiquiátricos. Querían referirse a la necesidad de asumir el dolor con una actitud sumisa. Era un sinónimo de decepción.

Poco a poco, los psicólogos fueron trabajando el concepto de resilencia. No podían aceptar situaciones en la vida que el ser humano no pudiera luchar para revertirlas. La vida en blanco y negro no es una forma de explicar la realidad.
A raíz de estas reflexiones, diversos pedagogos aportaron también sus ideas al debate. ¿Será que podemos prepararnos para comprender los factores negativos de la vida y revertirlos como una enseñanza de vida?

La investigación encabezada por la catedráticas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (México) reconceptualiza la idea de resilencia desde un contexto educativo. Guadalupe Noriega, Braulio Angulo y Giséle Angulo son los autores de este estudio.



Con respaldo argumental en diversos autores, los investigadores parten de una experiencia real. En la actualidad tanto docentes como estudiantes requieren un desarrollo de la resilencia para comprender y actuar en los contextos de vida. En verdad, todas las personas, niños, jóvenes, adultos y ancianos reclamamos estas actitudes de comprensión y superación.

Para los expertos franceses, resilencia es una actitud similar al “courage”. Hace referencia a la fortaleza para afrontar las diversas circunstancias que nos acontecen en los entornos personales, familiares, profesionales y sociales. Esta acepción plantea aspectos como invulnerable o resistente.

El equipo de investigación encabezado por Guadalupe Noriega considera que el concepto propuesto también puede asumir el carácter de invencible. De esta manera, “reconoce el dolor, la lucha y el sufrimiento implícitos en el proceso” como parte de algo superior. No es el final, sino el camino para alcanzar el objetivo. En un contexto educativo, consideran la resilencia como un ”modelo pedagógico proactivo basado en la búsqueda del bienestar por medio de la adquisición de competencias y eficiencias propias”.


El aporte sustancial se centra en el rechazo al concepto de aceptación y superación para comprender la resilencia como el desarrollo de actitudes y valores en su máximo potencial. Un aprendizaje que permitirá sobreponerse a los riesgos para avanzar en el crecimiento integral y armónico. Rescata la dinámica positiva, la capacidad de volver hacia adelante, a reconstruir nuevos escenarios de acción.
En el marco escolar, la resilencia no está considerada como parte del contenido de trabajo en aula. A pesar de eso, muchos centros educativos han aportado interesantes actividades para que los niños adquieran las competencias necesarias para sobreponerse a la adversidad y salir adelante.

Las escuelas que han implementado algún programa de trabajo que incluya la resilencia como dinámica han obtenido resultados exitosos. Se ha demostrado que los resultados académicos mejoran, se mejora la interacción dentro de la comunidad educativa y se evidencian posiciones de confianza y responsabilidad en los estudiantes. 


Los investigadores relatan en sus conclusiones que “los estudiantes resilientes encontraron a un docente favorito que se convierte en un modelo de rol positivo para ellos; un maestro especial que ejerce una fuerte influencia en sus vidas, brindándoles calidez, afecto, trato con tono humano, sobre todo les enseña a comportarse compasivamente”. El papel del docente se convierte en la figura clave para el trabajo con los estudiantes. Se expande el área de aprendizaje para salir del aula y extenderse a la vida misma. La clave, insisten los académicos, radica en una escuela capaz de ofrecer reforzadores de los factores protectores en la vida de los estudiantes. Al mismo tiempo, educar para identificar, trabajar y revertir los factores de riesgo. El docente está en relación directa con los ambientes de aprendizaje y convivencia del estudiante. En ese contexto, además de guía y facilitador en aprendizajes, se vuelve un acompañante en la aventura de la vida. En este ambiente, los estudiantes resilientes convierten en su “hogar fuera del hogar”, en un refugio de su ámbito familiar disfuncional.

La educación desde la resilencia se enfoca en preparar a los estudiantes para situaciones de vida que todos debemos afrontar. En cualquier rato de nuestra vida, o por cualquier circunstancia, enfrentamos situaciones adversas. En ocasiones, nos encontramos con situaciones de vulnerabilidad social, como la pobreza socioeconómica, que están asociadas al fracaso educativo: deserción del sistema y baja calidad e la educación. Son situaciones, a priori, insalvables.



La resilencia ayuda a las personas para dimensionar los factores de riesgo y sobreponerse a la adversidad potenciando los factores protectores. El gran logro consistirá en superar las circunstancias y alcanzar metas positivas en la vida. Los educadores se transforman en mediadores que generan la construcción de una pedagogía preventiva resiliente.
El informe sugiere a los educadores “fortalecer a los jóvenes para que no sucumban, al contrario, crezcan con mentes entusiastas motivadas a buscar alternativas ante las dificultades que la vida les plantea”. En resumen, una nueva mirada a los viejos problemas del hombre.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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lunes, 4 de julio de 2016

El arma más contundente contra la violencia es la educación



La profesora palestina Hanan al-Hroub fue ganadora del “Nobel de la enseñanza”. En el aula trata de mostrar un mundo alejado de la violencia que rodea a los estudiantes. “Los estudiantes son mi fuente de inspiración” confiesa mientras exhibe su trofeo. 

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
 
The Global Teacher Prize es reconocido como el premio nobel de la educación. Cada año, miles de profesores de todo el mundo son postulados para ser reconocidos. La fundación Varkey otorga un millón de dólares al ganador.
La ganadora trabaja como docente en una escuela a las afueras de Ramallah, una ciudad palestina enclavada en el corazón del conflicto entre Israel y Palestina. La violencia entre estos dos pueblos es uno de los conflictos armados más duraderos en la actualidad. 

Hanan al-Hroub compitió contra más de 8.000 docentes postulados. Durante los últimos días compartió sus experiencias en el congreso de Dubai. Profesores de Estados Unidos, Japón, Australia, Finlandia, Pakistán e India también fueron seleccionados para la final.



En el discurso que pronunció en Dubai, Hroub reveló el orgullo de "ser una profesora palestina y de estar aquí hoy ante ustedes. Este premio supone una victoria para todos los profesores y muy especialmente para los palestinos. Cada día que pasa, la labor de los docentes adquiere una mayor importancia en un mundo que se pregunta qué futuro quiere para sus niños".

Madre de 5 hijos, abandonó su formación académica por el cierre de universidades durante la primera intifada (1987-1993). Nunca había pensado en ser profesora. Sin embargo, un incidente con sus hijas le motivó a formarse como docente. 

Su marido y sus hijas fueran baleadas en un control policial por soldados israelís. El hecho impactó de manera traumática en sus hijas. "Este incidente me cambió la vida. Nos quedamos conmocionados. Mis hijos no estaban bien y los profesores no sabían cómo lidiar con su trauma. Fue entonces cuando decidí dedicar mi vida a la enseñanza".



Al-Hroub trabaja en una escuela pública con niños entre 6 y 10 años. El contexto de violencia que rodea a los niños es cotidiano. La labor de los docentes resulta complicada en este ambiente. Dentro de las aulas se replican situaciones de inestabilidad y violencia. "Fuera del aula solo se respira violencia, y es por este motivo que intento que en mi clase reine la paz, la armonía y la seguridad", describe con una mirada triste.

Una de las pruebas para nombrar al “mejor profesor del año” cosiste en una sesión práctica ante el jurado. Ataviada con su peluca de payaso, su nariz postiza y sus marionetas expuso su método “jugar y aprender”.  Su forma de trabajo en el aula la plasma en un libro que describe su método de enseñanza: Jugamos, aprendemos.

La base de su propuesta pedagógica se sustenta en la importancia de colaborar y de trabajar en equipo. El aula propone un espacio de convivencia en el cual debe reinar la confianza y el respeto. Para motivar a los estudiantes los recompensa cuando se portan bien y alcanzan logros académicos. 



"A los niños les afecta mucho el ambiente. Las muestras de violencia de muchos niños palestinos no son más que una reacción a la violencia que les rodea. Quiero proporcionarles un entorno educativo seguro. No puedo cambiar la situación, pero sí puedo ser una buena influencia para ellos. Esta es mi filosofía de vida".

El conflicto armado que se vive en Palestina no es ajeno a la labor educativa. Al-Hroub rechaza las acusaciones israelíes de que en las escuelas palestinas se incita al odio contra Israel. "Mi mensaje a todos los que hacen estas acusaciones es que debemos alejar a los niños de la violencia. Tuve una infancia muy dura y no quiero que mis alumnos pasen por lo mismo. Una vez se inicia un ciclo de violencia es muy difícil pararlo", subraya.

Inició su carrera como profesora en 2007. La necesidad de dar una respuesta efectiva al trauma que vivieron sus hijas, similar al de cientos de niños, le motivó para ingresar a la universidad. Como docente de un colegio público sufre la falencia de muchos recursos pedagógicos. Su sueldo ronda los 600 dólares al mes y destina una parte de sus ingresos para conseguir materiales que enriquezcan la experiencia de estudio. "Cuando necesito algo, yo misma lo busco. No tenemos un presupuesto para material. Pero el aula es mi segundo hogar y los niños son parte de mi familia", confiesa orgullosa al tiempo que muestra sus cajas llenas de “instrumentos de enseñanza”.

En el marco de la ceremonia de entrega, celebrada en Dubai, se proyectaron vídeos del papa Francisco, el duque de Cambridge y Bill Clinton rindiendo homenaje a una mujer que creció en un campamento de refugiados en Belén y que decidió dedicar su vida a la docencia después de que unos soldados israelíes dispararan a dos de sus hijas. 

"Mostraré el trofeo a mis chicos", explica esta profesora de 43 años desde su casa en Ramallah: "Mis estudiantes son los verdaderos ganadores de este premio. Son mi fuente de inspiración". 

Cuando Hanan al-Hroub regrese a su clase, tras una semana de ausencia, cargada con marionetas, pinzas de madera para tender la ropa, coches de juguete y pelucas de payaso, también llevará un trofeo con su nombre inscrito. Es la ganadora de la última edición del premio a la mejor profesora del mundo, valorado en un millón de dólares. 

Tiene intención de destinar el millón de dólares, que se lo entregarán a lo largo de diez años, a un programa de ayuda a los jóvenes que quieran formarse como profesores y a programas de formación de profesores que quieran aprender su método. Una de las condiciones del premio es seguir impartiendo clase durante cinco años, un requisito que ella está feliz de poder cumplir.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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