Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 18 de octubre de 2016

EL ARTE COMO EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE



-       La inquietud por despertar la creatividad llevó a tres artistas a proponer un modelo experimental de educación. 50 años después, el ejemplo se extiende en otros centros educativos. La libertad expresiva y el aprendizaje activo son claves dentro del instituto Roberto Themis Speroni.

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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas

Un modelo educativo experimental alienta la creatividad

Sorprende ver un aula sin pupitres, con los estudiantes sentados en círculo y entretenidos con sus instrumentos musicales y sus pinceles. Es parte del sistema de enseñanza Speroni. Profesores y estudiantes comparte un mismo grado de responsabilidad en la fase de aprendizaje. No hay autoridades, ni exámenes ni notas. Lo importante se centra en despertar todas las formas de aprendizaje, tanto la intelectual como la afectiva, la artística o la emocional.

Tres artistas emprendieron un experimento educativo en 1958. La ciudad argentina de La Plata, unión a Dorothy Ling, Nelly Pearson y Marta Bournichon para llevar a la práctica un experimento formativo. Querían probar el potencial pedagógico del arte. Las fundadoras trabajaban como maestras de diferentes disciplinas artísticas. Coincidían en que la enseñanza del arte se había racionalizado para enmarcarse en los patrones del aprendizaje intelectual de tal manera que perdían su espontaneidad, intuición y emoción. El arte relegaba su esencia para convertirse en materia educativa. 

Las diversas formas artísticas tienen un lugar primario en el instituto. Pero no es una escuela de arte. "Es un espacio donde los chicos se pueden expresar libremente y el arte es sólo la forma que adquiere esa expresión", matiza Miguel Ituarte, director del centro Roberto Themis Speroni.



¿Qué ocurriría si revertían la situación y priorizaban el aprendizaje artístico sobre el teórico? Iniciaron sus actividades como un taller experimental. A través del arte proponían diversas experiencias que enriquecían el proceso de aprendizaje en los estudiantes.

“Proponemos un modelo en donde la teoría no pase por encima de la práctica” explica la directora del colegio Los Biguaes, uno de los centros que aplican este modelo. Justifica la validez de sistema por que “es un modelo flexible y dinámico en donde se considera fundamental acompañar a los chicos en sus inquietudes de aprendizaje”.

Los docentes refuerzan la idea de que cada estudiante requiere un ritmo diferente de aprendizaje. Más allá de los patrones educativos regulares, el modelo Speroni percibe como natural que el estudiante deba permanecer más tiempo del diseñado para aprender un contenido. No existen los exámenes ni se “penaliza” a un estudiante con la repetición del curso.




El trabajo en grupo pequeños “permite que se desarrolle un vínculo real y humano” afirma Ituarte. La atención personalizada a cada estudiante permite conocer las potencialidades de cada uno de ellos y trabajar en el fortalecimiento de sus habilidades cognitivas. Los estudiantes se expresan de acuerdo a su forma de percibir el mundo, desde su diversidad, pero en su entorno. Esta diversidad invita a considerar el centro como “una comunidad más que una escuela” sentencia Ituarte.

Actualmente, “la escuelita” como se identifica al modelo impulsado por Dorothy Ling se implementa en 33 centros educativos de Argentina con el respaldo legal y educativo de las autoridades de dicho país. Incluso, desde el 2002, un colegio de New Jersey, The Cottage School, ha asumido este sistema como modelo pedagógico para sus estudiantes.

La presencia del trabajo artístico, el aprendizaje activo y el trabajo en equipo son la base del actuar. En un marco de libertad expresiva y creativa, todos asumen la responsabilidad de forjar un contexto educativo armónico. Estudiantes y docentes comparten espacio de lectura, clases de matemáticas y tiempo para la limpieza del centro. En algunos lugares es posible encontrar talleres de producción que permiten generar los recursos necesarios para mantener del centro. En el colegio de Los Biguaes de Tigre (Argentina) profesores, estudiantes y padres trabajan en la panadería para garantizar la sostenibilidad de la escuela.




El sentido de comunidad contagia a los padres de familia. La comunidad educativa en general es la responsable del buen funcionamiento del centro. A pesar de la asignación de cargos, Ituarte valora que todos están en un mismo nivel de responsabilidad. “Las decisiones de la escuela se toman en asamblea” apunta. Explica que el ingreso de nuevos docentes se determina mediante una elección de todos, en equipo. Por eso, “la mayoría de los maestros han sido alumnos del colegio”, reconoce Ituarte orgulloso.

A pesar de democratizar el proceso de decisión, recuerda que en algunas oportunidades han tenido que asimilar las normativas educativas clásicas. Si bien Speroni asume que las libretas de notas no aportan un sentido al aprendizaje, durante algún tiempo han tenido que emitirlas y adecuarse a las políticas educativas. Consideran que las calificaciones numéricas son innecesarias; “no las ponemos porque suponen un sistema estandarizado que muchas veces no indica nada. Cada día nos juntamos después de clase, hablamos de cada chico y los evaluamos de forma integral” aclara el profesor Abre.

La observación ha permitido innovar y ajustar las dinámicas pedagógicas que se aplican. Los docentes no trabajan con manuales ya establecidos, sino que preparan sus propios materiales para cada clase "explorando creativamente" el programa oficial. Es un método propio y único. Más allá de que la experiencia se haya expandido a una treintena de colegios, cada centro adecua sus procesos de enseñanza y aprendizaje a la realizada de su comunidad educativa. “Docentes y alumnos trabajan, estudian y aprenden sentados en círculo, unos al lado de otros”, aclara García Salgado.




“Trabajamos en el suelo y en círculos - explica García Salgado – porque creemos que se trata de una cuestión de igualdad. Intentamos aprender junto a nuestros alumnos. En ese sentido, puede ser que el rol del docente no esté muy definido”.
La organización curricular intercala las materias más tradicionales como matemáticas, lenguaje o historia, con otras que despiertan le creatividad expresiva y emocional: pintura, música, poesía. “Se trata de una propuesta pedagógica flexible y dinámica que prioriza la creatividad y el descubrimiento personal de los alumnos”, explica la directora de la escuela Los Biguaes.


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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 


viernes, 7 de octubre de 2016

PENSAMIENTO CREATIVO: UN AULA SIN BARRERAS


 
-       La creatividad se ha convertido en la habilidad más requerida en aulas y espacios laborales. La capacidad de despertar sentidos nuevos a las cosas habituales resulta atractiva. ¿Será que el trabajo en aula promueve esta actitud?

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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo". 
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
 
Retaron a Ernest Hemingway a escribir una historia en 6 palabras. El escritor estadounidense destacaba por la detalladle descripción en sus relatos. La apuesta lo sacaba de su ámbito de comodidad para obligarlo a crear bajo un estilo nuevo. “For sale: baby shoes, never worn (En venta: zapatos de bebé, nunca usados) fue la propuesta del premio nobel de literatura; según él, esta fue su mejor obra.

Estas dinámicas se replican constantemente en la vida diaria. Situaciones que nos obligan a reformular el valor de las cosas. Ahí radica la importancia del pensamiento creativo, en hacer las cosas de manera distinta, como no se han hecho hasta el momento.

El desarrollo del pensamiento creativo impulsa el despertar de nuevas formas de ver las cosas, de nuevos conceptos respecto a lo habitual. La generación de nuevas ideas se sustenta en el dominio y conocimiento previo, en la consistencia de un saber que permite romper las reglas y procedimientos establecidos.
El pensamiento creativo “es una habilidad de formar nuevas combinaciones de ideas para llenar una necesidad” resume Harry Alder. El resultado propuesta se caracteriza por su originalidad.


¿Cómo promover esta cualidad creativa en el aula?

El ambiente escolar resulta propicio para alentar el pensamiento creativo. En el marco del aprendizaje constante, el estudiante convive en un espacio de experimentación natural. El ejercicio de ensayo y error es parte de la enseñanza en aula.

Un obstáculo se interpone y limita el desarrollo creativo en el aula. El miedo.
Miedo a ser diferente, a equivocarse, al ridículo, a la crítica, al riesgo.
El premio al resultado impera en las aulas escolares. Padres, docentes y estudiantes miden el aprendizaje en virtud de un resultado. Esta forma de validar el aprendizaje funciona como una cortapisa de la participación estudiantil. La creatividad queda relegada en beneficio de la nota.

El docente debe provocar un espacio de aprendizaje que rompa los miedos y aliente el sentido creativo. Para ello, debe transmitir a los estudiantes sensaciones de confianza y autoestima. Abrir la mente con nuevas ideas, activar un sistema de preguntas constantes, cultivar la curiosidad, ejercitar la mente, huir de las rutinas, validar las perspectivas opuestas son formas de nutrir la clase de espacios creativos.

En un ambiente abierto a nuevas formas de hacer, los estudiantes encontrarán la confianza para experimentar abiertamente. El miedo a “no encajar en el grupo” estará disipado. Será un espacio que premie la innovación, la valentía, la búsqueda de nuevas formas de construir. 



En contra de lo que muchos piensan, el docente no es responsable de despertar la creatividad. La labor esencia del docente consiste en crear las condiciones idóneas para que los estudiantes, de manera natural, dejen fluir su creatividad. Como docentes, estamos llamados a superar los paradigmas vigentes y facilitar escenarios de interacción nuevos, espacios caracterizados por el orden, la honestidad, la colaboración y la solidaridad. La creatividad florecerá por sí sola allá donde la experimentación sea abonada.

Una educación que sustente la creatividad trabaja el desarrollo de virtudes personales y grupales. El docente está llamado a ser el primer creativo dentro del aula. Tiene la difícil misión de “incomodar” a los estudiantes para que no conviertan el trabajo de aula en una acción rutinaria. 




Nos hemos acostumbrado, como sociedad, a plantear la creatividad como fruto de la inspiración. Los hay que tienen, y otros que carecen. Esta forma de pensar posterga el pensamiento creativo a un plano secundario. Queda demostrado que el pensamiento creativo se trabaja de la misma forma que otras facetas del aprendizaje. El deseo y la preparación son ejes prioritarios para fortalecer un sentido creativo. 

Todo trabajo se sintetiza en un resultado. Para Alder, el pensamiento creativo “debe tener un resultado, ya sea a través de una acción interna (como llegar a una conclusión, formular una hipótesis o tomar una cierta decisión) o de una acción externa (como escribir un libro, pintar un cuadro o componer una canción)”.

El estudiante que ha fortalecido su pensamiento creativo tiene una confianza en su aprendizaje adquirido. No necesita la aprobación de los demás, su capacidad de autoevaluación se torna en el más firme compromiso de éxito.

RASGOS DEL APRENDIZAJE CREATIVO

 
Fluidez de pensamiento. El estudiante es capaz de pensar con libertad y naturalidad. Esto incluye:
·            Fluidez de palabra: puede mencionar palabras que contengan letras o combinaciones de letras determinadas.
·            Fluidez de expresión: tiene facilidad para dar los sinónimos de una palabra determinada.
·            Fluidez de ideas: puede producir cómodamente ideas que cumplan con ciertos requerimientos (por ejemplo, nombrar objetos que sean sólidos, blancos y comestibles) o escribir un título apropiado para una historia dada.

Flexibilidad de pensamiento. Consiste en la capacidad de abandonar sin problema formas de pensar adquiridas y adoptar nuevas. Por ejemplo:
·            Flexibilidad espontánea: puede producir gran variedad de ideas, como en el popular ejercicio de “usos para un objeto común”. Así, al sugerir los posibles usos de un ladrillo, la persona logra saltar de una categoría a otra: material de construcción, tope para puerta, proyectil, fuente de polvo rojo, etc. 

·            Flexibilidad adaptativa: puede generalizar los requerimientos de un problema para encontrar una solución. Por ejemplo, en un ejercicio de trazar cuadrados con el menor número posible de líneas, opta por abandonar la idea común de que todos tienen que ser del mismo tamaño. 

Originalidad. El estudiante propone ideas que estadísticamente están fuera de lo común. Un ejemplo son las asociaciones remotas: establece asociaciones entre elementos remotos entre sí en el tiempo o el espacio, o remotos desde el punto de vista lógico. Por ejemplo, asociar un lápiz con una nube para encontrarles alguna semejanza; o relacionar las formas de las ventanas de una casa con las siluetas de los animales del zoológico. 

Sensibilidad o capacidad para identificar problemas. Permite al estudiante identificar deficiencias en productos comunes o juzgar si se han alcanzado los objetivos en una situación dada. Esto está relacionado con “plantear la pregunta adecuada” y “llegar al meollo del asunto”. 



Respuestas ingeniosas. Esta característica se acerca a la “inteligencia”, pero más en el sentido de “astucia” o “perspicacia” que en el de ingenio intelectual o cerebral. En otras palabras, son respuestas en las que no se mide el nivel de conocimiento, sino la capacidad de elaborar o ingeniar soluciones creativas. 

Redefinición. Renuncia a las interpretaciones habituales de los objetos familiares y los utiliza de formas nuevas. Por ejemplo: “¿Cuál de los objetos siguientes puede servir mejor para fabricar una aguja: lápiz, rábano, pez, clavel?” (Su elección sería “pez”, arguyendo que se podrían utilizar las espinas). 

Desarrollo. Puede agregar detalles a un esquema general. Por ejemplo, a partir de una tarea macro, describirá los pasos detallados; a partir de dos líneas simples trazará un objeto más complejo. 

Tolerancia a la ambigüedad. Puede aceptar cierta incertidumbre en las conclusiones; se abstiene de utilizar categorías rígidas. Algunas personas creativas parecen sentirse atraídas por el riesgo y la incertidumbre. 

Voluntad de ser diferente y desacatar las convenciones. Esto describe más a un líder que a un seguidor, pero un líder de ideas más que de personas. La aversión a la “autoridad” se refiere tanto a leyes científicas inanimadas, principios y reglas en general, como a la autoridad jerárquica. 

Estricta autodisciplina. Éste es otro elemento de los pensamientos conscientes que forman parte del proceso creativo y que contrasta con los aspectos inconscientes que suelen mencionarse. La autodisciplina puede estar fundamentada en la entrega a un trabajo o ámbito y puede no presentarse si no hay un desafío motivador. 

Estándares elevados de excelencia. La autovaloración también está vinculada con la motivación personal o intrínseca. Los estándares personales se elevan conforme se emprenden desafíos mayores. La búsqueda de la excelencia per se parece ser parte de la motivación de una persona. 

Voluntad de correr riesgos. El tipo de riesgo no es como el que correría un apostador; es, más bien, como el peligro de fracasar en empresas difíciles de las que se desconocen los resultados. También existen riesgos cuando se va contra las opiniones generalmente aceptadas y populares.

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PENSAMIENTO CREATIVO: UN AULA SIN BARRERAS


 
-       La creatividad se ha convertido en la habilidad más requerida en aulas y espacios laborales. La capacidad de despertar sentidos nuevos a las cosas habituales resulta atractiva. ¿Será que el trabajo en aula promueve esta actitud?

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Retaron a Ernest Hemingway a escribir una historia en 6 palabras. El escritor estadounidense destacaba por la detalladle descripción en sus relatos. La apuesta lo sacaba de su ámbito de comodidad para obligarlo a crear bajo un estilo nuevo. “For sale: baby shoes, never worn (En venta: zapatos de bebé, nunca usados) fue la propuesta del premio nobel de literatura; según él, esta fue su mejor obra.

Estas dinámicas se replican constantemente en la vida diaria. Situaciones que nos obligan a reformular el valor de las cosas. Ahí radica la importancia del pensamiento creativo, en hacer las cosas de manera distinta, como no se han hecho hasta el momento.

El desarrollo del pensamiento creativo impulsa el despertar de nuevas formas de ver las cosas, de nuevos conceptos respecto a lo habitual. La generación de nuevas ideas se sustenta en el dominio y conocimiento previo, en la consistencia de un saber que permite romper las reglas y procedimientos establecidos.
El pensamiento creativo “es una habilidad de formar nuevas combinaciones de ideas para llenar una necesidad” resume Harry Alder. El resultado propuesta se caracteriza por su originalidad.


¿Cómo promover esta cualidad creativa en el aula?

El ambiente escolar resulta propicio para alentar el pensamiento creativo. En el marco del aprendizaje constante, el estudiante convive en un espacio de experimentación natural. El ejercicio de ensayo y error es parte de la enseñanza en aula.

Un obstáculo se interpone y limita el desarrollo creativo en el aula. El miedo.
Miedo a ser diferente, a equivocarse, al ridículo, a la crítica, al riesgo.
El premio al resultado impera en las aulas escolares. Padres, docentes y estudiantes miden el aprendizaje en virtud de un resultado. Esta forma de validar el aprendizaje funciona como una cortapisa de la participación estudiantil. La creatividad queda relegada en beneficio de la nota.

El docente debe provocar un espacio de aprendizaje que rompa los miedos y aliente el sentido creativo. Para ello, debe transmitir a los estudiantes sensaciones de confianza y autoestima. Abrir la mente con nuevas ideas, activar un sistema de preguntas constantes, cultivar la curiosidad, ejercitar la mente, huir de las rutinas, validar las perspectivas opuestas son formas de nutrir la clase de espacios creativos.

En un ambiente abierto a nuevas formas de hacer, los estudiantes encontrarán la confianza para experimentar abiertamente. El miedo a “no encajar en el grupo” estará disipado. Será un espacio que premie la innovación, la valentía, la búsqueda de nuevas formas de construir. 



En contra de lo que muchos piensan, el docente no es responsable de despertar la creatividad. La labor esencia del docente consiste en crear las condiciones idóneas para que los estudiantes, de manera natural, dejen fluir su creatividad. Como docentes, estamos llamados a superar los paradigmas vigentes y facilitar escenarios de interacción nuevos, espacios caracterizados por el orden, la honestidad, la colaboración y la solidaridad. La creatividad florecerá por sí sola allá donde la experimentación sea abonada.

Una educación que sustente la creatividad trabaja el desarrollo de virtudes personales y grupales. El docente está llamado a ser el primer creativo dentro del aula. Tiene la difícil misión de “incomodar” a los estudiantes para que no conviertan el trabajo de aula en una acción rutinaria. 




Nos hemos acostumbrado, como sociedad, a plantear la creatividad como fruto de la inspiración. Los hay que tienen, y otros que carecen. Esta forma de pensar posterga el pensamiento creativo a un plano secundario. Queda demostrado que el pensamiento creativo se trabaja de la misma forma que otras facetas del aprendizaje. El deseo y la preparación son ejes prioritarios para fortalecer un sentido creativo. 

Todo trabajo se sintetiza en un resultado. Para Alder, el pensamiento creativo “debe tener un resultado, ya sea a través de una acción interna (como llegar a una conclusión, formular una hipótesis o tomar una cierta decisión) o de una acción externa (como escribir un libro, pintar un cuadro o componer una canción)”.

El estudiante que ha fortalecido su pensamiento creativo tiene una confianza en su aprendizaje adquirido. No necesita la aprobación de los demás, su capacidad de autoevaluación se torna en el más firme compromiso de éxito.

RASGOS DEL APRENDIZAJE CREATIVO

 
Fluidez de pensamiento. El estudiante es capaz de pensar con libertad y naturalidad. Esto incluye:
·            Fluidez de palabra: puede mencionar palabras que contengan letras o combinaciones de letras determinadas.
·            Fluidez de expresión: tiene facilidad para dar los sinónimos de una palabra determinada.
·            Fluidez de ideas: puede producir cómodamente ideas que cumplan con ciertos requerimientos (por ejemplo, nombrar objetos que sean sólidos, blancos y comestibles) o escribir un título apropiado para una historia dada.

Flexibilidad de pensamiento. Consiste en la capacidad de abandonar sin problema formas de pensar adquiridas y adoptar nuevas. Por ejemplo:
·            Flexibilidad espontánea: puede producir gran variedad de ideas, como en el popular ejercicio de “usos para un objeto común”. Así, al sugerir los posibles usos de un ladrillo, la persona logra saltar de una categoría a otra: material de construcción, tope para puerta, proyectil, fuente de polvo rojo, etc. 

·            Flexibilidad adaptativa: puede generalizar los requerimientos de un problema para encontrar una solución. Por ejemplo, en un ejercicio de trazar cuadrados con el menor número posible de líneas, opta por abandonar la idea común de que todos tienen que ser del mismo tamaño. 

Originalidad. El estudiante propone ideas que estadísticamente están fuera de lo común. Un ejemplo son las asociaciones remotas: establece asociaciones entre elementos remotos entre sí en el tiempo o el espacio, o remotos desde el punto de vista lógico. Por ejemplo, asociar un lápiz con una nube para encontrarles alguna semejanza; o relacionar las formas de las ventanas de una casa con las siluetas de los animales del zoológico. 

Sensibilidad o capacidad para identificar problemas. Permite al estudiante identificar deficiencias en productos comunes o juzgar si se han alcanzado los objetivos en una situación dada. Esto está relacionado con “plantear la pregunta adecuada” y “llegar al meollo del asunto”. 



Respuestas ingeniosas. Esta característica se acerca a la “inteligencia”, pero más en el sentido de “astucia” o “perspicacia” que en el de ingenio intelectual o cerebral. En otras palabras, son respuestas en las que no se mide el nivel de conocimiento, sino la capacidad de elaborar o ingeniar soluciones creativas. 

Redefinición. Renuncia a las interpretaciones habituales de los objetos familiares y los utiliza de formas nuevas. Por ejemplo: “¿Cuál de los objetos siguientes puede servir mejor para fabricar una aguja: lápiz, rábano, pez, clavel?” (Su elección sería “pez”, arguyendo que se podrían utilizar las espinas). 

Desarrollo. Puede agregar detalles a un esquema general. Por ejemplo, a partir de una tarea macro, describirá los pasos detallados; a partir de dos líneas simples trazará un objeto más complejo. 

Tolerancia a la ambigüedad. Puede aceptar cierta incertidumbre en las conclusiones; se abstiene de utilizar categorías rígidas. Algunas personas creativas parecen sentirse atraídas por el riesgo y la incertidumbre. 

Voluntad de ser diferente y desacatar las convenciones. Esto describe más a un líder que a un seguidor, pero un líder de ideas más que de personas. La aversión a la “autoridad” se refiere tanto a leyes científicas inanimadas, principios y reglas en general, como a la autoridad jerárquica. 

Estricta autodisciplina. Éste es otro elemento de los pensamientos conscientes que forman parte del proceso creativo y que contrasta con los aspectos inconscientes que suelen mencionarse. La autodisciplina puede estar fundamentada en la entrega a un trabajo o ámbito y puede no presentarse si no hay un desafío motivador. 

Estándares elevados de excelencia. La autovaloración también está vinculada con la motivación personal o intrínseca. Los estándares personales se elevan conforme se emprenden desafíos mayores. La búsqueda de la excelencia per se parece ser parte de la motivación de una persona. 

Voluntad de correr riesgos. El tipo de riesgo no es como el que correría un apostador; es, más bien, como el peligro de fracasar en empresas difíciles de las que se desconocen los resultados. También existen riesgos cuando se va contra las opiniones generalmente aceptadas y populares.

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