Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

viernes, 30 de octubre de 2015

La lectura, una puerta para la enseñanza de VALORES




La enseñanza de valores se ha convertido en un eje trasversal de la educación moderna. Los docentes recurren a dinámicas y materiales de apoyo para exponer la vivencia de modelos humanos y sociales. La lectura, a través de su narrativa, se convierte en una alternativa para reflejar los valores.


La educación integral e integradora se enfoca en la enseñanza de los valores como parte fundamental del desarrollo en el estudiante. El aula, desde su espacio de convivencia, se torna en una escuela de vida, de valores, de actitudes. Junto a la enseñanza de contenidos académicos establecidos, el colegio se convierte también en el espacio de formación del ciudadano comprometido.

Los valores se convierten en la esencia de este aprendizaje integral que fortalece el desarrollo de la persona. Desempeñan un papel tan importancia en la educación que en todos los sistemas educativos se contemplan como un contenido trasversal a lo largo de todo el proceso educativo. Desde su ingreso al centro escolar, hasta su graduación, la formación en valores acompaña el proceso educativo permanentemente.

¿Cómo explicar el sentido y alcance de un valor a un estudiante de primaria? Conceptos como el respeto, la tolerancia o la responsabilidad con demasiado abstractos para un estudiante. Además, la formación de valores requiere un tratamiento educativo diferente. No se puede plantear un plan de trabajo fragmentado en unidades de conocimiento y pruebas de evaluación.


La lectura se proyecta como una dinámica atractiva para acercarse a la vivencia de valores. Las historias reflejadas en los libros permiten recrear situaciones de vida. En cada historia, un valor se refleja desde el comportamiento humano de sus protagonistas; en cada historia, el lector forma parte de una vivencia que expone los valores a partir de la condición humana.

El apoyo de la lectura para la interiorización de los valores permite al docente múltiples dinámicas. Las dinámicas de trabajo antes y después de la lectura refuerzan la experiencia adquirida en la lectura. De esta manera, los estudiantes experimentan el sentido del valor y están en disposición de vivirlo en los contextos de interacción que les rodean.

La historia narrada ofrece al estudiante las ventajas de una lectura. Mejora su lenguaje y vocabulario, alimenta la imaginación, enriquece su capacidad expresiva. Y, paralelamente, le regala experiencias de vida, relatos humanos compartidos llenos de sentimientos, valores, enseñanzas.
El valor de la lectura se transforma en una lección de valores.


VALORES DE LITERATURA


1.    Amistad

La amistad se ha convertido en el valor por excelencia dentro de la escuela. Los estudiantes son amigos dentro y fuera del centro. Con frecuencia, y según las edades, el valor de la amistad se antepone al sentido de familia.
La lección de una lectura adecuada para cada edad ayudará reforzará las experiencias de amistad en los estudiantes. En las edades tempranas, entre 6 y 10 años, se recomienda “Sixto seis cenas” o “Mis amigos los piratas”; en edades más avanzadas se propone las novelas “El mago de Oz” y “Amigos Robots”.

2.    Responsabilidad

La disputa por la libertad, sobre todo en los jóvenes, se ha convertido en una batalla diaria. Comprender el valor de la responsabilidad ayuda a resignificar la libertad como valor.
La lectura de “EL regalo del duende” y Cubrelunas” recreará un contexto idóneo para reflexionar sobre la responsabilidad y la libertad en los ciclos iniciales. Para los estudiantes  adolescentes, quienes viven con más intensidad este debate por los límites, se recomienda la lectura de la “Odisea”, la historia de Ulises, que aporta, además, un acercamiento a la Grecia Antigua.

3.    Solidaridad

La convivencia humana se basa en la relación con los demás. En este contexto, la justicia social alienta la actitud solidaria. Así, las necesidades ajenas están en un mismo nivel de importancia que las propias. El valor de la solidaridad, tanto al interior del recinto escolar como hacia la sociedad en general es un factor fundamental en la formación de los estudiantes. El sustento de este valor se centra en la dignidad de las personas.
Para los niños de 6 a 10 años se recomienda las lecturas “Todos para uno y uno para todos”, “¡Hace frío!” y “La economía de la sonrisa”. En el nivel secundario se sugiere lecturas como “Platero y yo”.

4.    Diversidad

En la medida que crecen los niños, se van evidenciando las diferencias. Las primeras muestras harán alusión a las diferencias de género, y paulatinamente se marcarán nuevos aspectos de identidad diferenciadora. El respeto es la clave para comprender la diversidad desde su lado positivo y enriquecedor. La escuela se muestra como el espacio idóneo para fortalecer la solidaridad.

Desde la labor pedagógica, se recomiendan las lecturas “El ruiseñor y otros cuentos” y “Rafa, la garza, y Tono el zorro” para los menores de 10 años y “El oro de los sueños” para los mayores de 10 años.

5.    Generosidad

El trabajo en equipo reclama actitudes de generosidad. La entrega de dinero, tiempo o trabajo sin esperar una recompensa por parte del compañero. En la actividad escolar, la colaboración es parte sustancial del aprendizaje.

Lecturas como “El bolsillo mágico” o “Juanillo y las habichuelas mágicas” son fácilmente comprensibles para la etapa primaria. En el nivel secundario se recomienda la lectura de las novelas “EL niño del pijama a rayas” y “Relatos de monstruos”.

6.    Justicia

Quizá es uno de los conceptos más complejos para explicar en las circunstancias actuales. La justicia va más allá de la ley. Hace referencia a la igualdad de oportunidades. Además, tiene una relación directa con otros valores como el respeto y la tolerancia. Estos valores transcienden el ámbito escolar y apelan a vivencias de la comunidad en general.

Para fortalecer la enseñanza de estos valores se propone las lecturas como “Arroyo claro, fuente serena” o “Erase una vez don Quijote” para los niños de 6 a 10 años. Para los jóvenes comprendidos entre los 10 y 14 años se recomienda “Los viajes de Gulliver”.

7.    Creatividad

La creatividad se dibuja como un valor permanente en el proceso educativo. Los docentes provocan constantemente ejercicios creativos que ayuden a los estudiantes a desarrollar su imaginación.
Como lecturas sugeridas se mencionan “La ladrona de lágrimas” y “El juguete de madera” correspondientes al ciclo primario y “Metamorfosis” en el ciclo secundario.

8.    Tolerancia

En el marco de las relaciones, el respeto por las ideas y creencias de los demás adquiere un protagonismo. El valor de la tolerancia facilita la integración dentro del grupo.

Para los niños menores de 10 años se plantean lecturas como “Los conquistadores” y “El jardín de Tadeo”. Otras lecturas como “El hombre de hierro” son recomendables para los jóvenes de secundaria.

9.    Compromiso

Es otro de los valores que fortalece el tejido social. Se sustenta en la responsabilidad, pero esta vez centrada en el apoyo a las tareas o causas de bien comunitario. El compromiso aporta al crecimiento y desarrollo humano.

“El cuento del jardinero” y “El leopardo en su árbol” son lecturas recomendadas para el ciclo de primaria. En secundaria se recomienda la lectura de “Cuento de navidad”, “Una vez” o “Grandes esperanzas”.

10. Confianza

Desde la perspectiva del crecimiento de los estudiantes, la confianza es un valor básico. Tanto si se refiere a la confianza en uno mismo, como la confianza en los compañeros, en ambos casos refuerza la estima y sostiene el desarrollo integral.

Los niños de 6 a 10 años pueden leer cuentos como “El patito feo” o “Fermín miedo”; mientras que los jóvenes de 14 años pueden decantarse por ”Mitos griegos” o “Speak”.



HACER DE LA LECTURA UN HÁBITO


El hábito de la lectura se considera una de las costumbres más saludables para el equilibrio entre cuerpo y mente. Dedicar diariamente un tiempo para la lectura ofrece muchos beneficios para la vida. Pero, ¿cómo acostumbrarse a leer de manera habitual?

1.    Lee en las mañanas.- Por las mañanas, el cerebro está más activo y asimila mejor la lectura. Por las tardes o noches, cuesta más conseguir la relajación y espacio de tranquilidad para leer. El cansancio y el ajetreo diario desalientan el tiempo de lectura.

2.    Proponte un número de páginas cada día.- el reto de leer un número determinado de páginas por día compromete. Al inicio serán pocas páginas (20), pero poco a poco se irá aumentando el número de páginas y el compromiso con la lectura.

3.    Crea un espacio sin distracciones.- la lectura requiere concentración. Dedicar un espacio y un ambiente para leer es fundamental para consolidar el hábito. Si la lectura se realiza en dispositivos electrónicos, siempre es aconsejable desconectar las conexiones a las redes sociales o a otras páginas que puedan suponer distracciones.

4.    La constancia hace al hábito.- La lectura esporádica se percibirá, sobre todo si se trata de estudiantes, como un castigo. La constancia en la lectura ayudará a consolidar el amor por la lectura.



Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"




jueves, 29 de octubre de 2015

Una escuela de Samaipata revoluciona la manera de enseñar



Samaipata propone un modelo de educación alternativo. Un grupo de padres ha consolidado un proyecto formativo novedoso. Los niños, el entorno y la relación entre ellos forjan una estructura educativa innovadora.


Todo empezó en 2012. Un grupo de padres de familia buscaba actividades para complementar el tiempo libre que la escuela dejaba a sus hijos. Más allá del tradicional fútbol o de las clases de inglés o computación, perseguían una formación diferente que conectara a sus hijos con el entorno natural donde vivían.

Samaipata es un enclave intercultural singular. Históricamente se ha convertido en un punto de encuentro entre oriente y occidente. Su fuerte precolonial da muestras de la riqueza cultural histórica que posee. En los  tiempos actuales, ha acogido a una multitud de extranjeros que han hecho de Samaipata su residencia.

La suma de todas estas influencias alentó a un grupo de padres a promover talleres de formación que orientarán a sus hijos a una forma de vida armónica con el entorno natural donde viven. Así nació LiverArte, una propuesta de talleres en musicoterapia, cerámica, arte, etc. La iniciativa fue tomando cuerpo y consolidándose como una alternativa para otros padres de familia. Así, a fines de 2012, consideran que esta forma de educación enmarcada en el entorno de vida se podía convertir en una comunidad educativa establecida.


La asociación educativa “Flor de Montaña” se inaugura el 18 de febrero de 2013 como un centro educativo establecido. Su directora, la profesora Neda, elogia la actitud de los padres de familia. “No nos bastaba con criticar – recuerda-, sentíamos que debíamos movernos y hacer algo”. La disconformidad con el sistema educativo vigente ha alentado a la creación de un  nuevo modelo escolar. Todavía no cuenta con la aprobación plena por parte de las autoridades educativas nacionales, aunque los trámites están avanzados y esperan que pronto se logre el reconocimiento pleno.

“Flor de Montaña” se proyecta como una iniciativa de formación educativa para la vida. Las bases pedagógicas que sustentan la propuesta educativa recogen tres pilares experimentales comprobados: la pedagogía Waldorf, el pensamiento de Krishnamurti y los postulados de la “pedagogía 3000”. En conjunto, pretenden una mejor educación en coherencia con sus creencias, su visión del mundo y de la vida.
Los documentos constitutivos de Flor de Montaña describen el objetivo como un “despertar las facultades latentes del educando y del educador, con el propósito de aportar al crecimiento de seres autónomos y libres, seres vigorosos e inquietos, ansiosos por desarrollar su potencial en las diversas áreas, apasionados por aprender y conocer, felices e inspirados en el amor, portadores de valores morales inquebrantables, capaces de enfrentar la vida desde el respeto a sí mismos y a su entorno”.

Apenas un 2% de los estudiantes de Samaipata acceden a la universidad. La falta de esperanza por superar o alcanzar la meta universitaria desalienta a los estudiantes para participar de modo activo en su formación. Flor de Montaña ofrece nuevos contenidos útiles para la vida en la comunidad. Actualmente, la escuela alberga a estudiantes de los tres grados de formación: inicial, primaria y secundaria.
La educación que se trabaja en Flor de Montaña se sustenta en fuertes lazos humanos de confianza. La formación más académica se centra en tres pilares fundamentales: lenguaje, matemáticas y ciencias de la vida. Con este sustento, se satisface los requerimientos que la educación formal (establecida por el sistema educativo) dispone. Junto a estos aprendizajes, Flor de Montaña alienta las enseñanzas en otras áreas de la vida, relacionadas directamente con el entorno natural y social de Samaipata. Las aulas se complementan con clases como artes, actividades curativas, agroecología y otros contenidos tecnicoproductivas. Incluso, es frecuente disponer el tiempo de aula para compartir contenidos de Feng Shui, Tai Chi o ajedrez.


La singularidad de Flor de Montaña también se extiende a su sistema de calificación. Por un lado, deben mantener el sistema de calificación propuesto por las autoridades educativas, y adecuarse a las normas establecidas. Por otro lado, el profesor envía una carta personalizada a cada estudiante, en la cual reflexiona sobre el desempeño del estudiante y comparte las experiencias vividas en la gestión. Una evaluación a partir del crecimiento personal. El docente se convierte en un acompañante para los estudiantes.

La consolidación de Flor de Montaña requiere un proceso de adaptación. Para la directora del colegio, Neda, ha sido importante transitar por una fase de desestructuración y desaprendizaje; liberarse de las pautas establecidas por la educación tradicional para provocar nuevas formas de aprendizaje.

En la actualidad, la sostenibilidad del proyecto es la mayor amenaza que afronta la escuela. El proyecto se financia gracias a algunas donaciones que reciben y al aporte mensual que realizan las familias. Cada familia realiza un aporte de 330 bolivianos que ayudan a mantener las actividades escolares.

La expectativa que poseen los directivos del colegio consideran que la autosostenibilidad del centro se equilibraría con unos 200 a 300 estudiantes. Incluso, sueñan con un centro o albergue que permita a los estudiantes de las zonas más alejadas gozar de un espacio para alojarse.


El concepto de solidaridad con la comunidad también se plasma en el sistema de becas que ofrece. La profesora de educación física Nora Ibahimpasic, defiende la igualdad de acceso a la educación. Fruto de este planteamiento, disponen de un 40% de estudiantes becarios, y aspiran a incrementar este porcentaje al menos un 10% más.


UN PASEO POR LA ESCUELA

Flor de Montaña llama la atención por su infraestructura diferente. Una parte importante del equipamiento se ha obtenido a partir de los talleres de reciclaje. Sentirse en armonía con el entorno supone, también, construir el entorno.

El profesor catalán Eduard Comas, ha realizado un viaje por el conteniente para compartir experiencias educativas. Su paso por Flor de Montaña está relatado en un blog personal. Entre los aspectos más llamativos de su relato seleccionamos algunos pasajes.

Los lunes, a primera hora, se empieza siempre con una armonización: es decir, una actividad conjunta en la que todos –alumnos, profesores y, a veces, algunos padres- se toman de la mano alrededor del árbol más alto y donde alguien agradece o comparte sus deseos para los días que vienen, dando espacio a cualquier otra persona que se quiera pronunciar. Suele acompañarse, también, de un pequeño baile o canción”.

“Los viernes, en cambio, se concluyen las clases con la asamblea, dónde l@s niñ@s toman la iniciativa para hablar y tomar conclusiones sobre aspectos de la vida comunitaria que no están funcionando o que podrían mejorar. El control o la moderación de la reunión corresponde a uno de los cuatro grupos-clase”

Destaca otras actividades que alientan la solidaridad entre compañeros:
“Cada miércoles durante el tiempo de recreo tiene lugar el apthapi (compartir en quechua), donde cada niñ@ lleva alguna fruta o alimento natural/artesanal en cantidad suficiente para después ponerlo todo en común y comer juntos. Vinculado a este hecho está el trabajo bien logrado de inculcar hábitos para una alimentación sana, responsable. Sea el día que sea, está prohibido llevar como desayuno productos envasados o que contengan cualquier tipo de aditivo artificial”.

Finalmente, refleja el compromiso de los padres de familia en la construcción del colegio. “Un sábado o domingo al mes se organiza una minga de la cual participan los padres y madres de Flor de Montaña, aunque también asisten personas ajenas a la comunidad educativa, voluntarios de otros proyectos samaipateños, turistas… Durante los días previos, se elabora una lista de tareas que luego se ordenan según prioridad: básicamente cosas a arreglar y materiales a crear para un correcto desarrollo de la actividad pedagógica y diaria de la escuelita. Pude comprobar el compromiso de todos y el agradable ambiente de trabajo que se genera”.

La directora del proyecto Flor de Montaña resume esta experiencia desde el valor espiritual que otorgan a la enseñanza. “No hay comunidad que se sostenga en el tiempo sin un fundamento espiritual”, sentencia.



Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"