Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Cómo andamos de diálogo entre docente y estudiante?



La relación entre los estudiantes y el docente ha evolucionado. Las nuevas tecnologías, los hábitos de la sociedad moderna proponen una nueva forma de interacción. El diálogo se vuelve importante como vínculo.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas

Mariano Martín Gordillo, profesor de educación secundaria desde hace casi 25 años, recuerda que en su infancia, ”los pupitres estaban clavados en el suelo y formaban filas de a dos, mirando siempre a la pizarra, donde estaba el profesor. Él hablaba siempre, nosotros pocas veces. Él preguntaba y nosotros debíamos responder. Eso era lo que se esperaba de nosotros: el silencio, las respuestas y, si se daba el caso, alguna pregunta pertinente. Aquello no me gustaba”

Revive el origen de la educación. Las primeras reflexiones de la educación están en Platón. El espacio público que era el ágora, el espacio de encuentro en las polis griegas, donde se intercambiaban y se compartían razones. En ese origen, el diálogo era la base del proceso de formación.

Desde su actual lugar de trabajo, promueve una relación de diálogo permanente con los estudiantes. Las aulas actuales se han con vertido en espacios contemplativos. El profesor hablar mientras los estudiantes se limitan a escuchar.
El nuevo contexto educativo vincula a un adulto junto a los estudiantes. El aporte del adulto se centra en el contacto que tiene con un conocimiento adquirido. El aula se transforma en una oportunidad para el contacto intergeneracional, contacto que difícil mente se logrará en otros escenarios sociales.




Para Cristóbal Cobo, director del centro de estudios fundación CEIBAL, “la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula aseguran una participación cada vez más integral del estudiante en clase”. 

Ambos investigadores coinciden en que el diálogo y el intercambio es el principal método de enseñanza. El aula, insisten, debe recuperar la dimensión dialógica que siempre debió tener.

Las tecnologías proponen paradigmas distintos a los modelos que se habían impuesto en siglos anteriores bajo otros instrumentos. La apertura de nuestra mente sería el principal componente del cambio. La disposición ante las herramientas tecnológicas reclama flexibilidad y apertura. Las TIC´s enriquecen el espacio de aula facilitando el encuentro y la participación.




El análisis de Martín Gordillo refleja los cambios que se han producido en el contexto escolar y pedagógico provocados por la inclusión de tecnologías innovadoras. Observa, al mismo tiempo que “la educación no ha mutado de la misma forma que lo ha hecho el mundo en general” para asimilar las nuevas formas de relacionamiento y diálogo.

Las TIC son entendidas como herramientas para explotar la curiosidad y la experimentación, juegan un papel fundamental. El problema es que las tecnologías pueden ser utilizadas para llevar a cabo pedagogías profundamente conservadoras y lineales. Para los niños la tecnología no es algo innovador, no es algo disruptivo, porque han nacido con ello. Para los estudiantes es natural apelar a las tecnologías como forma cotidiana de relación. Para los docentes, la adecuación tecnológica sigue siendo aún una cosa extraña.

La alfabetización actual supera la capacidad de aprender a leer y escribir, explica el profesor Cobo. El nuevo alfabetizado domina las tecnologías de información y comunicación como una extensión más de los espacios de relacionamiento. Desarrolla nuevas capacidades de comprensión e interacción y, por tanto, nuevas formas de descubrir y aprender.

La escuela se mantiene en un sistema tradicional de preguntas y respuestas repetidas. Los programas curriculares son un conjunto de respuestas estructuradas y sistematizadas. El currículum debería ser un punto de partida que hace preguntas provocadoras y que no te da las respuestas. Lo que incentiva la curiosidad, la experimentación, es buscar la respuesta a preguntas abiertas. Esto sería más inteligente y seductor para plantear desde la escuela.




Cristóbal Cobo insiste con la necesidad de cambiar la escuela para recuperar el verdadero sentido del diálogo. “Hablamos de la educación enciclopédica y cuando salimos al mundo laboral vemos que los contenidos se convierten en algo reemplazable. Las habilidades técnicas deben ser enriquecidas y amplificadas por habilidades de orden emocional”.

Aunque el acceso a computadoras debe responder a un plan de trabajo educativo predeterminado. Mariano Martín Gordillo reclama que muchas veces se proyecta la inserción de computadoras en el aula como la solución a las deficiencias educativas. Dotar de computadoras a los estudiantes permite abrir una puerta al acceso. No por ello, insiste Martín Gordillo, se debe excluir la presencia del maestro como guía del aprendizaje.

En el fortalecimiento del diálogo como sustento de la educación, Martín Gordillo sugiere un nuevo rol del maestro. Para el experimentado profesor, se debe considerar al maestro como “un artesano del diálogo. Tendrá que generar el contexto y hacer posible un espacio donde se pueda intercambiar, crecer y aprender intercambiando. Más que preocuparse por qué conocimientos debe llevar al aula -eso es una cuestión superada-, deberá preocuparse por cómo crear dispositivos y situaciones de organización que favorezcan el acceso al conocimiento y su discusión”, manifiesta de manera firme. Además, reclama que las aulas actuales siguen siendo espacios de transmisión de conocimientos, sin permitir los cuestionamientos o intereses. Esta estructura ahora el diálogo y frena el entusiasmo y dinamismo de los estudiantes.




“Nuestra aula no era dialógica, de modo que tenemos que crear escenarios de relación que no tenemos en nuestra memoria” coincide Cristóbal Cobo. La tradición educativa que arrastramos se convierte en un obstáculo para recuperar el diálogo dentro del aula. Añada que el docente está llamado para “crear otros escenarios de participación. Si no lo haces, no te das cuenta de cómo se puede hacer. No es una cuestión teórica”. El aula, al igual que el ágora griega, es el espacio democrático por esencia. El debate, el diálogo más enriquecedor es aquel que nace y se fortalece entre los propios estudiantes. La diversidad de competencias e intereses, explica Martín Gordillo, propone un encuentro muy fértil si se sabe aprovechar educativamente. La autoridad del docente se alimenta con los aportes que incorpora al escenario mental de los estudiantes. “La voz del maestro se respeta por lo que dice, no por quién lo dice” recalca el profesor. Resume su labor como la de provocar espacios de interacción y cooperación entre los estudiantes.




La clase debe convertirse en un escenario donde los estudiantes puedan aprender a tomar decisiones Sigue siendo importante diferenciar entre enseñar y educar. La educación para los nuevos entornos trata de instalar un nuevo contrato educativo en el que sea posible entender que, para muchas de las competencias que los nativos digitales necesitan, siguen siendo funcionales las aulas presenciales. El diálogo en el ágora, la participación cooperativa en el aula y la interacción en las redes sociales forman un continuo históricamente coherente.  Así lo expresa Cobo al considerar que “la ruta que nos queda por consolidar desde la educación formal consiste en construir más puentes y caminos para dar espacio a esas oportunidades no planeadas de aprendizaje”.

Considera además que “hay algunos aprendizajes que nos permiten desarrollar estructuras para construir conocimientos después”, validando de esta manera la interconexión que se plantea entre la educación de aula y el aprendizaje en los contextos dialógicos.


Sería muy interesante, concuerdan los expertos, que la educación fuera más flexible y personalizable en este sentido. El entorno actual facilita la posibilidad de construir conocimiento con personas de todo el mundo. “Tenemos al alcance de la mano una comunidad de aprendizaje sin límite”, sentencian.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas


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