La
normalización de las tecnologías ha facilitado la escritura. Frente a una
computadora, nos sentimos seguros para escribir. El resultado nos muestra una
hoja ordenada y pulcra. Por el contrario, con el lapicero y la hoja, el
resultado es una hoja ilegible y poco agradable.
La
escritura tradicional es un elemento importante para el desarrollo educativo. Resulta
un componente interesante en la organización del pensamiento. Paralelamente,
también es una carta de presentación ante los demás. La buena escritura provoca
una impresión favorable.
El
aprendizaje de la buena caligrafía se planifica en tres ciclos En una primera
etapa el niño adquiere un control grafomotor para dominar los trazos. En la
etapa intermedia, la atención se concentra en la práctica de la escritura en sí
misma. Finalmente, la etapa de perfeccionamiento pulirá el estilo y la
caligrafía del estudiante.
La
escritura es un hábito. El ejercicio constante facilita el dominio y la calidad
en la escritura. Sin embargo, es importante prestar atención a las causas que
provocan una caligrafía defectuosa. Los principales motivos se deben a la falta
de destreza motriz, a la impulsividad, la poca orientación espacial y la baja
autoestima. En todos los casos, es factible ejercitar el arte de la escritura
para mejorar la calidad de la letra.
1. Espacio
adecuado. La postura es clave para tener una buena escritura. Se aconseja estar
sentado con la espalda recta y apoyada en el respaldo de la silla, derecho y
relajado, con los pies en el suelo. La distancia referencial entre los ojos y
el papel se estima entre 20 y 25 centímetros. En todo momento se debe evitar la
postura de inclinación sobre la hoja. El escritorio debe estar libre para
garantizar un buen movimiento de los brazos
2. La posición del
cuaderno o papel se debe orientar con una ligera inclinación al lado contrario
de la mano dominante. Si es diestro, una inclinación a la izquierda, y si es
zurdo, se coloca el papel con una caída a la derecha. Además, es bueno sujetar
el papel con la mano contraria para fijarlo y garantizar la seguridad. Esta
sujeción debe ser normal, sin excesiva presión.
3. La forma de
agarrar el lápiz o bolígrafo. Para asir el lapicero se sugiera la pinza como la
forma más adecuada. El pulgar y el índice sujetan mientras el anular sirve de
apoyo. Es una sujeción ligera, son demasiada presión pero con el control del
lapicero. Si se presiona demasiado para tener un control firme del lapicero es
recurrente el cansancio y los calambres en la mano. La mano debe estar relajada,
sin tensiones.
4. Elije un útil
de escritura cómodo. La elección del instrumento de escritura parece
insignificante. Habitualmente compramos el más barato posible (total, el niño
los perderá en poco tiempo). Los pedagogos sugieren adquirir un lapicero que
nos resulte cómodo y se adapte a nuestro hábito. El lápiz se selecciona por su
facilidad para la rectificación. Se borra y se vuelve a escribir. Sin embargo,
un lápiz obliga a presionar con mayor fuerza para marcar los trazos, con lo
cual conlleva un inconveniente. El ideal de lapicero plantea dos claves: que se
acomode a la anatomía de la mano (por grosor o peso) y deje fluir la tinta con
consistencia, para no tener que remarcar los trazos.
5. Practicar los
giros adecuados. La grafía de las letras se sustenta en ciertos giros base que
se intercalan con líneas. El dominio de estos trazos es la base que sostiene
una buena escritura. Además, ayudará a tener regularidad y consistencia en la
forma de las letras. La escritura es un proceso automatizado que se debe ejercitar
constantemente. La pauta de papel sobre la que se ejercita es otro elemento que
contribuye notoriamente a un buen hábito. Normalmente se buscan las hojas
cuadriculadas por que permiten encasillar el tamaño y forma de la letra. No
todos logran adaptarse a ellas y prefieren aquellas con una línea o doble
pauta. Lo importante radica en no sentirse asfixiado por el espacio destinado
en la hoja.
6. Ejercicios de
caligrafía. Existen cuadernos de caligrafía que sugieren la repetición de
ciertas letras y palabras de acuerdo a un modelo preestablecido. Estos
cuadernillos han sido muy funcionales para los ciclos primarios de escritura.
Pero a ciertas edades resultan poco atractivos y motivadores. Para mantener una
buena escritura se debe ejercitar constantemente. Un consejo útil recomienda
redactar una hoja diaria y revisar periódicamente la mejora en la letra.
7. Escribe en el
aire. El movimiento para la escritura requiere el desplazamiento del brazo, el
antebrazo y el hombro. Si para escribir te limitas a mover los dedos es
factible que el resultado sea una letra dispar y de difícil lectura. Los
músculos de la zona del brazo ofrecen mayor estabilidad y cadencia al escribir.
También aportan suavidad y menor descaste o cansancio. Hacer letras en el aire
permite ejercitar todos los músculos doblando el codo y moviendo el hombro.
8. Enfréntate a
tu propia escritura. Al leer el texto que hemos producido nos percatamos de la
calidad de nuestra escritura. Revisar lo escrito nos ayuda a comprender los
errores que tenemos en la escritura. Es aconsejable que otro compañero también
pueda acceder al texto y apreciar la calidad y claridad del texto.
9. Dinámicas
divertidas. Existen diversos juegos que pueden alentar al niño para que
ejercite la escritura de forma amena. De acuerdo a la edad, los juegos se irán
complementando. Lo importante se centra en que el niño vea el ejercicio como un
entretenimiento y no tanto como una labor o un castigo. La motivación es la
base para el empeño.
10. Practicar
constantemente. Dejar de lado el teclado y redactar pequeñas ideas en una hoja
ayuda a practicar sistemáticamente y permite mantener activa la mente. La
práctica hace al maestro, sugiere el dicho.
Finalmente,
no te apresures. La escritura debe plantearse como un espacio de relajación,
requiere tiempo y cuidado.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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