Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 19 de enero de 2017

Planificación didáctica, más allá de la obligación


-       La planificación es una de las actividades menos querida por los docentes. Paradójicamente, es el pilar de la organización cotidiana y el único espacio que tenemos para pensar realmente en lo que nos proponemos para la enseñanza. ¿Puede ser tan poco apreciado siendo tan relevante para la enseñanza?

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 

La planificación se ha convertido en una cualidad del mundo actual. Muchas personas consideran que se debe planificar todo, incluso la vida misma. En cierta parte se ha convertido en una “obsesión por la organización”, pero debo decir que a mí me funciona. No todos los docentes perciben de la misma manera la importancia de la planificación. Para algunos, la anticipación de las acciones pedagógicas puede ser relativo. 

Claro que la planificación se ha ganado su mala prensa a costa de la larga tradición de burocracia que la ha atravesado: se ha vuelto más un objeto “para entregar”; “para que la aprueben”; “para mostrar”; que una herramienta concreta de trabajo docente. Quienes la defienden han sido tachados, en más de una ocasión como “tecnócratas” por querer sostener el valor de la planificación para la enseñanza. 

Así se percibe cuando se dedica mucho tiempo al “cumplimiento de su forma”. Desde algunas visiones se supone que todo lo que aparece planificado deberá sostenerse a rajatabla o bien que lo que fue escrito es el vaticinio de lo que sucederá. 



Se debe revisar esa percepción. “La planificación es un documento 
para debatir con otros y para pensar antes de actuar, pero ni más 
ni menos que eso” explica Débora Kozak.

La planificación nos permite entender exactamente cómo concibe la enseñanza cada docente. Si bien es cierto que “en la práctica se ve la verdad”, este ejercicio de anticipación da cuenta del enfoque didáctico y las formas en que conciben el rol de quien enseña y quien aprende. Esta mínima ventana de pensamiento previa a la acción, es la que nos da espacio para revisar lo que nos proponemos.

La pérdida de sentido del proceso de planificación ha provocado un estado de repetición en donde ciertamente olvidamos el factor fundamental: cada propuesta debe ser adaptada a los grupos reales con los que trabajamos y por lo tanto resulta intransferible de manera mecánica a otro. Entendido así, no hay riesgo de “plagio” posible y sí garantía de adaptación de cada plan a su contexto real de implementación.

En vez de poner tanta preocupación por los “formatos” y por definir qué se dispone dentro de la planificación (que eso dependerá del estilo de cada docente) es bueno pensar otras cuestiones relevantes.




Otra cuestión fundamental sobre la que no se observa mucho 
debate tiene que ver con el enfoque de la planificación. En este punto 
se debería profundizar en una reflexión extensa. Se pone en juego la 
mirada didáctica con que se encara la enseñanza.

Sin bien existe abundante teoría que aborda el tema de los proyectos, la forma en que éstos se plasman en planificaciones resulta bastante dudosa. Lejos de representar una visión basada en principios globalizadores e interdisciplinarios orientados a la producción, en base a un problema que provoque el interés de los estudiantes, suelen darse simplemente como recortes decididos por el docente y derivados de las unidades didácticas, de quienes no parecen diferenciarse demasiado. Asimismo las unidades didácticas se ven muchas veces como recortes curriculares arbitrarios y que reproducen de manera textual lo que aparece en libros de texto o en el mejor de los casos en el propio diseño curricular. De creatividad, poco y nada.

La planificación se transforma así en la reproducción del discurso de otros perdiendo nuevamente todo sentido. Ya no importa la unidad didáctica o proyecto, sólo ejecutar lo que al docente le piden o lo que le resulta más sencillo de reproducir. Con la mirada puesta más en distribuir los contenidos en el año escolar que en el aprendizaje de los jóvenes, la planificación se reduce a hacer que “todo lo que se quiere dar entre en el tiempo”, sin importar si por el camino queda un grupo de estudiantes sin aprender nada. Mientras los contenidos “se den”, las conciencias estarán tranquilas, resalta Zorak en su blog “Pensar la escuela”.

Este poco interés por hacer foco sobre los enfoques de la planificación se trasluce también en la confusión acerca de las formas de entender cada uno de ellos. Para algunos docentes, e incluso para ciertos diseños curriculares, planificar proyectos o unidades didácticas pareciera no presentar demasiadas diferencias.


PAUTAS DE PLANIFICACIÓN DIDÁCTICA


·              
-  Los proyectos son organizaciones didácticas basadas en problemas que reflejan el interés de un grupo o de una comunidad. Son interdisciplinarios por definición, porque articulan saberes de diferentes áreas para abordar el problema desde todas sus perspectivas de estudio posibles.

-  Los estudiantes juegan un papel central en el diseño e implementación de los proyectos: no son meros espectadores de lo que el docente pensó para ellos sino que desarrollan juntos el plan de trabajo. La participación es un principio fundamental dentro de ellos.

ü  La producción es uno de los ejes principales de los proyectos: se trata de poner manos a la obra en el desarrollo de propuestas que permitan indagar, conocer, experimentar, comunicar, etc. las temáticas que se derivan del problema seleccionado como eje del proyecto.

-  Los contenidos curriculares se abordan desde los problemas y temas planteados, buscando dotarlos de un significado y un sentido para quienes los están aprendiendo. No se dan fragmentados y aislados, sino al servicio del interés que dio origen al proyecto.

-  Buscan desarrollar la autonomía de los estudiantes en su puesta en práctica: promueven el compromiso, la colaboración y el trabajo en equipo.

-  El docente es quien guía el proceso de conocimiento, análisis, investigación, experimentación, producción, etc. y pone a disposición los materiales y recursos, colaborando en la organización y resolución de las diferentes actividades de aprendizaje.

-  Se inicia por una evaluación diagnóstica como punto de partida; luego se evalúa el proceso y las producciones finales en relación con él.


REENCONTRARNOS CON LA PLANIFICACIÓN


La burocratización de la planificación llevó a menospreciarla y a alejarse de ella. Tampoco ayudó su reducción a un mero listado de contenidos, en donde la única tarea relevante pareció ser cómo ubicarlos en el tiempo escolar.

Volver a valorar la planificación implica entonces generar un espacio sistemático de reflexión sobre las prácticas de enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes. En la medida en que se recuperan los espacios, será factible romper con las inercias que impulsan a hacer siempre las cosas de la misma manera. 

La planificación no debería ser un acto en solitario sino el producto de un trabajo colaborativo entre pares y con los equipos de conducción. Si somos capaces de compartir y debatir, la riqueza de nuestras ideas podrá verse potenciada por el aporte de la mirada del otro y, por qué no, por el trabajo colectivo y articulado con los colegas.

La planificación es sin duda el momento más creativo del trabajo docente, ponemos a volar nuestra imaginación y pensamos todos los escenarios posibles para la enseñanza; por lo tanto es donde proyectamos los deseos y los sueños sobre todo aquello que nos proponemos en el aula. ¿Acaso podríamos conferirle tan poca relevancia a algo tan importante para nuestra tarea docente?


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 

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