Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 16 de junio de 2015

Los problemas de comunicación en el aula: cómo superarlos



El proceso de comunicación es vital para el aprendizaje efectivo dentro del ambiente de clase. El docente es el principal comunicador del aula. El  foco de atención se debe centrar en el cómo se produce esa comunicación y transmisión de información a los estudiantes.

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El reconocido pedagogo Paulo Freire abogaba por el diálogo en el aula como fundamente de un nuevo tipo de educación. La interacción efectiva entre docente y estudiantes, consideraba, abriría una nueva puerta a la experimentación y vivencia educativa.

En la actualidad, los docentes siguen preocupados por lograr una comunicación fluida en el aula que les permita crear un ambiente de trabajo idóneo. Para el director de educación primara de la Editorial Vicens Vives, Salvador Rodríguez Ojaos, urge una remodelación de los procesos de comunicación en el aula. Rodríguez considera que, más allá de los lineamientos institucionales que se hacen, es necesario modificar cosas tan básicas como la disposición del aula. De acuerdo a su opinión, las aulas actuales siguen respetando un modelo de auditorio que dispone la docente ante un público. La organización física está pensada desde la necesaria disciplina que se reclama y no desde la propuesta comunicativa que se proclama. El ambiente dispone al docente en un papel de conferencista que vigila y observa el actuar de los estudiantes. Éstos, pasivos, asisten a una especie de conferencia educativa que restringe su posibilidad de interactuar de manera equitativa.

La vinculación entre comunicación y educación resulta clave para el aprendizaje. Desde la perspectiva planteada por Patricia Villalonga y Susana González, investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán, “educación y comunicación son procesos inseparables”. Y confirman en su estudio “propuestas para favorecer la comunicación en el aula” que toda situación comunicativa provoca un efecto educativo.


La preparación de un entorno o ambiente que favorezca el diálogo y la participación se convierte en un paso previo para dinamizar la comunicación. David Souza, en su libro Neurociencia educativa, complementa este ambiente comunicativo. El autor sugiere analizar la actitud del docente para corregir algunos errores recurrentes: “un entorno que contenga principalmente estímulos predecibles o repetidos, como el caso de algunas aulas, provoca un descenso en el interés del estudiante, que se vuelve hacia sí mismo para buscar nuevas sensaciones”.

El docente es el principal comunicador del aula. Así lo describe Salvador Rodríguez, quien refuerza la idea e incide en que el foco de atención se debe centrar en el cómo se produce esa comunicación y transmisión de información a los estudiantes.
Tal es el grado de vinculación entre comunicación y educación que muchos estudiosos han propuesto la denominación comunicación educativa para realzar la integración de ambas ramas. La experta en pedagogía T.E. Landívar considera que comunicación educativa es “un proceso de interacción entre profesores y estudiantes y entre los mismo estudiantes que tiene por finalidad crear un clima psicológico favorable, para optimizar el intercambio y recreación de significados que contribuyan al desarrollo de la personalidad de los participantes”.

Similar propuesta está planteada por las argentinas Patricia Villalonga y Susana González. Para las investigadoras, es primordial que el aula se convierta en un espacio agradable y acogedor para los estudiantes. En la medida que tomen consciencia de que el aula es un espacio propio de crecimiento, desechando la idea del control riguroso y disciplinario del salón de clases, las claves de una buena comunicación fluida surgirán espontáneamente. Villalonga y González refuerzan su propuesta recordando que “una buena comunicación educativa favorece el aprendizaje y contribuye al desarrollo efectivo de la personalidad”.

El investigador en comunicación Juan Díaz Bordenave describe tres modelos de comunicación educativa que se han implementado a lo largo de la historia y, en opinión de muchos, conviven en la actualidad.

El primer modelo hace énfasis en los contenidos. Es un  modelo ligado a la enseñanza tradicional en la cual, el docente posee la información y la transmite a los estudiantes para que asimilen las enseñanzas. Responde a un esquema clásico de información emisor privilegiado y receptor pasivo.

Para el comunicador paraguayo, el segundo modelo se centra en los efectos de la comunicación. La inserción en los procesos educativos de tecnologías de comunicación permite al docente acceder a nuevas herramientas que facilitan la comunicación. Este avance no consolida una interacción dinámica entre docente y estudiante. Más bien, el aporte de la “tecnología educativa”, como lo llama Díaz Bordenave, sigue manteniendo un modelo vertical dominado por el docente instructor y su pantalla aliada, ante unos estudiantes que siguen pasivos en su labor de aprender.

Finalmente, Díaz Bordenave alienta el modelo de educación centrado en el proceso. Este último modelo se caracteriza por el énfasis que otorga a la transformación  fruto de un proceso de comunicación. Las dinámicas dialógicas y de intercambio entre estudiantes y docentes permitirá un ambiente más abierto y equilibrado, un espacio propicio para que el aprendizaje se personalice y contribuya al crecimiento de cada estudiante.


PASOS PARA UNA COMUNICACIÓN ARMONIOSA

Algunas ideas para mejorar la comunicación entre docente y estudiante y proyectar un mensaje más efectivo en el aula.

1.    Promover la empatía.- un buen ejercicio para lograr una empatía comunicacional se basa en el intercambio de roles. El docente deberá asumir el papel del estudiante e interpretar los sentimientos y motivaciones que la clase provoca. Desde esta perspectiva, el docente descubrirá nuevas formas de dinamizar la comunicación del aula y nuevos lenguajes más cercanos a los estudiantes. La empatía logrará una sintonía de emociones e intereses lo que propiciará la participación activa de los estudiantes.

2.    Innova permanentemente.- las clases previsibles y repetitivas caen en la monotonía y provocan aburrimiento en los estudiantes. La sorpresa y la introducción de nuevas dinámicas en el aula despiertan el interés de los estudiantes y los mantiene atentos.

3.    Creatividad.- el mayor peligro dentro de un aula es el aburrimiento. Consecuencia del aburrimiento nacen los actos de indisciplina que convierten el aula en ingobernable. La rutina es el mejor combustible para encender el aburrimiento y el desencanto.

4.    Actitud de escucha.- el mejor sistema para valorar los consejos anteriores es la escucha. La planificación docente busca dinamizar la clase. No siempre, lo preparado es lo esperado por los estudiantes o no logra tener el resultado proyectado. Un diálogo abierto y fluido con los estudiantes ofrecerá al docente la retroalimentación inmediata para gestionar el aula.

5.    Provocar retos.- Para tener estudiantes activos es importante motivarles a la acción. Los retos que el docente puede disponer desde la materia se muestran como una dinámica eficaz para que los estudiantes busquen su autosuperación. Los retos deben despertar tanto inquietudes como visualizar metas alcanzables para que resulten atractivas.

Es recomendable que el docente conozca y recurra a las herramientas comunicacionales más comunes por los estudiantes. Las redes sociales se han convertido en un nuevo espacio de interacción. De acuerdo a ciertos límites de respeto y vinculación, los docentes también son parte de esta nueva virtualidad.

Y por último, renovar la estructura y organización del aula para redibujar el ambiente de aula siempre ayuda a crear la imagen de innovación.



 Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"

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