El sabio: una
luz, una tea,
una gruesa tea
que no ahúma.
Un espejo
horadado,
un espejo pulido
por ambos lados.
Suya es la tinta
negra y roja,
de él son los
códices,
de él son los
libros de pinturas.
Él mismo es
escritura y sabiduría.
Es camino, guía
veraz para otros.
Conduce a las
personas y a las cosas,
es guía en los
negocios humanos.
El sabio
verdadero es cuidadoso
(como un médico),
y guarda la
tradición.
Suya es la
sabiduría transmitida,
él es quién la
enseña,
sigue la verdad.
Maestro de la
verdad, no deja de amonestar.
Hace sabios los
rostros ajenos,
hace a los otros
tomar una cara (una personalidad),
los hace
desarrollarla.
Les abre los
oídos, los ilumina.
Es maestro de
guías,
les da su
camino,
de él uno
depende.
Pone un espejo
delante de los otros,
los hace
cuerdos, cuidadosos;
hace que en
ellos aparezca una cara (una personalidad).
Se fija
en las cosas,
regula su
camino,
dispone y
ordena.
Aplica su luz
sobre mundo.
Conoce lo (que
está) sobre nosotros
(y) la región de
los muertos.
El sabio es
hombre serio.
Cualquiera es
confortado por él,
es corregido, es
enseñado.
Gracias a él la
gente humaniza su querer
y recibe una
estricta enseñanza.
Conforta el
corazón,
conforta a la
gente,
ayuda, remedia,
a todos cura.
Antiguo poema de
la cultura Anauak (México)
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