Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

miércoles, 1 de abril de 2015

Por qué es importante la autoestima en el aprendizaje


Fortalecer la autoestima del estudiante motiva la actitud proactiva y el aprendizaje. El comportamiento docente incide directamente en la frágil percepción de cada estudiante. Diversos consejos ayudan a forjar una autoestima fuerte.

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La pedagogía moderna ha ampliado su ámbito de estudio para conseguir las condiciones idóneas del aprendizaje. Los expertos consideran que la autoestima repercute de manera directa en la educación emocional del estudiante. Altos niveles de autoestima coinciden con resultados destacados en el proceso de aprendizaje. Así lo respaldan las corrientes pedagógicas cognitivas y humanistas al valorar la autoestima como un concepto esencial de la educación.
Un estudio realizado por la Universidad Taracapá de Chile, y dirigido por el doctor Rodolfo Acosta, determina que la autoestima permite a los estudiantes consolidar una personalidad segura. De acuerdo a los resultados del estudio, la autoestima repercute directamente en la forma de afrontar las complicaciones y superarlas, una especie de detonante que despierta la valía individual.
Rogers define autoestima como “un conjunto organizado y cambiante de percepciones que se refieren al sujeto”. La psicología moderna, a través de Yagosesky, considera que esta percepción propia se relaciona con el “sentido de valía, capacidad y merecimiento, y es, a la vez, causa de todos nuestros comportamientos”.
El estudio de Acosta identifica las ventajas de la autoestima en el proceso de aprendizaje. La seguridad y confianza en sí mismo alienta en el estudiante un entusiasmo para alcanzar nuevos retos, más creativos y que activen su gusto por el aprendizaje.
El fortalecimiento de la autoestima en el marco de un proceso de enseñanza y aprendizaje resalta por la propia fragilidad de la misma. La percepción que un estudiante tiene de sí mismo es muy cambiante tanto por circunstancias internas como, por sobre todo, influencias externas. La alteración de esta percepción ha provocado múltiples fracasos escolares en los jóvenes. Como docentes, es importante prestar atención a estos mecanismos de formación de la autoestima y ejercitar en los cursos dinámicas para su consolidación y maduración. Trabajar la autoestima repercute en la seguridad del estudiante consigo mismo, y por tanto, en la confianza con la cual afronta los procesos de aprendizaje.
Acosta resalta que, si bien son múltiples contextos los que infieren en la estima propia, “la familia y la escuela deben convertirse en espacios agradables donde el estudiante estimule la reflexión y la acción”. En el mencionado estudio de la Universidad de Taracapá, se reseñan algunos factores que atentan contra la autoestima de los menores: “el miedo, la tensión, los fracasos, las enfermedades, la ansiedad, la gordura”
De la misma manera que se detecta un rendimiento académico solvente en aquellos estudiantes con una autoestima elevada, el estudio refleja que la baja autoestima condiciona ciertos comportamientos en los estudiantes. La investigación revela actitudes de autoinculpación, rechazo al aprendizaje, aislamiento o reincidencia en la mentira como respuestas a la baja estima personal.

PALMADITAS EN LA ESPALDA

El docente pasa un tiempo central con el estudiante. La relación de cercanía y confianza en la que interactúan influye de manera directa en la personalidad del menor. La educación moderna integra aspectos de conocimiento académico que se imparten y actitudes formadoras que ayudan a madurar al estudiante. El docente, en este contexto, tiene la oportunidad de provocar dinámicas que consoliden la autoestima de los estudiantes y facilite el aprendizaje deseado. 

           Trazar retos.- la posibilidad de superarse, de avanzar paulatinamente en la ejecución de actividades más difíciles estimula al estudiante. El paso adelante que supone un reto provoca una sensación de utilidad en cada estudiante. La responsabilidad fomenta la autonomía, no solo en el contexto de aprendizaje, sino en el marco de la relación humana. El acompañamiento del docente ofrece el empujoncito necesario para superar las barreras y alcanzar los objetivos.
 
          Utilizar frases motivadoras.- cada actividad dentro del aula supone una prueba para el estudiante. En cada una de ellas busca la aceptación del docente y del grupo. Ofrecer siempre una frase positiva o una felicitación fortifica la sensación de bienestar en el estudiante. El elogio por logros concretos, méritos que el estudiante pueda identificar puntualmente, permiten conocer la validez de la acción.  Las críticas se concentran en la construcción y corrección de los errores, mostrando al estudiante el camino de superación.

          Puntualizar ciertos límites.- la corrección al estudiante también constituye parte del proceso de aprendizaje. Ver el error y enmendarlo es una tarea docente. ¿Cómo hacerlo sin herir la autoestima? Se sugiere que las críticas estén dirigidas a la acción  en sí, y no al estudiante. Los límites, cuando son claros y compartidos, permiten crear un clima de seguridad.

          Trabajar el autoconocimiento.- La identificación de los límites involucra también el conocimiento de las propias limitaciones (y las capacidades personales). Parte de la labor de aula consiste en permitir la interacción entre los estudiantes dentro de un marco de respeto, tanto a los valores de cada estudiante como a los aspectos negativos que demuestren. Las actitudes de sobreprotección restan autonomía a los estudiantes y provocan, a la larga, un miedo al cambio de contextos.
        
      Convertir los errores en oportunidades de aprendizaje.- superar la sensación de fracaso o frustración forja la personalidad del estudiante. A pesar de que las cosas no salgan como se hubieran proyectado, el docente tiene que alentar al estudiante a enderezar el camino, mirar el proceso, identificar las fallas y enmendarlas. Modificar el miedo al fracaso por el entusiasmo de superación. Antes de detenerse, insistir. El papel corrector del docente siempre se dispone desde la visión de solución al problema, antes que de la consideración del error.

         Creer en ellos.- el docente forma parte del círculo íntimo de crecimiento del estudiante. La confianza que trasmite a cada estudiante es la energía vital de la autoestima. A pesar de la dificultad y entrega que supone, el docente dedica un tiempo exclusivo a cada estudiante, le dota de confianza en sus posibilidades. En este proceso de alentar la confianza personal, se recomienda prestar atención al esfuerzo y empeño dedicado para la obtención del logro, antes que en el logro en sí mismo.
        
     Mejorar la propia autoestima.- los ojos del estudiante ven al docente como un referente ante la vida. La autoestima que exhala el docente será un espejo en el cual se observará el estudiante.
Finalmente, la mejor manera de consolidar la autoestima propia se centra en la mente positiva llena de comprensión, amor y respeto.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"

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