- Los esfuerzos por lograr la inclusión social de
las personas con capacidades diferentes encuentran en la educación su mejor
aliada. Adecuar los procesos educativos a las diferentes necesidades fortalece
el sentido de equidad social de una manera mucho más eficiente que la educación
especializada.
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La educación desempeña un decisivo papel en la
lucha contra la desigualdad. Organizaciones internacionales como la UNESCO
plantean que un esfuerzo real y sostenido en la educación de calidad para todos
permitirá logros reales en el desarrollo de las sociedades. La inclusión de las
personas con capacidades diferentes dentro de los procesos educativos
establecidos se percibe como la base de una sociedad más equitativa.
El informe “Inclusión y equidad: una educación
que multiplica oportunidades”, elaborado por la Fundación Entreculturas (ONG
Jesuita para la educación y el desarrollo) refleja la importancia de apostar
por una educación integradora. El autor
y compilador del informe, Alejandro Fernández Ludueña, afirma que el reto de
las instituciones educativas se debe enmarcar en la conquista de una mayor
equidad social.
Los esfuerzos realizados en los países por
extender la cobertura educativa resultan sorprendentes. De acuerdo a los
Objetivos del Milenio planteados por la ONU, el compromiso de los gobernantes
se centraba en garantizar el derecho a la educación a la población en edad
estudiantil. Han sido realmente significativos los logros obtenidos en materia
educativa. A pesar de ello, el camino por recorrer es largo aún.
El análisis planteado por Fernández Luduaeña
observa un pero en los avances en materia educativa. Considera que “nuestros
sistemas educativos también se ven contaminados por la exclusión”,
reproduciendo la desigualdad social que debería, en teoría, combatir. El
estudio cuantifica algunos datos que permiten conocer la dimensión de real de
la exclusión. La desigualdad tiene consecuencias
devastadoras en la educación: 175 millones de jóvenes de países de ingresos
bajos y medio bajos son incapaces de leer toda una oración o parte de ella.
Además, hay
250 millones de niños y niñas que ven vulnerado su derecho a recibir una
educación de calidad.
La UNESCO ha
detectado la pobreza y la marginación como las principales causas de la
exclusión. En el Informe de Seguimiento de la Educación para todos en el Mundo
(Paris 2014) centra la exclusión educativa como resultado de las desigualdades
socioeconómicas. Defiende, en el informe referido, la educación de calidad como
sustento de la inclusión y, por tanto, un
aporte “significativo para un modelo social más equitativo y justo”.
La educación
inclusiva requiere una transformación radical del sistema educativo
tradicional, un cambio de patrón que integre a las personas con capacidades
diferentes en un mismo espacio educativo. Los patrones actuales se caracterizan
por su planteamiento homogéneo y rígido ante la diversidad. Alejandro Fernández
Ludueña, en “Inclusión y equidad” revela que el sistema tradicional de
educación ignora las diferencias y las invisibiliza para disponer una única
propuesta educativa.
La Conferencia
Mundial sobre Necesidades Especiales realzada en Salamanca en 2006 propone que “las escuelas deben acoger a todos los niños y niñas”. La
educación inclusiva busca la integración de todos en un mismo contexto
educativo. Fernández Ludueña reconoce que “se
han dado pasos importantes para pasar de la exclusión a la inclusión educativa,
transitando primero por la segregación y luego por la integración de los
educandos y educandas”.
Los expertos
consideran que para alcanzar la meta de la educación inclusiva se deben
recorrer diversos escalones. La etapa inicial está marcada por la exclusión y
se caracteriza por dejar fuera de las propuestas educativas a los niños y niñas
con capacidades especiales. Esta etapa ya ha sido superada en la gran mayoría
de los países, a pesar de que siempre pueda salir a la luz algún que otro caso
de exclusión llamativa.
La segregación
se conoce como el segundo paso en esta escala hacia la inclusión. Aquellas
personas que antes eran excluidas, son ahora reunidas en centros especiales
para recibir una educación diferenciada. Estos centros de educación especial
permanecen al margen de los sistemas tradiciones.
El siguiente
logro para la inclusión se base en la integración. Actualmente son varios
países los que han normalizado la integración educativa como una realidad. En
esta etapa se integran los sistemas educativos especiales dentro de las
estructuras educativas normales para caminar conjuntamente.
La etapa final
supone la inclusión real de los estudiantes con capacidades especiales en el
sistema educativo mismo. A pesar de las diferencias, todos participan de una
misma propuesta educativa y deben alcanzar las competencias establecidas. En
esta etapa, la educación inclusiva plantea un compromiso para adaptar los
procesos a las necesidades diferenciadas que se viven en el aula. Antes de
crear aulas diferenciadas, el reto consiste en aplicar dinámicas diferenciadas
en la misma aula.
El experto
norteamericano en educación J. W. Birch considera que “la integración educativa
ofrece servicios educativos comunes a todos los niños y niñas, en base a sus
necesidades de aprendizaje, adecuando el currículo y las estrategias de
aprendizaje”. De acuerdo a la propuesta de Birch, la responsabilidad de la
inclusión recae en el sistema educativo y su capacidad de transformarse ante
las diversidades.
Las cuatro etapas para alcanzar la inclusión educativa proponen
un cambio sustancial: “de un sistema educativo que obliga a los estudiantes a
adaptarse, a un sistema educativo que tiene que adaptarse a ellos”.
Igual planteamiento promueve la UNESCO en sus directrices para la
inclusión cuando afirma que “el enfoque de
educación inclusiva busca transformar los sistemas educativos y los entornos de
aprendizaje para dar respuesta a la diversidad de los educandos”.
Los expertos alientan un modelo de inclusión escolar para
combatir la desigualdad social. Consideran que la integración lograda en el
colegio se trasladará a los contextos sociales, alentando una normal
convivencia en la diversidad.
El británico Mein Ainscow, catedrático de Educación y referente
mundial en educación inclusiva considera que “la
inclusión debe ser considerada como una búsqueda interminable de formas más
adecuadas de responder a la diversidad. Se trata de aprender a convivir con la
diferencia y de aprender a aprender de la diferencia”.
Fe y Alegría se ha convertido en un referente latinoamericano en
inclusión y educación. En su congreso anual realizado en Brasil, en 2013,
declara que “la
sociedad es diversa, por ende, los espacios y experiencias educativas también
deben serlo. Es muy difícil construir una sociedad entre todos si nos educamos
separados”.
En este mismo congreso, Fe y Alegría resalta algunos aspectos
significativos que destacan en un sistema educativo inclusivo:
– Flexibilidad curricular y metodológica, que permite diseñar estrategias concretas en función de los
educandos y sus necesidades concretas.
– Carácter participativo que
permite que los educandos participen en la toma de decisiones y en el
desarrollo y evaluación de los procesos educativos.
– Compromiso con la comunidad, que
se traduce en el apoyo voluntario de muchas personas que hacen posibles los
programas de educación no formal.
– Carácter práctico de los
aprendizajes y aplicación de las competencias adquiridas para resolver problemas
y responder a necesidades de la vida cotidiana.
La inclusión educativa persigue una educación de calidad para
todos sin exclusión de nadie por sus diferentes capacidades.
CULTURA INCLUSIVA
Escuela y sociedad están íntimamente ligadas. Los valores que
se practiquen en la escuela nutrirán a la sociedad futura como valores
esenciales de vida. Si se desea lograr una sociedad de inclusión y equidad es
necesario trabajar esos aspectos en las escuelas, afirma Fernández Ludueña.
La escuela inclusiva presta atención a las necesidades de todos
y cada uno de los estudiantes y adapta las dinámicas pedagógicas a las mismas
necesidades manifestadas. En la medida que se logre una escuela flexible con
las personas de capacidades diferentes se logra plantar el germen de una
nueva sociedad con igualdad de oportunidades.
El documento “inclusión y equidad” plantea algunos consejos
para encaminarse hacia la equidad.
·
Entrelaza en
un mismo proyecto al centro educativo, los padres de familia y la comunidad.
La participación activa de padres en la vida escolar, superando la
implicación directa en el rendimiento estudiantil de los hijos, alienta un
espacio de convivencia pacífica que se expande al resto de la comunidad.
·
Apertura al
cambio, a la innovación pedagógica, a la
adaptación a nuevas circunstancias, con la visión de normalizar la realidad
educativa de todos los estudiantes, sin promover diferencia alguna con los
estudiantes especiales.
·
Conversa con
la comunidad educativa para presentar los aspectos positivos respecto a la
diferencia. Un paso más avanzado pretende lograr un acuerdo mínimo que
facilite la implementación de un currículo común pero flexible a cada
estudiante.
·
Prepara un entorno
seguro y acogedor para el proceso de
enseñanza aprendizaje, generando espacios comunes e infraestructuras
adecuadas para la convivencia y la inclusión.
· Impulsa
actividades que promuevan una sensibilidad hacia la comprensión y fomento de las expresiones multiculturales tanto del alumnado
como del resto de actores de la comunidad escolar.
·
Crea un
equipo de trabajo que esté alerta para ayudar a los estudiantes en riesgo de exclusión social o con necesidades especiales.
·
Incentiva una
colaboración dinámica entre los
educadores y entre éstos y los demás agentes de la comunidad educativa.
· Capacita las habilidades
de los educadores para trabajar con los
estudiantes que presenten diferencias.
·
Promueve un liderazgo
fuerte, pero no autocrático, entre los docentes
que promuevan valores inclusivos.
·
Motiva el
aprendizaje para elevar la expectativa creada sobre cada estudiante. Apoya esta motivación con el respaldo personalizado
a los estudiantes con dificultades de aprendizaje
·
Fomenta las
capacidades personales de cada educando,
su espíritu crítico y su sentido democrático.
·
Alienta la
participación de los estudiantes tanto
en las actividades de aprendizaje como en otras actividades escolares que
refuerzan los espacios de integración: festivales, encuentros, etc.
|
LA INCLUSIÓN, UN CAMINO DE TRANSFORMACIÓN
La UNESCO ha determinado que la inclusión educativa sea
presentada como una prioridad en las políticas educativas de los diferentes
países miembros. Apelando a las experiencias anteriores, también acompaña la
recomendación con una observación fundamental. Sugiere a cada gobierno que
implemente las medidas de integración de acuerdo a las condiciones particulares
de cada contexto y en un diálogo permanente con la comunidad educativa.
El psicólogo español Álvaro Marchesi complementa esta solicitud
con una propuesta de transformación paulatina para afrontar cualquier cambio
educativo. La intensidad y aplicación de estas pautas responderá a las
condiciones que cada sociedad disponga. Lo importante es concebir un plan
sostenible que encamine hacia una inclusión social positiva.
Marchesi sintetiza este proceso en las cuatro “C”: contexto,
condiciones, competencias y compromiso.
La base de cualquier proceso de inclusión parte de la necesaria
preparación del CONTEXTO de convivencia socio cultural. Las autoridades y los
ciudadanos deben asumir la importancia del proceso como punto de partida.
La transformación socio cultural, plantea Marchesi, supone
sensibilizar a la comunidad educativa para generar la conciencia necesaria
cobre el aporte real de la inclusión educativa. La sociedad debe estar
involucrada y aceptar una formación conjunta de todos en un mismo espacio
educativo.
Reclama a las autoridades políticas y educativas una adecuada
legislación que respalde las acciones emprendidas. En este sentido, las leyes
deben apoyarse en pasos efectivos para su cumplimiento y no quedar en
enunciados impracticables. Remarca la importancia de apoyar a las familias de
estudiantes con capacidades especiales para superar las trampas que sufren
permanentemente. Ilustra como ejemplo el problema de la zonificación escolar y la
saturación de colegios, que obliga a muchos padres a matricular a sus hijos en
colegios especializados o privados que garanticen las condiciones de acceso y
atención que las escuelas públicas no disponen.
La propuesta de transformación del entorno que proyecta Marchesi
se amplía en un reclamo a la lucha contra la desigualdad social y la búsqueda
de respuestas integrales a nivel social.
Las CONDICIONES propias que ofrecen los centros educativos se
convierten en el segundo paso hacia la inclusión. El ambiente escolar que
ofrecen los centros educativos provoca una cultura colaborativa que facilite la
inclusión. Por un lado, los docentes
desde su interacción directa en aula, pero también el cuerpo administrativo que
permite el funcionamiento del centro escolar están llamados a convertirse en
agentes de inclusión. Los padres de familia también son responsables en la
consolidación de esta cultura educativa.
La UNESCO reclama una mejor gestión de los recursos destinados a
educación. La eficiencia en la utilización de los recursos económicos aliviará
las cargas que muchas familias deben asumir para enviar a sus hijos al colegio.
Aspectos tan triviales como la compra de material escolar o de uniformes se han
convertido, en más de una ocasión, en barreras infranqueables para las familias
de escasos recursos.
Uno de los retos más importantes en la educación primaria
consiste en dar respuestas a las
expectativas y necesidades de los educandos de primaria y evitar su abandono
antes de la finalización de los estudios.
La inclusión digital también es destacada por Marchesi al sugerir
la mejor manera de crear unas condiciones educativas adecuadas. La desigualdad
en el acceso a las nuevas tecnologías repercute de manera directa en los
indicadores de exclusión laboral futuros.
La participación de los docentes en el proceso de inclusión
educativa resulta vital. La adquisición de COMPETENCIAS educativas para la
inclusión empuja una renovación pedagógica urgente para hacer realidad los
esfuerzos integradores. La inversión en capacitación docente y la estabilidad
laboral de los profesores es un tema de reflexión por parte de las autoridades
educativas. La realidad indica que las carencias formativas más notable se
sienten en la educación inicial y primaria. Marchesi incide en la necesaria
capacitación docente puesto que en los “primeros años de la escuela es
conveniente que los docentes realicen un esfuerzo adicional para detectar a
tiempo deficiencias que, de no tratarse, pueden ser el germen de un futuro
fracaso escolar”.
Finalmente, la inclusión educativa involucra a los estudiantes
como protagonistas del proceso. El COMPROMISO
de los estudiantes para consolidar los aprendizajes y la vivencia de
valores marcará el éxito del camino de la transformación.
BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA
Los
esfuerzos por generar una educación desde la inclusión de los estudiantes
repercutirá profundamente en la cohesión social:
- Convierte a
todas las personas en ciudadanos de primera categoría, con el mismo derecho a
la educación.
- La
adaptación de los programas educativos a las necesidades de aprendizaje
ayudará a todos los estudiantes a consolidar el aprendizaje efectivo.
- Enriquece la
práctica y dinámica pedagógica en el aula, promoviendo nuevas oportunidades
de aprendizaje.
- Alienta
cambios en el sistema educativo en beneficios de los estudiantes más
vulnerables pero también en aquellos que muestran mejor rendimiento.
- La
convivencia de niños y jóvenes desde temprana edad fortalece el
reconocimiento de las diferencias y el respeto a la diversidad, actitudes que
se traspasarán a los comportamientos sociales posteriores.
- Promueve una
concepción social sin desigualdades, las diferencias se tornan en una riqueza
de la diversidad social.
- Impulsa
valores de convivencia como la tolerancia o el pluralismo.
- Genera una
actitud propensa a la solidaridad y la cooperación.
- La inclusión
de los estudiantes con necesidades diferentes en los centros educativos
permite un ahorro económico al evitar el sostenimiento de los centros
especializados exclusivos.
|
BARRERAS PARA LA INCLUSIÓN
“No es oro todo lo que reluce” delata el refrán. El camino de
la inclusión presenta diversas barreras que limitan los logros deseados y
desaniman las actividades para lograrlas.
- Un contexto social desigual.
- La mentalidad tradicional que trata de excluir e invisibilizar
lo diferente y margina a las personas más vulnerables.
- La ambigüedad del sistema legal y la debilidad institucional
para implementar las políticas de apoyo social.
- La reducida inversión en la escuela pública para adaptarse a
las nuevas necesidades. Las familias con mayor poder adquisitivo participan
de los centros educativos más adecuados, mientras que aquellas de recursos
limitados asisten a centros con deficiencias estructurales y deficiencias
pedagógicas.
- Estas diferencias se marcan con mayor profundidad en los
centros educativos en áreas rurales o barrios marginales.
- La apuesta inclusiva de algunos centros educativos provoca la
sobrecarga de estudiantes con necesidades especiales. Provoca la
estigmatización del centro.
- Los profesores no siempre priorizan la formación enfocada en la
inclusión en sus planes de capacitación.
|
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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