Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 9 de abril de 2015

La educación es la mejor arma contra la exclusión social



-          Los esfuerzos por lograr la inclusión social de las personas con capacidades diferentes encuentran en la educación su mejor aliada. Adecuar los procesos educativos a las diferentes necesidades fortalece el sentido de equidad social de una manera mucho más eficiente que la educación especializada.

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La educación desempeña un decisivo papel en la lucha contra la desigualdad. Organizaciones internacionales como la UNESCO plantean que un esfuerzo real y sostenido en la educación de calidad para todos permitirá logros reales en el desarrollo de las sociedades. La inclusión de las personas con capacidades diferentes dentro de los procesos educativos establecidos se percibe como la base de una sociedad más equitativa.

El informe “Inclusión y equidad: una educación que multiplica oportunidades”, elaborado por la Fundación Entreculturas (ONG Jesuita para la educación y el desarrollo) refleja la importancia de apostar por una educación integradora.  El autor y compilador del informe, Alejandro Fernández Ludueña, afirma que el reto de las instituciones educativas se debe enmarcar en la conquista de una mayor equidad social.

Los esfuerzos realizados en los países por extender la cobertura educativa resultan sorprendentes. De acuerdo a los Objetivos del Milenio planteados por la ONU, el compromiso de los gobernantes se centraba en garantizar el derecho a la educación a la población en edad estudiantil. Han sido realmente significativos los logros obtenidos en materia educativa. A pesar de ello, el camino por recorrer es largo aún.

El análisis planteado por Fernández Luduaeña observa un pero en los avances en materia educativa. Considera que “nuestros sistemas educativos también se ven contaminados por la exclusión”, reproduciendo la desigualdad social que debería, en teoría, combatir. El estudio cuantifica algunos datos que permiten conocer la dimensión de real de la exclusión. La desigualdad tiene consecuencias devastadoras en la educación: 175 millones de jóvenes de países de ingresos bajos y medio bajos son incapaces de leer toda una oración o parte de ella. Además,  hay 250 millones de niños y niñas que ven vulnerado su derecho a recibir una educación de calidad.
La UNESCO ha detectado la pobreza y la marginación como las principales causas de la exclusión. En el Informe de Seguimiento de la Educación para todos en el Mundo (Paris 2014) centra la exclusión educativa como resultado de las desigualdades socioeconómicas. Defiende, en el informe referido, la educación de calidad como sustento de la inclusión y, por tanto, un  aporte “significativo para un modelo social más equitativo y justo”.


La educación inclusiva requiere una transformación radical del sistema educativo tradicional, un cambio de patrón que integre a las personas con capacidades diferentes en un mismo espacio educativo. Los patrones actuales se caracterizan por su planteamiento homogéneo y rígido ante la diversidad. Alejandro Fernández Ludueña, en “Inclusión y equidad” revela que el sistema tradicional de educación ignora las diferencias y las invisibiliza para disponer una única propuesta educativa.
La Conferencia Mundial sobre Necesidades Especiales realzada en Salamanca en 2006 propone que “las escuelas deben acoger a todos los niños y niñas”. La educación inclusiva busca la integración de todos en un mismo contexto educativo. Fernández Ludueña reconoce que “se han dado pasos importantes para pasar de la exclusión a la inclusión educativa, transitando primero por la segregación y luego por la integración de los educandos y educandas”.

Los expertos consideran que para alcanzar la meta de la educación inclusiva se deben recorrer diversos escalones. La etapa inicial está marcada por la exclusión y se caracteriza por dejar fuera de las propuestas educativas a los niños y niñas con capacidades especiales. Esta etapa ya ha sido superada en la gran mayoría de los países, a pesar de que siempre pueda salir a la luz algún que otro caso de exclusión llamativa.

La segregación se conoce como el segundo paso en esta escala hacia la inclusión. Aquellas personas que antes eran excluidas, son ahora reunidas en centros especiales para recibir una educación diferenciada. Estos centros de educación especial permanecen al margen de los sistemas tradiciones.

El siguiente logro para la inclusión se base en la integración. Actualmente son varios países los que han normalizado la integración educativa como una realidad. En esta etapa se integran los sistemas educativos especiales dentro de las estructuras educativas normales para caminar conjuntamente.

La etapa final supone la inclusión real de los estudiantes con capacidades especiales en el sistema educativo mismo. A pesar de las diferencias, todos participan de una misma propuesta educativa y deben alcanzar las competencias establecidas. En esta etapa, la educación inclusiva plantea un compromiso para adaptar los procesos a las necesidades diferenciadas que se viven en el aula. Antes de crear aulas diferenciadas, el reto consiste en aplicar dinámicas diferenciadas en la misma aula.

El experto norteamericano en educación J. W. Birch considera que “la integración educativa ofrece servicios educativos comunes a todos los niños y niñas, en base a sus necesidades de aprendizaje, adecuando el currículo y las estrategias de aprendizaje”. De acuerdo a la propuesta de Birch, la responsabilidad de la inclusión recae en el sistema educativo y su capacidad de transformarse ante las diversidades.

Las cuatro etapas para alcanzar la inclusión educativa proponen un cambio sustancial: “de un sistema educativo que obliga a los estudiantes a adaptarse, a un sistema educativo que tiene que adaptarse a ellos”.

Igual planteamiento promueve la UNESCO en sus directrices para la inclusión cuando afirma que “el enfoque de educación inclusiva busca transformar los sistemas educativos y los entornos de aprendizaje para dar respuesta a la diversidad de los educandos”.

Los expertos alientan un modelo de inclusión escolar para combatir la desigualdad social. Consideran que la integración lograda en el colegio se trasladará a los contextos sociales, alentando una normal convivencia en la diversidad.
El británico Mein Ainscow, catedrático de Educación y referente mundial en educación inclusiva considera que “la inclusión debe ser considerada como una búsqueda interminable de formas más adecuadas de responder a la diversidad. Se trata de aprender a convivir con la diferencia y de aprender a aprender de la diferencia”.


Fe y Alegría se ha convertido en un referente latinoamericano en inclusión y educación. En su congreso anual realizado en Brasil, en 2013, declara que “la sociedad es diversa, por ende, los espacios y experiencias educativas también deben serlo. Es muy difícil construir una sociedad entre todos si nos educamos separados”.

En este mismo congreso, Fe y Alegría resalta algunos aspectos significativos que destacan en un sistema educativo inclusivo:

– Flexibilidad curricular y metodológica, que permite diseñar estrategias concretas en función de los educandos y sus necesidades concretas.
– Carácter participativo que permite que los educandos participen en la toma de decisiones y en el desarrollo y evaluación de los procesos educativos.
– Compromiso con la comunidad, que se traduce en el apoyo voluntario de muchas personas que hacen posibles los programas de educación no formal.
– Carácter práctico de los aprendizajes y aplicación de las competencias adquiridas para resolver problemas y responder a necesidades de la vida cotidiana.

La inclusión educativa persigue una educación de calidad para todos sin exclusión de nadie por sus diferentes capacidades.


CULTURA INCLUSIVA

Escuela y sociedad están íntimamente ligadas. Los valores que se practiquen en la escuela nutrirán a la sociedad futura como valores esenciales de vida. Si se desea lograr una sociedad de inclusión y equidad es necesario trabajar esos aspectos en las escuelas, afirma Fernández Ludueña.

La escuela inclusiva presta atención a las necesidades de todos y cada uno de los estudiantes y adapta las dinámicas pedagógicas a las mismas necesidades manifestadas. En la medida que se logre una escuela flexible con las personas de capacidades diferentes se logra plantar el germen de una nueva sociedad con igualdad de oportunidades.

El documento “inclusión y equidad” plantea algunos consejos para encaminarse hacia la equidad.

·            Entrelaza en un mismo proyecto al centro educativo, los padres de familia y la comunidad. La participación activa de padres en la vida escolar, superando la implicación directa en el rendimiento estudiantil de los hijos, alienta un espacio de convivencia pacífica que se expande al resto de la comunidad.

·            Apertura al cambio, a la innovación pedagógica, a la adaptación a nuevas circunstancias, con la visión de normalizar la realidad educativa de todos los estudiantes, sin promover diferencia alguna con los estudiantes especiales.

·            Conversa con la comunidad educativa para presentar los aspectos positivos respecto a la diferencia. Un paso más avanzado pretende lograr un acuerdo mínimo que facilite la implementación de un currículo común pero flexible a cada estudiante.

·            Prepara un entorno seguro y acogedor para el proceso de enseñanza aprendizaje, generando espacios comunes e infraestructuras adecuadas para la convivencia y la inclusión.

·       Impulsa actividades que promuevan una sensibilidad hacia la comprensión y fomento de las expresiones multiculturales tanto del alumnado como del resto de actores de la comunidad escolar.

·            Crea un equipo de trabajo que esté alerta para ayudar a los estudiantes en riesgo de exclusión social o con necesidades especiales.
·            Incentiva una colaboración dinámica entre los educadores y entre éstos y los demás agentes de la comunidad educativa.

·      Capacita las habilidades de los educadores para trabajar con los estudiantes que presenten diferencias.

·            Promueve un liderazgo fuerte, pero no autocrático, entre los docentes que promuevan valores inclusivos.

·            Motiva el aprendizaje para elevar la expectativa creada sobre cada estudiante. Apoya esta motivación con el respaldo personalizado a los estudiantes con dificultades de aprendizaje

·            Fomenta las capacidades personales de cada educando, su espíritu crítico y su sentido democrático.

·            Alienta la participación de los estudiantes tanto en las actividades de aprendizaje como en otras actividades escolares que refuerzan los espacios de integración: festivales, encuentros, etc.


LA INCLUSIÓN, UN CAMINO DE TRANSFORMACIÓN

La UNESCO ha determinado que la inclusión educativa sea presentada como una prioridad en las políticas educativas de los diferentes países miembros. Apelando a las experiencias anteriores, también acompaña la recomendación con una observación fundamental. Sugiere a cada gobierno que implemente las medidas de integración de acuerdo a las condiciones particulares de cada contexto y en un diálogo permanente con la comunidad educativa.

El psicólogo español Álvaro Marchesi complementa esta solicitud con una propuesta de transformación paulatina para afrontar cualquier cambio educativo. La intensidad y aplicación de estas pautas responderá a las condiciones que cada sociedad disponga. Lo importante es concebir un plan sostenible que encamine hacia una inclusión social positiva.

Marchesi sintetiza este proceso en las cuatro “C”: contexto, condiciones, competencias y compromiso.

La base de cualquier proceso de inclusión parte de la necesaria preparación del CONTEXTO de convivencia socio cultural. Las autoridades y los ciudadanos deben asumir la importancia del proceso como punto de partida.

La transformación socio cultural, plantea Marchesi, supone sensibilizar a la comunidad educativa para generar la conciencia necesaria cobre el aporte real de la inclusión educativa. La sociedad debe estar involucrada y aceptar una formación conjunta de todos en un mismo espacio educativo.

Reclama a las autoridades políticas y educativas una adecuada legislación que respalde las acciones emprendidas. En este sentido, las leyes deben apoyarse en pasos efectivos para su cumplimiento y no quedar en enunciados impracticables. Remarca la importancia de apoyar a las familias de estudiantes con capacidades especiales para superar las trampas que sufren permanentemente. Ilustra como ejemplo el problema de la zonificación escolar y la saturación de colegios, que obliga a muchos padres a matricular a sus hijos en colegios especializados o privados que garanticen las condiciones de acceso y atención que las escuelas públicas no disponen.

La propuesta de transformación del entorno que proyecta Marchesi se amplía en un reclamo a la lucha contra la desigualdad social y la búsqueda de respuestas integrales a nivel social.

Las CONDICIONES propias que ofrecen los centros educativos se convierten en el segundo paso hacia la inclusión. El ambiente escolar que ofrecen los centros educativos provoca una cultura colaborativa que facilite la inclusión.  Por un lado, los docentes desde su interacción directa en aula, pero también el cuerpo administrativo que permite el funcionamiento del centro escolar están llamados a convertirse en agentes de inclusión. Los padres de familia también son responsables en la consolidación de esta cultura educativa.

La UNESCO reclama una mejor gestión de los recursos destinados a educación. La eficiencia en la utilización de los recursos económicos aliviará las cargas que muchas familias deben asumir para enviar a sus hijos al colegio. Aspectos tan triviales como la compra de material escolar o de uniformes se han convertido, en más de una ocasión, en barreras infranqueables para las familias de escasos recursos.

Uno de los retos más importantes en la educación primaria consiste en dar  respuestas a las expectativas y necesidades de los educandos de primaria y evitar su abandono antes de la finalización de los estudios.

La inclusión digital también es destacada por Marchesi al sugerir la mejor manera de crear unas condiciones educativas adecuadas. La desigualdad en el acceso a las nuevas tecnologías repercute de manera directa en los indicadores de exclusión laboral futuros.

La participación de los docentes en el proceso de inclusión educativa resulta vital. La adquisición de COMPETENCIAS educativas para la inclusión empuja una renovación pedagógica urgente para hacer realidad los esfuerzos integradores. La inversión en capacitación docente y la estabilidad laboral de los profesores es un tema de reflexión por parte de las autoridades educativas. La realidad indica que las carencias formativas más notable se sienten en la educación inicial y primaria. Marchesi incide en la necesaria capacitación docente puesto que en los “primeros años de la escuela es conveniente que los docentes realicen un esfuerzo adicional para detectar a tiempo deficiencias que, de no tratarse, pueden ser el germen de un futuro fracaso escolar”.

Finalmente, la inclusión educativa involucra a los estudiantes como protagonistas del proceso. El COMPROMISO  de los estudiantes para consolidar los aprendizajes y la vivencia de valores marcará el éxito del camino de la transformación.



BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

Los esfuerzos por generar una educación desde la inclusión de los estudiantes repercutirá profundamente en la cohesión social:

-       Convierte a todas las personas en ciudadanos de primera categoría, con el mismo derecho a la educación.

-       La adaptación de los programas educativos a las necesidades de aprendizaje ayudará a todos los estudiantes a consolidar el aprendizaje efectivo.

-       Enriquece la práctica y dinámica pedagógica en el aula, promoviendo nuevas oportunidades de aprendizaje.

-       Alienta cambios en el sistema educativo en beneficios de los estudiantes más vulnerables pero también en aquellos que muestran mejor rendimiento.

-       La convivencia de niños y jóvenes desde temprana edad fortalece el reconocimiento de las diferencias y el respeto a la diversidad, actitudes que se traspasarán a los comportamientos sociales posteriores.

-       Promueve una concepción social sin desigualdades, las diferencias se tornan en una riqueza de la diversidad social.

-       Impulsa valores de convivencia como la tolerancia o el pluralismo.

-       Genera una actitud propensa a la solidaridad y la cooperación.

-       La inclusión de los estudiantes con necesidades diferentes en los centros educativos permite un ahorro económico al evitar el sostenimiento de los centros especializados exclusivos.


BARRERAS PARA LA INCLUSIÓN

“No es oro todo lo que reluce” delata el refrán. El camino de la inclusión presenta diversas barreras que limitan los logros deseados y desaniman las actividades para lograrlas.

-       Un contexto social desigual.

-       La mentalidad tradicional que trata de excluir e invisibilizar lo diferente y margina a las personas más vulnerables.

-       La ambigüedad del sistema legal y la debilidad institucional para implementar las políticas de apoyo social.

-       La reducida inversión en la escuela pública para adaptarse a las nuevas necesidades. Las familias con mayor poder adquisitivo participan de los centros educativos más adecuados, mientras que aquellas de recursos limitados asisten a centros con deficiencias estructurales y deficiencias pedagógicas.

-       Estas diferencias se marcan con mayor profundidad en los centros educativos en áreas rurales o barrios marginales.

-       La apuesta inclusiva de algunos centros educativos provoca la sobrecarga de estudiantes con necesidades especiales. Provoca la estigmatización del centro.

-       Los profesores no siempre priorizan la formación enfocada en la inclusión en sus planes de capacitación.









Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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