Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 16 de abril de 2015

Aprenda a sacarle mayor provecho a los mapas conceptuales o mapas de aprendizaje


Los docentes buscan herramientas de aprendizaje que permitan a los estudiantes concebir con claridad la idea sin perder profundidad en el aprendizaje. La elaboración de mapas conceptuales y mapas mentales se perfila como una dinámica atractiva para facilitar un aprendizaje activo.

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En un mundo absorto en la tecnología, la escuela tiene que saber generar un atractivo educativo para atraer la atención de los estudiantes. Los docentes apelan a infinidad de recursos que involucren a los estudiantes en los procesos de aprendizaje. La elaboración de mapas mentales y mapas conceptuales se ha reinventado como una metodología de trabajo en aula. La participación de los estudiantes a la hora de diseñar y trabajar estos mapas resulta clave para asentar el conocimiento y crear las conexiones entre los aprendizajes previos y los nuevos avances.

La utilización de estos mapas en diversas facetas del aprendizaje los convierte en un recurso ideal para trabajar en aula. Los mapas sirven como elemento organizador del contenido y del ritmo de trabajo en el aula. A la vez, facilitan al docente una alternativa creativa para validar el aprendizaje adquirido por los estudiantes al finalizar la clase. Los expertos consideran necesaria la utilización continua de los mapas para lograr una mejor integración como herramienta de aprendizaje. Apelar a un mapa mental de manera ocasional será visto como una tarea compleja para los estudiantes. Por el contrario, si la elaboración de los mapas se percibe como habitual, los estudiantes encontrarán en ella un aliado importante para afianzar el conocimiento.


La rapidez en la que se desenvuelve el mundo actual ha planteado en la síntesis un aliado fundamental para ganar tiempo. Bajo el engañoso lema “menos es más”, se percibe la idea de que la enseñanza ha decaído en exigencia y rigor. Lejos de avalar estos facilismos, es vital considerar que la síntesis es una forma de aprendizaje que permite al educando desarrollar paulatinamente los saberes asumidos.

A través de la elaboración de los mapas mentales y los mapas conceptuales, se valida una visión completa e integral de un tema determinado, junto al desglose puntual de los factores que lo explican. A esto se añade el valor personal que cada estudiante puede aportar al mapa, colocando resaltadores visuales o remarcando ideas nuevas. Es decir, los estudiantes se apropian de un mapa para convertirlo en un instrumento que facilita el repaso de cada tema y aporta la asimilación del aprendizaje.

 EL VALOR DEL ORDEN

La principal característica del mapa conceptual se centra en el valor de ordenamiento que dispone. Al observar un mapa conceptual destaca la jerarquización de las ideas en virtud de la importancia de las mismas. La estructura de “mayor a menor” permite al estudiante identificar con rapidez las claves del tema en cuestión. Los elementos secundarios o terciarios estarán visualmente subordinados a los ejes centrales.

La elaboración de los mapas conceptuales basa su origen en los años 70 con los trabajos propuestos por Joseph Novak. El autor desarrolla una estrategia de aprendizaje que permita comprender los conceptos básicos. Para Novak, el éxito de los mapas radica en la elaboración personal del mismo. De este modo, el estudiante asume su propia lógica de aprendizaje y razonamiento para destacar los elementos sustanciales de cada tema. La contrastación de los mapas conceptuales con los de sus compañeros ayudará a cuestionarse las relaciones diversas que existen en un tema o realidad determinada.

La naturaleza del mapa conceptual es textual. A través de palabras claves y de enlaces entre palabras, el estudiante ordena el tema. Es decir, dispone el aprendizaje de manera organizada y lógica. Su estructura ordenada permite profundizar el conocimiento de manera continua. La idea central se divide en varias ideas que, a su vez, indagan en nuevas realidades. La conexión entre cada una de las palabras puede incluir preposiciones que faciliten la relación de dependencia.


Como herramienta de trabajo en aula, el mapa conceptual ayuda al docente a plantear el orden de la clase y el desglose de actividades de acuerdo al avance logrado. En un vistazo rápido, logrará identificar el momento de avance que se tiene. En ese mismo vistazo, mantendrá presente el punto de inicio y el tema central de la misma. De esta manera ofrece a los estudiantes una sensación de orden y coherencia en cada clase.

El estudiante puede recurrir al mapa conceptual para ordenar el aprendizaje de acuerdo a los puntos de importancia del tema. La elaboración personalizada del mapa refleja la comprensión que cada estudiante ha tenido del tema así como la forma de percibir el tema mismo. Algunos estudiantes diseñarán un mapa muy completo y elaborado. Refuerzan un aprendizaje más memorístico y lógico. Otros serán más escuetos en su mapa. Dispondrán de pocas palabras claves y algunos enlaces entre ellos. Estos estudiantes mostrarán un trabajo de abstracción y deducción más intenso, interiorizando el aprendizaje de otra manera.

EL FUNCIONAMIENTO DEL CEREBRO

El gran impulsor del mapa mental fue Tony Buzan, a mediados de los 70, con la publicación del libro “usa tu cabeza”. El autor proyectaba una forma diferente de sintetizar el aprendizaje mediante las conexiones existentes entre los conceptos que componen un tema. El principal aporte del mapa mental radica en la relevancia que tiene el dibujo como eje transmisor.

La idea principal se dispone en un espacio céntrico. En torno a ella, van surgiendo los conceptos explicativos que permitirán comprender la idea desde todas sus perspectivas posibles. La conexión que exista entre estos conceptos secundarios no debe respetar una lógica jerárquica. Más bien, y al igual que hace la mente, se irá creando conexiones nuevas que alumbrarán en la búsqueda de soluciones.
La naturaleza visual del mapa mental facilita la capacidad de recordación del mismo. Un buen mapa, elaborado con colores e imágenes será fácilmente asimilado por los estudiantes. Las conexiones entre los diversos elementos del tema dispuesto servirán al estudiante para razonar y argumentar su exposición de acuerdo a la apelación a sus conocimientos previos.

La apariencia infantil que pueda tener el mapa mental y la aparente complejidad para su elaboración han sido sus principales detractores. Más allá de eso, la elaboración de un buen mapa mental es un ejercicio creativo pleno en el que puede involucrarse fácilmente un grupo diverso que aporta desde la capacidad de cada uno.

La creación de estos mapas mentales desarrolla el concepto de abstracción en los estudiantes. Con el dominio de esta técnica, se logrará un estudiante más cuestionador del saber aprendido, dejando de lado los aprendizajes memorísticos “al pie de la letra”.


Los mapas permiten al estudiante contar con una orientación permanente que guíe su aprendizaje.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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