Richard Gerver, una nueva forma de ver
la educación:
Fue director
de la escuela primaria Grange (Gran Bretaña) y experto en lideraje, creatividad
y cambio organizativo. Premiado por su liderazgo en una escuela con un alto
grado de fracaso escolar convertida en una de las escuelas más innovadoras del
mundo. Hoy es un autor de éxito y un conferenciante de renombre internacional
en el ámbito de la educación, el liderazgo y el cambio.
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En dos años, la escuela primaria Granger pasó de
ser una de las peores a codearse con la élite educativa inglesa. Gerver sugiere
una experiencia escolar atractiva y divertida para implicar al estudiante.
Denuncia un sistema tradicional que estandariza la educación. La escuela
promueve la creación de oportunidades propias que desarrollen las habilidades
de cada estudiante.
Mucho
se ha debatido sobre la escuela del siglo XXI. Las idas y venidas para definir
el modelo ideal que se debe imponer han provocado infinidad de foros. El
ejemplo educativo de Finlandia o la renovación educativa en los países
asiáticos han iluminado varias reformas educativas.
Lejos
de estas miradas expertas sobre el futuro de la educación, un colegio inglés
marcó un giro sustancial para innovar en educación. El Grange Primary School
estaba considerado como uno de los peores centros educativos en Inglaterra; dos
años después estaba situada entre el 5% de las mejores escuelas del país. El
director del colegio Richard Gerver narra esta transformación en su primer
libro “Creando la escuela del mañana, hoy”. Actualmente, Gerver comparte sus
experiencias en encuentros educativos a nivel mundial.
“¿Por
qué el colegio no es tan emocionante como Disneyland?”. Con esta pregunta
inicia el proceso de transformación educativa en la primaria Grange. La escuela
debe ofrecer al estudiante una experiencia agradable, que despierte el interés
por explorar nuevos ambientes. La escuela, defiende Gerver, debe eliminar los
pupitres tradicionales para involucrarse en un aprendizaje que prepare a los
estudiantes para la vida real. Frente al concepto tradicional de una escuela
que prepara al estudiante para la edad adulta, el estudio se convierte en una
actividad útil para el joven que le empuja a descubrir el mundo ahora.
La
escuela se transformó con un set de televisión o un museo que despertaba en los
estudiantes el interés por la ciencia. La dinámica escolar alienta las ganas de
aprender, implica al estudiante como actor principal del proceso. Los jóvenes
asumen el aprendizaje como un ejercicio natural más cercano al juego y a la
diversión que a la memorización cognitiva.
APRENDIZAJE
CONTINUO
Gerver
revela que sus hijos recurren a los videojuegos y las redes sociales como una
alternativa de aprendizaje. Como padre, define la Play Station como un aliado
educativo.
La
tecnología forma parte de la vida diaria de los niños, se sirven de ella para
explorar nuevas formas de aprendizaje. Gracias a la tecnología, los estudiantes
poseen un mayor conocimiento del mundo, muy superior a aquel que pudimos
conocer nosotros. Sin embargo, la tecnología no es una respuesta; por sí solo
no resolverá las dificultades educativas en la escuela.
El
reto que plantea Gerver para concebir la tecnología como una herramienta que
aporte al aprendizaje de los niños radica en el fortalecimiento del pensamiento
crítico. Cuando un joven asume una actitud crítica ante el aprendizaje
desarrollo los recursos propios para recabar la información, interpretarla
adecuadamente y valorar la pertinencia de la misma. Aprender a aprender supone,
en esencia, conocer las diversas herramientas disponibles para acceder al
conocimiento, un hábito que siembre el aprendizaje continuo.
El
sistema educativo implementado en la primaria Grange se inicia desde la
guardería. Diversos estudios consideran que hasta los 5 años se genera la
capacidad de aprender; los más incisivos identifican que el 70% de lo que se
aprende sienta sus bases en esta etapa inicial. Esta etapa inicial de la
educación es trascendente en la formación estudiantil. La guardería no puede
ser un centro asistencial. La dimensión educativa de la guardería pretende
despertar el pensamiento crítico que por naturaleza posee el ser humano.
A
partir de esta concepción educativa, Gerver destaca que “la escuela no tiene
que enseñar al niño cómo ser mandado, sino cómo buscarse oportunidades”. La
etapa escolar promueve una generación de emprendedores capaces de impulsar sus
propios negocios. El sistema educativo tradicional persigue la homogeneización
de los saberes. Se ha criticado en múltiples ocasiones que la escuela
tradicional se ha convertido en un instrumento de formación al servicio de la
empresa. Ante este panorama, reclama una educación que forme “gente capaz de
crear su propio puesto de trabajo, no de esperar a que se lo den”.
La
implementación de esta propuesta educativa asienta su base en convertir la
educación en una celebración de la vida, una actividad que apasione y motive a
estudiantes y docentes. Éstos últimos, los profesores, preparan a los
estudiantes para el futuro. Su responsabilidad supone identificar las necesidades
las necesidades que se deberán satisfacer en el futuro, las habilidades que
convertirán a los jóvenes en los próximos líderes.
El
sistema actual prioriza el resultado como base de evaluación. La excesiva
importancia que los gobiernos y autoridades educativas ofrecen a los informes
de nivelación educativa, como el PISA, limitan las potencialidades de
aprendizaje de los estudiantes. Se debe considerar que estas tablas
comparativas que fotografían la situación de la educación reflejan el estado
actual, y no el valor de la formación. Los políticos, ansiosos por escalar unos
puestos en esta clasificación, replican las fórmulas de éxito de aquellos
países que encabezan las listas.
Las
imitaciones o réplicas en las políticas educativas preparan a estudiantes
capaces de realizar pruebas de evaluación para detectar los indicadores de
calidad. Desde la perspectiva de los estudiantes, la escuela se convertía en un
espacio obligatorio de transición hacia la vida adulta. John Holt describía
esta situación comparándola con un aprendizaje musical, “años diciendo que estabas aprendiendo a tocar,
siempre esperando el momento para demostrarlo, cuando en verdad ya estabas
tocando el violonchelo”. En síntesis, un aprendizaje que sirva para el
presente.
La dinámica del aprendizaje impulsada por la escuela
primaria Grange proyectaba un aprendizaje divertido. El entretenimiento logra
la implicación del estudiante y, por tanto, alimenta el poder del aprendizaje.
Las mejores aulas, revela Richard Gerver, rebosan alegría. Crean un espacio
agradable en el cual los estudiantes se sienten bien, relajados. Las aulas se
perciben como “un espacio para celebrar la vida y explorar el potencial de cada
uno”.
La renovación de este sistema educativo alienta a los
padres para que asuman un papel más activo en el aprendizaje continuo. Gerver
es radical cuando afirma que “los deberes no benefician a los niños”. Fuera de
la escuela, el estudiante debe aprovechar el tiempo libre para distenderse y
compartir con los padres. El equilibrio de las acciones ayudará a motivarse
nuevamente para experimentar en la escuela otra sesión de descubrimientos. Es
necesario superar la escuela que enseña a los estudiantes a ser mandados.
El modelo de la educación del siglo XXI prepara
estudiantes dispuestos a lidiar con el cambio, a saber desenvolverse en un
futuro incierto. Una escuela dedicada a convertir el aprendizaje en una
divertida celebración.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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