Las estrategias de enseñanza se organizan en virtud del contenido
y del nivel educativo al que están destinados. Cada aula requerirá una
adaptación diferente en la implementación.
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La adecuada utilización de
estrategias docentes facilita el aprendizaje significativo. Frida Díaz Barriga
y Gerardo Hernández sugieren adecuar cada estrategia al momento de aprendizaje
pretendido. La flexibilidad en los procedimientos también ayuda a obtener el
mayor rendimiento.
La dedicación de un docente para
preparar y planificar el trabajo de aula pretende lograr una respuesta efectiva
en los estudiantes. Cada docente selecciona diversas dinámicas pedagógicas para
alentar y motivar la actitud de aprendizaje significativo en los estudiantes.
Elegir los momentos claves para cada dinámica permitirá una mejor recepción en
los estudiantes y, por tanto, una comprensión más plena del contenido.
Los pedagogos mexicanos Frida Díaz
Barriga y Gerardo Hernández evalúan la aplicación de diversas estrategias de
enseñanza. Sugieren la implementación de cada una de ellas en diversas partes
del proceso de aprendizaje, para obtener un mejor rendimiento en su
implementación y, sobre todo, en el resultado final.
Díaz Barriga
considera la estrategia como los “procedimientos o recursos utilizados
por el agente de enseñanza para promover aprendizajes significativos”. El
objetivo del aprendizaje abarca tanto contenidos conceptuales como procesos de
mejora en la comprensión y recuerdo. Por ello, los autores consideran
fundamental que los procedimientos resulten “flexibles y adaptativos (nunca
como algoritmos rígidos) a distintas circunstancias de enseñanza”.
Las estrategias de enseñanza se organizan en virtud del contenido
y del nivel educativo al que están destinados. Cada aula requerirá una adaptación
diferente en la implementación.
De acuerdo a los tiempos de
implementación propuestos por Díaz Barriga y Hernández, las estrategias se
distribuyen en tres momentos.
Las primeras se implementan al inicio de la sesión.
Se denominan estrategias preinstruccionales y su función consiste en “preparar
y alertar al estudiante en relación a qué y cómo va a aprender (activación de
conocimientos y experiencias previas pertinentes) y le permiten ubicarse en el
contexto del aprendizaje pertinente”. Con estas dinámicas, el docente introduce
a los estudiantes en el tema y les permite generar expectativas propias para el
transcurso de la clase.
Una vez iniciado el desarrollo de la clase, el docente recurre a las estrategias
coinstruccionales. Mediante estos recursos pedagógicos, el docente acompaña el
aprendizaje de los estudiantes destacando y recalcando los puntos fuertes de
cada contenido dispuesto. La ejecución de estos procedimientos responde a un
ritmo de trabajo que el docente interpretará en el entorno de la clase, un
ritmo compartido que permite avanzar responsablemente.
Finalmente, y una vez concluida la presentación del contenido
asignado para la clase, existen las estrategias postinstruccionales que
permiten al estudiante “una visión sintética, integradora e, incluso, crítica
del materia aprendido”.
PREPARAR AL ESTUDIANTE
El estudiante tiene ansias por saber, es un entusiasmo genuino. El
docente guía este entusiasmo para encauzarlo hacia los contenidos programáticos
de cada materia. La claridad y trasparencia en el camino serán un aliciente
para motivar al estudiante.
Las estrategias preinstruccionales están llamadas a cautivar a los
estudiantes y despertar en ellos la inquietud por el tema en cuestión. Dibuja
el horizonte sobre el que transcurrirá la clase.
Díaz Barriga recomienda la activación del conocimiento previo, que
permite al profesor “un doble sentido: conocer lo que saben sus alumnos y
utilizar tal conocimiento como base para promover nuevos aprendizajes”.
Exponer los objetivos y las metas que todo estudiante deberá
alcanzar a lo largo del conocimiento dispuesto direccionará las expectativas que
los estudiantes generan sobre el curso y a “encontrar sentido y/o valor
funcional a los aprendizajes involucrados en el curso”.
La exposición planteada por Díaz Barriga y Hernández sugieren que “los
objetivos o intenciones educativos son enunciados que describen con claridad
las actividades de aprendizaje a propósito de determinados contenidos
curriculares, así como los efectos esperados que se pretender conseguir en el
aprendizaje de los alumnos”. El enunciado de los objetivos contextualiza al
estudiante y antecede los contenidos que se espera debe dominar al finalizar el
clico.
Además de la delimitación de objetivos, el resumen también
funciona como una estrategia preinstruccional. El docente presenta una síntesis
con la información más relevantes que se trabajará. Este resumen puede ser oral
o escrito. En su exposición se contempla los conceptos claves o centrales del
tema.
Finalmente, aunque con un uso académico menor, se puede considerar
el organizador precio como otro recurso de apertura. El contenido que se
desarrollará durante la clase se organiza de manera sistemática para mostrar
los elementos centrales. El grado de abstracción del organizador previo es
superior al resumen.
La implementación de estas estrategias preinstruccionales puede
acompañarse de los interrogadores de apoyo, que permitirán al docente explorar
los conocimientos previos y replantear la introducción al tema en virtud de los
resultados obtenidos.
ACOMPAÑAR EL APRENDIZAJE
Una vez definidas las intenciones, el reto es avanzar en un
aprendizaje significativo. La implementación de estrategias de enseñanza
adecuadas permite al docente un desglose del contenido lógico para mantener el
interés y atención de los estudiantes.
Estas estrategias suponen un apoyo a los contenidos curriculares que impulsa el
docente. La implementación de recursos pedagógicos durante el desarrollo de la
clase refuerza la claridad necesaria en un proceso de aprendizaje. El docente
resaltará los puntos clave o los conceptos destacados que direccionarán el
aprendizaje. Díaz Barriga destaca estas estrategias coinstruccionales puesto
que permiten “la adecuada organización de la información que se ha de aprender,
a la vez que mejora su significatividad lógica, fortaleciendo el aprendizaje
significativo”. La ejecución de diversas dinámicas ayudará a remarcar dichos
elementos y servirá para aclarar las dudas que surjan entre los estudiantes.
Paralelamente, se trabajará otras estrategias que ayudarán a
mantener la atención y a reactivar la motivación durante el proceso.
Entre las estrategias de enseñanza más recomendables para este
proceso, se destacan las ilustraciones, las analogías, las preguntas
intercaladas y los resaltadores topográficos.
Las ilustraciones producen un efecto de síntesis visual fuerte.
Los conceptos o teorías se sintetizan en un dibujo o imagen que apele, en el
estudiante, un proceso de abstracción conceptual. La imagen visual detonará en
la memoria del estudiante el contenido o concepto deseado. El atractivo y la
facilidad de lectura que supone la imagen resultan útiles para cautivar al
estudiante.
Las analogías o ejemplos actúan de manera similar a la
ilustración. En este caso, apelan a imágenes mentales que se producen a partir
de la recreación de ejemplos expresados por el docente. La semejanza entre
situaciones planteadas ayudará al estudiante a profundizar en la abstracción y
lograr un conocimiento más complejo.
Complementarias a las estrategias señaladas, las preguntas
intercaladas ayudan al docente a recuperar la atención de los estudiantes.
Estas preguntas también sirven para evaluar el grado de comprensión y
aceptación que está teniendo el docente ante los estudiantes. Existen diversas
maneras de realizar estas preguntas y de valorar el resultado obtenido.
Una lectura adecuada a las preguntas intercaladas servirá al
docente para reestructurar la clase y buscar nuevos caminos de enseñanza que
permitan alcanzar los objetivos trazados al inicio de la clase.
Si el desarrollo de la clase se ha planteado desde la lectura y el
respaldo documental, es importante que el docente refuerce el aprendizaje
mediante los resaltadores tipográficos. Es recomendable destacar las palabras
clave o los conceptos principales de un texto. En caso de que el texto no disponga
de esta ayuda, se puede disponer diversas dinámicas de lectura y comprensión
que ayuden al estudiante a destacar las partes sustanciales. Estos resaltadores
servirán también para el repaso o revisión final que acompaña a cada clase.
EL ÚLTIMO PASO
Antes de concluir la sesión, las estrategias posinstruccionales “permiten
al estudiante formar una visión sintética, integradora e incluso crítica del
material”. La implementación de estas estrategias ayudará a reforzar el
aprendizaje deseado. La valoración o evaluación estará guiada por los objetivos
trazados al inicio de la clase y será coherente con el desarrollo de las
estrategias de enseñanza a lo largo de la clase.
El docente dispone de diversas herramientas para evidenciar los
aprendizajes logrados. La principal constatación se centra en conectar los
aprendizajes previos con los aprendizajes nuevos adquiridos.
Las estrategias posinstitucionales se convierten en un proceso de
autoevaluación por parte del docente. Por ejemplo, un mapa conceptual o un
resumen elaborado por los estudiantes ofrecerán la percepción que han rescatado
de la clase. El docente debe considerar la coherencia entre lo dictado y lo
observado por los estudiantes.
Con frecuencia, los nervios y el cansancio son las
particularidades de cada final de clase. La valoración de lo asimilado por los
estudiantes puede ser rápida, pero no se debe obviar. Supone la culminación de
un proceso de aprendizaje significativo alumbrada por el objetivo inicial
tramado.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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