Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 9 de abril de 2015

¿Nacen o se hacen? Cómo despertar el espíritu creativo en los estudiantes


El profesor británico Ken Robinson es considerado uno de los principales renovadores del concepto educativo. En sus conferencias, plantea un cambio en el modelo educativo; pasar de la educación funcional que enseña las competencias para desarrollar un trabajo, a una educación que aliente la creatividad y facilite la adaptación del estudiante a los nuevos contextos

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Ken Robinson repite constantemente la anécdota que transformó su visión educativa.

Un día visitando un cole vi a una niña de seis años concentradísima  dibujando. Le pregunté: "¿Qué dibujas?". Y me contestó: "La cara de Dios".  ¡. ..!  "Nadie sabe cómo es", observé. "Mejor - dijo ella sin dejar de dibujar-, ahora lo sabrán".

La reflexión sobre este acontecimiento le permitió percatarse de que los niños inventan cosas constantemente. Su capacidad creativa, todavía natural, les empuja a un mundo de posibilidades múltiples donde no hay cabida para el error o la equivocación.

Esos mismos niños, una vez en la escuela, padecen un freno constante en su desarrollo creativo. La actitud de muchos profesores apela a la disciplina como forma de limitar este desparpajo creativo El exceso de celo en el aula y el dogmatismo académico de las estructuras educativas infunden el miedo a equivocarse, restringen la libertad de imaginación  a los niños. Robinson concluye que “si no estás dispuesto a equivocarte, nunca saldrás con una idea original”.

En la actualidad, los colegios y universidades forman estudiantes competentes para desempeñarse en los contextos productivos actuales. Enseñan a desenvolverse con agilidad en un mercado laboral diverso. Este contexto laboral, además de diverso, es cambiante. Las transformaciones sociales se producen cada vez más rápidamente. El estudiante actual debe estar preparado para desenvolverse exitosamente en contextos laborales y profesionales propios del año 2050.

Desde la sociedad agraria a la revolución industrial, se logró un aprendizaje mecánico que impulsó la educación artesanal. Las fábricas reclamaron mano de obra cualificada, y por ello la escuela se tecnificó en sus procesos de enseñanza. Con el advenimiento de la sociedad de la información, la tecnología irrumpe en las aulas como herramienta clave del aprendizaje. Ken Robinson proyecta el siguiente contexto como la era conceptual en la cual es necesario saber adaptarse creativamente a las nuevas condiciones del mercado laboral y profesional.

El sistema educativo que se ha implantado en muchos países relega la creatividad a un plano marginal de trabajo. Los pedagogos buscan incesantemente alternativas de educación que permitan surgir nuevos liderazgos creativos. En múltiples foros de educación se ha lanzado la provocación  para buscar modelos educativos que permitan formar a los Steve Jobs o Mark Zuckemberg propios. Para Robinson, plantear esa pregunta supone asumir que las escuelas deben educar la creatividad al igual que un proceso de alfabetización. Un contexto que, de manera permanente, encuentre en la creatividad un lenguaje de superación.

Además, interpreta la estructura educativa actual como si de una pirámide se tratase. Las materias vinculadas a las ciencias exactas, matemáticas e idiomas representan la cúspide de la pirámide. Poseen más carga horaria y concentran mayores recursos porque “sus contenidos son más útiles para el trabajo”. En el escalón intermedio se encuentran las materias del ámbito de las humanidades. Y, finalmente, en la base de la pirámide, y casi sin peso curricular, se disponen las materias que alientan la expresión artística y creativa. Una jerarquía que prima la racionalidad marginando otras formas de expresión.

El sistema de calificación que se aplica de forma generalizada trata de evaluar a los estudiantes bajo un mismo criterio y con una prueba única para todos. Puede medir los logros alcanzados en un determinado campo, pero obvia la medición de los tipos de inteligencia diversas que se pueden encontrar en el aula.

El modelo escolar actual, de acuerdo a la visión de Ken Robinson, replica el mismo proceso en los colegios, provocando una masificación del resultado final. Como consecuencia de ello, el reconocimiento a los títulos universitarios es cada vez menor, puesto que su significación ha perdido valor.

La propuesta innovadora que plantea para rescatar la creatividad y alentar la formación de un nuevo estudiante sugiere repensar la educación desde la inteligencia. Aclara que esta educación debe explotar las tres principales características de la inteligencia: es diversa, es dinámica y es única. Con este modelo, se transforma la educación en favor de la riqueza de la capacidad humana.


DECÁLOGO EN DEFENSA DE LA CREATIVIDAD

        La imaginación es la fuente de todo logro humano.- La educación debe potenciar la inteligencia como factor de identidad en la sociedad.
          
     Si no estás preparado para equivocarte, nunca llegarás a nada original.- el error, en vez de ser castigado, debe convertirse en el inicio de una nueva enseñanza.

         Las escuelas parecen fábricas.- al igual que una fábrica, el rigor disciplinario y la producción supervisada marcan la jornada escolar.

     La creatividad se aprende igual que se aprende a escribir.- trabjar la creatividad requiere un proceso de alfabetización y atención constante. El peso dominante del resultado sobre el proceso impulsa al estudiante a copiar modelos existentes en lugar de proponer nuevos caminos.
     
    Es necesario potenciar la diversidad.- Al aceptar la existencia de inteligencias múltiples, también se respalda la importancia de procesos de aprendizaje diferenciados. Una educación unificadora no está a la altura de una sociedad, cada vez, más diversa.

         La educación del talento no es lineal.- El lema de una guardería proponía “la universidad empieza en la guardería” matizando un proceso de formación direccionado hacia los estudios superiores. Cada etapa formadora debe contener sus propias metas y logros, no pueden considerarse espacios de preparación para la universidad, pues perderían su esencia y sentido de experiencia de vida.

   Los niños de ahora harán trabajos que aún no se han inventado.- lo importante no es lo que se enseña, sino cómo se enseña. Esto permite a los estudiantes aprender por ellos mismos y adaptarse a un futuro de forma plena.

      La creatividad es tan importante en educación como la alfabetización.- se han consolidado procesos metódicos para enseñar a leer o escribir. Para la creatividad, las técnicas de enseñanza son menos conocidas y, con frecuencia, el docente mismo las considera un reto difícil de superar para ellos mismos.

   La gente produce mejor cuando hace las cosas que ama.- alentar las potencialidades de los estudiantes con un sistema educativo abierto y flexible. Permite un educando activo en la sociedad, lejos del conformista actual que se propone en las aulas.

      No se acerca a estandarizar la educación, se acerca a subir el estándar de la educación.- Robinson no presenta un modelo un modelo que todos deban imitar. Más bien alienta a la creación de modelos propios que ayuden a educar mejor.



Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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