El profesor británico Ken Robinson
es considerado uno de los principales renovadores del concepto educativo. En
sus conferencias, plantea un cambio en el modelo educativo; pasar de la
educación funcional que enseña las competencias para desarrollar un trabajo, a
una educación que aliente la creatividad y facilite la adaptación del
estudiante a los nuevos contextos
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Ken Robinson repite constantemente
la anécdota que transformó su visión educativa.
Un día visitando un cole vi a una niña de seis
años concentradísima dibujando. Le pregunté: "¿Qué dibujas?". Y
me contestó: "La cara de Dios". ¡. ..! "Nadie sabe cómo es", observé.
"Mejor - dijo ella sin dejar de dibujar-, ahora lo sabrán".
La reflexión sobre este
acontecimiento le permitió percatarse de que los niños inventan cosas
constantemente. Su capacidad creativa, todavía natural, les empuja a un mundo
de posibilidades múltiples donde no hay cabida para el error o la equivocación.
Esos mismos niños, una vez en la
escuela, padecen un freno constante en su desarrollo creativo. La actitud de
muchos profesores apela a la disciplina como forma de limitar este desparpajo
creativo El exceso de celo en el aula y el dogmatismo académico de las
estructuras educativas infunden el miedo a equivocarse, restringen la libertad
de imaginación a los niños. Robinson
concluye que “si no estás dispuesto a equivocarte, nunca saldrás con una idea
original”.
En la actualidad, los colegios y
universidades forman estudiantes competentes para desempeñarse en los contextos
productivos actuales. Enseñan a desenvolverse con agilidad en un mercado
laboral diverso. Este contexto laboral, además de diverso, es cambiante. Las
transformaciones sociales se producen cada vez más rápidamente. El estudiante
actual debe estar preparado para desenvolverse exitosamente en contextos
laborales y profesionales propios del año 2050.
Desde la sociedad agraria a la
revolución industrial, se logró un aprendizaje mecánico que impulsó la
educación artesanal. Las fábricas reclamaron mano de obra cualificada, y por
ello la escuela se tecnificó en sus procesos de enseñanza. Con el advenimiento
de la sociedad de la información, la tecnología irrumpe en las aulas como
herramienta clave del aprendizaje. Ken Robinson proyecta el siguiente contexto
como la era conceptual en la cual es necesario saber adaptarse creativamente a
las nuevas condiciones del mercado laboral y profesional.
El sistema educativo que se ha
implantado en muchos países relega la creatividad a un plano marginal de
trabajo. Los pedagogos buscan incesantemente alternativas de educación que
permitan surgir nuevos liderazgos creativos. En múltiples foros de educación se
ha lanzado la provocación para buscar
modelos educativos que permitan formar a los Steve Jobs o Mark Zuckemberg
propios. Para Robinson, plantear esa pregunta supone asumir que las escuelas
deben educar la creatividad al igual que un proceso de alfabetización. Un
contexto que, de manera permanente, encuentre en la creatividad un lenguaje de
superación.
Además, interpreta la estructura
educativa actual como si de una pirámide se tratase. Las materias vinculadas a
las ciencias exactas, matemáticas e idiomas representan la cúspide de la
pirámide. Poseen más carga horaria y concentran mayores recursos porque “sus
contenidos son más útiles para el trabajo”. En el escalón intermedio se
encuentran las materias del ámbito de las humanidades. Y, finalmente, en la
base de la pirámide, y casi sin peso curricular, se disponen las materias que
alientan la expresión artística y creativa. Una jerarquía que prima la
racionalidad marginando otras formas de expresión.
El sistema de calificación que se
aplica de forma generalizada trata de evaluar a los estudiantes bajo un mismo
criterio y con una prueba única para todos. Puede medir los logros alcanzados
en un determinado campo, pero obvia la medición de los tipos de inteligencia
diversas que se pueden encontrar en el aula.
El modelo escolar actual, de acuerdo
a la visión de Ken Robinson, replica el mismo proceso en los colegios,
provocando una masificación del resultado final. Como consecuencia de ello, el
reconocimiento a los títulos universitarios es cada vez menor, puesto que su
significación ha perdido valor.
La propuesta innovadora que plantea
para rescatar la creatividad y alentar la formación de un nuevo estudiante
sugiere repensar la educación desde la inteligencia. Aclara que esta educación
debe explotar las tres principales características de la inteligencia: es diversa,
es dinámica y es única. Con este modelo, se transforma la educación en favor de
la riqueza de la capacidad humana.
DECÁLOGO EN DEFENSA DE LA
CREATIVIDAD
La imaginación es la fuente de
todo logro humano.- La educación debe potenciar la inteligencia como factor
de identidad en la sociedad.
Si no estás preparado para
equivocarte, nunca llegarás a nada original.- el error, en vez de ser castigado, debe convertirse en
el inicio de una nueva enseñanza.
Las escuelas parecen
fábricas.- al igual que una fábrica, el rigor disciplinario y la producción
supervisada marcan la jornada escolar.
La creatividad se aprende
igual que se aprende a escribir.- trabjar la creatividad requiere un proceso
de alfabetización y atención constante. El peso dominante del resultado sobre
el proceso impulsa al estudiante a copiar modelos existentes en lugar de
proponer nuevos caminos.
Es necesario potenciar la
diversidad.- Al aceptar la existencia de inteligencias múltiples, también se
respalda la importancia de procesos de aprendizaje diferenciados. Una
educación unificadora no está a la altura de una sociedad, cada vez, más
diversa.
La educación del talento
no es lineal.- El lema de una guardería proponía “la universidad empieza en la guardería” matizando un proceso de
formación direccionado hacia los estudios superiores. Cada etapa formadora
debe contener sus propias metas y logros, no pueden considerarse espacios de
preparación para la universidad, pues perderían su esencia y sentido de experiencia
de vida.
Los niños de ahora harán
trabajos que aún no se han inventado.- lo importante no es lo que se enseña,
sino cómo se enseña. Esto permite a los estudiantes aprender por ellos mismos
y adaptarse a un futuro de forma plena.
La creatividad es tan importante
en educación como la alfabetización.- se han consolidado procesos metódicos
para enseñar a leer o escribir. Para la creatividad, las técnicas de
enseñanza son menos conocidas y, con frecuencia, el docente mismo las
considera un reto difícil de superar para ellos mismos.
La gente produce mejor
cuando hace las cosas que ama.- alentar las potencialidades de los
estudiantes con un sistema educativo abierto y flexible. Permite un educando
activo en la sociedad, lejos del conformista actual que se propone en las
aulas.
No se acerca a
estandarizar la educación, se acerca a subir el estándar de la educación.-
Robinson no presenta un modelo un modelo que todos deban imitar. Más bien
alienta a la creación de modelos propios que ayuden a educar mejor.
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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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