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Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 1 de septiembre de 2015

La lectura sigue siendo la mejor arma para el aprendizaje


La lectura aporta las competencias comunicativas necesarias en el entorno social. A través de la lectura, el niño adquiere las variables expresivas del lenguaje. No se limita a un ejercicio simple de descifrar los textos; leer implica un proceso complejo de interpretación  y construcción de significado.


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“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no puedo acordarme”, cuántas veces hemos anhelado que los estudiantes se involucren en la apasionante lectura de El Quijote, cómo nos gustaría introducirnos en la vida da Macondo para ilustrar las clases de literatura.

Los docentes del área de literatura y lenguaje combaten a diario, como a molinos de viento, con la reticencia de los estudiantes ante la lectura. La aventura de abrir un libro y disfrutar la lectura se convierte en una batalla permanente con la desidia. Los pedagogos Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez proponen algunas ideas para transformar estas pesadillas en placenteras sesiones de lectura en el aula.

Para los autores, la fórmula “sortilegio para que su hijo se convierta en gran lector”, no logra los niveles de efectividad deseados. Las actividades para fortalecer el hábito de lectura en los niños y jóvenes requieren de dinámicas efectivas capaces de cautivar el interés de los noveles lectores.

Un libro, plantea la licenciada en lingüística Isabel Solé, equivale a una entrada para compartir experiencias nuevas; una puerta abierta para acceder a historias y mundos por descubrir. “Aprender a leer, es aprender a aprender” sentencia Solé a tiempo de requerir la implicación de padres y profesores en la consolidación de este hábito.

Andricaín y Rodríguez refuerzan la necesidad de cooperación entre familia y escuela para fortalecer el hábito de la lectura. El empeño por alentar el gusto por la lectura se dibuja como una labor a medio y largo plazo; una carrera de persistencia.
La lectura aporta las competencias comunicativas necesarias en el entorno social. A través de la lectura, el niño adquiere las variables expresivas del lenguaje. No se limita a un ejercicio simple de descifrar los textos; leer implica un proceso complejo de interpretación  y construcción de significado.

Los diversos autores consultados sugieren como medida de motivación para alentar la lectura el diseño de una táctica de persuasión en favor de la lectura. Tanto en el hogar como en la escuela, el niño debe sentir la lectura como una dinámica agradable, una actividad de entretenimiento.

Un poco en broma, pero muy en serio, el escritor italiano Gianni Rodari considera que la imposición de la lectura como castigo se convierte en "el método más eficaz si se quiere que los niños aprendan a odiar los libros: es seguro al ciento por ciento y facilísimo de aplicar". Para el niño, el momento de leer debe ser incorporado, de modo paulatino, como una actividad voluntaria, una acción que la desarrolla por el placer que despierta en él. Las imposiciones y obligaciones de leer, simplemente refuerzan la idea de aburrimiento que, con tanta frecuencia, se quiere transformar.
El contexto escolar dispone de las oportunidades necesarias para hacer de la lectura una fiesta. La ambientación del aula, la creación de espacios destinados para leer, la integración de todos en el proceso de lectura ofrecen el entorno adecuado para que los estudiantes sientan los libros como experiencias atractivas.

El siguiente paso en la consolidación del hábito consiste en ofertar al estudiante la lectura que se adecue de mejor forma a su realidad y gusto. Las investigaciones realizadas por José Luis Ramos establecen diversos estadios de maduración intelectual y psicológica. En coherencia con estos estadios, se disponen distintas actividades de lectura.

En la etapa preescolar, el niño está descubriendo las letras y la escritura. Los libros idóneos se caracterizan por las ilustraciones que animan la lectura. Además, recomiendan los pedagogos, los contenidos se concentrarán en temas relativos al entorno familia e inmediato de los niños: la familia, la casa, los animales.

La psicóloga Mercedes Falconí recomienda la lectura de relatos y cuentos a los niños. Esta actividad “produce una interacción irrepetible; es el momento de mayor confianza, intimidad y comunicación”. La lectura de cuentos ayuda al niño para anticipar el contenido y consolidar las historias. Permite el desarrollo de la creatividad e imaginación de manera inmediata.

En estas edades iniciales, Andricaín y Rodríguez recomiendan lecturas con rimas y cuentos versificados “donde las asonancias proporcionen al lenguaje esa musicalidad y ritmo que agradan al menor”. Las onomatopeyas se consolidan como otro recurso atrayente para cautivar al niño desde la lectura. Lo destacable de este periodo de ayuda a la lectura radica en el refuerzo a la etapa de la alfabetización.
Las primeras lecturas autónomas del niño recomiendan textos sencillos y claros. La fantasía que envuelve a las narraciones permite al niño imaginar las historias. La falta de ilustraciones que acompañaban en las lecturas iniciales se suple con el desarrollo de la imaginación.

Esta etapa marca la capacidad expresiva del lenguaje y los usos sociales de la lectura y la escritura. La investigadora Pilar González describe la trascendencia de esta primera etapa de lectura por la vinculación con el conocimiento fonético y expresivo. Las claves de una buena escritura se sustentan en la capacidad de lectura correcta.

Es recomendable promover el ejercicio de lectura en voz alta, ya sea entre varios estudiantes o compartiendo la lectura a intervalos con el profesor. La lectura en público supone un reto para el niño, una dificultad que debe aprender a resolver. Superar esta etapa permite afianzar la capacidad lectora con la seguridad de hacerlo bien.

Poco a poco, el estudiante irá definiendo los estilos de literatura que más le atraen. El profesor debe estar atento para sugerir nuevos títulos, nuevos estilos para ampliar el registro y enriquezcan el bagaje cultural.

Esta etapa de lectura consciente y madura consolida la comprensión lectora. Las obras disponibles irán ganando en complejidad, sobre todo por las tramas narrativas más entreveradas. Las historias de detectives y piratas permiten un relato ágil y dinámico ideal para involucrar al estudiante en la acción. Finalmente, las narrativas dejarán paso a novelas que afrontan la problemática juvenil, obras que se identifiquen con la realidad del joven lector.

Los diversos pedagogos que estudian las dinámicas de mejora de la lectura revelan la importancia de consolidar un vínculo natural y cotidiano con la lectura. Rechazan, con mayor o menor contundencia las pruebas de evaluación sobre la lectura. Recomiendan, sin embargo, los encuentros más abiertos que permitan expresar a los estudiantes sus impresiones sobre de la lectura. Los diálogos activos enriquecen la comprensión en torno a los libros leídos.



COMENTARIO DE TEXTO

La lingüista Pilar González considera los ejercicios de comentario de texto como una prueba ideal para alentar la lectura de libros. Según la dinámica propuesta, el primer paso para un buen resultado parte de la inducción del profesor a la lectura.

El comentario de texto se diseña como una metodología que persigue una mejor asimilación de la obra. La comprensión global de la obra nace del conocimiento de la época en la cual fue escrita. Este aporte desvelará el pensamiento del autor, el genio creador. La introducción previa que el profesor debe ofrecer supera la información basada en datos para centrarse en la interpretación del contexto.

Un buen comentario de texto viene precedido por la inducción del profesor. La explicación del contexto que rodea la obra pretende cautivar el interés del estudiante por el libro. La motivación previa a la lectura ayudará a discernir el significado de los mensajes
Finalmente, González plantea una estructura de análisis que involucra: un análisis descriptivo (la forma de contar), un análisis de contenido (la narración presentada) y de justificación (las ideas que sustentan la historia, las enseñanzas).

El comentario de texto pone en contacto al hombre que creo y la impresión de aquel a quien impresionó la obra.



 Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"


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