Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Cómo deben ser los maestros emancipadores



El ser humano posee un sentido innato para la experimentación y aprendizaje. Un sentido de curiosidad le impulsa a buscar soluciones a los problemas y, a través de estos procesos de construcción, acumular conocimiento. La clave del docente es lograr que el estudiante consiga su independencia en el aprendizaje

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El experimento pedagógico impulsado por Jacotot en la universidad de Lovaina planteó un parámetro educativo diferente. La autonomía cognitiva, propuesta a principios del siglo XVIII, se posiciona como el enfoque vanguardista en la educación. “Quien enseña sin emancipar, embrutece” declaraba el pedagogo francés.

Hoy están vigentes los discursos a favor de la igualdad de oportunidades que debe garantizar todo sistema educativo. El sistema tradicional se basa en fortalecer los esfuerzos por nivelar la formación de los educandos. De esta manera, a igual educación, se consideraba, existe una igual oportunidad de acceso a la vida laboral.

De acuerdo a los postulados de Jacotot, actualizados por Rancière, la pedagogía basada en la escolarización se ha circunscrito a una enseñanza disciplinar. Ha perdido, refuerza el pedagogo, la naturalidad innata que todos tenemos para el aprendizaje y ha priorizado la delimitación de un conocimiento estándar.
La idea de una educación unificadora está reforzada por la creación de un parámetro internacional que sirva para medir los niveles educativos. Los indicadores, asumidos mundialmente, en materia educativa se han convertido en referencia para evaluar el desarrollo y crecimiento de un país. La educación se concibe como una herramienta de cambio que permite acceder a mejores espacios laborales, mejores.

Las concepciones más extendidas en materia de educación apuestan por un modelo de escolaridad masiva que permita a toda la población acceder a un nivel formativo pre establecido. Las mejoras en materia educativa son pieza fundamental de las políticas sociales de muchos países. La inversión en educación es presentada como un indicador de la calidad educativa.

En Bolivia, se considera que el 91% de la población infanto juvenil está escolarizada. Además, mediante el bono Juancito Pinto, que alcanza a más de 1.800.000 estudiantes, se busca fomentar la permanencia en la escuela.

Este esfuerzo, así como la inversión destinada a la edificación de unidades educativas, facilitan las condiciones educativas de la población. Pero, a pesar de la necesidad que existe, estas inversiones no mejoran la calidad educativa.
El estudio presentado por Carlos Calvo y Antonio Elizalde diferencia el factor de escolaridad como sinónimo de educación. Para los educadores chilenos, la escolaridad se ha convertido en la meta de muchos gobiernos. Esta escolaridad plantea un camino preestablecido, ya trazado, que todo educando debe transitar para su reconocimiento social. El concepto de escolaridad resulta un proceso lineal de repetición. El alumno, al ingresar al sistema educativo, debe cumplir una serie de metas que “certifican” su conocimiento y, por tanto, su paso al siguiente escalón. Al final de cada escalón, los conocimientos adquiridos son iguales para todos.

Rancière rechaza el modelo de “maestro explicador”. Al igual que planteó años atrás Joseph Jacotot, la propuesta educativa debe sustentarse en el “método natural universal”.

Según este método, el ser humano posee un sentido innato para la experimentación y aprendizaje. Un sentido de curiosidad le impulsa a buscar soluciones a los problemas y, a través de estos procesos de construcción, acumular un conocimiento. Al inicio, el aprendizaje abarcará procesos de conocimiento simples. Poco a poco, asumirá planteamientos más complejos que le permitirán, gracias al intercambio cultural y el relacionamiento con otros, comprender mejor el entorno.

Diversos estudios realizados en centros educativos infantiles en Chile han reforzado este método. Por un lado, Desirée López ha investigado el juego como proceso de aprendizaje innato en los niños. A través de las experiencias lúdicas, los niños enriquecen su capacidad argumentativa y logran solucionar los problemas cotidianos.

Similar resultado obtuvo Jorge Salgado al acercarse al modo de razonar de los niños. La observación se ha convertido, según este estudio, en una dinámica de conocimiento. Los pensamientos complejos han surgido de forma innata en los niños, demostrando que todos tienen las mismas potencialidades para aprender y que tan solo se requiere las condiciones de libertad y oportunidad para desarrollarlas.

Rancière repudia el sistema educativo que encorseta el aprendizaje en metas predefinidas. Dicho sistema consolida la superioridad del que enseña pues “el alumno jamás alcanzaría al maestro; ni el pueblo a la élite ilustrada”. Y refuerza su postura apelando a las teorías defendidas por Paulo Freire, quien también predicaba una educación emancipadora.

Para Freire, la igualdad no debe ser el punto de llegada en el proceso educativo. La igualdad supone le punto de partida desde el cual se construye un proceso de aprendizaje coparticipativo.

Rancière impulsa este planteamiento al manifestar que “todas las inteligencias son iguales” y, desde la educación, se debe consolidar el contexto cultural para crear las relaciones posibles que faciliten el aprendizaje.

El maestro debe potenciar la actitud crítica del alumno mediante dinámicas que exploren su aprendizaje liberador. Es hora de educar para la vida, consolidando un método de aprendizaje que impulse el hábito de experimentación permanente en detrimento del sistema memorístico. Es tiempo de educar para la felicidad.

  Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"

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