Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 11 de agosto de 2015

Cómo combatir el abandono escolar



El fracaso y abandono escolar está considerado como uno de los principales problemas que toda administración educativa debe afrontar. No sólo refleja una falla en el propio sistema educativa, también provoca una cadena cuyas consecuencias seguirán plasmándose a lo largo del tiempo. La deserción escolar afecta directamente al ámbito académico; e indirectamente a los ámbitos de formación personal, emocional, social y profesional.

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El sistema educativo, en cualquier contexto y nivel, busca el desarrollo personal global de cada estudiante. La escuela se considera responsable de acompañar el proceso de maduración de los estudiantes para que se formen como ciudadanos. Cuando un estudiante abandona el sistema educativo, la sociedad en su conjunto, es responsable de esta situación. Atajar anticipadamente las situaciones de abandono escolar y motivar a los estudiantes para continuar en el proceso de formación requiere la implicación activa de padres de familia y profesores. La comunidad educativa en su conjunto asume el compromiso de encaminar a los jóvenes para que alcancen el éxito en sus estudios y completen su formación integral.

La deserción escolar plantea una multitud de causales difíciles de combatir. Cada historia, cada estudiante plantea una situación diferente y requiere un seguimiento y acompañamiento particular. La mayoría de los varones argumentan su retiro bajo la necesidad de trabajar. Ya sea para ayudar a su familia o por el sentido de independencia que provoca el dinero propio, deciden traspasarse al horario nocturno para poder trabajar durante el día. Es el paso previo al abandono definitivo.

El caso de las mujeres refleja que, en América Latina, el 40% de las deserciones escolares se relaciona con embarazos. La falta de apoyo familiar o la necesidad de convertirse en cuidante de sus hermanos menores son otras causales de abandono escolar.

En el otro lado de la balanza, las consecuencias se unifican en una  misma dirección: la falta de una educación sólida restringe las oportunidades de los jóvenes tanto en el ámbito laboral como en los entornos sociales. A la larga, se convierten en personas socialmente dependientes.


EL PANORAMA NACIONAL

La deserción escolar se presenta como uno de los grandes problemas de la educación boliviana. A lo largo de muchos gobiernos se han dibujado políticas públicas que permitan y garanticen la permanencia de los estudiantes durante el proceso educativo.

La apuesta planteada por el actual gobierno a través del bono Juancito Pinto ha mejorado notoriamente los índices de permanencia en el colegio. De acuerdo a los datos expresados por el viceministro de educación regular, Juan José Quiroz, el 95% de los estudiantes que acceden al nivel primario culminan sus estudios.

La explicación de la autoridad refuerza el papel del Juancito Pinto como un estímulo para la permanencia en la escuela. En los últimos 6 años, el índice de deserción ha disminuido del 7 % al 1,4 % que registra en la actualidad.

Los datos ofrecidos por la autoridad de gobierno no coinciden con los resultados presentados por Programa de Investigación Estratégica de Bolivia (PIEB). Las investigaciones sobre educación realizadas en 2012 revelan que el 82 % de la población con edad estudiantil asisten a centros educativos de manera regular. El ausentismo y abandono escolar se acrecienta en la secundaria. Según el mismo estudio, el 40 % de los estudiantes que culminan la primaria no concluyen la secundaria.

Las políticas educativas tienen la responsabilidad de potenciar la participación activa de los estudiantes durante el proceso de formación regular. Deben presentar diversas oportunidades de formación profesional y humana, que ayuden a los jóvenes a definir su integración en la sociedad.





COMBATIR LA DESERCIÓN DESDE EL AULA

Las estadísticas reflejan que las principales causas de abandono escolar surgen en el entorno social y familiar del estudiante. Más allá de esa determinación final que empuja al joven a ausentarse del colegio, el verdadero detonante de la deserción escolar nace en las mismas aulas. Cuando el estudiante no logra el estímulo necesario para acudir cada mañana al colegio, buscará este estímulo en otros espacios.

Los docentes deben asumir una actitud de alerta para detectar los riesgos de abandono y trabajar con ellos para fortalecer la presencia del estudiante al colegio. Siempre que las circunstancias lo permitan, es conveniente involucrar a los padres en este proceso de seguimiento escolar.

  1. Fomentar la motivación del alumno. Mostrar al estudiante la importancia y necesidad del colegio. No por imposición, sino mediante el aliento y ejemplo de superación personal que encontrará entre sus docentes y compañeros. El estudiante genera un sentimiento positivo en favor del colegio, quiere estar en el colegio puesto que le resulta un espacio agradable. La motivación se acompaña con el reconocimiento a la superación personal y el debido esfuerzo para así lograrlo.
  2. Potenciar la capacidad de lectura y escritura. Una de las causas más comunes que provoca la desilusión en la escuela se debe a los problemas de aprendizaje que presenta el estudiante. Las limitaciones que puede presentar un niño en la capacidad de comprensión lectora marcan notoriamente la baja de su rendimiento y, por tanto, la desilusión por no alcanzar las metas propuestas por el docente. Ante una disminución del rendimiento, resulta valioso estimular los procesos de lectoescritura y comprensión en el estudiante.
  3. Integración al grupo. El abandono escolar viene precedido de un periodo de asistencia irregular y de faltas a los compromisos escolares. Poco a poco, el estudiante se aleja del grupo y se considera un perdedor que no puede nivelarse con sus compañeros. Para revertir esta sensación, es necesario hacerles ver que se les respeta y quiere por quienes son ellos mismos, no tanto por los éxitos o fracasos que obtengan.
  4. Conocer la causa y actuar con prontitud. El tratamiento para cada situación de abandono escolar es diferente. Las historias de cada estudiante son particulares. El docente debe conocer los antecedentes y actuar en virtud a esa singularidad. Resulta fundamental descubrir la causa del bajo rendimiento y abandono escolar, puesto que no se puede trabajar de la misma manera un caso de baja comprensión lectora que otro de desmotivación afectiva en el aula.
  5. Técnicas de estudio adecuadas. El aprendizaje del estudiante requiere el desarrollo de métodos de estudio que se acoplen a cada personalidad. No todos los estudiantes captan las enseñanzas y aprenden a través de una misma dinámica. La escuela ayuda a los estudiantes para que consoliden un hábito de estudio. Los métodos y ambientes de aprendizaje son  diversos, cada quien debe buscar su mejor espacio. El aula aporta también a este hábito, creando un ambiente de estudio alegre, colorido y familiar. En la medida que cada estudiante aporte en la creación del ambiente, sentirá un mayor compromiso por cuidarlo. El docente puede invitar a estudiantes para que lleven plantas, cuadros y otros elementos que requieran un cuidado o limpieza individualizados. Así, el aula se sentirá como espacio propio.
  6. Estimular. Finalmente, el profesor, en su papel de amigo y mentor del estudiante, debe reforzar y alentar los éxitos y logros académicos. Estos estímulos impulsan al estudiante a mejorar su rendimiento y revertir las situaciones de desidia escolar.

 


 Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"

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