Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Aprenda de los errores pera mejorar el rendimiento en clase


¿Alguna vez ha sentido la desolación o frustración por no conseguir los objetivos deseados en el desarrollo de la clase?

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Un estudio realizado por profesionales de la Universidad Autónoma de Madrid ha analizado las causas del bajo rendimiento en los centros educativos. La experiencia de análisis que se ha aplicado durante años para descubrir las claves del éxito en los centros educativos, se ha centrado ahora en ver los contextos educativos que dificultan el cumplimiento de objetivos.

Los resultados presentados permiten revisar la situación de nuestros centros educativos para evitar caer en las mismas situaciones.

Liderazgo educativo

La figura del director refleja el espíritu de un centro educativo. El liderazgo y la actitud con la cual afronta las funciones de orientación suponen el aliento motivacional para profesores y estudiantes.

Los profesores, de acuerdo a los resultados de la investigación, esperan un director de la unidad educativa en el cual apoyarse. Un profesional que, como una voz autorizada,  se convierte en un referente pedagógico.

Los centros educativos que presentan un rendimiento por debajo de los parámetros normales muestran la figura de un director ajeno a la actividad educativa. Con frecuencia, el perfil identificado lo muestra como una persona involucrada en las labores burocráticas y administrativas, en cierta manera, desentendido de la labor pedagógica.

Esta idea se refuerza con la sensación expresada por los docentes. Manifiestan la falta de comunicación y coordinación entre ellos y el director, lo que genera un trabajo de manera aislada y sin una guía que los oriente. Da la sensación, reiteran, que la escuela funciona a pesar del director.

El liderazgo del director nace por la actitud con la cual desarrolla las actividades, el contacto con la comunidad educativa y la interacción con docentes y estudiantes. El nombramiento lo impone la autoridad del cargo, no así el liderazgo de grupo.

Un indicador destacado para comprender la figura de liderazgo del director se basa en la capacidad de construir estrategias de mediano o largo plazo para la gestión de recursos humanos o financieros. La figura de un director que maneja la gestión en función de la contingencia y las urgencias cotidianas limita las posibilidades de éxito en el proceso de formación.

Clima escolar y de aula

Las condiciones de trabajo ofrecen un aliciente importante para el éxito del proceso educativo. Cuando el clima que envuelve la clase aporta desconfianza y temor, el resultado del proceso será notoriamente menos satisfactorio.

La relación entre docente y estudiante marca el ambiente de trabajo en el aula. El diálogo fluido genera confianza, motiva el aprendizaje. Las situaciones de agresividad provocan distanciamiento. Esta agresividad es aportada por la actitud de estudiantes irreverentes que desautorizan al profesor y, por consiguiente, repercute en una actitud más autoritaria del docente.

Construir un clima agradable para el aprendizaje es una labor de todos. Las normas y pautas de comportamiento se plantean como la base de ese ambiente de respeto. Los espacios de interacción dentro de la comunidad escolar ayudarán a lograr mayor confianza, a entender las dificultades que padece el otro y buscar las soluciones de modo compartido.

Llama la atención las denuncias que los profesores realizan ante el papel que juegan algunos padres de familia. La presencia de estos últimos en el centro educativo responde a una situación de reclamo y protesta, denigrando en esta acción tanto la labor como la figura del profesor.

Altas expectativas

Muchos docentes subrayan como justificación al bajo rendimiento académico, que los niños muestran muy pocas habilidades cognitivas y sociales. Antes que convertirse en actores de motivación para la superación de los estudiantes, los docentes identifican los perfiles del fracaso escolar como perfiles generalizados. Muy pocos estudiantes, relata la investigación, aspiran a continuar sus estudios y acceder a la universidad.

Esta desmotivación arrastra a docentes y estudiantes a una sensación de frustración. El entorno familiar, que no ofrece ni aliento ni condiciones apropiadas para el desempeño escolar, ayudan a revertir esta situación generalizada.
Ante este pesimista escenario, la investigación también identifica una esperanza de solución. Los niños y niñas de primaria muestran un interés y motivación por el aprendizaje que contradice esta sensación. La posibilidad que tiene el centro educativo por mantener y alentar esta avidez por aprender servirá como aliciente para transformar en esperanza esta situación.

Estrategias de enseñanza

La labor del docente como responsable de la clase es fundamental. Las estrategias que utilice para validar un aprendizaje efectivo alentará la actitud de superación de los estudiantes.

El panorama descubierto en la investigación revela que los docentes apelan a la reproducción de conocimiento como sistema preferencial. El estudiante se limita a repetir las respuestas presentadas por el docente, sin mayor esfuerzo interpretativo. Este sistema de replica el conocimiento no permite al docente una oportunidad para fortalecer el aprendizaje buscado. Los estudiantes no saben que se espera de ellos y qué fue lo que hicieron mal o porqué y, por tanto, cómo mejorarlo.

La ausencia de detonantes y retos en el aprendizaje hace que algunos estudiantes pierdan el interés en el aprendizaje. La escuela, en esta perspectiva, no ofrece un aporte de utilidad para los estudiantes.

La debilidad en las estrategias de aprendizaje se refuerza con el deficiente uso del tiempo de enseñanza. La irregularidad en el cumplimiento de los horarios, la pérdida de días escolares y la promoción de actividades de índole cultural y social que la convierten en un centro de festejos antes que en una casa de estudios desalientan la labor pedagógica.

Compromiso docente

Resulta recurrente escuchar a los docentes hablar de las condiciones necesarias para mejorar la educación.  Como actores protagónicos de la educación, conocen los problemas y las soluciones. Sin embargo, algo sucede que no permite implementar las mismas.

La labor docente se desarrolla con una ausencia de implicación y compromiso con la labor educativa. Muchos profesores se han convertido en “funcionarios de la enseñanza”, conocedores de los defectos, pero impotentes para aplicar soluciones.
El emprendimiento personal que caracteriza a los buenos docentes siempre es reconocido y premiado. Se presentan como un incentivo para la imitación de sus compañeros. Destaca, por el contrario, la manera aislada en la que se desarrolla la labor pedagógica en las escuelas que reflejan un bajo rendimiento.

La investigación desarrollada por la Universidad Autónoma de Madrid revela que muchos docentes ansían cambiar de escuela su tuvieran dicha oportunidad.
Otros factores que desalientan el compromiso docente se centran en las condiciones laborales del área rural, los bajos salarios, la falta de oportunidad para la promoción profesional.

Finalmente, es de destacar que muchos docentes realizan actividades adicionales que les permitan obtener ingresos extras repercutiendo negativamente en la preparación de sus clases.

Implicación de las familias
La participación de padres de familia resulta fundamental para el éxito del aprendizaje. La complementación entre escuela y familia generan el mejor escenario para el aprendizaje.

Los contextos escolares que envuelven a las escuelas de rendimiento más bajo delatan la escasa participación de los padres. La actividad laboral de los padres les resta tiempo para participar en los procesos de formación. Su presencia en el centro educativo es esporádica, más testimonial que participativa.

Con frecuencia, la poca formación académica que poseen los padres repercute directamente en la importancia que otorgan a la escuela. Muchos padres retiran a sus hijos de las escuelas y los involucran en el trabajo familiar.

Instalaciones y Recursos

El estudio describe como último factor de incidencia en el bajo rendimiento escolar las condiciones de infraestructura. La mayoría de los centros objeto de estudio reflejan unas condiciones limitadas: aulas sucias y descuidadas, con poca ventilación y falta de iluminación adecuada.

Una consideración interesante para mejorar el ambiente se basa en el adorno de las paredes. La personalización del ambiente ayuda a considerar el espacio como propio y, por tanto, como un espacio agradable.



DATOS ESTUDIO

Este estudio ha sido desarrollado por la Universidad Autónoma de Madrid. Los responsables de la investigación han sido Reyes Hernández-Castilla, Francisco Javier Murillo y Cynthia Martínez-Garrido.

La investigación se ha desarrollado en escuelas de ocho países latinoamericanos: Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, España, Panamá, Perú y Venezuela

La elección de las escuelas se ha realizado a partir de los resultados académicos de las mismas. Los investigadores han analizado la realidad de aquellas que menor rendimiento mostraron.
La indagación ha asumido seis variables de estudio: dos cognitivas (rendimiento en Lengua y en Matemáticas) y cuatro socio-afectivas (Auto-estima, Comportamiento, Convivencia, Satisfacción con la escuela)


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"

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