Los
ranking educativos se han convertido en un indicador de la enseñanza de calidad
para los países. Los académicos y los medios analizan estas tablas de
valoración estandarizada como un referente importante. Las políticas están
llamadas a actuar en mejora de los indicadores.
Con
cierta frecuencia se publican una serie de tablas que evalúan la calidad
educativa. El listado de las mejores universidades, el ranking PISA sobre la
educación en jóvenes de 15 años, los mejores colegios del país o, incluso, la
lista de estudiantes con mejor promedio. Rápidamente tratamos de buscar alguna
referencia cercana en esa lista. Desafortunadamente, pocas veces Latinoamérica
aparece como referente en estas listas.
Las
políticas educativas que se están implementando en el continente alientan la
mejora educativa en general. La inversión y la dedicación de los responsables
educativos nacionales tratan de revertir estas estadísticas.
Rafael
E. de Hoyos, miembro del Departamento de Educación Para América Latina del
Banco Mundial considera que los esfuerzos de las políticas educativas en el
continente se han destinado a mejorar el alcance y cobertura de la educación.
Las directrices principales buscan extender el alcance de la educación básica y
secundaria a todos los rincones, dotando a los niños del derecho elemental de
recibir educación.
Los
logros, en este sentido, han sido destacados. De Hoyos remarca que este
esfuerzo ha distraído el segundo eje en materia de educación que todo gobierno
debe asumir: la mejora de la calidad educativa.
Los
investigadores mexicanos Sofía Contreras y Eduardo Backhoff, del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación, resaltan las ventajas directas que
derivan de una educación de calidad. Mencionan tres repercusiones directas
fruto de la formación escolar de calidad. “El convencimiento de los países de
que una mejor educación traerá un mayor desarrollo económico y una menor
desigualdad social”, explican Contreras y Backhoff como la principal
consecuencia de una educación solvente. Añaden también otros beneficios
inmediatos. La exposición pública incentivará a los actores educativos para
mejorar los indicadores de los cuales son responsables y permitirá a la
sociedad en general y a los padres de familia en particular interactuar
directamente con los programas de gobierno a fin de crear un futuro mejor a sus
hijos.
Rafael
E. de Hoyos recalca estas ventajas directas de la evaluación a la calidad
educativa. Para de Hoyos, los resultados de estas pruebas son el inicio de las
estrategias y políticas nacionales de educación.
Actualmente
existen diversos sistemas de evaluación estandarizados que se aplican a nivel
mundial. El primer estudio internacional sobre la calidad educativa tuvo lugar en
1964 gracias al impulso de la Asociación de Evaluación de Logro (IEA, por sus
siglas en inglés). En 1969 se extendió un mecanismo de evaluación diferente
alentado por el Programa Nacional de Progreso Educativo (NAEP). A partir del
año 2000 se han mejorado los parámetros de medición y se han generalizado como
un mecanismo creíble. Representan una manera de
medir los resultados de los diversos sistemas educativos tanto a nivel
nacional como regional. El barómetro más extendido y esperado actualmente surge
desde la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
El
Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, en inglés) examina
las competencias adquiridas por los jóvenes de15 años en más de 60 países a
nivel mundial. Debido al alcance de su investigación y a la aplicación de unas
pruebas estándar para todos en materia de lenguaje/lectura, matemáticas y
ciencia, es considerado como el medido más fiable en la actualidad. Cada tres
años realza la investigación para proponer mecanismos de mejora en la calidad
de la educación.
El
informe PISA, al igual que los anteriores sistemas, no está libre de rechazo.
La amplitud de su medición lo convierte en un estudio de bajo impacto, puesto
que no se aplica a todos el universo nacional, sino más bien estratifica y
selecciona los sujetos para obtener unos valores de referencia. Países como
Estados Unidos, Gran Bretaña o México han propuesto mecanismos propios de
medición para que el estudio abarque todos los colegios. De esta manera los
resultados obtenidos ayudan directamente para la implementación de acciones
puntuales. Por ejemplo, en Estados Unidos, los gobiernos de cada Estado
utilizan el ranking de calidad educativa para premiar o sancionar a los
colegios. México y Chile también han querido alentar una política de inversión
pública en educación orientada por estos indicadores. Autores como Koretz o
Hauser consideran que la evaluación entre pares ayudará a levantar la calidad
educativa y el desempeño escolar. Sofía Contreras y Eduardo Backhoff consideran
positivamente este tipo de pruebas.
Los resultados involucran directamente a
las autoridades responsables en el diseño de las políticas educativas y a los
responsables de la implementación y aplicación de las mismas, es decir, los
directores y profesores de las unidades educativas. Los mecanismos de
evaluación de la calidad educativa identifican los responsables de los éxitos y
de los fracasos en materia educativa. Es fácil, con estos datos, premiar o
sancionar a los colegios y profesores que se destacan por su rendimiento.
La
presión que provoca este nivel de responsabilidad educativa no siempre es bien
asumida. Otro investigador en materia de calidad educativa, Pedro Ravela,
revela situaciones donde las autoridades “inflan” los resultados para salir
airosos de la evaluación. El autor describe algunos mecanismos que son
utilizados para obtener mejores resultados en las evaluaciones. Por un lado,
muchos docentes se limitan a trabajar únicamente las unidades curriculares
establecidas, enfatizando aquellas que tienen una mayor incidencia en las
pruebas. Ravela considera que esta enseñanza se direcciona únicamente a
preparar a los estudiantes para rendir la prueba y no para aprender para la
vida. En otros casos, se ha detectado que los estudiantes con mayores
dificultades para aprender se ausentan los días de prueba, como una medida para
evitar resultados “a la baja”.
El
riesgo de masificar las pruebas de evaluación y realizarlas de manera frecuente
alienta a los profesores a centrarse en ellas más que en los procesos de
aprendizaje. Este giro en el sentido final de la prueba deteriora la esencia de
las mediciones. Recalca Felipe Martínez- Rizo, investigador en ciencias
sociales y educación de la Universidad de Lovaina, que “la evaluación de la
calidad educativa cobra sentido cuando contribuye a que dicha calidad mejore”.
La evaluación debe abandonar su visión de “rendición de cuentas” con la que se
está asumiendo y concebirse como un indicador clave para replantear las
funciones pedagógicas en el aula.
NO
TODOS SUPERAN LA PRUEBA
Las
pruebas estándar de evaluación sobre rendimiento educativo se han
implementado en diversos países. Las autoridades educativas actúan de acuerdo
a los resultados que las pruebas reportan. No en todos los casos se han
logrado resultados provechosos.
“El
milagro de Texas”.- durante los años 90, el Estado de Texas (Estados Unidos)
demostró un mejoramiento sorpresivo en los resultados de calidad educativa.
Además de mejorar los rendimientos generales, se logró evidenciar una
significativa reducción de la brecha de resultados entre los estudiantes
blancos y otras minorías. La repercusión mediática y política fue
sorprendente. Algunos expertos pusieron en duda los resultados. Como
consecuencia de ello, se aplicaron otros sistemas de mediación. Los
resultados fueron similares, Texas logró mejorar significativamente su
calidad educativa. La explicación más coherente a este “milagro” revela que
las autoridades texanas cerraron aquellos colegios con bajos indicadores de
calidad, reubicando a los estudiantes en otros centros educativos. La
integración entre estudiantes ayudó a mejorar el trabajo educativo.
Australia.-
Las autoridades australianas dispusieron un sistema de evaluación que midiera
el rendimiento en literatura y matemáticas de los estudiantes en edad
escolar. Los resultados obtenidos fueron argumento para las autoridades
educativas para generar una comparación entre escuelas. Con base en el
ranking, las responsables en materia de educación reasignaron los
presupuestos para cada centro educativo. La reacción de rechazo fue
inmediata. Dentro de las políticas implementadas no se consideraba un periodo
de mejoramiento o nivelación. Algunos centros consideraron válida la
manipulación de los resultados como forma de mantener y garantizar su
presupuesto público.
Gran
Bretaña.- el sistema de evaluación implementado se caracteriza por su
implicación directa en la rendición de cuentas. Las medidas resultantes de la
evaluación han provocado duras críticas y dudas sobre la validez de los
resultados.
Chile.-
el gobierno chileno elaboró un Sistema de Medición de la Calidad de la
Educación (SIMCE). Entre los aspectos destacados, el sistema permitía que a
los docentes evaluar las fortalezas y debilidades de los estudiantes. Los
responsables en educación utilizaron los resultados registrados como forma de
evaluar el rendimiento docente y plantear un ranking de escuelas. Las
protestas en contra de este sistema de control educativo tensionaron al país
durante el 2013. La actual presidente, Michelle Bachelet ha solicitado un
estudio técnico para definir la permanencia o desaparición del SIMCE.
México.-
en México la evaluación de la calidad educativa es un visto y no visto.
Durante los 90 se implementaron
algunos sistemas similares a los aplicados en Estados Unidos para obtener
información real sobre los procesos educativos. Las dos investigaciones
realizadas no fueron publicadas. Actualmente participa del PISA, y se ha
evidenciado una mejoría paulatina a lo largo de los años.
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