La
enseñanza de valores se ha convertido en un eje trasversal de la educación
moderna. Los docentes recurren a dinámicas y materiales de apoyo para exponer
la vivencia de modelos humanos y sociales. La lectura, a través de su
narrativa, se convierte en una alternativa para reflejar los valores.
La
educación integral e integradora se enfoca en la enseñanza de los valores como
parte fundamental del desarrollo en el estudiante. El aula, desde su espacio de
convivencia, se torna en una escuela de vida, de valores, de actitudes. Junto a
la enseñanza de contenidos académicos establecidos, el colegio se convierte
también en el espacio de formación del ciudadano comprometido.
Los
valores se convierten en la esencia de este aprendizaje integral que fortalece
el desarrollo de la persona. Desempeñan un papel tan importancia en la
educación que en todos los sistemas educativos se contemplan como un contenido
trasversal a lo largo de todo el proceso educativo. Desde su ingreso al centro
escolar, hasta su graduación, la formación en valores acompaña el proceso
educativo permanentemente.
¿Cómo
explicar el sentido y alcance de un valor a un estudiante de primaria? Conceptos
como el respeto, la tolerancia o la responsabilidad con demasiado abstractos
para un estudiante. Además, la formación de valores requiere un tratamiento
educativo diferente. No se puede plantear un plan de trabajo fragmentado en
unidades de conocimiento y pruebas de evaluación.
La
lectura se proyecta como una dinámica atractiva para acercarse a la vivencia de
valores. Las historias reflejadas en los libros permiten recrear situaciones de
vida. En cada historia, un valor se refleja desde el comportamiento humano de
sus protagonistas; en cada historia, el lector forma parte de una vivencia que
expone los valores a partir de la condición humana. 
El
apoyo de la lectura para la interiorización de los valores permite al docente
múltiples dinámicas. Las dinámicas de trabajo antes y después de la lectura
refuerzan la experiencia adquirida en la lectura. De esta manera, los
estudiantes experimentan el sentido del valor y están en disposición de vivirlo
en los contextos de interacción que les rodean.
La
historia narrada ofrece al estudiante las ventajas de una lectura. Mejora su
lenguaje y vocabulario, alimenta la imaginación, enriquece su capacidad
expresiva. Y, paralelamente, le regala experiencias de vida, relatos humanos
compartidos llenos de sentimientos, valores, enseñanzas.
El
valor de la lectura se transforma en una lección de valores.
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VALORES
  DE LITERATURA 
1.   
  Amistad 
La
  amistad se ha convertido en el valor por excelencia dentro de la escuela. Los
  estudiantes son amigos dentro y fuera del centro. Con frecuencia, y según las
  edades, el valor de la amistad se antepone al sentido de familia. 
La
  lección de una lectura adecuada para cada edad ayudará reforzará las
  experiencias de amistad en los estudiantes. En las edades tempranas, entre 6
  y 10 años, se recomienda “Sixto seis cenas” o “Mis amigos los piratas”; en
  edades más avanzadas se propone las novelas “El mago de Oz” y “Amigos Robots”. 
2.   
  Responsabilidad 
La
  disputa por la libertad, sobre todo en los jóvenes, se ha convertido en una
  batalla diaria. Comprender el valor de la responsabilidad ayuda a
  resignificar la libertad como valor. 
La
  lectura de “EL regalo del duende” y Cubrelunas” recreará un contexto idóneo
  para reflexionar sobre la responsabilidad y la libertad en los ciclos
  iniciales. Para los estudiantes 
  adolescentes, quienes viven con más intensidad este debate por los
  límites, se recomienda la lectura de la “Odisea”, la historia de Ulises, que
  aporta, además, un acercamiento a la Grecia Antigua. 
3.   
  Solidaridad 
La
  convivencia humana se basa en la relación con los demás. En este contexto, la
  justicia social alienta la actitud solidaria. Así, las necesidades ajenas
  están en un mismo nivel de importancia que las propias. El valor de la
  solidaridad, tanto al interior del recinto escolar como hacia la sociedad en
  general es un factor fundamental en la formación de los estudiantes. El
  sustento de este valor se centra en la dignidad de las personas. 
Para
  los niños de 6 a 10 años se recomienda las lecturas “Todos para uno y uno
  para todos”, “¡Hace frío!” y “La economía de la sonrisa”. En el nivel
  secundario se sugiere lecturas como “Platero y yo”. 
4.   
  Diversidad 
En
  la medida que crecen los niños, se van evidenciando las diferencias. Las
  primeras muestras harán alusión a las diferencias de género, y paulatinamente
  se marcarán nuevos aspectos de identidad diferenciadora. El respeto es la
  clave para comprender la diversidad desde su lado positivo y enriquecedor. La
  escuela se muestra como el espacio idóneo para fortalecer la solidaridad. 
Desde
  la labor pedagógica, se recomiendan las lecturas “El ruiseñor y otros
  cuentos” y “Rafa, la garza, y Tono el zorro” para los menores de 10 años y
  “El oro de los sueños” para los mayores de 10 años. 
5.   
  Generosidad 
El
  trabajo en equipo reclama actitudes de generosidad. La entrega de dinero,
  tiempo o trabajo sin esperar una recompensa por parte del compañero. En la
  actividad escolar, la colaboración es parte sustancial del aprendizaje. 
Lecturas
  como “El bolsillo mágico” o “Juanillo y las habichuelas mágicas” son
  fácilmente comprensibles para la etapa primaria. En el nivel secundario se
  recomienda la lectura de las novelas “EL niño del pijama a rayas” y “Relatos
  de monstruos”. 
6.   
  Justicia 
Quizá
  es uno de los conceptos más complejos para explicar en las circunstancias
  actuales. La justicia va más allá de la ley. Hace referencia a la igualdad de
  oportunidades. Además, tiene una relación directa con otros valores como el respeto
  y la tolerancia. Estos valores transcienden el ámbito escolar y apelan a
  vivencias de la comunidad en general. 
Para
  fortalecer la enseñanza de estos valores se propone las lecturas como “Arroyo
  claro, fuente serena” o “Erase una vez don Quijote” para los niños de 6 a 10
  años. Para los jóvenes comprendidos entre los 10 y 14 años se recomienda “Los
  viajes de Gulliver”. 
7.   
  Creatividad 
La
  creatividad se dibuja como un valor permanente en el proceso educativo. Los docentes
  provocan constantemente ejercicios creativos que ayuden a los estudiantes a
  desarrollar su imaginación.  
Como
  lecturas sugeridas se mencionan “La ladrona de lágrimas” y “El juguete de
  madera” correspondientes al ciclo primario y “Metamorfosis” en el ciclo
  secundario. 
8.   
  Tolerancia 
En
  el marco de las relaciones, el respeto por las ideas y creencias de los demás
  adquiere un protagonismo. El valor de la tolerancia facilita la integración
  dentro del grupo. 
Para
  los niños menores de 10 años se plantean lecturas como “Los conquistadores” y
  “El jardín de Tadeo”. Otras lecturas como “El hombre de hierro” son
  recomendables para los jóvenes de secundaria. 
9.   
  Compromiso 
Es
  otro de los valores que fortalece el tejido social. Se sustenta en la
  responsabilidad, pero esta vez centrada en el apoyo a las tareas o causas de
  bien comunitario. El compromiso aporta al crecimiento y desarrollo humano. 
“El
  cuento del jardinero” y “El leopardo en su árbol” son lecturas recomendadas
  para el ciclo de primaria. En secundaria se recomienda la lectura de “Cuento
  de navidad”, “Una vez” o “Grandes esperanzas”. 
10. Confianza 
Desde
  la perspectiva del crecimiento de los estudiantes, la confianza es un valor
  básico. Tanto si se refiere a la confianza en uno mismo, como la confianza en
  los compañeros, en ambos casos refuerza la estima y sostiene el desarrollo
  integral. 
Los
  niños de 6 a 10 años pueden leer cuentos como “El patito feo” o “Fermín
  miedo”; mientras que los jóvenes de 14 años pueden decantarse por ”Mitos
  griegos” o “Speak”. | 
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HACER
  DE LA LECTURA UN HÁBITO 
El
  hábito de la lectura se considera una de las costumbres más saludables para
  el equilibrio entre cuerpo y mente. Dedicar diariamente un tiempo para la
  lectura ofrece muchos beneficios para la vida. Pero, ¿cómo acostumbrarse a
  leer de manera habitual? 
1.    Lee en las
  mañanas.- Por las mañanas, el cerebro está más activo y asimila mejor la
  lectura. Por las tardes o noches, cuesta más conseguir la relajación y
  espacio de tranquilidad para leer. El cansancio y el ajetreo diario
  desalientan el tiempo de lectura. 
2.    Proponte un
  número de páginas cada día.- el reto de leer un número determinado de páginas
  por día compromete. Al inicio serán pocas páginas (20), pero poco a poco se
  irá aumentando el número de páginas y el compromiso con la lectura. 
3.    Crea un
  espacio sin distracciones.- la lectura requiere concentración. Dedicar un
  espacio y un ambiente para leer es fundamental para consolidar el hábito. Si
  la lectura se realiza en dispositivos electrónicos, siempre es aconsejable
  desconectar las conexiones a las redes sociales o a otras páginas que puedan
  suponer distracciones. 
4.    La
  constancia hace al hábito.- La lectura esporádica se percibirá, sobre todo si
  se trata de estudiantes, como un castigo. La constancia en la lectura ayudará
  a consolidar el amor por la lectura. | 
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
 




 
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