Papa Francisco
recuerda la figura de San Juan Bosco en el bicentenario de su nacimiento. En la
carta enviada a la comunidad salesiana, pide un esfuerzo a los educadores para
fortalecer la educación cristiana. También hace un llamado para que nos
acerquemos a los jóvenes en sus nuevos contextos de relacionamiento social.
Para Bergoglio, la
educación se ha convertido en una prioridad para la Iglesia. Con motivo del
bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco ha dedicado una carta a la
comunidad salesiana. Felicita a esta congregación por el trabajo que desempeñan
en la educación, al mismo tiempo que resalta las urgencias actuales en dicha
materia.
Destaca la figura de
San Juan Bosco como una persona entregada y comprometida con sus estudiantes.
Francisco recupera parte de las enseñanzas salesianas para reafirmar la trascendencia de la labor
educativa. "Yo por vosotros estudio – manifestaba San Juan Bosco -, por
vosotros trabajo, por vosotros vivo, por vosotros estoy dispuesto incluso a dar
la vida”.
En la actualidad, la
labor educativa que realiza la comunidad salesiana se extiende por más de 130
países. La petición del Papa se centra en un llamado para que reaviven “la
creatividad carismática dentro y más allá de vuestras instituciones
educativas”.
El mensaje del Papa
Francisco también se extiende a todos los que trabajan en el área de la
educación y formación de jóvenes. Alienta a todos los formadores para que se
conviertan en “educadores que evangelizan”, pues esta labor es un don de
gracia.
Recordando la figura
de San Juan Bosco, el Santo Padre retoma dos líneas de acción prioritarias en
la educación. Por un lado, la necesidad de educar desde la visión cristiana del
ser humano y extender este ejercicio más allá de las aulas escolares. Por otro
lado, enfocar las actividades de formación en los niños y jóvenes, impulsando
las actividades del voluntariado social.
Los cambios y los
avances tecnológicos han afectado a las formas de relacionamiento social. Los
jóvenes son los más adeptos a la tecnología, pues han descubierto en ella una
forma de interacción dinámica. Se identifican con este espacio de conectividad.
La pastoral juvenil
también tiene que adaptarse a estos cambios. Los adultos están llamados a
acercarse a las tecnologías. Incluso, Francisco invita a que aprendamos “el
lenguaje de los nuevos medios de comunicación y redes sociales que plasma en
profundidad los códigos culturales de los jóvenes”.
Los formadores
acompañan y ayudan a los jóvenes en la “búsqueda de síntesis entre la fe, la
cultura y la vida”; ser compañía en esos momentos en los cuales los jóvenes
deben tomar las decisiones más difíciles de la vida.
Hablar de San Juan
Bosco es sinónimo de hablar de educación. Su vida y su obra suponen un
compromiso permanente con la formación humana y profesional de la juventud.
El mismo, en su
etapa de formación, recorría casi 10 kilómetros diarios para acudir al liceo
de Chieri a estudiar para sacerdote. Don Bosco, como también era conocido,
abrazó la causa de los niños desamparados y sin acceso a la educación como su
misión de vida. En 1942 fundó el oratorio San Francisco de Sales destinado a
la atención y educación de estos niños. Fue el inicio de la orden salesiana.
La propuesta
educativa que propaga San Juan Bosco se sustenta en la formación
complementaria. La educación escolar se complementa con la capacitación en
diversos oficios prácticos, y este proceso sostenido con la vivencia de los
valores de vida cristianos.
Don Bosco denominó
“sistema preventivo” a su sistema educativo, el arte de educar en positivo.
La relación entre educador y estudiantes propone un acompañamiento intenso.
La convivencia ayudará a prevenir el castigo, la deserción y el abandono. La
educación, por tanto, se perfila como la salida sustentable para los niños
marginados.
Los principios educativos
salesianos alientan la formación de la persona en su totalidad: cuerpo,
corazón, mente y espíritu. En palabras de Don Bosco de "hacer
que los jóvenes crezcan desde dentro", apoyándose en su libertad
interior, venciendo condicionamientos y formalismos exteriores. El
centro del proceso formativo es el niño enfocando su crecimiento en el
fortalecimiento de su libertad responsable. Es una enseñanza para la vida.
Fruto de eso, muchos centros incorporan los talleres de formación profesional
como complemento a la educación sistémica.
El sistema
preventivo genera un clima de estudio amable, agradable e integral. La
escuela provoca lo mejor de cada niño, consolida los hábitos saludables para
que actúe siempre en el marco de la libertad responsable. La formación
escolar asume como objetivo la preparación para la vida. La enseñanza de una
profesión se convierte en parte del proceso educativo.
San Juan Bosco
resume en tres puntos su proyecto educativo:
1.
Necesidad de escuela y trabajo
para desarrollar sus potencialidades.
2.
Necesidad de ser jóvenes, es
decir de gozar de un clima de familia en el que puedan sentirse acogidos,
importantes, protegidos, amados, gozar de su tiempo y de una oportunidad de
juego y diversión.
3.
Necesidad de encontrarse con
Dios, para descubrir su propia dignidad de Hijos de Dios y el sentido
mismo de su vida.
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