El ejercicio de la redacción ha sido explicado como una
actividad de resolución de problemas. Ayuda a enriquecer el vocabulario a clarificar
las ideas y generar una coherencia argumental. La redacción se convierte en un
instrumento de aprendizaje en aula cuando se utilizada de manera planificada.
El proceso de aprendizaje encuentra en la escritura un aliado
permanente para mejorar la calidad de la enseñanza. La licenciada Laura Moreno
reclama la recuperación de la escritura como “un proceso que permite
expresarse” y un medio para aprender. El ejercicio de la escritura, planteado
como una dinámica de fortalecimiento académico, obliga al estudiante a pensar
diferente, a enriquecer sus experiencias y conocimientos para expresarse de una
manera más clara y coherente.
Moreno pide superar la visión utilitarista de muchos
profesores que consideran la escritura como un mecanismo para evaluar los
aprendizajes adquiridos por los estudiantes. El examen se convierte, en esta
percepción, en la manifestación escrita del saber acumulado, una redacción
plana que simplemente reproduce ideas previamente asimiladas.
Esta percepción limitante de la escritura también es
rechazada por Paula Carlino. En sus estudios sobre la redacción académica en la
universidad se ha encontrado con la queja sistemática de muchos catedráticos
sobre la capacidad de lectura y escritura con la cual ingresan los estudiantes.
La investigación realizada por Carlino describe a la
escritura como un proceso discursivo, un ejercicio de ordenamiento mental que
concluye con la manifestación expresada en un texto. Considera, al igual que
expresó Moreno, la alfabetización como un proceso permanente de aprendizaje.
El ejercicio de la redacción ha sido explicado por Flower y
Hayes como una actividad de resolución de problemas. El modelo dinámico de
redacción planteado por los autores ayudará a enriquecer el vocabulario,
clarificar las ideas y generar una coherencia argumental. Es decir, la
redacción se convierte en un instrumento de aprendizaje en aula cuando se
utilizada de manera planificada.
Al escribir se conjuga el conocimiento del tema y el
conocimiento de los procesos necesarios para expresarse.
Crear el
contexto.- como
primer paso para convertir la escritura en un ejercicio de aprendizaje consiste
en motivar e incentivar la redacción. Escribir debe interpretarse como una
oportunidad creativa que permita ampliar las fronteras de la comprensión.
Mediante la redacción, se indaga en el objeto de estudio, se nutre de
contenido. También se trabaja mecanismos para desarrollo del pensamiento.
El modelo de “diálogo de la escritura” propone un
conversatorio con los compañeros para compartir las perspectivas de la
escritura. En este ejercicio, el estudiante intercambia ideas e impresiones y
aprende a ordenar la lógica expresiva.
El modelo “editor de otros” alienta la interrelación desde el
papel de lector. El estudiante recibe el trabajo de su compañero y lo corrige
como si fuera el lector final del trabajo. La retroalimentación que se propone
mediante esta dinámica enseña a pensar en las necesidades o requisitos del
lector, el destinatario del texto.
Memoria del
trabajo.- la
realización asidua de trabajos de escritura genera una actitud favorable a la
lectura y escritura. Esto ayuda a mejorar el nivel de comprensión del
estudiante, así como su calidad en la argumentación.
Flower y Hayes sugieren tres etapas para lograr una buena
composición del texto: planificar (organizar ideas), traducir (buscar la
expresión apropiada) y revisar (evaluar la calidad y coherencia del texto).
La escritura se convierte en un proceso de transformación del
conocimiento. La información recibida y recopilada debe ser evaluada y
trabajada para ofrecer un texto final que sintetice el proceso de aprendizaje
realizado.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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