Los sistemas tradicionales de educación colocan al profesor como el responsable único del aprendizaje. El estudiante asume una participación pasiva, se limita a cumplir los objetivos y las dinámicas de trabajo planteadas por el docente. Incluso, la evaluación del avance en el aprendizaje se sustenta en los parámetros de adecuación proyectados por el docente.
El filósofo romano Lucio
Séneca expresó “el que enseña, aprende dos veces”. El aprendizaje colaborativo
se impone como una tendencia que fortalece el desarrollo cognitivo y las
experiencias de aula. Los estudiantes asumen un protagonismo mayor en la
escuela y, por tanto, consolidan actitudes ante la vida.
La sociedad actual se ha
acostumbrado a innumerables cambios. La innovación tecnológica impulsa
transformaciones constantes en las relaciones humanas. La educación no queda
ajena a estos procesos. Los docentes están llamados a renovar sus estrategias
de formación para impulsar un desarrollo de la personalidad más acorde con las
problemáticas actuales que rodean a los estudiantes. Además de desarrollar
métodos efectivos de aprendizaje, el docente potencia la habilidad del
estudiante para afrontar los retos de la vida social y laboral que le esperan
fuera del colegio.
Los sistemas
tradicionales de educación colocan al profesor como el responsable único del
aprendizaje. El estudiante asume una participación pasiva, se limita a cumplir
los objetivos y las dinámicas de trabajo planteadas por el docente. Incluso, la
evaluación del avance en el aprendizaje se sustenta en los parámetros de
adecuación proyectados por el docente.
El modelo de aprendizaje
colaborativo sugiere una transformación total en la lógica de trabajo de aula.
El estudiante comparte junto al docente la responsabilidad de dinamizar y
profundizar el aprendizaje. La interacción entre pares (estudiantes) nutre el
proceso de enseñanza con las
inquietudes, curiosidades y dudas de los propios estudiantes.
Estudiantes y docentes
no sólo comparte la necesidad de coordinar los objetivos de aprendizaje;
también asumen, en conjunto, la importancia de vivir los valores de convivencia
de grupo; es decir, una enseñanza para la vida.
Los estudios realizados
por Johnson y Johnson definen el aprendizaje colaborativo como “un sistema de
interacciones cuidadosamente diseñado que organiza e induce la influencia
recíproca entre los integrantes de un grupo”. La base que sustenta el
aprendizaje colaborativo radica en la experiencia común que une a los
estudiantes. La similitud que comparte en el proceso cognitivo y las
experiencias compartidas que muchas veces les unen facilitan el aprendizaje. De
este modo, tanto el estudiante que enseña, como el que comparte la instrucción
logran asimilar con mayor firmeza los conceptos.
El profesor Frank
Arteaga Pupo amplía este concepto al incorporar las oportunidades del
e-learning o aprendizaje virtual como un espacio de extensión propio. Una
oportunidad para abarcar mayor acceso a la información.
El aprendizaje
colaborativo propone la armonía de toda la comunidad escolar para su validez.
El compromiso de directores, docentes y padres de familia resulta fundamental
para que los estudiantes creen su confianza en sus posibilidades. De este modo,
despliegan una capacidad propia para la búsqueda de respuestas ante las
exigencias de la problemática académica y social.
Los grupos colaborativos
son la fuerza natural para el aprendizaje. La colaboración implica la
interacción entre dos o más personas para producir conocimiento nuevo,
basándose en la responsabilidad por
las acciones individuales en un ambiente de respeto por los aportes de todos y
un fuerte compromiso con el objetivo común.
Estos grupos se consolidan de manera heterogénea para aprovechar la
multiplicidad de visiones y el potencial de conocimiento de cada miembro. Los
docentes relegan una parte de su función supervisora y se transforman en
garantes del aprendizaje. A partir de las directrices de trabajo dispuestas por
el docente, los estudiantes exploran las inquietudes académicas y descubren el
contenido planteado. El apoyo y colaboración de los estudiantes resulta clave
para garantizar un aprendizaje amplio.
Arteaga Pupo considera
necesario intercambiar las dinámicas de aprendizaje individual con las
estrategias grupales (como el
aprendizaje colaborativo) para trabajar el desarrollo global del estudiante. La
interdependencia entre los estudiantes es una garantía para el buen
funcionamiento del grupo.
El profesor de la
Universidad de Cauca (Colombia), César Alberto Collazos, amplía la idea de
interdependencia al sugerir tres niveles de actuación:
-
La
necesidad de compartir información, llevando a entender conceptos y obtener
conclusiones,
-
La
necesidad de dividir el trabajo en roles complementarios y
-
la
necesidad de compartir el conocimiento en términos explícitos
Collazos también recalca
el valor de responsabilidad de cada estudiante en el compromiso de aprendizaje
colectivo. La actividad vivencial del grupo, complementa Arteaga Pupo, permite
a cada miembro el desarrollo y potenciamiento de sus habilidades personales, en
el marco del trabajo en grupo: escucha, participación, liderazgo, etc.
El aprendizaje
colaborativo como recurso didáctico, acude al principio de la socialización del
conocimiento que recaba la capacitación de los estudiantes para realizar
actividades en conjunto a fin de desarrollar la solidaridad y
el intercambio. En conjunto, resume Frank Arteaga Pupo, sustenta la formación
integral del estudiante.
1.- El trabajo colaborativo propicia que el
estudiante se mantenga activo y atento a lo que se discute o comenta dentro
del equipo.
2.- El aprendizaje colaborativo incrementa la
satisfacción por el propio trabajo, la seguridad en uno mismo y la integración
grupal.
3.- Obliga a activar el pensamiento individual y,
por tanto, a hacer que la mente trabaje constantemente para buscar formas de
investigar y de resolver problemas.
4.- Al mismo tiempo, el aprendizaje colaborativo
promueve valores como la cooperación, la responsabilidad, la comunicación y
la autoevaluación.
5.- Con relación al conocimiento, el trabajo
colaborativo permite el logro de objetivos que son cualitativamente más ricos
en contenidos. Esto se debe a que al conocer diferentes temas y adquirir
nueva información, se reúnen propuestas y soluciones de varias personas con
diferentes puntos de vista, lo que permite valorar las distintas maneras de
abordar y solucionar un problema, las diversas formas de comprenderlo y las
diferentes estrategias para manejar la información que proviene de una amplia
gama de fuentes.
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El estudio planteado
por César Alberto Collazos respecto a los beneficios del trabajo grupal
colaborativo sugiere la necesidad de modificar el perfil docente. Para ello
sugiere tres rasgos del nuevo docente:
1.- Diseñador Instruccional.
La labor del docente
consiste en el diseño de las dinámicas de trabajo que ejecutarán los
estudiantes. Este diseño consiste en la definición de los objetivos
académicos y de los objetivos concretos de cada práctica, así como de
delimitar el conocimiento mínimo que todos los estudiantes deben asumir.
Otra responsabilidad
del docente en el diseño de la actividad se concentra en la generación del
grupo. Debe delimitar el alcance del trabajo, el número de integrantes y los
tiempos de acción. Disponer las reglas de participación para garantizar la
armonía del aprendizaje.
Finalmente, para el
buen desempeño del grupo, el docente debe preparar el ambiente de trabajo.
Desde la ubicación de las mesas hasta la decoración o acceso a los materiales
de trabajo forman parte del diseño de la actividad.
2.- Mediador
cognitivo.
Una vez establecidas
las pautas formales del trabajo, el docente centra su atención en los
aspectos didácticos y cognitivos. El aporte del material que dispone debe
facilitar el pensamiento de los estudiantes y potenciar sus habilidades de
razonamiento. El papel de mediador supone también un impulso para potenciar
la independencia cognitiva en los estudiantes. De acuerdo al nivel de cada
estudiante, el docente moldea los pasos para enriquecer el pensamiento. No se
trata de guiar y dirigir la forma de pensar, sino de cuestionar e inquirir
para que los estudiantes busquen por sí solos las respuestas deseadas.
3.- Instructor.
Esta parte es la más
parecida al sistema tradicional de enseñanza. El docente monitorea el
accionar de los estudiantes para encaminar el trabajo hacia los objetivos
deseados. La franja de intervención del docente es sutil, pues no debería
sentirse un actuar directo. La participación del docente permite
redireccionar la labor de cada grupo para alcanzar el objetivo trazado desde
el inicio.
En muchos casos, la
evaluación del proceso de aprendizaje colaborativo requiere la aplicación de
los métodos tradicionales: diagnóstica, formativa y sumativa.
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COMPROMISO DEL ESTUDIANTE
Para Frank Arteaga
Pupo, el avance que plantea el aprendizaje colaborativo apela a un papel
protagónico del estudiante. Éste debe asumir un compromiso más responsable
con la formación, puesto que de él dependerá los éxitos y logros alcanzados.
ü Responsables
por el aprendizaje: Los estudiantes se hacen cargo de su propio aprendizaje y
son auto-regulados. Ellos definen los objetivos del aprendizaje y los
problemas que son significativos para ellos, entienden qué actividades
específicas se relacionan con sus objetivos, y usan estándares de excelencia
para evaluar qué tan bien han logrado dichos objetivos.
ü Motivados
por el aprendizaje: Los estudiantes comprometidos encuentran placer en el
aprendizaje. Poseen una pasión para resolver problemas y entender ideas y
conceptos. Para estos estudiantes el aprendizaje es intrínsecamente
motivan.
ü Colaborativos:
Los estudiantes entienden que el aprendizaje es social. Están “abiertos” a
escuchar las ideas de los demás, a articularlas efectivamente, tienen empatía
por los demás y tienen una mente abierta para conciliar con ideas
contradictorias u opuestas. Tienen la habilidad para identificar las
fortalezas de los demás.
ü Estratégicos:
Los estudiantes continuamente desarrollan y refinan el aprendizaje y las
estrategias para resolver problemas. Esta capacidad para aprender a aprender
(metacognición) incluye construir modelos mentales efectivos de conocimiento
y de recursos, aun cuando los modelos puedan estar basados en información
compleja y cambiante. Este tipo de estudiantes son capaces de aplicar y
transformar el conocimiento con el fin de resolver los problemas de forma
creativa y son capaces de hacer conexiones en diferentes niveles
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