Por cada moneda que se invierte en educación, son cientos y
miles que se ahorran en atender problemas sociales que devienen de la
marginalidad.
El programa “De cero a siempre” se ha convertido en una
eficaz estrategia de lucha contra la pobreza. Promueve y garantiza el
desarrollo infantil como base elemental de la educación transformadora.
Los intentos por reducir los índices de pobreza abarcan una
multiplicidad de factores sociales y humanos. No se puede considerar una
fórmula mágica que “resuelva el problema”. Cuando se trabaja con pobreza
infantil, las áreas de trabajo son diferentes. La atención se debe centrar en
el crecimiento y desarrollo físico y emocional del menor. El mejoramiento de la
calidad de vida se sustenta en las bases sólidas cimentadas en la infancia.
“La inversión en educación dentro de la primera infancia
provoca una tasa de retorno mucho mayor” y, por tanto, se convierte en un
mecanismo necesario para combatir la pobreza. Gracias a los aportes científicos
en el área de la neurociencia, el doctor Lipina plantea la idea de que una
estimulación en el desarrollo funcional del cerebro del niño alienta las
habilidades sociales y emocionales. Por tanto, el fortalecimiento de la
educación en una edad temprana ayuda a combatir la pobreza y la desigualdad.
El programa “De cero a siempre” que es implementado por el
gobierno colombiano pretende ofrecer “una verdadera atención integral que haga
efectivo el ejercicio de los derechos de los niñas y niños de cero a cinco años
de edad”. Hasta el momento, se considera que el 25% de la población comprendida
en esa edad ha sido beneficiada con este plan de acción. Las autoridades
educativas colombianas han apostado a la educación como un mecanismo efectivo
para combatir la pobreza y la desigualdad social.
Si bien es cierto que muchas declaraciones institucionales
alientan a la inversión en educación y salud como la herramienta más efectiva
para la lucha contra la pobreza, pocas políticas públicas han trabajado de
manera tan integradora y amplia como el plan “De cero a Siempre”. La
implementación de las medidas de ayuda en materia educativa y sanidad han
logrado aunar a sectores públicos y privados, así como a la sociedad civil y a
organizaciones internacionales de cooperación.
La ejecución del programa se ha implementado, de forma
preferencial en las zonas rurales. Hasta el momento, se considera que ha
beneficiado a más de 1.200.000 niños y sus familias. La principal
particularidad del programa “De cero a siempre” parte de la necesidad de
integrar el contexto educativo y familiar en un mismo escenario de intervención
para implementar acciones de mejora en la calidad educativa que reciben, así
como en la atención médica y nutricional.
Ambos contextos, familiar y escolar, desempeñan un papel fundamental en el
crecimiento personal y social del niño. Por ello, son piezas fundamentales para
construir nuevas condiciones de vida y oportunidades futuras a los menores.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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