Finlandia pone en marcha el programa KIVA para prevenir y neutralizar situaciones de abuso escolar. Consiste en desarrollar actividades de servicio escolar para promover la solidaridad de los estudiantes con los más necesitados
El acoso escolar se ha vuelto una de las principales
preocupaciones en la educación moderna. Las manifestaciones de bullying son
múltiples entre los jóvenes. Finlandia propone una iniciativa contra el acoso
en las aulas que ha desatacado por su gran efectividad.
Finlandia se ha convertido en el referente de educación
a nivel mundial. Sus planes de renovación educativa han permitido que encabece
las clasificaciones sobre calidad educativa. La buena planificación de
políticas educativas ha permitido la integración de todos los actores
educativos en un mismo impulso. En este camino, también han surgido etapas
difíciles para superar.
El
bullying también ha dejado su huella profunda en las escuelas finlandesas. En
noviembre de 2007, un joven de 18 años se suicidó en su escuela de Jokela
después de asesinar a 8 compañeros. En 2008, otro suceso de similares
características se saldó con 10 estudiantes asesinados por su compañero
suicida. En menor escala, los casos de acoso escolar también han incidido en el
elevado nivel de suicidios juveniles que registra el país, una de las tasas más
altas a nivel mundial.
La
coordinación de autoridades educativas, centros escolares y padres de familia
ha sido fundamental para reducir drásticamente el bullying. El programa KiVa se
implementa como una respuesta ante la emergente violencia que se ha
identificado en los centros escolares. En los dos primeros años de
implementación, los resultados han sido sorprendentes. La profesora de
Psicología de la Universidad de Turku, y una de las creadoras del programa
KiVa, Christina Salmivalli ratifica el éxito de la
iniciativa al destacar que “los casos de acoso escolar desaparecieron en un 79%
y se redujeron en el 18% de las escuelas”.
El
plan para prevenir y neutralizar las situaciones de abuso escolar y bullying
(extendiéndose también al ciberbullying) surge como un programa de servicio
social de la Universidad de Turku. El nombre de KiVa surge del diminutivo Kiusaamista Vasttan que se traduce como
“contra el acoso escolar”.
De
acuerdo al reporte ofrecido por Salmivalli, el 90% de los colegios de educación
básica ya han implementado el programa. Más de 30.000 estudiantes entre 7 y 15
años han formado parte del proyecto junto al acompañamiento de sus docentes.
Paralelamente a la reducción del acoso escolar, KiVa ha demostrado que “aumenta
el bienestar escolar y la motivación por estudiar, al mismo tiempo que
disminuye la angustia y la depresión” se felicita la profesora de Turku.
El
éxito del programa KiVa, a diferencia de otros planes de prevención, se centra
en la participación activa de la comunidad escolar (estudiantes, docentes y
familia).
Una
parte del programa consiste en aprender a reconocer las formas de acoso. Estas
“clases” didácticas se imparten en tres momentos del ciclo escolar (7, 10 y 13
años). El programa cuenta con múltiples materiales de apoyo que alientan la
reflexión y el debate entre los estudiantes. Las prácticas también incluyen
ejercicios grupales que alientan los valores de la convivencia.
A
través de este aprendizaje programado, la comunidad escolar toma conciencia de
la importancia que cada uno desempeña en los casos de abuso escolar. Se
enfatiza la participación que todos los estudiantes tienen frente a un caso de
bullying. La tradicional visión de acosador y víctima es insuficiente para
explicar el verdadero contexto del acoso escolar. Los estudiantes que observan
o conocen las situaciones de violencia en los centros escolares están llamados
a actuar y denunciar el hecho. Su indiferencia los convierte en actores
responsables.
Se
intenta, en resumen, cambiar las normas que rigen en el grupo. Los testigos
pasan a ser considerados como involucrados. Y en este nuevo estado, deben
decidir su participación deteniendo el abuso o permitiendo (riendo en muchos
casos) el mismo. Al ampliar el concepto de participación y responsabilidad, la
mayoría de los estudiantes observa de manera distinta el bullying, asumiendo
actitudes de defensa y sensibilización.
Otro
de los ejes de trabajo se centra en la actitud de los docentes. Cada centro
educativo nombra un equipo de profesores que atienden e investigan los casos de
acoso. Todos los docentes son observantes activos de las situaciones que
acontezcan en el colegio. Cuando se identifica un caso de bullying, los
docentes responsables se entrevistan con los estudiantes acosadores y con las
víctimas. También pueden convocar a otros estudiantes para obtener mayor
información del hecho. Tras un análisis de la situación, proceden a reunirse
con los padres de los estudiantes implicados. Este sistema de trabajo involucra
a todos en la búsqueda de soluciones a los casos de acoso escolar.
Uno
de los investigadores del programa KiVa explica la responsabilidad de los
docentes: “primero actúan como filtro, para reconocer si es
un acoso sistemático o algo puntual. Después se reúnen con la víctima para dale
apoyo, ayudarla y tranquilizarla. También hablan con los acosadores para que
sean conscientes de sus acciones y las cambien”.
Los
creadores de KiVa, investigadores de la Universidad de Turku, han consolidado
un equipo de apoyo a todos los centros educativos para adecuar los programas a
las realidades propias. Este equipo también registra estadísticamente los casos
para validar el éxito del programa.
Durante
la implementación del programa KiVa en los diversos colegios han surgido
complicaciones que obligan a ajustar el mecanismo de acción. Fruto de estos
ajustes, se han incluido los buzones anónimos y los correos electrónicos para
que los estudiantes más temerosos puedan también manifestar sus inquietudes o
realizar sus consultas.
La experiencia ha sido replicada en otros países debido a los resultados obtenidos. Holanda, Reino Unido, Francia, Italia, España y Estados Unidos, entre otros más de 10 países, han adecuado el programa a sus políticas educativas. Los resultados oficiales resaltan una reducción entre el 30 % y el 50 % en los casos de acoso escolar.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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