Marina
Tristán, profesora de primaria en el colegio Santa María del Buen Aire
(España), ha revolucionado el sistema de enseñanza. Su iniciativa ha sido
bautizada como “Trasteando (en) la Escuela), un guiño humorístico que despierta
la inquietud de los niños, un sentido natural de curiosidad.
La
profesora de educación primaria, Marina Tristán plantea un sistema innovador
para primaria. Los estudiantes dejan de lado los libros de texto y proponen un
ritmo de trabajo propio. El resultado demuestra un mayor compromiso de los
estudiantes con el proceso de aprendizaje.
La
motivación del docente es clave para animar al grupo. Un docente entusiasta
cautiva y transmite las ganas por aprender en los estudiantes. La libertad de
acción alienta la actitud creativa tanto en el capacitador como en los
aprendices.
Las
condiciones para impulsar estos entusiasmos se ven truncadas por los
lineamientos educativos dispuestos. Cada vez es más frecuente recibir un plan
de trabajo anualizado con los pasos (demasiado concretos) para cubrir el
objetivo diseñado en los currículos. Desde la perspectiva de las autoridades
educativas, este método de trabajo
estructurado garantiza la equidad en la educación; un esfuerzo por estandarizar
el sistema y dotar a todos de las mismas oportunidades.
Algunos
docentes asumen el riesgo de innovar, de imponer metodologías diferentes de
aprendizaje. Otros, llevados por el miedo, se mantienen dentro del esquema
marcado por los ministerios de educación.
Marina
Tristán, profesora de primaria en el colegio Santa María del Buen Aire
(España), ha revolucionado el sistema de enseñanza. Su iniciativa ha sido
bautizada como “Trasteando (en) la Escuela), un guiño humorístico que despierta
la inquietud de los niños, un sentido natural de curiosidad.
Como docente especializada en música, Tristán destaca la importancia de
la experimentación propia. Plantea rescatar las sensaciones que los estudiantes
perciben en el aprendizaje musical e impulsarlas en la educación formal.
La vivencia educativa con grupos de aprendizaje musical durante ocho años
permitió a Marina Tristán valorar las oportunidades creativas en el
aprendizaje. Más allá de los libros de trabajo autorizados por los expertos en
pedagogía, la profesora incentivaba el trabajo por áreas de aprendizaje. Se
enseña lo mismo a través de tareas direccionadas y consensuadas con los
estudiantes. El método, sintetiza Tristán, consiste en promover el amor por el
aprendizaje propio.
La iniciativa de “trasteando” fortalece el aprendizaje a través de
proyectos colaborativos que despiertan la inquietud de los estudiantes. La
sistematización del trabajo de aula que se presentan en los libros provoca
desidia en los estudiantes. Hacer lo mismo y al mismo tiempo convierte la
formación en un trabajo en serie, un ejercicio de repetición que no provoca ni
despierta las inquietudes de los jóvenes.
“Trasteando (en) la Escuela” centra su esfuerzo en los estudiantes de los
primeros ciclos de primaria. Marina Tristán considera que el sistema educativo
ha aceptado tradicionalmente que en estos primeros años de escuela, el reto
educativo se concentra en la imposición de normas de comportamiento. El énfasis
del currículum y las actividades dispuestas para ejecutarlo priorizan actitudes
de obediencia y sumisión: hacer fila para entrar en clase, entregar cada mañana
la tarea hecha, mirar a la pizarra durante clase, pedir permiso para levantarse
del asiento.
Esta etapa de la educación primaria contrasta radicalmente con la
trayectoria educativa del jardín de infancia. Los instructores interactuaban
con los niños para alentar y descubrir las potencialidades creativas de cada
uno.
El paso a la primaria impone un filtro mental socialmente aceptado: “te
has hecho mayor”. Con esta frase, padres y profesores marcan una frontera entre
el antes y el después. El ingreso a primaria supone una especie de
acuartelamiento para los niños, un estilo semi marcial se apodera el aula.
Ahora, su principal labor se basa en el cumplimiento de las disposiciones del
docente.
Marina Tristán reclama esta fase traumática de transición porque corta
las aspiraciones e inquietudes de los niños. Los profesores han olvidado
preparar a los estudiantes para la labor primordial de los estudiantes:
aprender a aprender.
El contexto educativo tradicional centra los ritmos educativos en la
necesidad de cumplir el currículum dispuesto. Los libros de texto escolar,
promocionados desde las autoridades educativas, desglosan los contenidos
académicos en temas lineales con sus propias actividades de aula. Cualquier
colegio replica el texto de aula proponiendo un comportamiento idéntico en
miles de estudiantes.
La innovación creativa impulsada por los “trasteadores de la educación”
desecha el libro de texto como guía única del aprendizaje. “Los niños se
aburren tremendamente siguiendo los libros de texto”, describe Tristán. Sugiere
un trabajo en virtud de proyectos educativos de aula para que germina la
inquietud y curiosidad de cada estudiante. El currículum se adapta a las
necesidades de los estudiantes. El diálogo permanente entre docente y
estudiantes agiliza la toma de decisiones para alcanzar los objetivos pedagógicos
marcados.
La implementación del trabajo por proyectos, descrita por Marina Tristán,
se construye en cuatro etapas. La primera de ellas, la etapa de apertura (y
quizá la más costosa en tiempo e ingenio) traduce el sistema de contenidos
curriculares a un conjunto de proyectos de trabajo en equipo. El resultado de
esta adecuación definirá un conjunto de
bloques de contenido unidos por actividades o proyectos de intervención.
Las siguientes etapas de trabajo implementan ese plan de acción en tres
trimestres de actividades. Durante el primer trimestre, el docente asume el
protagonismo para inducir a los estudiantes en las dinámicas de trabajo. Poco a
poco se hace la transición hacia una segunda etapa más activa. En este proceso
intermedio, los estudiantes van ganando protagonismo para definir las tareas y
acciones que construyen las metas. La última etapa para concluir la “trastada”
se concentra en el mes final de formación. Los estudiantes organizan un viaje
(en la que también se incluyen sus familias). Es importante destacar el alcance
de la organización del viaje, puesto que incluyen aspectos como el destino
deseado, el costo que implica el viaje y la generación de recursos necesarios
para cubrir los gastos del viaje. A partir de este proyecto, los estudiantes se
lanzan a la etapa productiva que les permita alcanzar los recursos económicos
presupuestados.
La profesora Marina Tristán destaca la motivación de los estudiantes
“inmensamente mayor cuando trabajamos por proyectos que cuando sigues un
libro”. La determinación y entusiasmo de los estudiantes ilumina el aula de
trabajo con un espíritu colaborativo. El curso se convierte en un equipo que
avanza colectivamente. Para Tirstán, también resulta clave posicionar su papel
educativo en todo este proyecto. El docente, desde su capacidad propositiva, es
capaz de guiar y apoyar las decisiones de los estudiantes para que vayan
cumpliendo las etapas de trabajo diseñadas y, así, adquirir las competencias
educativas diseñadas. Sintetiza con una frase impactante “el objetivo es llegar
a donde yo quiero”, recordando la importancia de los proyectos de trabajo
conjunto para cumplir con las disposiciones emanadas por el currículum.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario