Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 15 de diciembre de 2015

Más allá de la currícula: atrévase a despertar la curiosidad de los niños



Marina Tristán, profesora de primaria en el colegio Santa María del Buen Aire (España), ha revolucionado el sistema de enseñanza. Su iniciativa ha sido bautizada como “Trasteando (en) la Escuela), un guiño humorístico que despierta la inquietud de los niños, un sentido natural de curiosidad.


La profesora de educación primaria, Marina Tristán plantea un sistema innovador para primaria. Los estudiantes dejan de lado los libros de texto y proponen un ritmo de trabajo propio. El resultado demuestra un mayor compromiso de los estudiantes con el proceso de aprendizaje.

La motivación del docente es clave para animar al grupo. Un docente entusiasta cautiva y transmite las ganas por aprender en los estudiantes. La libertad de acción alienta la actitud creativa tanto en el capacitador como en los aprendices.
Las condiciones para impulsar estos entusiasmos se ven truncadas por los lineamientos educativos dispuestos. Cada vez es más frecuente recibir un plan de trabajo anualizado con los pasos (demasiado concretos) para cubrir el objetivo diseñado en los currículos. Desde la perspectiva de las autoridades educativas, este método de  trabajo estructurado garantiza la equidad en la educación; un esfuerzo por estandarizar el sistema y dotar a todos de las mismas oportunidades.

Algunos docentes asumen el riesgo de innovar, de imponer metodologías diferentes de aprendizaje. Otros, llevados por el miedo, se mantienen dentro del esquema marcado por los ministerios de educación.


Marina Tristán, profesora de primaria en el colegio Santa María del Buen Aire (España), ha revolucionado el sistema de enseñanza. Su iniciativa ha sido bautizada como “Trasteando (en) la Escuela), un guiño humorístico que despierta la inquietud de los niños, un sentido natural de curiosidad.

Como docente especializada en música, Tristán destaca la importancia de la experimentación propia. Plantea rescatar las sensaciones que los estudiantes perciben en el aprendizaje musical e impulsarlas en la educación formal.

La vivencia educativa con grupos de aprendizaje musical durante ocho años permitió a Marina Tristán valorar las oportunidades creativas en el aprendizaje. Más allá de los libros de trabajo autorizados por los expertos en pedagogía, la profesora incentivaba el trabajo por áreas de aprendizaje. Se enseña lo mismo a través de tareas direccionadas y consensuadas con los estudiantes. El método, sintetiza Tristán, consiste en promover el amor por el aprendizaje propio.


La iniciativa de “trasteando” fortalece el aprendizaje a través de proyectos colaborativos que despiertan la inquietud de los estudiantes. La sistematización del trabajo de aula que se presentan en los libros provoca desidia en los estudiantes. Hacer lo mismo y al mismo tiempo convierte la formación en un trabajo en serie, un ejercicio de repetición que no provoca ni despierta las inquietudes de los jóvenes.

“Trasteando (en) la Escuela” centra su esfuerzo en los estudiantes de los primeros ciclos de primaria. Marina Tristán considera que el sistema educativo ha aceptado tradicionalmente que en estos primeros años de escuela, el reto educativo se concentra en la imposición de normas de comportamiento. El énfasis del currículum y las actividades dispuestas para ejecutarlo priorizan actitudes de obediencia y sumisión: hacer fila para entrar en clase, entregar cada mañana la tarea hecha, mirar a la pizarra durante clase, pedir permiso para levantarse del asiento.
Esta etapa de la educación primaria contrasta radicalmente con la trayectoria educativa del jardín de infancia. Los instructores interactuaban con los niños para alentar y descubrir las potencialidades creativas de cada uno.


El paso a la primaria impone un filtro mental socialmente aceptado: “te has hecho mayor”. Con esta frase, padres y profesores marcan una frontera entre el antes y el después. El ingreso a primaria supone una especie de acuartelamiento para los niños, un estilo semi marcial se apodera el aula. Ahora, su principal labor se basa en el cumplimiento de las disposiciones del docente.

Marina Tristán reclama esta fase traumática de transición porque corta las aspiraciones e inquietudes de los niños. Los profesores han olvidado preparar a los estudiantes para la labor primordial de los estudiantes: aprender a aprender.
El contexto educativo tradicional centra los ritmos educativos en la necesidad de cumplir el currículum dispuesto. Los libros de texto escolar, promocionados desde las autoridades educativas, desglosan los contenidos académicos en temas lineales con sus propias actividades de aula. Cualquier colegio replica el texto de aula proponiendo un comportamiento idéntico en miles de estudiantes.


La innovación creativa impulsada por los “trasteadores de la educación” desecha el libro de texto como guía única del aprendizaje. “Los niños se aburren tremendamente siguiendo los libros de texto”, describe Tristán. Sugiere un trabajo en virtud de proyectos educativos de aula para que germina la inquietud y curiosidad de cada estudiante. El currículum se adapta a las necesidades de los estudiantes. El diálogo permanente entre docente y estudiantes agiliza la toma de decisiones para alcanzar los objetivos pedagógicos marcados.

La implementación del trabajo por proyectos, descrita por Marina Tristán, se construye en cuatro etapas. La primera de ellas, la etapa de apertura (y quizá la más costosa en tiempo e ingenio) traduce el sistema de contenidos curriculares a un conjunto de proyectos de trabajo en equipo. El resultado de esta adecuación definirá un conjunto de  bloques de contenido unidos por actividades o proyectos de intervención.

Las siguientes etapas de trabajo implementan ese plan de acción en tres trimestres de actividades. Durante el primer trimestre, el docente asume el protagonismo para inducir a los estudiantes en las dinámicas de trabajo. Poco a poco se hace la transición hacia una segunda etapa más activa. En este proceso intermedio, los estudiantes van ganando protagonismo para definir las tareas y acciones que construyen las metas. La última etapa para concluir la “trastada” se concentra en el mes final de formación. Los estudiantes organizan un viaje (en la que también se incluyen sus familias). Es importante destacar el alcance de la organización del viaje, puesto que incluyen aspectos como el destino deseado, el costo que implica el viaje y la generación de recursos necesarios para cubrir los gastos del viaje. A partir de este proyecto, los estudiantes se lanzan a la etapa productiva que les permita alcanzar los recursos económicos presupuestados.


La profesora Marina Tristán destaca la motivación de los estudiantes “inmensamente mayor cuando trabajamos por proyectos que cuando sigues un libro”. La determinación y entusiasmo de los estudiantes ilumina el aula de trabajo con un espíritu colaborativo. El curso se convierte en un equipo que avanza colectivamente. Para Tirstán, también resulta clave posicionar su papel educativo en todo este proyecto. El docente, desde su capacidad propositiva, es capaz de guiar y apoyar las decisiones de los estudiantes para que vayan cumpliendo las etapas de trabajo diseñadas y, así, adquirir las competencias educativas diseñadas. Sintetiza con una frase impactante “el objetivo es llegar a donde yo quiero”, recordando la importancia de los proyectos de trabajo conjunto para cumplir con las disposiciones emanadas por el currículum.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"


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