Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

jueves, 17 de agosto de 2017

NO MÁS EXCUSAS PARA LA EDUCACIÓN INCLUSIVA


- La UNESCO planteó el objetivo de educación de educación inclusiva y de calidad para el 2015. El catedrático Jesús Beltrán reflexiona sobre los alcances obtenidos y la evolución de los modelos educativos.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 

La modernidad está envuelta en un frenesí de cambios. La constante innovación tecnológica provoca una epidemia de cambios en la cual está inmersa la educación. Con frecuencia, los impulsores de estos cambios buscan la rentabilidad como indicador de validez. Factores como la calidad o la igualdad quedan relegados en esta escala. Al parecer, sólo se concibe una sociedad de éxito, de líderes. 

En el entorno escolar se han vivido múltiples transformaciones en búsqueda de la llamada educación de calidad. En los últimos 40 años se han renovado los modelos educativos para garantizar la mejor educación.

El catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús A. Beltrán Llerá, califica estos cambios como evoluciones de forma que provocan un incremento excesivo de burocracia. Sin embargo, no se ha logrado transformar el corazón de la educación y seguimos trabajando con un modelo tradicional.



Se ha invertido mucho dinero en busca de intervenciones educativas, 
valora Beltrán, que apenas han significado modificaciones en los 
resultados anteriores. Para muchos padres, la educación está peor que antes. 
La verdad es que pocos sistemas funcionan como sería deseable. 

El diseño de proyectos de mejoramiento de los sistemas educativos se implementa de manera incompleta en los centros escolares. En definitiva, “se sufren muchas reformas y pocos cambios”, sentencia el mencionado catedrático. 

La mayoría de los cambios educativos han sido propuestos desde la administración pública, sin tener en cuenta el proceso de implementación que debe adecuarse a cada realidad escolar. Los parámetros políticos que priman en el diseño de estos proyectos dejan de lado las exigencias reales de profesores y estudiantes. Estas “imposiciones” generan un rechazo natural al mismo. 

Con más frecuencia de la deseada se tratan de copiar modelos exitosos en otros contextos. Se puede copiar el modelo, pero no el resultado obtenido. La imitación de ideas exitosas implica la capacidad de adaptarlas a las circunstancias de cada región.



Beltrán hace un repaso de los diversos modelos educativos que 
se han consolidado a lo largo de la historia. La implementación de cada 
uno de estos modelos se caracteriza por sus aciertos y errores. 

Actualmente, el modelo inclusivo que ha sido alentado por la UNESCO rescata los valores positivos de las propuestas anteriores y rectifica los errores detectados. En general, se plantea una educación con profesores altamente preparados que reducen la burocracia e impulsan la autonomía de aprendizaje acompañada de la participación de padres de familia. Es decir, un modelo de comunidades de aprendizaje.

La Asociación Americana de Psicología (APA), publicó en 1995 los “Principios del aprendizaje”. En el citado texto, se presenta una revisión de los paradigmas educativos anteriores (institucional, administrativo e instruccional) para concluir con una propuesta de un paradigma educativo integrador. El eje del proceso educativo se direcciona desde la persona que aprende y su aprendizaje logrado. El docente centra su accionar en ayudar a aprender. Los procesos externos del aprendizaje (recursos, tiempo, currículo), tan importantes en modelos anteriores, adquieren un rol secundario en este paradigma.

Con anterioridad, Gardner y Sternberg ya habían propuesto la educación diferencial adecuada a la inteligencia de cada estudiante. La enseñanza de inteligencias se complementa con la enseñanza de contenidos para que todos los estudiantes puedan desarrollarse en un marco de aceptación mutua. Parte de este modelo potencia la integración de todos los estudiantes en un espacio de aprendizaje compartido. Por ello, se habla del paradigma de Educación Inclusiva.
Los estudiantes con habilidades de aprendizaje diferente comparten procesos educativos similares. La educación inclusiva elimina los efectos negativos de la segregación educativa provocados en anteriores paradigmas.



La UNESCO define la educación inclusiva como “un proceso permanente 
que trata de ofrecer una educación de calidad para todos mientras se 
respeta la diversidad y las diferentes necesidades, habilidades, 
características y expectativas de aprendizaje de los estudiantes y 
comunidades, eliminando toda forma de discriminación”. 

También propone replantear el término dificultades de aprendizaje y hablar de barreras de aprendizaje, comprometiendo de esta manera a la comunidad en las dinámicas de enseñanza de todos los estudiantes.

La educación inclusiva se identifica por cuatro características diferenciales.

-       Enseñanza de calidad para todos.- La educación desempeña un papel esencial en el desarrollo económico, científico y social de los pueblos. Para la UNESCO, el objetivo de una educación universal y de calidad para todos forma parte de los principios necesarios para el desarrollo de los pueblos. La educación de calidad reclama una visión global, a través de las redes de conocimiento que las nuevas tecnologías de información y comunicación plantean y, ante todo, democrática, permitiendo que todos tengan acceso real a un mismo grado educativo en igualdad de oportunidades.

Algunos países han buscado homogeneizar el currículo escolar para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a un mismo sistema educativo. Estas propuestas tienen aspectos positivos como la equidad, la nivelación de estándares y la mejora en los resultados de test internacionales. También es bueno considerar que estos programas unificados pierden la riqueza del valor de la comunidad local y limitan la creatividad de los estudiantes y docentes. En opinión de Beltrán, el estudiante aprende a no desviarse con los modelos de educación unificadores.

-       Respeto a la diversidad.- Durante mucho tiempo se ha concebido la diversidad como una desviación de la norma, algo negativo. La diversidad es compatible con la calidad educativa, es más, la enriquece constantemente al requerir nuevas formas de enseñar.



Gardner ha descrito la existencia de nueve inteligencias diferentes que nos acercan al aprendizaje desde caminos diferentes. La enseñanza tradicional destinada a una “inteligencia general” ha dominado los procesos escolares. Un único proceso de enseñanza que se aplica a todos los estudiantes por igual, sin distinción.

Actualmente se reconocen 9 tipos de inteligencia que deben ser formadas dentro de los procesos de aprendizaje para consolidar un crecimiento intelectual y emocional adecuado. Como docentes, tenemos la obligación de despertar cada una de estas inteligencias en nuestros estudiantes y garantizar un aprendizaje integrador.

-       Eliminación de actitudes y conductas discriminativas.- la escuela se convierte en el espacio idóneo para formar una sociedad sin exclusiones. Los modelos educativos tradicionales se han caracterizado por segregar a estudiantes con dificultades de aprendizaje. Para estos estudiantes se creaban centros especializados con atención y dedicación diferente. Esta exclusión provocaba un concepto mental de diferencia (tanto para unos como para otros) en los niños, un concepto que es difícil revertir en el contexto social diario.


La comunidad escolar está llamada para normalizar la presencia de todos 
los estudiantes en un mismo espacio compartido. Los estudiantes se 
apoyarán entre ellos para lograr el aprendizaje. La normalización y la 
convivencia en el aula será el mejor aporte para una normalización social.

-       Autonomía responsable de los estudiantes.- La escuela debe proponer a los estudiantes convertirse en socios del cambio, personas capaces de diseñar sus propias experiencias de aprendizaje que desarrollen su potencial personal. El papel del estudiante es mucho más activo que en modelos anteriores. Las tecnologías refuerzan esta posición de privilegio que se genera en el contexto escolar a favor de los estudiantes.

Los currículos centralizados se diseñan en virtud de un perfil compartido de estudiante. Estas propuestas unificadoras limitan el valor personal del estudiante, puesto que lo conciben igual a todos. La autonomía de aula permite al estudiante vivir sus propias experiencias de aprendizaje y desarrollar, así, sus talentos.
Concluye Beltrán resaltando la importancia que los docentes adquieren para la implementación del paradigma de educación inclusiva. El buen profesor, considera, “puede despertar la magia que se esconde dentro de cada estudiante. El profesor entusiasta contagia esa emoción en los estudiantes para provocar experiencias educativas creativas”. Así, pues, los cambios son cuestión de buena voluntad.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 


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