La década de
los 60 marcó un hito en la historia de la educación en América Latina. Las
figuras de Paulo Freire, en Brasil, y de Orlando Fals Borda, en Colombia, plantearon
una mirada diferente al proceso educativo. Casi 50 años después, Sandra Milena
Franco, de la Universidad de Caldas, revisa los alcances logrados por ambos
autores.
LEA ESTE Y OTROS ARTÍCULOS EN LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:
El impulso que
marcó la revolución de las propuestas pedagógicas tanto de Freire como de Fals
Borda se centra en las complejas y difíciles condiciones sociales que vivían, y
viven, los países en vías de desarrollo. Frente a esta realidad de injusticia
social y desigualdad, buscan un método factible de revertir este marco social.
El colombiano
Orlando Fals Borda promovió el método de Investigación Acción Participativa.
Gracias a este método, los investigadores modificaron su perspectiva de
análisis sociológico y comprendieron que el conocimiento popular también
alberga un saber válido para la vida.
Por su parte,
los aportes de Paulo Freire, desde Brasil, son más reconocidos y difundidos. La
propuesta de la educación como forma de liberación individual y social ha
marcado gran parte de las políticas educativas de finales del siglo XX y principios
del XXI.
El interés que
movilizó a ambos investigadores pretende quebrantar el orden social, económico
y político que sostiene el tejido social, un tejido que potencia el estatus de
privilegio de una minoría sobre una gran parte de la población que vive
oprimida y en situación de pobreza. La formación docente que ambos autores
comparte nutre el deseo por hacer de la educación la clave estratégica para el
cambio social que plantea, la clave de la consolidación de una sociedad
humanizada.
La educación
liberadora persigue la formación de un ser humano crítico con el contexto
social y político que lo rodea. Plantea una formación que permita romper las
relaciones establecidas y promover nuevas relaciones de igualdad y justicia
social para facilitar la creación de oportunidades de desarrollo colectivo. El
modelo educativo propuesto se caracteriza por:
-
Importancia del conocimiento de la historia. El
estudiante está ubicado en un contexto que demanda la capacidad de actuar con
responsabilidad colectiva en la construcción
de sociedad.
-
Línea pedagógica liberadora. La educación
contribuye a la toma de conciencia para combatir las situaciones de injusticia
social y desigualdad que envuelven a la comunidad.
-
Interacción entre lo micro y macro social como
elementos constitutivos de un todo.
-
Percibe al estudiante como sujeto activo del
proceso educativo. Consideran que el proceso formador es perfectible siempre
que mantenga en su horizonte el proyecto de humanización del estudiante. Esta
búsqueda incesante de nuevas oportunidades será el aliento para consolidar un
nuevo tejido social, económico y político sustentado en la vivencia de valores.
-
La práctica se percibe como un proceso
transformador. El saber que emana de la vida cotidiana, del quehacer diario
ofrece un sentido de la vida tan válido como el conocimiento obtenido a través
de la ciencia.
-
Fortifica el pensamiento crítico como sistema de
lectura de la realidad y los contextos diversos.
En resumen,
tanto Fals Borda como Freire defienden la educación como garante de mejores
opciones y alternativas de vida.
Cercanos a los
50 años de proclamación de esta “revolución” de los paradigmas educativos,
Sandra Milena Franco evalúa los alcances logrados. En el estudio que plantea y
recoge estas percepciones elogia los aportes interesantes en materia de
educación de aula que se han constatado. El salto hacia la educación dialógica
ha sido manifiesto.
Sin embargo,
de acuerdo a las conclusiones que plantea la investigadora, existen algunas
limitaciones que limitan los alcances propuestos. El modelo educativo actual,
con una fuerte incidencia de factores económicos, defiende la formación profesional como la
estrategia para ascender en la escala social, más que como una oportunidad para
aportar a la construcción de la sociedad. El modelo de educación vigente se
centra en la creación de oportunidades que permitan sustentar la ecuación
social de privilegiados y oprimidos. Se estudia, en resumen, para estar arriba.
Franco
considera inexistente el compromiso de la educación con la búsqueda de la
igualdad y equidad económica y social. No desmerece los logros individuales
obtenidos, pero sí reclama las insuficiencias de los sistemas educativos por
maximizar estos esfuerzos.
La educación
alienante asume con pasividad y silencio la situación de deshumanización,
permite que las escuelas trabajen en pro de un sujeto domesticado, sin espíritu
crítico, acomodado. La educación para la liberación no llega por azar. La
transformación del modelo de educación que se plasma en las escuelas, el que
potencia la formación como mecanismo de ascenso social, debe considerarse como
punto de partida para construir los sueños que nos alientan y nos movilizan.
Hacia el horizonte de la educación humana.
ALFABETIZAR
PARA LA VIDA
Paulo Freire
se ha convertido en el referente de la educación liberadora en América
Latina. Sus postulados han servido para las reflexiones pedagógicas durante
los últimos 50 años. Una breve revisión de su teoría nos permitirá ponerlo en
contexto nuevamente.
Freire
analiza críticamente el sistema educativo que rige en Brasil y, por
similitud, América Latina. El modelo educativo centra en la reproducción del
conocimiento la base del aprendizaje. Este sistema replica las estructuras de
dominación y deshumanización de las personas. Alfabetiza para la escuela,
pero promueve analfabetos para la vida. La educación bancaria consiste en un
repetir las mismas fórmulas, limitando las oportunidades de cambio.
La “alfabetización,
y por ende toda tarea de educar,- refuerza Freire en su propuesta de una
pedagogía liberadora- sólo será auténticamente humanista en la medida que
procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida que
pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda de
independencia y, a la vez, de solidaridad”.
La educación
liberadora incide en la conciencia crítica del sujeto. Sin transformar esta
forma de percibir la realidad, el oprimido seguirá temiendo una libertad que
nunca ha poseído. Por tanto, reproducirá el carácter de opresores.
El diálogo
horizontal, la bidireccionalidad del aprendizaje transforma la relación de
aula, renuevan el modelo educador. La conciencia “crítica” profundiza en la
interpretación de los problemas de manera integral.
Freire
enfatiza la educación como instrumento de toma de conciencia de la realidad
injusta y de la necesidad de transformarla. Una educación para la vida.
|
SABER Y
CONOCIMIENTO DE LA MANO
Los aportes
de Orlando Fals Borda en materia de educación son más discretos que los
ofrecidos por Freire. El autor colombiano destaca en el campo de la
investigación sociológica. Dentro de esta área, Fals Borda genera puentes de
interacción entre la ciencia y el mundo vivencial a través del modelo de
Investigación Acción Participativa (IAP)
El objetivo
final propuesto persigue la vinculación del saber del pueblo con el saber
intelectual, en la comprensión de los problemas concretos del país y la
región. La gente común tiene un saber generado en la experiencia de la vida
cotidiana. La fusión entre saber y conocimiento reconoce a los sujetos de investigación como personas con capacidad
para pensar, sentir y actuar.
Retoma el
concepto de horizontalidad propuesto por Freire y lo aplica al campo de la
investigación. En este sentido, investigadores e investigados participan en
un mismo nivel de relación, como sujetos y no ya como objetos.
La
investigación Acción Participación (IAP) práctica de investigación que
conjuga teoría y praxis, como
mecanismo para comprender y transformar la realidad y producir conocimiento
sobre ella.
|
LEA ESTE Y OTROS ARTÍCULOS EN LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:
http://issuu.com/eduardobowles/docs/dia_logo_educativo_8
No hay comentarios:
Publicar un comentario