Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

lunes, 18 de mayo de 2015

Claves para un aprendizaje efectivo



¿Se imagina tener la fórmula para un aprovechamiento académico exitoso? Disponer de los trucos que facilitan el aprendizaje y garantizan un rendimiento destacado en la escuela y la universidad?

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 Una investigación de la Universidad Gabriel René Moreno, dirigido por Wilma Forest y acompañado por Rosario Betancourt y Leticia Ortiz, analiza las claves en el aprendizaje que han permitido el rendimiento favorable en estudiantes universitarios cruceños.

Las estrategias de aprendizaje, a diferencia de las técnicas de estudio, enfatizan el proceso de apropiación del conocimiento. El fortalecimiento de los hábitos adecuados de estudio orientará mejor la experiencia del aprendizaje. El objetivo del estudio no se centra en la calificación obtenida, sino que busca la asimilación del conocimiento con una proyección de utilidad en los contextos laborales, explica Forest.

1.    Autonomía del aprendizaje
El lingüista H. Holec resalta como una actitud fundamental “la capacidad de gestionar el propio aprendizaje”. La actitud activa de cada estudiante en referencia al aprendizaje se convierte en la clave del éxito. Las nuevas concepciones pedagógicas realzan el protagonismo del estudiante en el proceso cognitivo y, por tanto, su compromiso personal adquiere mayor relevancia.

La relación profesor estudiante propone mecanismos más innovadores de interacción. El estudiante supera la figura del “replicador de conocimiento” que identificaba a su maestro con las cualidades de superioridad. Actualmente, el estudiante demuestra una mayor responsabilidad en el proceso de aprendizaje. La voluntad de participar activamente, su anhelo de superación se convierte en el motor de la clase. La autonomía del aprendizaje delega al estudiante la capacidad de organizar su propio aprendizaje. Holec considera que, a diferencia de la autonomía político- social, esta autonomía requiere la intencionalidad consciente del estudiante a través de una disposición analítica permanente.

L. Dickinson destaca la relevancia de la autonomía del aprendizaje en los contextos académicos actuales. Permite un ritmo de aprendizaje más práctico, justifica el autor, adaptado a los tiempos disponibles del estudiante. Por otra parte, cada estudiante generará su estilo propio de aprendizaje, a través de una amplia oferta de métodos.

En definitiva, Dickinson impulsa la necesidad de aprender a aprender que cada uno debe descubrir, una reflexión personal sobre los procesos y estrategias de aprendizaje que mejor se adaptan a cada estudiante.

2.    Motivación permanente
¿Cómo incentivar el interés de un estudiante para que sea más participativo en el aula? Los profesores han experimentado múltiples formas de motivación para alentar a sus estudiantes. Como pedagogos, identifican la relación directa que existe entre motivación y la sensación de confianza y seguridad en uno mismo que provoca.
La psicología educativa moderna considera la motivación como el interés del propio estudiante por lograr la satisfacción en el aprendizaje o en las actividades que le conducen al aprendizaje. Cada estudiante, refuerzan los psicólogos, se motiva por razones diferentes.

Tradicionalmente se ha considerado al profesor como el detonante de la motivación del aula. Para ello, construía sistemas de estimulación del interés mediante refuerzos positivos (premios) y refuerzos negativos (castigos). No se debe perder de vista la participación del docente como agente externo que desencadena la motivación en el estudiante, pero es importante diferenciar este apoyo de la verdadera motivación que nace desde uno mismo.

La labor motivadora del docente se fortalece con tres acciones permanentes: despertar el interés por aprender; alentar el esfuerzo permanente de superación; y encaminar el proceso de aprendizaje hasta alcanzar el objetivo prefijado.

3.    Capacidad de concentración
El científico francés Louis Pasteur plasmaba con claridad la importancia de la concentración: “No nos preocupemos por la concentración – expresaba el químico-, si creamos las condiciones adecuadas, nos interesamos por el tema y usamos buenas estrategias de aprendizaje, la dispersión morirá de anemia y, en su lugar, quedará la concentración sin esfuerzo”.

Esta misma impresión es defendida por Rubenstein, para quien la concentración no es un dilema. Su preocupación se centra en reducir los “los estímulos que entran por los sentidos y nos apartan de la concentración”.

Los estímulos que distraen un proceso de aprendizaje resultan múltiples. La mayoría de estos estímulos son contextuales, y poco podemos hacer para controlarlos: el calor del aula, la iluminación deficiente, distracciones externas. El docente si controla la oportunidad de minimizar las distracciones más desalentadoras del proceso de aprendizaje, aquellas que desmotivan rápidamente a un estudiante.

El vocabulario incomprensible, la dificultad de comprender el texto, la falta de retención lectora o la limitada asimilación del contenido resultan distracciones fatales para el aprendizaje.


4.    Planificación del tiempo de estudio
El estudiante que destaca por su rendimiento académico revela un hábito de organización y planificación. Es capaz de disponer de su tiempo con responsabilidad y logra un equilibrio entre las actividades que desempeña. Destina tiempo para el estudio, para el descanso, la distracción y el reposo. El éxito radica en evitar las intensas jornadas de estudio a última hora, esas jornadas en las que los nervios triunfan sobre el aprendizaje.

Una planificación adecuada permite ahorrar tiempo de estudio, puesto que se dosifica regularmente. La dedicación diaria al estudio garantiza un rendimiento más estable, relegando los atracones previos a las pruebas. Una organización dosificada de tareas establecerá metas graduales que, al obtenerlas, ofrecerá dosis de satisfacción y autoestima por la labor bien hecha. Además, la organización de tiempos contempla espacios para la distracción y la distensión, puesto que combina los estudios con otras actividades fundamentales del crecimiento estudiantil.

Algunas ideas interesantes para promover el hábito de la planificación y organización del tiempo sugieren:
-       Redactar objetivos y metas realizables y realistas. Pequeñas metas permiten alcanzar grandes logros. Las actitudes ambiciosas que quieren alcanzar todo de manera rápidamente son germen de la frustración y el desánimo.
-       Metas flexibles que permitan adaptarse a los imprevistos. El rigor del horario estricto provoca una sensación de castigo y opresión, es decir, desalienta el cumplimiento del mismo.

-       Las actitudes de complacencia y autoengaño son los enemigos principales de la planificación. Respuestas como “luego lo hago” o “está controlado” quebrantan la mejor organización. La presencia por escrito de la planificación supone un compromiso personal trazado previamente.

-       Contemplar en el horario actividades de distensión y distracción. Hay que dejar espacio para todo, no solo planificar el trabajo.

5.    Estrategias de aprendizaje
Finalmente, el aprendizaje requiere de estrategias que permitan asimilar de la forma más dinámica y ágil el conocimiento. Cada estudiante desarrollará una mayor afinidad por las estrategias que se adaptan mejor a su forma de ser y aprender. Tratar de unificar unas estrategias como clave del éxito significaría una limitación en las oportunidades de descubrir estilos y propuesta propios.

La investigación desarrollada por Forest entre los estudiantes universitarios en Santa Cruz, describe algunas estrategias recurrentes en aquellos estudiantes con rendimiento destacado. Muchos estudiantes apelan a técnicas de resumen y síntesis personalizadas como base del aprendizaje. Algunos remarcan los conceptos claves, otros anotan las ideas centrales y aquellos que diseñan sus cuadros sinópticos. Todos crean un sistema que les permita recordar fácilmente el texto base.  

Otra actitud repetida para asentar un aprendizaje sostenido radica en el cuestionamiento de lo aprendido. La superación del aprendizaje memorístico requiere comprender la utilidad real del aprendizaje y aplicarlo en situaciones y contextos laborales.

Esta actitud de aprendizaje provechoso se extiende en las dinámicas de grupo. En este contexto colectivo, el liderazgo del estudiante exitoso provoca la implicación intensa de los integrantes del grupo. Alienta la participación de todos los integrantes y se preocupa por que todos comprendan el temario.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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