El trayecto de la casa al colegio es, para Mateo, una
tortura. Cada mañana, su cuerpo se resiente con síntomas como la fiebre o
sudoración de las manos. Para su madre, es difícil dejar a Mateo en la puerta
del colegio mientras llora desconsoladamente. El miedo al colegio afecta,
alguna vez en la etapa escolar, a 7 de cada 10 niños.
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El miedo por ir al colegio es un síntoma muy común en los
niños. Un pánico irracional envuelve a los niños cuando saben que tienen que ir
al colegio. En algunos casos, el miedo se refleja en síntomas febriles o
dolores intensos. Ante este cuadro, los padres optan por quedarse en casa con
su hijo y retrasar el retorno a la escuela.
Los estudios elaborados por la psicóloga Blanca Betes
Tejero muestran que este fenómeno de miedo a la escuela es más frecuente en los
niños de primaria, sobre todo cuando inician su etapa de escolaridad. Betes
apunta que en la secundaria este miedo es menos frecuente, pero responde a causas
más profundas.
Blanca Betes Tejero considera la fobia escolar como “el
rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún tipo
de miedo”. Junto a otros psicólogos, diferencian la fobia del rechazo escolar.
Mientras la primera provoca un temor irracional en el niño y se manifiesta en
síntomas clínicos, el rechazo escolar responde a una decisión consciente del
estudiante que se niega a ir al colegio en un determinado momento. Los datos
son reveladores. El 69% de los estudiantes ha sufrido algún tipo de miedo
relacionado con el colegio. En algunos casos, los miedos dejan de ser
transitorios y se convierten en fobias. El niño está dominado por el miedo
descontrolado más allá de las explicaciones racionales. En estos casos
dramáticos, es necesaria la ayuda psicológica para vencer el miedo.
Los datos recopilados por Blanca Betes relacionan el miedo
escolar con tres causales. Un factor generador del miedo es la propia
escolaridad. Los niños rehúyen de la escuela por conflictos con los docentes o
con sus propios compañeros. También resulta frecuente los casos de bajo
rendimiento escolar como detonante del miedo. En un segundo bloque de causas se
puede incluir los sucesos vitales negativos que afectan al menor. Es llamativo
como las separaciones familiares repercuten directamente en una desidia por la
escuela. Finalmente, la sobreprotección familiar supone un tercer bloque de
causas que generar o refuerzan el miedo a la escuela.
Los síntomas de la fobia escolar abarcan desde dolor de
cabeza o estómago hasta vómitos, fiebre y trastornos del sueño. Estos síntomas
se recrudecen en los momentos previos al salir de casa. Con frecuencia, las
escenas de lloros y rabietas acompañan al miedo. Lo curioso es que, una vez que
el niño percibe que no va al colegio, los síntomas decaen y recompone
inmediatamente la salud.
Para José Antonio Marina, los niños anticipan consecuencias
negativas antes de generar el miedo. Los docentes se convierten en los primeros
aliados para detectar estos cuadros. Sin embargo, reclama, es frecuente ver
docentes que apelan al miedo como herramienta pedagógica para establecer el
orden; docentes limitados para consolidar propuestas educativas llenas de
diversión y alegría.
Para los padres de familia se torna muy difícil actuar en
estas situaciones, Por un lado identifican la importancia de llevar a su hijo a
la escuela. Por otra están urgidos de llevarlos a un médico que valide la
enfermedad. Betes recomienda a los padres de familia tratar de descubrir la
causa del problema. Desde el colegio también se asume el reto de colaborar y
contribuir en la búsqueda de soluciones al problema. El diálogo fluido entre
padres y profesores servirá como elemento de detección y tratamiento ante le
fobia escolar. Todos los expertos plantean la transición entre el hogar y la
casa como el principal momento de tensión. Si se logra hacer esta transición en
un ambiente agradable y amable es factible vencer rápidamente al miedo.
Los padres de familia pueden crear pequeños premios o
reconocimientos que ayuden al menor a ver el lado positivo de la escuela. La
consecución del premio o reconocimiento le impulsará a superarse y lograr las
metas trazadas. Al enfocarse en un aspecto puntual cada vez, logrará las metas
grandes sin percatarse de ellas.
Los casos prolongados de fobia requieren tratamiento
psicológico.
¿Cómo actuar ante la fobia escolar?
1.- Enfrentar la fobia acudiendo diariamente a la escuela.
La mejor forma de afrontar el temor es combatirlo directamente. La asistencia
diaria a la escuela hará que los síntomas remitan y que se recupere la
normalidad.
2.- Mantener la firmeza cada mañana. La “obligación” del
niño es asistir a la escuela cada día. Si los síntomas se agravan, el colegio
dispone de los mecanismos de atención para ayudar al niño. La actitud
sobreprotectora refuerza el temor del niño por ir a la escuela.
3.- Acudir al médico para que ratifique los síntomas el
mismo día. Antes de conceder un día de descanso, es bueno que se certifiquen
médicamente los síntomas.
4.- Solicitar ayuda en la escuela para que el docente
intervenga. El apoyo que reciban los padres desde todas las instancias es
necesario para superar el miedo.
5.- Hablar con el niño sobre el temor que le genera la
escuela. La conversación debe realizarse en un momento de calma y nunca
aleccionado por la rabieta. Los padres revelarán la importancia de la escuela
y buscarán en este diálogo las causas que han provocado el miedo. Entre
todos, se asume el compromiso de revertir la situación.
6.- Ayudar al niño para que pase más tiempo con otros
niños y pueda de estar manera sociabilizar con sus pares.
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“LOS MIEDOS ENTORPECEN EL DESARROLLO DEL NIÑO”
El reciente libro de José Antonio Marina, pedagogo y
filósofo español, indaga en el terreno de los miedos infantiles. El título “los
miedos y el aprendizaje de la valentía” está destinado para padres y
profesores.
El miedo es un sentimiento natural en el ser humano. Marina
identifica “miedos que nos protegen y miedos que nos destruyen. Estos últimos,
aclara, son nuestros enemigos y como tal hay que declararles la guerra”.
Los miedos se convierten en frenos que retienen el
crecimiento del niño, “pueden llegar a entorpecer su desarrollo”, sentencia
Marina. En su libro plantea la pedagogía del coraje como mecanismo para
afrontar y vencer los miedos.
Los niños “copian” los miedos que los padres les inculcan.
La actitud sobreprotectora de los padres se convierte en el principal generador
de miedos. Como afirma Marina “si quiere un hijo miedoso, protéjale y resuelva
sus problemas”. Destaca el papel de la familia como un espacio de resolución de
problemas, una escuela de valentía donde el niño enfrenta los problemas.
La sobreprotección familia enseña al niño a validar el
miedo como comportamiento. Antes de lanzar a resolver problemas nuevos, se
oculta y justifica su comportamiento. El niño que no quiere ir a la fiesta,
valida su respuesta afirmando que le gusta quedarse en casa, evadiendo el problema.
La comunicación fluida entre padres e hijos es fundamental
para superar los miedos. La sensación de miedo se produce, generalmente, ante
lo desconocido. El diálogo de padres con hijos esclarecerá muchas de las
sensaciones nuevas que pueda tener el niño. El acompañamiento y la invitación a
descubrir cosas nuevas serán vitales para afrontar los miedos con valentía.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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