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Aparece en la sala acompañada de una bicicleta.
¡En el aula! Y no solo eso, también acarrea una gran maleta de historias en la
parrilla. María Delicia Landívar es comunicadora y actriz de teatro. En sus
talleres invita a los maestros a dinamizar las clases por medio de relatos que
despierten la curiosidad de los estudiantes.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
Al
abrir la maleta, cual caja de Pandora, saltan a la sala infinidad de relatos.
Hoy nos cuenta la historia de Julia, una ratona de biblioteca. La maleta escupe
un par de libros y ya estamos listos para iniciar el cuento.
La
obra está escrita por Rosalba Guzmán, escritora cochabambina. “Conquistando a
Lindolfo” fue escrita como parte de un espectáculo de narrativa oral para impulsar
la “bibliocleta”.
La
puesta en escena nos cuenta las peripecias de la ratona Julia dentro de la
biblioteca escolar. A Julia le apasiona la lectura. Cada noche dedica horas y
horas a descubrir los libros que se esconden en la biblioteca. Ernestina, la
bibliotecaria es su cómplice y con ella comparte las lecturas de cada noche.
Mientras
el relato avanza, Delicia recorre la sala y se apropia del escenario. Tras el
escritorio docente se esconde Ernestina, entre sus cuadernos de registro. Por
la sala, en los pupitres de los estudiantes, se van colocando libros con
historias diversas.
A
esta altura de la historia, todos los estudiantes tienen en su mesa un libro.
La muñeca que representa a Julia, saltarina e inquieta, recorre toda la sala en
busca del libro que “devorará esta noche”. Consulta sobre la expectativa que el
libro le causa a cada uno de los estudiantes. Así, despierta un resquicio de
inquietud y les motiva a la lectura.
Delicia retorna al lado más dramático de la narración, un ratón no es
el mejor
amigo de los libros. Por ello, el director del centro ha dispuesto que
el gato
Lindolfo vigile la biblioteca y “acabe con la amenaza de la ratona”.
La
amenaza de Lindolfo inquieta a Julia quien debe descubrir qué tipo de riesgo
supone ese llamado “Gato”. La ratona pide ayuda a sus nuevos amigos para que
activen sus teléfonos y le muestren fotos de esos gatos. Entre todos comparten
las imágenes de lindos gatitos y, también, de esos crueles gatos cazadores de
ratones. Poco a poco indagan sobre la familia de los felinos y sus
particularidades. Entre todos han preparado a Julia para la llegada de
Lindolfo.
De
manera natural, la narradora ha involucrado a los estudiantes en la historia.
Se han vuelto cómplices de Julia para descubrir quién será ese temido gato. Ha
despertado los conocimientos previos y, a través de los teléfonos, ha iniciado
una investigación de aula. Solo falta que Lindolfo aparezca.
Por
arte de magia, la maleta da paso a un gatito regordote y perezoso. Tras unas
miradas iniciales de curiosidad, descubre a Ernestina, la bibliotecaria y se
presenta. Rápidamente, la bibliotecaria le expone la naturaleza de la
biblioteca y trata de despertar el entusiasmo por la lectura en Lindolfo. Ante
todo, desea que no se convierta en una amenaza para Julia. Entre ambas, deben
despertar el gusto por la lectura en el “aburrido” Lindolfo.
¿Podrán
los estudiantes ayudar a Julia en esta misión?
TODAS
LAS MATERIAS PUEDEN ADAPTARSE A UN RELATO DE AULA
¿Qué requiere un maestro para dinamizar una
clase a través del Cuentacuentos?
Un
maestro tiene, en realidad, todo lo que se necesita para dinamizar una clase: El
texto, la voz y el cuerpo. Y son a su vez los tres elementos fundamentales de
un Cuentacuentos. No se necesita más.
Lo
más difícil, quizás, es romper los paradigmas de que un maestro debe aparentar
todo el tiempo ser serio, sensato y responsable. Ser un adulto. Para un
cuentacuentos debemos volver a ser niños, niños grandes y perder la vergüenza.
¿Qué elementos de preparación son convenientes
para dinamizar un relato?
Preparar
la clase con anticipación sería fundamental para un Maestro-Cuentacuentos.
Donde debe reorganizar el texto de la lección que quiere dar, en un relato.
Todo puede ser una gran historia, depende de nuestra creatividad y la forma de
contarlo.
Luego
le sigue la voz, jugar con la intensidad, la entonación, modulación e
intención. Y el cuerpo, pensar como transmite la corporalidad, cada gesto, cada
movimiento de la mano, de los dedos y hasta las posiciones de los pies. Y como
parte fundamental del cuerpo y el cuentacuentos: se debe poner el corazón.
¿Cómo provocar al estudiante para que
despierte su atención?
El
solo hecho de presentar una clase de forma no tradicional, ya despierta
la
curiosidad del estudiante. Podemos a eso añadirle desplazamientos por todo
el
aula, permitir el uso de los celulares para filmaciones, involucrarlos
en la
narrativa mediante conversaciones o una intervención directa.
Se
pueden recurrir también a elementos teatrales si se siente que con la voz y el
cuerpo no estamos logrando despertar su atención. Estos pueden ser una peluca,
un bigote, un bastón, etc.
Dejar
una historia a medias, puede servir para despertar su atención. Los alumnos
serían los encargados de investigar el final y también relatarlo.
¿Para qué materias serviría?
Para
todas las materias sin excepción. “¿Y cómo hacemos con las matemáticas?” es lo
primero que me preguntan tras esta respuesta. El típico planteamiento
matemático de nuestra infancia: “Pepito tenía dos manzanas, le regalo una a
Susana. ¿Cuántas manzanas le quedan?” Eso ya es una historia. Hay que ejercitar
nuestra creatividad para romper paradigmas.
¿Y
los estudiantes puedan ser corresponsables en esta metodología?
Si
un maestro puede convertirse en un Cuentacuentos. ¿Qué pase entonces con el
estudiante? Propongo hacer que sus exposiciones en clase, sean espectáculos de
narración oral escénica.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
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