Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

martes, 17 de enero de 2017

Los grandes aportes del teatro como recurso pedagógico


-       El teatro aporta una interesante variedad de recursos pedagógicos en el aula. A través de las puestas en escena se trabajan múltiples competencias en los estudiantes. Facilita el aprendizaje de una segunda lengua a partir de su narrativa propia.

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 

Todos consideramos el teatro como un arte que combina discurso, movimiento, música, sonidos, gestos y escenografía para representar historias, mostrar conflictos o compartir ideas, emociones y sentimientos. La pedagoga María Dolores Gala sugiere ver en el teatro “una metodología capaz de aprovechar las ventajas pedagógicas de la dramatización, entendida ésta no sólo como un apartado incluido en el Área de Expresión Artística, sino como un sistema de comunicación en el que se integran todas las formas de expresión, verbal y no verbal y desde el que sea posible globalizar todas las áreas, artísticas y no artísticas”.

Gala enmarca el actuar educativo actual como un reto “para educar en la novedad, para ser capaces de adaptarse y dominar las tecnologías que dan acceso a la información”. El actuar educativo prepara al estudiante para afrontar los permanentes cambios que se viven en la sociedad, tanto en el componente profesional como humano.

Las nuevas corrientes pedagógicas entregan el protagonismo educativo al estudiante. Él es quien debe explotar sus potencialidades dentro del marco educativo. Sin embargo, el sistema educativo se mantiene aferrado a un sistema tradicional de enseñanza. “La escuela primaria sigue dando tanta importancia a los contenidos memorizados, olvidando aspectos tan importantes para la educación del ser humano como la creatividad y la asertividad”, sentencia Gala.
El teatro se convierte en un poderoso recurso pedagógico aplicable al desarrollo de múltiples áreas: la expresión corporal, la creatividad, las habilidades sociales, la lengua, la historia, la literatura.



La dramatización de un contenido determinado favorece el aprendizaje 
creativo utilizando una metodología de carácter lúdico y dramático. 
El dinamismo de una puesta en escena permite a estudiantes y docentes 
la posibilidad de desarrollar su actividad de manera eficaz. Es necesario 
que los estudiantes se apropien del contenido para trabajar su dramatización. 
De este modo, se logra la motivación intrínseca tanto para organizar 
la actividad como para asimilar e investigar el contenido asignado.

El juego dramático se proyecta como una dinámica agradable para los estudiantes, incluso para los más desintegrados, o especialmente para ellos. Parece un error no aprovechar estas ventajas pedagógicas de la dramatización en la escuela. 

Para la pedagoga Susana Nicolás Román, de la Universidad de Almería (España), el teatro refuerza competencias básicas como aprender a aprender, la competencia social y ciudadana, autonomía e iniciativa personal, y de forma más específica, la competencia artística y cultural:

-       Competencias comunicativas.- la capacidad expresiva del teatro es indudable. Tanto desde la oratoria como desde la narrativa, el estudiante activa múltiples contenidos curriculares. Si además se integra la actividad con el desarrollo psicomotriz (por ejemplo el baile) se considera como una actividad integral.

-       Competencias sociales.- comprende el conocimiento y las destrezas necesarias para abordar la dimensión social.

-       Competencias pragmáticas.- la organización de una puesta teatral (ya sea a un nivel avanzado como para la participación en el aula) requiere un trabajo grupal y productivo.

-       Competencias interculturales.- permite desenvolverse en una situación de comunicación intercultural donde el hablante es capaz de desarrollar sensibilidad o empatía hacia culturas extranjeras


La dramatización, puede desarrollar estrategias de enseñanza a partir 
de situaciones problematizadas y con fuerte carga lúdica, de manera tal, 
que generen un trabajo afectivo en grupos operativos, que facilite situaciones
 de práctica de la creatividad individual y colectiva motivando el aprendizaje
 de contenidos diversos y la captación intuitiva de habilidades sociales (asertividad, autoestima, tolerancia, cooperación y responsabilidad).

El teatro, de acuerdo a Nicolás Román, “plantea la posibilidad de desarrollar todas estas competencias en una sola actividad integradora. Los estudiantes trabajan en equipo siendo ellos mismos los protagonistas de su aprendizaje”.

La versatilidad de la puesta en escena como metodología de trabajo se adapta a la propuesta educativa más actual. María Dolores Gala defiende su aplicación en el aula puesto que “persigue el doble objetivo de ser productivos y ser formativos, abarcando a la vez la socialización y la actitud de vida creativa”. 

La plasticidad que el juego dramático suma al proceso pedagógico libera todo el potencial creador que posee el estudiante; reconoce en toda la plenitud el potencial humano y activa la educación de las habilidades sociales. 




Históricamente, el teatro se ha caracterizado por su valor pedagógico. 
En diversas culturas, las escenificaciones públicas aportaban una función 
social educativa. Es llamativo como el entorno escolar ha desoído su 
potencialidad como recurso didáctico. 

Desde la perspectiva expresada por Susana Nicolás Ramón, el sistema educativo fuerza al maestro a seguir unas pautas rígidas propias de la educación tradicional (basada en el aprendizaje mediante libros y el refuerzo memorístico) y le presenta problemas para poner en práctica una enseñanza dirigida a la comprensión y al desarrollo de la creatividad del estudiante, por supuestas exigencias del currículo. Esta limitante frena la renovación de dinámicas en el aula.

A la larga, la falta de innovación pedagógica limita “los medios de expresión verbal y sobre todo gestual, en base a normas de “buena educación”, imponiendo la autocensura, reduciendo la expresión lo más posible a un sistema verbal y gestual estricto, de normas rigurosas”, concuerda Gala. 

Amabas autoras animan a los docentes para aprender primero técnicas de la expresión dramática y utilizarlas correctamente en su trabajo de aula. La máscara inherente al proceso teatral favorece en gran medida la desinhibición así como el desarrollo de relaciones personales a un nivel superior.



UNA EXPERIENCIA DE INTEGRACIÓN




El Colegio Público de Educación Especial “La Alegría”, acoge a niños y jóvenes de entre los 3 y 21 años, con deficiencia mental y problemas físicos, sensoriales, de salud, conductuales y sociales asociados. La labor educativa que se realiza incluye contenidos de relaciones interpersonales, autocontrol, conciencia social y trabajo en grupo, habilidades necesarias para establecer relaciones sociales satisfactorias. Por estas razones, se vio la necesidad de llevar a la práctica un proyecto que mejorara las competencias sociales de los estudiantes y que contribuyera a mejorar su calidad de vida.

El proyecto se desarrolla a través del teatro, incluye todas las áreas de aprendizaje y a toda la comunidad educativa. Cada obra es la culminación y exteriorización de un proyecto, que impregna la dinámica, los objetivos y contenidos del colegio. Cada proyecto está relacionado con un tema específico que permite guiar las programaciones didácticas; obras teatrales; elaboración de material, disfraces y escenarios de la obra, donde los diferentes ciclos se reparten el trabajo a realizar teniendo en cuenta el nivel y características de los estudiantes; ensayos de la obra partiendo de la interiorización y comprensión del tema; organización de ensayos de bailes y escenas en clases de música, psicomotricidad y habilidades sociales y elaboración de un folleto ilustrado por  los estudiantes, que refleje el argumento de la obra, recogiendo el material elaborado en las aulas.

La promoción de la salud está presente en todo el proyecto a través de las líneas de hábitos higiénicos, alimentación, actividad física, medio ambiente, salud emocional, convivencia y actividades sanitarias específicas. La base de la formación para los estudiantes es el aprendizaje de hábitos, de forma que con el tiempo se generalicen en su vida diaria y sean capaces de tomar decisiones que les den mayor autonomía y calidad de vida. La representación de cada obra de teatro, como culminación de un proyecto, ha conseguido mejorar la autoestima y la concepción que la sociedad tiene de estas niñas y niños. Otro logro alcanzado es el cambio de actitud de la misma sociedad. De esta manera se logra no solo la adquisición de contenidos conceptuales, sino también fortalecer las competencias necesarias para su desarrollo personal, social y emocional. El teatro como recurso didáctico, medio de integración y convivencia y desarrollo de la salud emocional


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas 



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