Decía Oscar Wilde que la sociedad perdona a
veces a un criminal pero nunca perdona a un soñador. Las mismas capacidades y
destrezas que son necesarias a la hora de emprender un negocio serán de mucha
utilidad a lo largo de la vida
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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
Según
Hayek, no podemos censurar a nuestros jóvenes porque prefieran una
posición asalariada segura frente al riesgo de la empresa, cuando desde su
primera juventud han visto la primera como una ocupación superior que dota de
estabilidad y proyección social. La generación más joven de hoy ha crecido en
un mundo, donde en la escuela, se ha representado el espíritu de la empresa
comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y
donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene
por honorable el mandar a otras tantas.
Las
mismas capacidades y destrezas que son necesarias a la hora de emprender un
negocio serán de mucha utilidad a lo largo de la vida
Juan
Esteban Rodríguez opina que hay pocas personas conscientes de la importancia de
educar a los niños para que sean emprendedores, mientras los colegios se
enfocan en enseñarles a buscar un empleo, a volverse abogados o economistas. Se
están pasando por alto todas las habilidades relacionadas con los negocios que
también les pueden llevar a ser personas exitosas para un mejor futuro.
Emprender
“no se trata de
que los niños jueguen con el dinero, sino de fomentar en ellos la proactividad
con proyectos que busquen cambiar su entorno” defiende Carmen Pellicer, directora de la Fundación
Trilema y responsable pedagógica del programa “Aprender a emprender”.
Cameron
Herold cuenta cómo su padre detectó rápidamente que la escuela no era para él y
empezó a educarle para ser un emprendedor. En su niñez aprendió conceptos como:
comprar al por mayor y vender a mejor precio, tener empleados e incentivarlos,
encontrar oportunidades, diferenciar un buen servicio de uno malo, etc.
Resalta
que en los estudiantes se pueden destacar habilidades que reflejan si tienen
madera de emprendedores. Así como un niño tiene habilidades para las
matemáticas y se puede preparar desde el colegio para ser físico; también un
niño con habilidad para negociar puede ser preparado para ser emprendedor.
Cameron también es enfático en que las instituciones educativas deben reforzar e incentivar a los más jóvenes para aprender otras cosas, sin querer decir que está mal que les enseñen a ser arquitectos o ingenieros, pero sí manifestando su deseo de darle al emprendimiento la importancia y el lugar que se merece. Así que menciona las siguientes habilidades como áreas importantes en la educación para que los estudiantes se preparen para un futuro laboral múltiple.
Cameron también es enfático en que las instituciones educativas deben reforzar e incentivar a los más jóvenes para aprender otras cosas, sin querer decir que está mal que les enseñen a ser arquitectos o ingenieros, pero sí manifestando su deseo de darle al emprendimiento la importancia y el lugar que se merece. Así que menciona las siguientes habilidades como áreas importantes en la educación para que los estudiantes se preparen para un futuro laboral múltiple.
Carmen
Pellicer reflexiona sobre la importancia de la enseñanza de este talento dentro
del sistema educativo. En poco tiempo, añade, las escuelas serán centros de emprendimiento y
prepararán a los estudiantes para los nuevos desafíos laborales. El desafío,
rescata la experta, consiste en “cómo los maestros que no somos emprendedores
vamos a educar al emprendedor”.
La
capacidad de emprender, considerada como competencia, puede ejercitarse en el
aula. Por la trascendencia social y profesional que proyecta la competencia del
emprendimiento, Cameron Herold sugiere trabajarla como una trasversal a través
de la enseñanza de ciertas cualidades clave:
·
Creatividad: Es de gran importancia crear un
espacio en el que se potencie el crecimiento y desarrollo de la creatividad, y
en el que se valoren las ideas del estudiante, apoyándole y motivándole en cada
momento.
·
Iniciativa: Otro de los pilares básicos de la
competencia emprendedora, la capacidad de iniciativa es vital para que los más
pequeños se atrevan a creer en sus proyectos y sacarlos adelante. Para ello, es
muy importante realizar siempre críticas constructivas, que no les hagan
sentirse inseguros y pierdan la confianza en sus ideas.
·
Responsabilidad: Se trata de un valor imprescindible para el desarrollo de
una madurez plena en la edad adulta. Ya desde pequeños, es importante
enseñarles que sus acciones tienen consecuencias, y que deben responsabilizarse
de ellas. Además, concienciarles de que deben cumplir aquello a lo que se
comprometan, o de su responsabilidad social con respecto al mundo que les
rodea, serán puntos también a tener en cuenta.
·
Organización: Enseñar a pensar, planificar y materializar diferentes
proyectos en las aulas es básico para que más adelante aprendan a estructurar y
aprovechar su tiempo, a la vez que optimizan sus recursos.
Cooperación: Es una realidad que, a lo largo de
nuestra vida, pocos proyectos podremos sacarlos adelante en solitario. Es
básico, además de aportar múltiples ventajas, enseñar a nuestros estudiantes a
trabajar en equipo y aprender a tolerar la opinión de los demás.
·
Confianza: La hemos dejado para el final, pero
por tratarse de la más importante. Afianzar la autoestima y la confianza en sí
mismos es básico para ser capaces de enfrentarse a multitud de situaciones
diarias, y a grandes retos. Es importante que los más pequeños pierdan el miedo
a enfrentarse a lo desconocido y a los nuevos desafíos, para lo que cual deben
saber gestionar la frustración que les puedan producir las derrotas vividas.
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
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