Muchos padres optan por acciones drásticas de
castigo hacia su hijo. Perciben como fracaso la necesidad de repetir el curso.
Ante todo debe haber diálogo abierto entre padres y estudiante como la vía idónea
para afrontar la situación. El apoyo familiar es fundamental para revertir la
situación y devolver la confianza en sus posibilidades al estudiante.
Concluye el año escolar y es el momento de las
vacaciones. Para algunos padres de familia, la alegría se convierte en una
tragedia cuando reciben la lapidaria noticia: “Su hijo debe repetir el año” o
“el rendimiento ha sido insuficiente y conviene que vuelva a cursar el mismo
nivel”.
El mundo se paraliza en ese instante y las
emociones fluctúan rápidamente entre la frustración y la rabia. “¿Cómo puede
ser que mi hijo pierda el año?”
Muchos padres optan por acciones drásticas de
castigo hacia su hijo. Perciben como fracaso la necesidad de repetir el curso.
Marta Veguillas Ocaña, pedagoga especialista en
Atención temprana considera las complejidades que rodean esta situación. Plantea
el diálogo abierto entre padres y estudiante como la vía idónea para afrontar
la situación.
La pedagoga remarca los síntomas de tristeza, rabia
y culpa que envuelven al estudiante. Es el primer afectado por la medida
académica de repetir el curso. El apoyo familiar, remarca Veguillas, es
fundamental para revertir la situación y devolver la confianza en sus
posibilidades al estudiante. También explica que en aquellas situaciones que
los padres culpan y sanciona al estudiante por el bajo rendimiento, éste
alimenta actitudes de rebeldía y rechazo a la escuela.
Lorena Pérez Muñoz, pedagoga chilena y redactora un
blog sobre educación, también apuesta por el diálogo como el camino necesario
para levantar esta situación. Fundamentalmente, considera Pérez, el entorno
familiar es parte del problema y, por tanto, debe ser la base de la solución.
La repetición del curso es sólo una alerta que
expresa
algún problema que afecta el aprendizaje.
Entre las causas que inciden en el bajo rendimiento
escolar, las pedagogas mencionadas consideran las más comunes:
- Contexto familiar.- situaciones diversas en el
entorno familiar que afectan emocionalmente al estudiante. La tensión de un
hijo que no acaba de asimilar una situación ocurrida en el seno familiar le
provoca niveles antes de desatención.
- Contexto educativo.- Diversas circunstancias han
validado un sentido muy permisivo en los centros escolares. Profesores y padres
de familia avalan comportamientos de estudiantes que minan los principios de
autoridad y responsabilidad.
- Carácter del propio estudiante.- sus impulsos
emocionales le llevan a reaccionar negativamente ante el docente o los
compañeros de aula. Se convierte en un estudiante desmotivado y desmotivador.
- Déficit de atención.- ya se por falta de capacidad
intelectual o por un desarrollo cognitivo retenido, el estudiante padece
dificultad para el aprendizaje. Se han detectado casos llamativos en los cuales
el bajo rendimiento asentaba sus razones en las limitaciones sensoriales del
estudiante: dificultad para ver, oir, hablar o escribir.
La recomendación expresada de Lorena Pérez Muñoz
para enfrentar un proceso de repitencia sugiere dos etapas. La primera propone
un análisis sobre los factores que han influenciado en el fracaso escolar. Este
análisis requiere el aporte de profesores, padres y estudiante. Una vez que se
conocen las causas y la reacción que han provocado en el estudiante, es momento
de planificar las acciones que devolverán al estudiante la confianza y la
autoestima necesaria para iniciar el nuevo curso.
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IMPULSOS QUE SE DEBEN EVITAR
La
pedagoga Marta Veguillas Ocaña identifica tres comportamientos negativos que
se producen en el seno de la familia. Estas reacciones se alimentan en la
frustración que cómo padres sentimos ante el bajo rendimiento escolar del
hijo. Al caer en ellas, incidimos en el problema complicando la búsqueda de
una solución consensuada.
Ø Gritar: En realidad, gritar al niño no
soluciona nada. Ante las voces altisonantes, el estudiante se defenderá
construyendo una capa de aislamiento y ocultando los problemas. Lo hecho, hecho
está y ahora hay que buscar la solución.
Ø Castigar: Por supuesto cuando se traen malas notas a casa hay que
imponer algún tipo de sanción, pero un
castigo de por vida tampoco soluciona nada. Las sanciones tienen
su validez en la racionalidad de la misma. El estudiante sabe por qué le
castigaron, cómo vencer al castigo y cuál es la responsabilidad en el
proceso.
Ø Comparar: Nunca hay que comparar a
los niños entre hermanos, primos o compañeros. Con frecuencia, estas
similitudes provocan una sensación de inferioridad y dañan la autoestima del
estudiante. Cada niño tiene su ritmo de aprendizaje y si hay que
comparar que sea su propia evolución.
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10 CLAVES PARA AFRONTAR LA REPITENCIA
1.
Mejorar
el ambiente familiar.- el comportamiento de los padres incide en el ánimo del
estudiante. La implicación de la familia en los resultados escolares es una
realidad incuestionable. El ambiente familiar proporciona un espacio de seguridad
y confort para el estudiante, un espacio donde recibe la confianza necesaria
para afrontar los retos escolares y desarrollar sus aptitudes. Los padres están
llamados a transmitir esa seguridad y confianza en sus hijos.
2.
Motivación.-
el golpe anímico que recibe el estudiante al saber que debe repetir el curso es
enorme. La motivación ayudará a reconstruir la autoestima dañada. Los pedagogos
consideran la necesidad de estimular la curiosidad y la exploración. Reanimar
al estudiante impulsando, en primer lugar, los contenidos que mayor
satisfacción le revierten y extenderlo a otras áreas. Los padres deben
mostrarle una confianza y respeto por ser quien es, y no por los resultados que
obtenga.
3.
Disponer
metas accesibles.- la confianza se restituye en la medida que se conquistan
metas. Estas conquistas se premian con el elogio y reconocimiento al esfuerzo.
Junto a las metas, se consolida el sentido de cumplimiento. El verdadero reto
es “hacer bien las cosas”. Más allá del premio que pueda obtener, es
fundamental que el estudiante asume la responsabilidad de cumplir sus metas.
4.
Rutina
de estudio.- el estudiante debe forjar el hábito de estudio. Esta actitud le
ayudará a normalizar las labores escolares. Los padres de familia acompañan
este proceso de rutina, contribuyen para organizar las tareas y priorizarlas,
apoyan al estudiante para que supere los obstáculos. La rutina trazada
considera un tiempo para el estudio y otro para el ocio y la recreación. Ante
todo, no se debe generar la idea de castigo.
5.
Alienta
la lectura.- Potenciar la capacidad e escritura y lectura ayudará a fortalecer
la comprensión. El estudio requiere de un alto índice de entendimiento. La
fluidez en la lectura y escritura facilita la retención de los contenidos
aprendidos.
6.
Ayuda
especializada.- recurrir a un profesional especializado puede servir como un
estímulo para padres y estudiante. La visión externa y competente ayudará a
descubrir las debilidades y orientará en la construcción de la solución más
adecuada.
7.
Palabras
de aliento.- como padres debemos alentar a los estudiantes a superarse. La
felicitación es una respuesta natural al esfuerzo. Por el contrario, se debe
limitar el sentido de la crítica. Los errores son oportunidades para aprender,
no motivo de disputa o sanción.
8.
Un
ambiente agradable.- fomentar en la casa un clima de entendimiento y ayuda
permite al estudiante comprender que debe ser parte de ese ambiente. Refuerza
su compromiso con la familia y sus ganas de lograr las metas que llenan de
orgullo a todos.
9.
El
diálogo es la clave.- la capacidad de escuchar y proponer ideas permite que el
estudiante se sienta responsable de sus acciones. Tanto padres como estudiantes
encuentran en el diálogo el espacio de intercambio.
10. Aprovechar el tiempo.- las vacaciones siempre nos impulsan
a retrasar las decisiones. La postergación de las decisiones hace más difícil
el retorno a las obligaciones. Planificar las actividades y los tiempos ayuda a
disfrutar de las ventajas de las vacaciones sin descuidar la obligación del
estudio.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas
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