Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

viernes, 5 de febrero de 2016

Consejos para enfrentar el fracaso escolar




Muchos padres optan por acciones drásticas de castigo hacia su hijo. Perciben como fracaso la necesidad de repetir el curso. Ante todo debe haber diálogo abierto entre padres y estudiante como la vía idónea para afrontar la situación. El apoyo familiar es fundamental para revertir la situación y devolver la confianza en sus posibilidades al estudiante.


Concluye el año escolar y es el momento de las vacaciones. Para algunos padres de familia, la alegría se convierte en una tragedia cuando reciben la lapidaria noticia: “Su hijo debe repetir el año” o “el rendimiento ha sido insuficiente y conviene que vuelva a cursar el mismo nivel”.

El mundo se paraliza en ese instante y las emociones fluctúan rápidamente entre la frustración y la rabia. “¿Cómo puede ser que mi hijo pierda el año?”
Muchos padres optan por acciones drásticas de castigo hacia su hijo. Perciben como fracaso la necesidad de repetir el curso.

Marta Veguillas Ocaña, pedagoga especialista en Atención temprana considera las complejidades que rodean esta situación. Plantea el diálogo abierto entre padres y estudiante como la vía idónea para afrontar la situación.


La pedagoga remarca los síntomas de tristeza, rabia y culpa que envuelven al estudiante. Es el primer afectado por la medida académica de repetir el curso. El apoyo familiar, remarca Veguillas, es fundamental para revertir la situación y devolver la confianza en sus posibilidades al estudiante. También explica que en aquellas situaciones que los padres culpan y sanciona al estudiante por el bajo rendimiento, éste alimenta actitudes de rebeldía y rechazo a la escuela.

Lorena Pérez Muñoz, pedagoga chilena y redactora un blog sobre educación, también apuesta por el diálogo como el camino necesario para levantar esta situación. Fundamentalmente, considera Pérez, el entorno familiar es parte del problema y, por tanto, debe ser la base de la solución.


La repetición del curso es sólo una alerta que expresa 
algún problema que afecta el aprendizaje.

Entre las causas que inciden en el bajo rendimiento escolar, las pedagogas mencionadas consideran las más comunes:

-       Contexto familiar.- situaciones diversas en el entorno familiar que afectan emocionalmente al estudiante. La tensión de un hijo que no acaba de asimilar una situación ocurrida en el seno familiar le provoca niveles antes de desatención.
-       Contexto educativo.- Diversas circunstancias han validado un sentido muy permisivo en los centros escolares. Profesores y padres de familia avalan comportamientos de estudiantes que minan los principios de autoridad y responsabilidad.

-       Carácter del propio estudiante.- sus impulsos emocionales le llevan a reaccionar negativamente ante el docente o los compañeros de aula. Se convierte en un estudiante desmotivado y desmotivador.

-       Déficit de atención.- ya se por falta de capacidad intelectual o por un desarrollo cognitivo retenido, el estudiante padece dificultad para el aprendizaje. Se han detectado casos llamativos en los cuales el bajo rendimiento asentaba sus razones en las limitaciones sensoriales del estudiante: dificultad para ver, oir, hablar o escribir.
La recomendación expresada de Lorena Pérez Muñoz para enfrentar un proceso de repitencia sugiere dos etapas. La primera propone un análisis sobre los factores que han influenciado en el fracaso escolar. Este análisis requiere el aporte de profesores, padres y estudiante. Una vez que se conocen las causas y la reacción que han provocado en el estudiante, es momento de planificar las acciones que devolverán al estudiante la confianza y la autoestima necesaria para iniciar el nuevo curso.


3 IMPULSOS QUE SE DEBEN EVITAR


La pedagoga Marta Veguillas Ocaña identifica tres comportamientos negativos que se producen en el seno de la familia. Estas reacciones se alimentan en la frustración que cómo padres sentimos ante el bajo rendimiento escolar del hijo. Al caer en ellas, incidimos en el problema complicando la búsqueda de una solución consensuada.

Ø  Gritar: En realidad, gritar al niño no soluciona nada. Ante las voces altisonantes, el estudiante se defenderá construyendo una capa de aislamiento y ocultando los problemas. Lo hecho, hecho está y ahora hay que buscar la solución.

Ø  Castigar: Por supuesto cuando se traen malas notas a casa hay que imponer algún tipo de sanción, pero un castigo de por vida tampoco soluciona nada. Las sanciones tienen su validez en la racionalidad de la misma. El estudiante sabe por qué le castigaron, cómo vencer al castigo y cuál es la responsabilidad en el proceso.

Ø  Comparar: Nunca hay que comparar a los niños entre hermanos, primos o compañeros. Con frecuencia, estas similitudes provocan una sensación de inferioridad y dañan la autoestima del estudiante. Cada niño tiene su ritmo de aprendizaje y si hay que comparar que sea su propia evolución.


10 CLAVES PARA AFRONTAR LA REPITENCIA



1.    Mejorar el ambiente familiar.- el comportamiento de los padres incide en el ánimo del estudiante. La implicación de la familia en los resultados escolares es una realidad incuestionable. El ambiente familiar proporciona un espacio de seguridad y confort para el estudiante, un espacio donde recibe la confianza necesaria para afrontar los retos escolares y desarrollar sus aptitudes. Los padres están llamados a transmitir esa seguridad y confianza en sus hijos.

2.    Motivación.- el golpe anímico que recibe el estudiante al saber que debe repetir el curso es enorme. La motivación ayudará a reconstruir la autoestima dañada. Los pedagogos consideran la necesidad de estimular la curiosidad y la exploración. Reanimar al estudiante impulsando, en primer lugar, los contenidos que mayor satisfacción le revierten y extenderlo a otras áreas. Los padres deben mostrarle una confianza y respeto por ser quien es, y no por los resultados que obtenga.

3.    Disponer metas accesibles.- la confianza se restituye en la medida que se conquistan metas. Estas conquistas se premian con el elogio y reconocimiento al esfuerzo. Junto a las metas, se consolida el sentido de cumplimiento. El verdadero reto es “hacer bien las cosas”. Más allá del premio que pueda obtener, es fundamental que el estudiante asume la responsabilidad de cumplir sus metas.

4.    Rutina de estudio.- el estudiante debe forjar el hábito de estudio. Esta actitud le ayudará a normalizar las labores escolares. Los padres de familia acompañan este proceso de rutina, contribuyen para organizar las tareas y priorizarlas, apoyan al estudiante para que supere los obstáculos. La rutina trazada considera un tiempo para el estudio y otro para el ocio y la recreación. Ante todo, no se debe generar la idea de castigo.

5.    Alienta la lectura.- Potenciar la capacidad e escritura y lectura ayudará a fortalecer la comprensión. El estudio requiere de un alto índice de entendimiento. La fluidez en la lectura y escritura facilita la retención de los contenidos aprendidos.

6.    Ayuda especializada.- recurrir a un profesional especializado puede servir como un estímulo para padres y estudiante. La visión externa y competente ayudará a descubrir las debilidades y orientará en la construcción de la solución más adecuada.

7.    Palabras de aliento.- como padres debemos alentar a los estudiantes a superarse. La felicitación es una respuesta natural al esfuerzo. Por el contrario, se debe limitar el sentido de la crítica. Los errores son oportunidades para aprender, no motivo de disputa o sanción.

8.    Un ambiente agradable.- fomentar en la casa un clima de entendimiento y ayuda permite al estudiante comprender que debe ser parte de ese ambiente. Refuerza su compromiso con la familia y sus ganas de lograr las metas que llenan de orgullo a todos.

9.    El diálogo es la clave.- la capacidad de escuchar y proponer ideas permite que el estudiante se sienta responsable de sus acciones. Tanto padres como estudiantes encuentran en el diálogo el espacio de intercambio.

10.  Aprovechar el tiempo.- las vacaciones siempre nos impulsan a retrasar las decisiones. La postergación de las decisiones hace más difícil el retorno a las obligaciones. Planificar las actividades y los tiempos ayuda a disfrutar de las ventajas de las vacaciones sin descuidar la obligación del estudio.


Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
Una producción de la Casa Editorial Bienaventuranzas


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