La educación en valores copa el discurso de políticos, pedagogos y educadores. La escuela asume el reto de promover un espacio de convivencia para el fortalecimiento de los valores. El respaldo de la familia y la sociedad es fundamental para transformar la sociedad.
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Anita
y Lourdes han estado toda la noche trabajando en su exposición. Hoy deben
exponer en la feria del colegio. En esta ocasión, el tema elegido se centra en
la violencia de género. Cada curso propondrá un trabajo y un mensaje. Debido al
éxito que estas ferias temáticas tuvo en años anteriores, el colegio ha hecho
un esfuerzo y ha invitado a autoridades de la comunidad para que sean parte de
la feria. Incluso, los padres de familia han sido convocados para una charla
que estará a cargo de una ONG.
Cada
año, el colegio dedica una semana de trabajo para conocer, explorar y debatir
sobre actitudes que como sociedad debemos mejorar. Es parte de su plan en
formación de valores.
La
directora del centro educativo explica la importancia de estas iniciativas: Los
valores, considera, dignifican y acompañan la existencia del ser humano.
Iniciativas
de este estilo se han vivido en muchas escuelas. La educación en valores se
plantea como un esfuerzo aislado que se concentra en una semana de interacción.
De esta forma, los docentes centran sus esfuerzos en el desarrollo del programa
académico dispuesto por las autoridades.
El
investigador colombiano Wilson Bolívar Buriticá, de la Universidad de
Antioquia, revela que estas prácticas son comunes en las unidades educativas.
Los
valores reflejan la personalidad del individuo
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La
educación en valores ocupa una importancia similar a la formación cognitiva.
Ambos aprendizajes encaminan al estudiante hacia su ser profesional, su
capacitación para adaptarse a una vida laboral activa. Es parte de la educación
integral e integradora.
¿Por qué es tan
importante la educación en valores?
El
informe Delors (1996) promovido por la UNESCO reclama nuevos procesos
educativos centrados en la formación da valores. Transformaciones sociales y
culturales impulsadas por las innovaciones tecnológicas han alterado el sistema
de creencias sociales. El relativismo ha ganado un espacio fundamental en la
sociedad actual, un relativismo que está acompañado del consumismo y del
materialismo radical. Aspectos como la solidaridad, la tolerancia o el bien
común han sido relegados poco a poco en una sociedad que valora el éxito a
partir de la valoración económica de un salario.
Los valores sirven de guías o pautas
que marcan la conducta de la persona,
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El
catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, José María Parra,
reflexiona sobre la crisis política y social que envuelve a la sociedad
moderna. La preponderancia del saber científico y el marco de enaltecimiento a
las opiniones personales han contribuido a profundizar un vacío de valores. Para
el profesor José María Parra, “la educación en valores se ha convertido en el
problema estratégico número uno de la educación”.
Wilson Buriticá destaca la función
social de la escuela como principal formador de valores. El tejido social en
que vivimos ha delegado a la institución escolar la obligación de forjar los
principios sociales y morales de los estudiantes. Es cierto, destaca el autor,
que otras instancias sociales como la familia, la iglesia e incluso la
televisión juegan un papel importante en la educación en valores. De todas
maneras, el tiempo que el estudiante pasa en la escuela convierte a esta
institución en el espacio de interrelación ideal para experimentar vivencias.
Los pedagogos coinciden unánimemente en
la incidencia directa que el ejemplo de los adultos provoca en los niños. Esta
influencia se intensifica cuando se trata del comportamiento y las actitudes de
vida, es decir, cuando se plasma la vivencia de valores. Los contextos
familiares y escolares destacan como preponderantes al momento de trazar los
modelos de imitación.
El valor es la convicción razona y
firme de que algo es bueno o malo y de que nos conviene más o menos.
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La escuela se ha dispuesto como la
institución encargada de la transmisión y desarrollo del conocimiento en su
sentido amplio; es decir, abarca los procesos cognitivos, procedimentales y
actitudinales. “La actividad educativa está relacionada con la educación en
valores”, sentencia Parra. Al mismo tiempo, lamenta el apego de docentes y
autoridades educativas para implementar la enseñanza de valores como parte del
aprendizaje intelectual que comparten con otros contenidos disciplinares.
Los debates sobre cómo deben
implementarse la vivencia de valores en el aula son amplios. En la actualidad,
se ha impuesto el concepto de transversalidad para integrarlos dentro del marco
educativo. Sin embargo, y bajo la experiencia del investigador José María
Parra, no todos los modelos comprenden la dimensión de lo que significa la educación
en valores. El pedagogo colombiano Buriticá resalta las falencias de los
modelos que proponen una “institucionalización académica” y reducen la
formación de principios y valores a dinámicas puntuales, como si se tratara de
un contenido extra en el plan de trabajo escolar.
Ciertamente, la labor del docente
involucra una serie de responsabilidades que, con frecuencia, le impiden
integrar la enseñanza de valores junto al aprendizaje programado. La
comunicación fluida entre docentes y estudiantes genera un espacio de
interacción que permite la vivencia de los valores. En este espacio natural de
intercambio, el docente encuentra el ambiente idóneo para proponer situaciones
en las cuales experimentar diversas actitudes y comportamientos que sustentan
los valores.
A partir de la experiencia inicial
relatada por Wilson Bolívar Buriticá, anima a los docentes para que las
dinámicas de reflexión y diálogo alumbren el actuar diario en el aula y no se
concentren en una semana de la buena voluntad. Siguiendo su propuesta, cada
actividad en el aula se convierte en una vivencia natural para “aprender” sobre
la igualdad de género.
Cada persona se forma a sí mismo
experimentando la vivencia de valores y priorizando unos sobre otros de
acuerdo a sus anhelos e ideales de vida.
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Similar
percepción manifiesta José María Parra en su libro “La educación en valores y
su práctica en aula” al considerar la educación en valores como un trabajo
desde la globalidad prestando especial atención a la etapa de desarrollo en la
que se encuentren los niños y sus contextos sociales y culturales, para que
así, estos principios tengan sentido para ellos.
DIVERSOS
CAMINOS PARA UN MISMO FIN
La
educación en valores ha provocado grandes debates en los entornos educativos.
Los puntos de coincidencia son múltiples: la escuela es la institución
llamada para encaminar esta labor de formación humana, los programas de aula
deben incluir espacios para la reflexión, de debe superar el hábito de
conceptualización como sustento del aprendizaje, resulta imprescindible la
vivencia de valores como mecanismo de interiorización, y otros tópicos más.
Los
expertos discuten en torno al modelo de implementación. Se diferencia tres
visiones confrontadas que, con ciertas dificultades, lograrían apoyarse.
1.
Visión tradicionalista.- defiende la vigencia
de “valores absolutos” que marcan la personalidad de los estudiantes. Estos
valores responden a principios universalmente aceptados como la verdad, la
justicia y la libertad; aquellos valores que fueron agrupados por la vieja
escuela griega en éticos, estéticos y religiosos.
Esta
corriente argumenta la trascendencia de estos valores más allá de las
condiciones y contextos sociales y culturales. Además, insisten, son valores
compartidos en otros espacios de interacción de los estudiantes: familia,
amigos, iglesia, estado. En su defensa, consideran que la actual crisis de
valores que envuelve a gran parte de las sociedades radica en la falta de
aplicación práctica de los valores y no en su deterioro.
Los valores
universales ayudan al estudiante a forjarse como persona de bien en un
contexto multicultural.
Los
detractores de este modelo consideran como una imposición al estudiante la
vigencia de valores universales, cerrados y poco funcionales. En el proceso
de asimilación, el estudiante no disfruta de la libertad de elección. El
énfasis del proceso educativo está centrado en el resultado (interiorizar el
alcance de los valores) antes que en el proceso (experimentarlos)
2.
Visión modernista.- surge como una evolución de
la visión tradicionalista. Defienden la objetivación histórica de los valores
y por ello centran su propuesta en la formación de personas capaces de
enfrentar problemas en el contexto de la civilización moderna. Valoran la
importancia de saber adaptarse a las circunstancias cambiantes.
Este enfoque
se sustenta en un planteamiento más racionalista y pragmático de la vida.
Desvirtúa los valores universales porque los considera poco funcionales en la
sociedad moderna, una sociedad más tecnificada y cambiante. La escuela
“prepara para la vida” a los estudiantes implementando valores como la
eficacia, el rendimiento y la productividad, conceptos más racionales y
técnicos.
El propósito de este modelo es ayudar a los alumnos a
identificar sus propios valores y a cobrar conciencia de ellos, compartirlos
con los demás y actuar de acuerdo con sus propias elecciones. Transfiera la
responsabilidad de la elección al estudiante.
Los detractores de este modelo critican el excesivo
materialismo que impregna esta corriente. Apelan a la necesidad de forjar un
desarrollo integral de la personalidad, sin desmerecer la parte social y
humana.
3.
Visión subjetivista.- los valores derivan de
las experiencias vitales de cada persona y, por tanto, no se puede hablar de
valores objetivos y universales. La escuela provoca situaciones de
experimentación para que los jóvenes vayan descubriendo su propio accionar.
Por principio, el modelo subjetivista rechaza la imposición de valores en la
enseñanza. Desde esta perspectiva, se considera que los estudiantes
aprenderán a integrarse armoniosamente en sus contextos con un alto
compromiso con las problemáticas de vida.
El modelo
subjetivista anima el estímulo de la autonomía del individuo. Desde la
libertad y la comprensión de las normas, la persona construye sus principios
y prioridades. Desde el momento que se consideran los valores como un proceso
interno, las experiencias personales serán las que forjen la actitud del estudiante.
Una construcción personal que afiance la autonomía y la responsabilidad
individual.
La
apuesta por una educación en valores morales de manera autónoma, pasa por
promover acciones participativas, inclusivas y democráticas que favorezcan el
intercambio de opiniones, la divergencia y la pluralidad.
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PEDAGOGÍA
EN VALORES
Diversos
métodos de educación se aplican para la enseñanza de valores. La interacción
constante en el aula es, en sí, una dinámica natural de fortalecimiento de
valores. El espacio de reflexión, diálogo e interiorización debe ser animado
por el docente. Aquí se presentan algunas alternativas para proponer y animar
las experiencias.
1. La instrucción.- la escuela
griega propuso las fábulas y los mitos como relatos sencillos para la discusión
sobre valores. Aún hoy, esos cuentos están vigentes para despertar la inquietud
en los estudiantes. La narrativa facilita la experimentación de sensaciones y
sentimientos que ayudan a la reflexión. La instrucción permite un acercamiento
más teórico hacia los valores, una forma de asentar un conocimiento base para
iluminar las experiencias de vida.
2. Los
reforzadores positivos.- la actividad cotidiana del aula permite al
docente premiar (refuerzo positivo) o sancionar (refuerzo negativo) a los
estudiantes. Las forma de ofrecer un premio o alabanza son múltiples y dependen
del nivel y desarrollo del grupo. Estas experiencias son muy comunes en la
familia y la escuela. Ayudan para generar actitudes y proyectar el respeto
hacia la autoridad. En palabras de Pedro Ortega, autor del libro Valores y educación, "este modo constante y sutil de socialización de los
hijos es uno de los medios más eficaces de aprendizaje o formación de
actitudes"
3. La imitación
de modelos.-
la imitación o reproducción de un comportamiento supone otra forma de acercarse
a los valores. Sobre todo en las edades primarias, los estudiantes observan e
imitan el actuar de sus referentes adultos. De ahí viene el dicho de que la
única manera de educar es con el ejemplo. Según crece el sentido crítico de los
estudiantes, es bueno conocer la vida de referentes y líderes de la comunidad y
de otros entornos sociales. A partir de este acercamiento, se destaparán
actitudes y valores dignos de ser imitados. En la actualidad, la televisión se
ha consolidado como un espacio fundamental en la creación de modelos y pautas
de imitación.
4. Comunicación
persuasiva.-
pretende inducir a otras personas para que asuman una opinión como propia. A
partir del cambio de opinión, se implica el cambio de comportamiento. Las actitudes están ligadas a las creencias u opiniones que
se forma el estudiante sobre la realidad, de tal manera que el cambio de
opinión, fundamentalmente a través de nuevas informaciones, hace cambiar las
creencias y las actitudes. El psicólogo Andrés Gonzáles describe cinco
situaciones diferentes de comunicación persuasiva:
·
situación
de sugestión, en la que el mensaje se repite sin argumentos de por qué o para
qué;
·
situación
de presión a la conformidad ante figuras de autoridad;
·
discusiones
de grupo;
·
mensajes
persuasivos;
·
adoctrinamiento
intensivo.
5. Juego de roles.-
apuesta a una experimentación en primera persona. Tradicionalmente, el juego de
roles dispone un papel diferente para cada estudiante. A partir de la
escenificación de una situación cotidiana de vida, los estudiantes alimentan un
debate que se nutre de las sensaciones experimentadas. En esta dinámica es
importante que el docente sepa cuestionar las emociones e intenciones del
estudiante. El contraste de las opiniones permitirá enriquecer un debate y
profundizar en la búsqueda de comportamientos adecuados.
Otras dinámicas que alientan el debate desde la
experimentación son incidente preparado o abogado del diablo.
6. Proceso
interactivo.- provoca oportunidades de interacción entre el estudiante y
la sociedad para experimentar los valores desde un nivel personal y social.
Obliga al estudiante a tomar decisiones de la acción que desarrollará. José María
Parra dispone seis pasos que este proceso sea exitoso:
·
Tomar
conciencia de un problema o cuestión.
·
Comprender
el problema o la cuestión. Recabar y analizar información y tomar una actitud
personal de valor sobre la cuestión.
·
Decidir si
se debe actuar o no. Aclarar nuestros propios valores y tomar decisiones
respecto a la participación personal.
·
Planear
estrategias y medidas de acción: Discusiones rápidas, organizar medidas de
acción posible, proporcionar habilidades, practicar y ensayar previamente.
·
Implantar
las estrategias y tomar medidas por sí mismo o con un grupo.
·
Reflexionar
sobre las acciones que se pueden emprender.
7. Enfoque de
análisis de valores.- ayuda a los estudiantes a desarrollar
el pensamiento lógico y de la investigación científica para decidir sobre
cuestiones referentes a los valores. El enfoque de análisis de valores se
centra más en los problemas y temas sobre valores sociales que en los problemas
de carácter personal. Es un modelo que cuenta con una gran aceptación en el
campo de las Ciencias Sociales donde es utilizado para tratar temas como los
problemas raciales, la contaminación ambiental, la discriminación en función
del sexo, la desestructuración familiar o la inmigración. La investigación
nutre a los estudiantes de motivos y evidencias para su posición argumental y
vivencial.
8. Resolución de
problemas.- La resolución de problemas de forma
colectiva implica procesos de escucha atenta de las ideas, formulación de
alternativas, generación de argumentaciones que ponen en cuestión los
conocimientos previos de los estudiantes sobre los diversos temas o situaciones
que se abordan.
9. La escritura.- las dinámicas de escritura colaborativa resultan muy
interesantes tanto para provocar experiencias de participación como para
evaluar las preocupaciones que alarman a los estudiantes. El relato de una
historia es el detonante para que los estudiantes reflejen una problemática
determinada.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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