Fortalecer la
autoestima del estudiante motiva la actitud proactiva y el aprendizaje. El
comportamiento docente incide directamente en la frágil percepción de cada
estudiante. Diversos consejos ayudan a forjar una autoestima fuerte.
La pedagogía
moderna ha ampliado su ámbito de estudio para conseguir las condiciones idóneas
del aprendizaje. Los expertos consideran que la autoestima repercute de manera
directa en la educación emocional del estudiante. Altos niveles de autoestima
coinciden con resultados destacados en el proceso de aprendizaje. Así lo
respaldan las corrientes pedagógicas cognitivas y humanistas al valorar la
autoestima como un concepto esencial de la educación.
Un estudio
realizado por la Universidad Taracapá de Chile, y dirigido por el doctor
Rodolfo Acosta, determina que la autoestima permite a los estudiantes
consolidar una personalidad segura. De acuerdo a los resultados del estudio, la
autoestima repercute directamente en la forma de afrontar las complicaciones y
superarlas, una especie de detonante que despierta la valía individual.
Rogers define
autoestima como “un conjunto organizado y cambiante de percepciones que se
refieren al sujeto”. La psicología moderna, a través de Yagosesky, considera
que esta percepción propia se relaciona con el “sentido de valía, capacidad y
merecimiento, y es, a la vez, causa de todos nuestros comportamientos”.
El estudio de
Acosta identifica las ventajas de la autoestima en el proceso de aprendizaje.
La seguridad y confianza en sí mismo alienta en el estudiante un entusiasmo
para alcanzar nuevos retos, más creativos y que activen su gusto por el
aprendizaje.
El fortalecimiento
de la autoestima en el marco de un proceso de enseñanza y aprendizaje resalta
por la propia fragilidad de la misma. La percepción que un estudiante tiene de
sí mismo es muy cambiante tanto por circunstancias internas como, por sobre
todo, influencias externas. La alteración de esta percepción ha provocado múltiples
fracasos escolares en los jóvenes. Como docentes, es importante prestar
atención a estos mecanismos de formación de la autoestima y ejercitar en los
cursos dinámicas para su consolidación y maduración. Trabajar la autoestima
repercute en la seguridad del estudiante consigo mismo, y por tanto, en la
confianza con la cual afronta los procesos de aprendizaje.
Acosta resalta que,
si bien son múltiples contextos los que infieren en la estima propia, “la
familia y la escuela deben convertirse en espacios agradables donde el
estudiante estimule la reflexión y la acción”. En el mencionado estudio de la
Universidad de Taracapá, se reseñan algunos factores que atentan contra la
autoestima de los menores: “el miedo, la tensión, los fracasos, las
enfermedades, la ansiedad, la gordura”
De la misma manera
que se detecta un rendimiento académico solvente en aquellos estudiantes con
una autoestima elevada, el estudio refleja que la baja autoestima condiciona
ciertos comportamientos en los estudiantes. La investigación revela actitudes
de autoinculpación, rechazo al aprendizaje, aislamiento o reincidencia en la
mentira como respuestas a la baja estima personal.
PALMADITAS EN LA ESPALDA
El docente pasa un tiempo central con el
estudiante. La relación de cercanía y confianza en la que interactúan influye
de manera directa en la personalidad del menor. La educación moderna integra
aspectos de conocimiento académico que se imparten y actitudes formadoras que
ayudan a madurar al estudiante. El docente, en este contexto, tiene la
oportunidad de provocar dinámicas que consoliden la autoestima de los
estudiantes y facilite el aprendizaje deseado.
Trazar retos.- la
posibilidad de superarse, de avanzar paulatinamente en la ejecución de
actividades más difíciles estimula al estudiante. El paso adelante que supone
un reto provoca una sensación de utilidad en cada estudiante. La responsabilidad
fomenta la autonomía, no solo en el contexto de aprendizaje, sino en el marco
de la relación humana. El acompañamiento del docente ofrece el empujoncito
necesario para superar las barreras y alcanzar los objetivos.
Utilizar frases
motivadoras.- cada actividad dentro del aula supone una prueba para el
estudiante. En cada una de ellas busca la aceptación del docente y del grupo.
Ofrecer siempre una frase positiva o una felicitación fortifica la sensación
de bienestar en el estudiante. El elogio por logros concretos, méritos que el
estudiante pueda identificar puntualmente, permiten conocer la validez de la
acción. Las críticas se concentran en
la construcción y corrección de los errores, mostrando al estudiante el
camino de superación.
Puntualizar ciertos
límites.- la corrección al estudiante también constituye parte del proceso de
aprendizaje. Ver el error y enmendarlo es una tarea docente. ¿Cómo hacerlo
sin herir la autoestima? Se sugiere que las críticas estén dirigidas a la
acción en sí, y no al estudiante. Los
límites, cuando son claros y compartidos, permiten crear un clima de
seguridad.
Trabajar el
autoconocimiento.- La identificación de los límites involucra también el
conocimiento de las propias limitaciones (y las capacidades personales). Parte
de la labor de aula consiste en permitir la interacción entre los estudiantes
dentro de un marco de respeto, tanto a los valores de cada estudiante como a
los aspectos negativos que demuestren. Las actitudes de sobreprotección restan
autonomía a los estudiantes y provocan, a la larga, un miedo al cambio de
contextos.
Convertir los
errores en oportunidades de aprendizaje.- superar la sensación de fracaso o
frustración forja la personalidad del estudiante. A pesar de que las cosas no
salgan como se hubieran proyectado, el docente tiene que alentar al
estudiante a enderezar el camino, mirar el proceso, identificar las fallas y
enmendarlas. Modificar el miedo al fracaso por el entusiasmo de superación.
Antes de detenerse, insistir. El papel corrector del docente siempre se
dispone desde la visión de solución al problema, antes que de la
consideración del error.
Creer en ellos.-
el docente forma parte del círculo íntimo de crecimiento del estudiante. La
confianza que trasmite a cada estudiante es la energía vital de la
autoestima. A pesar de la dificultad y entrega que supone, el docente dedica
un tiempo exclusivo a cada estudiante, le dota de confianza en sus
posibilidades. En este proceso de alentar la confianza personal, se
recomienda prestar atención al esfuerzo y empeño dedicado para la obtención
del logro, antes que en el logro en sí mismo.
Mejorar la propia
autoestima.- los ojos del estudiante ven al docente como un referente ante la
vida. La autoestima que exhala el docente será un espejo en el cual se observará
el estudiante.
Finalmente, la mejor manera de consolidar la
autoestima propia se centra en la mente positiva llena de comprensión, amor y
respeto.
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Fuente: Redacción "Diálogo Educativo"
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