Dedicada a los docentes

Revista Digital de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, un proyecto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Cambio de roles: cuando el estudiante se vuelve profesor


-       La exposición de investigaciones, por parte de los estudiantes, se ha convertido en una dinámica de aula frecuente. El cambio de roles permite a los estudiantes entender el trabajo docente. A través de la exposición se afianzan los aprendizajes

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas

En la búsqueda de metodologías más activas y participativas dentro del aula, los docentes recurrimos a las exposiciones por parte de grupos de trabajo. Como sistema de trabajo, la exposición de grupo aporte múltiples beneficios para el aprendizaje, siempre que sean implementadas de manera responsable. En muchos casos, se percibe la dinámica como una forma de llenar el tiempo o pasar el rato.

La dirección de investigación y desarrollo educativo de la Universidad de Monterrey, ha planteado unas pautas guía para hacer las exposiciones de aula una dinámica atractiva para los estudiantes. A través del estudio realizado por dicha universidad se han identificado diversos aspectos beneficiosos que aporta la implementación en aula de esta metodología.

La exposición en aula por parte de los estudiantes “puede contribuir enormemente a un proceso de enseñanza aprendizaje efectivo, especialmente en aquellos cursos donde se requiere cubrir mucho material”, señala el documento. Como toda dinámica de aprendizaje, el resultado de la exposición en aula puede ser variado. Por ello, destacan en Monterrey, lo importante consiste en encontrar los propósitos adecuados para su uso.



Las grandes posibilidades de acceso a la información es el aliado ideal para los estudiantes. El cambio de roles transforma, de manera momentánea, al estudiante en docente. Al igual que el profesor, el grupo de trabajo deberá elegir, indagar, organizar el contenido y exponer el tema. La ejecución de estas etapas permitirá a los estudiantes adquirir los conocimientos proyectados para la unidad.

La exposición consiste en la presentación de un tema estructurado, en donde el recurso principal es el lenguaje oral, aunque también permite otros recursos como el audiovisual, los gráficos y, por qué no, las tecnologías. La creatividad de los estudiantes se dimensionará del mismo modo en el cual se involucren en el tema.
La exposición de aula ofrece una oportunidad de aprendizaje múltiple. Por un lado, la indagación informativa sobre el tema permitirá a los estudiantes aprender sobre el mismo. El proceso de selección y ordenamiento de ideas facilitará la habilidad para la síntesis y análisis. Y, obviamente, la exposición ante el público desarrollará las cualidades de interacción ante públicos, tanto en su capacidad oral como en otras formas de expresión no verbal. 

Finalmente, la competencia natural que surge entre los mismos estudiantes se convierte en un aliciente extra para la superación. El instinto competitivo les impulsará a superar las exposiciones anteriores, sin necesidad de desmerecer el trabajo del compañero, sino más bien como una forma de crecimiento colectivo.
En ciertos momentos, la falta de motivación o la despreocupación conlleva exposiciones flojas, con materiales ajenos rescatados de redes sociales que apenas se limitan a leerlos. Estas actitudes restan valor al trabajo de exposición en aula y generan un concepto errado de las mismas. Por más que se “cambien los roles”, el docente debe asumir ciertas responsabilidades para el éxito de la exposición.
El estudio de referencia presentado por la universidad de Monterrey establece las funciones que docente y estudiantes deben impulsar para el éxito de las exposiciones. Como docente, su principal función radica en supervisar el cumplimiento de cada una de las fases del trabajo, desde la asignación de temas hasta el método establecido para compartir la información entre los diversos expositores. 




De forma puntual, se reseñan las obligaciones siguientes:

-       Disponer con claridad los objetivos del trabajo y motivar al estudiante para que se involucre en la actividad.

-       Identificar los temas y los tópicos que se deben investigar dentro de cada uno de ellos.

-       Guiar a los estudiantes en la reflexión y análisis del tema para que disciernan con claridad los ejes centrales para exponer.

-       Apoyar la preparación de la exposición sugiriendo materiales de refuerzo multimedia.

-       Supervisar la propuesta de los estudiantes para que incluya los aspectos importantes y se subsanen los errores posibles.

-       Dinamizar el debate posterior con preguntas abiertas que permitan a los expositores ampliar el contenido del tema.

La participación protagónica de los estudiantes facilita el desarrollo adecuado de la metodología. Como estudiantes, su principal función consiste en percibir el proceso como una actividad de aprendizaje personal que se comparte con los compañeros. Una labor de indagación que concluye con la presentación pública. Otros factores importantes para el desarrollo académico de los estudiantes pueden ser:

-       Investigar el tema correspondiente con un sentido analítico y crítico.
-       Ordenar y sistematizar la información desechando aquella que no esté adecuadamente sustentada.
-       Trasformar la información recabada en material didáctico, explotando las alternativas creativas.
-       Fortalecer las habilidades de comunicación (verbal y no verbal).
-       Participar del debate posterior o de las dinámicas de resumen que facilitan el aprendizaje de los estudiantes.


El ejercicio consciente de una exposición de aula se convierte en un trabajo arduo para el docente. Debe planificar la clase de manera ordinaria y crear las acciones necesarias para garantizar la participación de los estudiantes. Un doble trabajo que fortifica el crecimiento humanos y académico de los estudiantes.


PASO A PASO



El estudiante prepara con antelación la exposición de acuerdo a una guía de trabajo sistemática considerando los siguientes aspectos: 

-       Delimitar el tema o la parte del mismo que será manejado mediante esta técnica. · Preparar un bosquejo que contenga 3 o 4 ideas principales. 

-  Organizar las ideas principales de tal manera que reflejen una secuencia lógica. Es importante que las ideas se organicen en torno a un criterio que ha de guiar el avance en el desarrollo de las mismas en el momento de la exposición

-  Elaborar algunos cuestionamientos que permitan al profesor, clarificarse a sí mismo la naturaleza del tema. Es importante que los alumnos entiendan claramente la perspectiva teórica desde la cual es abordado un tema, esto les permite dar sentido a la información que se está exponiendo. La falta de entendimiento, o la malinterpretación de la naturaleza del tema expuesto, provoca que los alumnos se “pierdan” en la exposición. Así pues, el planteamiento de algunos cuestionamientos sobre el tema, permite al profesor clarificarse a sí mismo lo que pretende exponer a los alumnos. Estas repuestas constituyen los puntos importantes de su exposición. 

-     Preparar un “organizador previo”. Un buen recurso para organizar el material textual que será presentado a los alumnos, es ubicarlo en principios más generales o con los cuales pueda relacionarse o incorporarse tal información. El organizador constituye una forma de colocar las ideas a exponer en un marco conceptual estructurado de tal manera que permita a los estudiantes visualizar la relación entre ellas. 

-    Identificar ejemplos que sirvan como apoyos verbales a la exposición. Los ejemplos han de ilustrar la información presentada y ayudar a los estudiantes al logro de una mayor comprensión de la misma. 

-       Determinar y preparar los apoyos visuales a utilizar. 

Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".  
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas


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