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La exposición de investigaciones, por parte de
los estudiantes, se ha convertido en una dinámica de aula frecuente. El cambio
de roles permite a los estudiantes entender el trabajo docente. A través de la
exposición se afianzan los aprendizajes
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
En la búsqueda de metodologías más activas y
participativas dentro del aula, los docentes recurrimos a las exposiciones por
parte de grupos de trabajo. Como sistema de trabajo, la exposición de grupo aporte
múltiples beneficios para el aprendizaje, siempre que sean implementadas de
manera responsable. En muchos casos, se percibe la dinámica como una forma de
llenar el tiempo o pasar el rato.
La dirección de investigación y desarrollo
educativo de la Universidad de Monterrey, ha planteado unas pautas guía para
hacer las exposiciones de aula una dinámica atractiva para los estudiantes. A
través del estudio realizado por dicha universidad se han identificado diversos
aspectos beneficiosos que aporta la implementación en aula de esta metodología.
La exposición en aula por parte de los
estudiantes “puede contribuir enormemente a un proceso de enseñanza aprendizaje
efectivo, especialmente en aquellos cursos donde se requiere cubrir mucho
material”, señala el documento. Como toda dinámica de aprendizaje, el resultado
de la exposición en aula puede ser variado. Por ello, destacan en Monterrey, lo
importante consiste en encontrar los propósitos adecuados para su uso.
Las grandes posibilidades de acceso a la información
es el aliado ideal para los estudiantes. El cambio de roles transforma, de
manera momentánea, al estudiante en docente. Al igual que el profesor, el grupo
de trabajo deberá elegir, indagar, organizar el contenido y exponer el tema. La
ejecución de estas etapas permitirá a los estudiantes adquirir los
conocimientos proyectados para la unidad.
La exposición consiste en la presentación de un
tema estructurado, en donde el recurso principal es el lenguaje oral, aunque
también permite otros recursos como el audiovisual, los gráficos y, por qué no,
las tecnologías. La creatividad de los estudiantes se dimensionará del mismo
modo en el cual se involucren en el tema.
La exposición de aula ofrece una oportunidad de
aprendizaje múltiple. Por un lado, la indagación informativa sobre el tema
permitirá a los estudiantes aprender sobre el mismo. El proceso de selección y
ordenamiento de ideas facilitará la habilidad para la síntesis y análisis. Y,
obviamente, la exposición ante el público desarrollará las cualidades de
interacción ante públicos, tanto en su capacidad oral como en otras formas de
expresión no verbal.
Finalmente, la competencia natural que surge
entre los mismos estudiantes se convierte en un aliciente extra para la
superación. El instinto competitivo les impulsará a superar las exposiciones
anteriores, sin necesidad de desmerecer el trabajo del compañero, sino más bien
como una forma de crecimiento colectivo.
En ciertos momentos, la falta de motivación o la
despreocupación conlleva exposiciones flojas, con materiales ajenos rescatados
de redes sociales que apenas se limitan a leerlos. Estas actitudes restan valor
al trabajo de exposición en aula y generan un concepto errado de las mismas.
Por más que se “cambien los roles”, el docente debe asumir ciertas
responsabilidades para el éxito de la exposición.
El estudio de referencia presentado por la
universidad de Monterrey establece las funciones que docente y estudiantes
deben impulsar para el éxito de las exposiciones. Como docente, su principal
función radica en supervisar el cumplimiento de cada una de las fases del
trabajo, desde la asignación de temas hasta el método establecido para
compartir la información entre los diversos expositores.
De forma puntual, se reseñan las obligaciones
siguientes:
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Disponer con claridad los objetivos del trabajo y
motivar al estudiante para que se involucre en la actividad.
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Identificar los temas y los tópicos que se deben
investigar dentro de cada uno de ellos.
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Guiar a los estudiantes en la reflexión y
análisis del tema para que disciernan con claridad los ejes centrales para
exponer.
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Apoyar la preparación de la exposición sugiriendo
materiales de refuerzo multimedia.
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Supervisar la propuesta de los estudiantes para
que incluya los aspectos importantes y se subsanen los errores posibles.
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Dinamizar el debate posterior con preguntas
abiertas que permitan a los expositores ampliar el contenido del tema.
La participación protagónica de los estudiantes
facilita el desarrollo adecuado de la metodología. Como estudiantes, su principal
función consiste en percibir el proceso como una actividad de aprendizaje
personal que se comparte con los compañeros. Una labor de indagación que
concluye con la presentación pública. Otros factores importantes para el
desarrollo académico de los estudiantes pueden ser:
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Investigar el tema correspondiente con un sentido
analítico y crítico.
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Ordenar y sistematizar la información desechando
aquella que no esté adecuadamente sustentada.
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Trasformar la información recabada en material didáctico,
explotando las alternativas creativas.
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Fortalecer las habilidades de comunicación
(verbal y no verbal).
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Participar del debate posterior o de las
dinámicas de resumen que facilitan el aprendizaje de los estudiantes.
El ejercicio consciente de una exposición de aula
se convierte en un trabajo arduo para el docente. Debe planificar la clase de
manera ordinaria y crear las acciones necesarias para garantizar la
participación de los estudiantes. Un doble trabajo que fortifica el crecimiento
humanos y académico de los estudiantes.
PASO A PASO
El estudiante prepara con antelación la
exposición de acuerdo a una guía de trabajo sistemática considerando los
siguientes aspectos:
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Delimitar el tema o la parte del mismo que será
manejado mediante esta técnica. · Preparar un bosquejo que contenga 3 o 4
ideas principales.
- Organizar
las ideas principales de tal manera que reflejen una secuencia lógica. Es
importante que las ideas se organicen en torno a un criterio que ha de guiar
el avance en el desarrollo de las mismas en el momento de la exposición
- Elaborar algunos cuestionamientos que permitan
al profesor, clarificarse a sí mismo la naturaleza del tema. Es importante
que los alumnos entiendan claramente la perspectiva teórica desde la cual es
abordado un tema, esto les permite dar sentido a la información que se está
exponiendo. La falta de entendimiento, o la malinterpretación de la
naturaleza del tema expuesto, provoca que los alumnos se “pierdan” en la
exposición. Así pues, el planteamiento de algunos cuestionamientos sobre el tema,
permite al profesor clarificarse a sí mismo lo que pretende exponer a los
alumnos. Estas repuestas constituyen los puntos importantes de su exposición.
- Preparar un
“organizador previo”. Un buen recurso para organizar el material textual que
será presentado a los alumnos, es ubicarlo en principios más generales o con
los cuales pueda relacionarse o incorporarse tal información. El organizador
constituye una forma de colocar las ideas a exponer en un marco conceptual
estructurado de tal manera que permita a los estudiantes visualizar la
relación entre ellas.
- Identificar
ejemplos que sirvan como apoyos verbales a la exposición. Los ejemplos han de
ilustrar la información presentada y ayudar a los estudiantes al logro de una
mayor comprensión de la misma.
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Determinar y preparar los apoyos visuales a
utilizar.
Fuente: Redacción "Diálogo Educativo".
Una producción de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas
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